π—§π—›π—˜ π—•π—˜π—”π—–π—› ━━━ Felipe...

By waxrojm

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π—§π—›π—˜ π—•π—˜π—”π—–π—› | Like the waves passionately embraci... More

...THE BEACH
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Las luces de colores, las decoraciones, los niños corriendo por todo el lugar, toda la gente que había era un obstáculo para encontrar a quienes estaban buscando.
Ella apretó el agarre en su mano entrelazada con la de él, sintiéndose nerviosa al ver demasiadas personas a su alrededor.

Con una sola mirada entendió lo que le sucedía a su chica. — Vamos por allá que no hay tanta gente y por ahí es más fácil encontrar a los chicos.

Hoy en la mañana habían llegado de su viaje, habían ido a Puerto Rico por Mar; ella siempre quiso ir y como regalo de cumpleaños atrasado, él le regaló los pasajes y la reservaciones en un hotel muy lindo.
La idea de hoy era descansar, pero gracias a Juani estaban ahí, en medio de tanta gente, buscándolo porque se le ocurrió la gran idea de ir a los carnavales. Marina desde que se lo dijo, aceptó por más de estar cansada y Felipe fue para acompañar a su chica, porque sabía que si iba sola todo iba a terminar en un desastre, más con la compañía de los chicos.

Siguieron caminando, buscando con la mirada a su amigo. La rubia señaló a una persona que a lo lejos estaba agitando los brazos y gritando, llamando la atención de todos.

— ¡Petiza!. —gritó el de rulos mientras se acercaba corriendo a la chica.

— Si, yo también te extrañe Juani. —dijo esta al sentir los brazos del chico rodeándola.

Al separarse, otra persona más estaba esperando por saludarla. — Bueno, la vas a asfixiar.

— Ah, si. —Juani miró a su amigo—. Él es Agustín Lain, posiblemente lo conociste en el set.

A un lado, Felipe miró confundido la manera en la que se sonreían Agus y Mar.
En un impulso, tomó a la chica de la cintura, la acercó a él y la besó; podían ser celos, pero nunca en su vida lo iba a admitir.
Le costó demasiado lograr ser el novio de la chica como para que el primero que vea, venga y se la quite sin más, se sentiría un tarado que alguien más la enamore sin hacer nada.

— A veces creo que lo hacen con intenciones de demostrarme lo solo que estoy. —acotó el de rulos.

Ella forzó una sonrisa algo vergonzosa, sintiendo como su novio rodeaba sus hombros con su brazo. Sabía a la perfección la razón de ese comportamiento, pero decidió restarle importancia y propuso seguir recorriendo el lugar, los chicos asintieron con la idea de encontrar algo interesante para ver entre toda esa gente.

Atrás de Agustín y Juani iba la pareja, abrazados mientras reían de como un nene había venido corriendo, llenado de espuma a Feli. La carcajada de Mar se hizo presente, viendo cómo el chico se limpiaba el rostro con cuidado, aunque su risa se fue interrumpida al ver cómo él se acercaba para besarla, con la intención de molestarla.

— Dale, amor. —dijo él, tratando de no reír al ver la cara de espanto de su chica.

— Me llegas a dar un beso así y dormís en el sillón.

No le importó, la jaló del brazo, unió sus labios una vez más en un beso y al separarse, la cara de ella decía todo. Ahora estaba empapada de espuma al igual que el castaño, ambos se miraron, soltaron risas y le hicieron frente a la situación disfrutando del momento, sin preocupaciones algunas por su aspecto espumoso que habían adquirido. Caminaron juntos mientras la noche avanzaba con las luces brillantes y la música de fondo, a pesar de los imprevistos de los niños que pasaban corriendo, empapandolos de espuma, las risas no faltaban y menos cuando vieron a sus dos amigos girandose en su dirección, llenos de espuma. Parecían dos muñecos de nieve.

La escena parecía sacada de una comedia, con los chicos envueltos en espuma, riendo y disfrutando de la situación. Felipe y Marina se sumaron a la diversión, compartiendo risas y gestos cómplices mientras exploraban el carnaval.
La pareja se abrazaba con complicidad, sumergiéndose en la magia efímera de la noche festiva.
Cada abrazo, cada roce, un beso, las miradas y los "te amo" eran un claro recordatorio de su historia, de todo lo que sufrieron por el amor, pero el final feliz lo tenían y esta noche era parte de ello.

A la par que caminaban, sus ojos café quedaron fijos en unas plumas que se movían, al tener tanta gente frente suyo no veía muy bien, así que jaló del brazo al de rulos que llevaba a la rastra a Agus y Feli fue arrastrado por su novia, metiéndose entre la multitud para quedar al frente, observando a las mujeres que bailaban con sus trajes muy llamativos.
Una sonrisa se formó en sus labios, disfrutando de todo el lugar festivo. Su corazón latía rápidamente de la felicidad que contenía, le encantaban los carnavales desde pequeña y si ahora fuera esa Marina de ocho años, estaría saltando de la alegría al estar al frente mirando.

— Un día de estos voy a ser como esas chicas, voy a bailar así y me voy a vestir así. —bromeó Mar.

Felipe llevó su mirada a la rubia. — Si un día te veo así, no sabría si sentirme afortunado de tener a tremenda mina como mi novia o sacarte de los pelos porque otros te están mirando.

— Muchos no la van a alcanzar a ver, si mide como metro y medio.

Marina le dió un zape en la cabeza a Juani, provocando que este largara un quejido de dolor.

— Che, Mar. —Agus le dió una mirada a los chicos—. ¿Vamos a comprar algo para tomar? Tengo una sed.

Ella asintió, caminando junto al chico mientras se alejaban. Aunque todo esto ya estaba planeado, Feli no podía evitar sentirse nervioso, eran los mismos nervios que sintió la primera vez que besó a Mar, los mismos que siente cada día que sale con ella, como si fuera la primera cita que tuvieron.

— ¿Ya tenés todo?.

— ¿Cuál es el color favorito de Mar?.

Juani quedó sorprendido. — ¿No sabés su color favorito?.

— No.

— ¿Te acordás del vestido que llevó a la primera cita?. —el contrario asintió—. ¿De que color era?.

— Rojo. —el de rulos hizo una mueca—. ¿El rojo es su color favorito?.

Hizo lo posible para no matarlo ahí enfrente de todos. — Si, tarado. Mar siempre tiene algo rojo, un collar, un anillo, una remera, un pantalón.

El color de la chaqueta de cuero roja que traía puesta la rubia se le vino a la mente, ayer tenía un anillo, la semana pasada unos aretes; Juani tenía razón, ella siempre traía algo rojo.

— Ya tengo todo. —con una sonrisa, miró a su amigo, ideando toda la sorpresa que tenía planeada.

(•••)

— Pipe. —salió del baño, ya estresada de no encontrar a su novio—. Dónde carajo se metió este pibe.

Caminó hasta la puerta de la habitación, giró del picaporte, pero estaba cerrado con seguro.

— ¿Felipe?.

El chico abrió la puerta, ganándose una mirada sorprendida de su novia al ver toda la decoración que había en el cuarto, su corazón latía con fuerza ante la sorpresa que le esperaba. Los globos en forma de corazón flotaban en el aire, creando un ambiente festivo y romántico. Pétalos de rosa esparcidos por la cama añadían un toque delicado, mientras que las velas creaban destellos de luz que danzaban por la habitación.
El cuidado puesto en cada detalle la hizo sentir especial y apreciada, generando una calidez reconfortante en su pecho.

Marina avanzó lentamente, absorbiendo cada elemento de la sorpresa. La ternura y el amor impregnaban el ambiente, y sus ojos brillaban con gratitud y emoción. La delicadeza de la decoración y el esfuerzo puesto en la sorpresa no solo demostraban un gesto romántico, sino también un profundo entendimiento de lo que significaba para ella.

Se quedó allí, en medio de la habitación decorada con tanto cariño, sintiendo la conexión especial que compartía con Felipe. La sorpresa no solo era un regalo para el Día de San Valentín, sino un recordatorio tangible de la complicidad y el amor que compartían. Un suspiro de felicidad escapó de sus labios, y sus ojos expresaban todo lo que las palabras no podían transmitir en ese momento.

No podía evitar enamorarse más de ese hombre, siempre la sorprendía con algo nuevo, no importaba que sea, cada día del año le decía o le regalaba algo que la dejaba aún más enamorada.
Estuvo unos segundos admirando la decoración en la que seguramente se había esforzado demasiado, no iba a despreciarla ni mucho menos, incluso ya había algo que le llamó la atención.

En la cama, en medio de los pétalos que estaban colocados en forma de corazón, había una caja blanca con un moño rojo. Se giró, miró al chico que estaba con una sonrisa, pensando en si le había gustado o no la sorpresa.

— ¿Que es esto?.

— Abrilo.

Con delicadeza desató el moño, abrió la caja y vió el vestido blanco que deseó comprar en su viaje a Puerto Rico.
La duda de hizo presente en ella, queriendo saber cómo había conseguido el vestido, pero él no le iba a decir que en aquella mañana que se había ausentado, era para comprar toda la decoración que había en la habitación en estos momentos, el vestido y algunas cosas más que aún no se las había mostrado; si, venía planeando esta sorpresa hace dos meses con la ayuda de sus amigos, debatiendo entre el miedo de que a su novia no le gustara y entre si hacerlo por el amor que le tiene.

¿Este hombre es real?.

En la caja también había fotos de ambos, pero una en especial. La primera fotografía juntos fue en su primer beso, ¿Quién la había sacado? Fran, él había capturado ese hermoso momento con la cámara de Marina, quedando así una imágen perfecta que describía la definición de la palabra amor, la clara definición de lo difícil que es estar con el amor de tu vida y que aún así, luego de demasiados obstáculos, errores de ambos u engaños, los dos estaban teniendo su final feliz como en esos cuentos de princesas que tanto ama ella con su alma.

Con las lágrimas casi cayendo, miró a Feli. — ¿Hace cuánto venís armando esto?.

— Dos meses, casi tres. —respondió mientras ponía las manos en los bolsillos de su pantalón.

— ¿Dos meses?.

Felipe asintió, dándole a entender que estuvo desde antes de ir a Puerto Rico planeando todo esto.

— Estás loco.

Con una sonrisa pícara, se acercó a ella. — Puede ser, pero loco por vos. —sus miradas se encontraron en ese segundo de silencio antes de que hablara—. Ya te lo dije miles de veces, pero me encanta recordarte lo que siento por vos, lo que causas en mi cada vez que me miras o me besas. Si, ya es casi un año que estamos saliendo y todavía provocas cosas en mi como la primera vez. —cada palabra que salía de su boca, era una curita que iba cerrando las heridas de Mar sin saberlo—. Despertar cada día y verte a mi lado es un sueño para mí, tu sonrisa me completa, tu belleza, tus ojos que me debilitan con solo verlos, sos tan sencilla como la brisa pero tan impactante como un huracán. No sé cómo lo haces, pero cada día me enamoro más de vos, Mar.

Ella lo miraba con ojos cristalizados, las emociones intensas recorrían su ser. Felipe continuó expresando su amor con cada palabra, sellando el compromiso que ambos compartían. Cada declaración era como una caricia en el alma de Marina, sanando heridas y reafirmando el amor que se profesaban mutuamente.

— Sos la Gwen de mi Peter, la Roxanne de mi Max, la Pepper de mi Tony, la Mavis de mi Johnny, la Marizza de mi Pablo. —suspiró, nombrando todas las parejas que más le gustaban a su novia.

Mar largó una risita. — Te faltó Floricienta y el Frezzer.

— La Floricienta de mi Freezer y todas las demás parejas que te encantan, pero a lo que quiero llegar es que quiero que seas mi compañera de vida, mi amor eterno, que seas vos y nadie más.

Ahora, la atención era de una pequeña cajita en forma de corazón. No sabía que traía dentro, quizás un collar, un anillo, unos pendientes, pero sea lo que sea, los nervios recorriendo todo su cuerpo, sus manos temblaban y podría jurar que sus piernas le fallaban al ver lo que había dentro de esta.













































Feliz San Valentín hermosuras <3

Quizás no es lo que esperaban, pero en mi cabeza se leía mejor.

¿Ustedes qué creen que hay en la cajita?.

Espero que con este especial de San Valentín no lloren en el capítulo cuatro del fic.

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