¿neighbor? | hange zoe.

readxeer tarafından

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¿𝗡? | +18 la vida se derrumba cuando desde pequeña te separan de tu persona favorita, ¿que pasaría si se re... Daha Fazla

00 | introducción.
01 | ¿te conozco?
02 | volver
03 | mentira piadosa
04 | ella sabe
05 | la verdad
06 | el cumpleaños
07 | el bar
08 | al carajo (+18)
09 | indirecta
10 | excursion
11 | el hotel
12 | buenos días (+18)
13 | injusticia
14 | consuelo
15 | revenge
16 | tiempo de superar
17 | ¿otra vez?
18 | equivocacion
19 | mundo abajo.
20 | ¿recuerdas, hange?

21 | el calor de tus besos (+18)

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readxeer tarafından

— Eso sería todo, ya pueden irse a casa — el médico suspiró con una sonrisa, ofreciéndoles el papel de firmar para que Hange y tú puedan irse — solo firme esto y esta.

Hange, terminando de doblar su ropa y metiéndola en un bolso que le habías traído, tomo el papel y la lapicero amablemente, firmando y preparándose para irse.

— En serio, puedo manejar yo. No tenías que llamar a Moblit — te comenta Hange mientras bajan las escaleras

— Si era necesario, además te diste un ligero golpe en la cabeza, hay que tener cuidado por lo menos una semana — afirmas.

— Como sea, no me falta mucho para volver a trabajar y de alguna manera tengo que ir. — levantó los hombros

— Yo te llevo. — dijiste

Hange se quedó un poco asombrada, por lo general en el vínculo que ustedes tenían ella solía ofrecerse a esas cosas, y tú eras diferente.

— No te quiero molestar — dijo.

Aclaraste que no molestaba, y te dijo que lo iba a pensar.

Mientras veían como Moblit llegaba en la camioneta negra de Hange.

Ambas subieron y comenzaron a dialogar un poco con este hasta que llegaron. La casa de el quedaba algo cerca así que el resto se fue caminando.

— Hace días que no como algo rico.. la comida de hospital no sabe tan bien — rasco su cabeza — comamos algo.

— Son las seis de la tarde, falta para cenar.. — sonreíste.

— ¿Y?

Terminó por convencerte.

..

Luego de pasarse un rato comiendo todo lo que encontraron en la heladera de la castaña, decidieron recostarse en el sillón a ver alguna película.

— ¿Que te gusta? — preguntaste refiriéndote al género de las películas — A mi me gusta el romance

— A mi me gustas tú — te guiño el ojo — ven, dame un beso.

Hange a pesar de haber estado tantos meses a tu lado, seguía provocándote nervios por todo el cuerpo. Era algo lindo y que nunca habías experimentado con nadie.

Constantemente pensabas que las caricias de la chica que te gustaba eran tan delicadas y te hacían sentir tanta paz que deseabas que ese momento jamás acabase.

Te acercaste tiernamente a Hange, acomodando las mangas de tu suéter ligero en tus palmas, sintiendo el tacto de este tan delicado como un beso de la castaña.

Estabas tranquila.

Te recostaste sobre su lado, poniendo la cabeza sobre la parte trasera del sillón. Tapando un poco tu cara, últimamente te veías exhausta, entre Hange y la universidad, honestamente te sentías demacrada.

Cualquiera, en tu lugar lo estaría.

Hange tomo tu cara con una de sus manos, el frío tacto de sus anillos erizo un poco tu piel. Dejo un leve beso en tus labios.

— A mi también me gustan de romance, vamos a ver alguna. Pero después miramos de terror. — pasó su brazo por tu cuello, acurrucándote en ella.

..

La roomcom estaba terminado y estabas fascinada, era viernes por la noche y no había mejor plan que ese con palomitas.

Para tu madre ya era costumbre que te fueras a dormir de Hange, no podía hacer nada ya que eras mayor de edad, se tendría que tragar ese odio consigo misma. Ya te habías cansado que lo deseché en tu persona y te tire tanta mala vibra. Ya no.

Hange estiró sus brazos pegando un bostezo.

— ¿Que paso? ¿No te gustó? — preguntaste.

— Si, muy linda — sonrió y sus ojos desaparecieron — pero dormí muy mal estos días. Haré donaciones a ese hospital para que tengan mejores estadías.

Sonreíste y no podías creer la buena persona que tenías enfrente tuyo.

— Me parece muy bien, ¿quieres que ya nos acostemos?

Le preguntaste observándola mientras se levantaba e iba a servirse un vaso de agua.

— Ven — te dijo.

Quitaste la cobija de tu regazo y comenzaste a caminar hacia ella. Las luces de la casa de Hange estaban todas apagas, excepto una amarilla de una habitación en el fondo, y una de las que había en las escaleras. Era muy tenue. Todo tan tranquilo.

Ni siquiera Zoe Junior se asomaba..

Después de todo la casa de Hange era enorme.

La observabas terminar de beber, luego se saco sus anteojos dejándolos en la mesada blanca, estiro un poco su cuello dejando ver su perfil. Esa remera gris se le asentaba muy bien al cuerpo, podías ver sus clavículas a la perfección. Y sus largos dedos recorrer su cuello.

Te acercaste a ella, con una expresión diciéndole qué pasó, esperando respuesta. Hange no dijo nada.

Solo te besó.

Y te besó con muchas ganas.

No con más de la primera vez que lo hizo, pero si superaba las otras veces. Te agarro de la cintura apretándote y pegándote a ella, mientras la agarrabas del cuello. Comenzaba a subir la temperatura en la cocina.

Su boca se unía con la tuya en una sintonía perfecta

Comenzó a tocar más tu cuerpo. Te chocaste con la mesada, y eso hizo que al instante Hange te tomase de los muslos y te subiera a ella. Pegando su cuerpo más con el tuyo, la mano que estaba en tu cintura bajo a tu trasero. Dando fuertes apretones.

Te separaste para tomar aire. Y preguntar si ella quería seguir con esto.

— ¿No... — suspiraste y sonreíste — estás cansada?

— No, cállate y bésame.

Tomó nuevamente tu cuello para unir sus bocas, pero al segundo sus besos comenzaron a bajar por tu cuello, y de un momento a otro tu blusa terminó en el suelo. Dejándote en brasier.

Hange volvió a besarte mientras apretaba tus pechos, tu tocabas sus brazos con ganas, imitaste su acción quitándole la blusa gris.

Dejado a la exposición tuya un su top deportivo negro, un abdomen marcado y un par de rasguños que todavía no terminaban de curar.

Por dios que caliente.

Ella se relamió los labios viéndote, llevo una mano a la parte trasera de tu espalda quitándote por fin la prenda superior.

Lo único que se escuchaba en la casa eran los jadeos de ambas.

El deseo de volver a tocarse después de tanto tiempo.

Extrañabas su cuerpo más que a otra cosa, porque era donde preferirías estar para toda tu vida.

Que ese pecho y esa espalda sean lo que cuide de ti para siempre.

Hange estaba dispuesta a hacerlo.

Tomo uno de tus pechos con la mano, haciendo círculos con su pulgar en tu pezon, y con la boca empezó a chupar el otro. Te estabas estremeciendo. Ella miraba desde abajo con victoria.

— Me encanta escucharte jadear, y, mierda, más si es mi nombre — movia la lengua de un lado a otro, haciendo que volcases tu cuello para atrás

Con tu mano derecha tomaste su cabello. La mezcla de ricos olores de su esencia corporal se interponía en tus fosas nasales dando una sensación excelente.

Tocaba todo tu cuerpo hasta que llegó a tu cintura, desabrochando tu pantalón y mandándolo también a quien sabe donde. Dejándote en bragas.

Para luego, correrlas, puso una de tus piernas sobre sus hombros, y comenzó a frotar con su dedo índice tu clitoris, lentamente.

— Hange.. — colocaste tus manos en la mesada fría.

— ¿Hm? — sonrió desde abajo, acariciando con su otra mano tu muslo. El tacto frío de la plata de sus anillos te daba leves escalofríos

Comenzó a correr tu ropa interior dando por fin ese roce de piel, comenzando a frotar tu clitoris con su índice, y metiendo y sacando de tu interior su lengua. Volcabas tu cabeza para tras.

— Quiero escucharte, mujer.. — logró decir.

Largabas gemidos tras que Hange iba aumentando la velocidad de sus movimientos, no querías terminar tan rápido. No después de tanto.

No después de anhelar tanto su cuerpo.

Lamió sus labios para seguir con su trabajo cuando decidió pararse.

Cuando con sus brazos te tomó por las caderas, levantándote mientras te besaba. Tu espalda chocó contra una pared fría. Sentías la presión de su cuerpo sobre el tuyo. Te encantaba. Necesitabas estar más cerca. Necesitabas esa conexión. 

Ella te llevo hasta su habitación. Reposando tu cuerpo levemente en la cama. La observabas desde abajo.

Se desabrochó el cinturón de cuero negro. Dejándolo a un costado tuyo. Prosiguió a bajarse el pantalón negro quedándose solo en ropa interior.

Se posicionó encima tuyo. Haciendo leves movimientos y besándote mientras tocaba cada esquina de tu cuerpo.

En algún segundo ella también quito su ropa inferior, rompiendo por fin el vacío contacto que había entre sus intimidades. Puso una de tus piernas nuevamente en su hombro.

Desde abajo veías su clavícula marcada, y sus uñas clavarse en tu piel. El vaivén que ambas hacían aceleraba, dudabas aguantar mucho más mientras sentías como tu clitoris rozaba con el de ella.

Los ruidos que Hange soltaba eran roncos, se podía decir que perfectos y ayudaban al momento y al grado de excitación que tenías para subirlo al cien.

Relamía y mordía sus labios aumentando la velocidad hasta que ambas llegaron al clímax. 

Largaste un agudo sonido de placer que a la chica enfrente tuyo pareció encantarle.

¿Pero pensabas que terminaría ahí?

— Ahora, ponte en cuatro.

Jugaste lujuriosa con tu sonrisa, obedeciendo a la castaña.

Al poco tiempo sentiste como dos de sus largos dedos se introducían en tus geniales.

— Dios — se te escapó.

Con otra de sus manos agarraba tu trasero, dando repetidas nalgas hasta seguramente dejarlo de un tono rosáceo en poco tiempo.

Poco después sentiste el pecho de Hange en tu espalda, mientras metía y doblaba los dedos con más profundidad y velocidad, haciéndote gemir aún más fuerte.

Se acercó a tu oído y empezó a suspirar.

— Dime que me amas. Dime lo mucho que te gusta cuando te toco, (N) — percibiste la sonrisa de Hange.

Aumentó la velocidad.

— Me encantas... Hange — hablabas entrecortado, tu cara chocaba contra las sábanas que tenían olor a flores.. sonreías.

Que le hables parecia satisfacerla, te tocaba donde sabía que te gustaba, sabía y conocía tus puntos débiles, se aprovechaba de eso, se aprovechaba de tu vulnerabilidad hacia ella para hacerte caer aún más en el encanto de su persona.

Terminaste por venirte nuevamente cuando sus dedos terminaron de explorar cada parte de tus paredes interiores, estabas apretada y ella lo sentía.

Te diste la vuelta, observándola desde abajo relamerse dos de sus dedos, para luego volver a besarte.

Y en la que ninguna de las dos se dio cuenta, terminaron por caer en el sueño. Recordabas su beso de buenas noches, y dormirte acurrucada a ella.

..














holiss, q tal tanto tiempo, les gustó??

espero que si.

me di cuenta tarde que este fanfic tenia poco smut sorry por eso.

nos vemos en otro capituló, no quiero que esta historia termine lwkwkwkw

los quiero, no se olviden de comentar y votar <33

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