BARDERA 𝒇𝒕. danilo sánchez

By mmarauder

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━━━━ ❪ 𝗯𝗮𝗿𝗱𝗲𝗿𝗮 𝒇𝒕. 𝘥𝘢𝘯𝘪𝘭𝘰 𝘴á𝘯𝘤𝘩𝘦𝘻 ..! en donde 𝘮𝘪𝘤𝘢𝘦𝘭𝘢 𝘮𝘢𝘳𝘪𝘯𝘰 vuelve a s... More

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𝐭𝐰𝐞𝐧𝐭𝐲

𝐭𝐞𝐧

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small favor

danilo sánchez


LUEGO DE UN EXHAUSTO FIN DE SEMANA EL LUNES LLEGÓ. La rubia estaba poco dispuesta a levantarse, pero como era costumbre en plena madrugada, específicamente a las cinco, se levantó y ducho.

Se había cambiado, peinado, maquillado y ya lista opto por tomar una chocolatada. No tomaba una desde hace muucho tiempo, sin embargo aquel encuentro con sus dos amigos le hizo recordar el agradable gusto de esta bebida.

Saliendo de su hogar sus ojos se cerraban. Estaba algo decaída, adormilada.

―¡Ay hola! ―la saludo con emoción Mariela.

―Hola ―le proporciono una sonrisa amable.

―¿Estás bien? ―señaló las bolsas negras debajo de sus ojos.

La chica asintió.

―No dormí muy bien.

Las dos caminaron a la par.

Luego de una extensa conversación Micaela acotó:

―Tu novio es un dulce de leche ―admitió la rubia.

―¿Y vos?, me habías dicho que no tenias pero te veo muy junta con...

La chica la frenó, no le permitió seguir hablando.

―Estoy sola, no me estoy hablando con ninguno ―se miró las uñas con nerviosismo.

―Re lindas las tenes ―señaló su manicura, aligerando el momento.

La rubia se lo agradeció.

―¿Te gustan? ―ensancho su sonrisa― si queres podes venir a mi casa algún día y nos hacemos las uñas juntas ―propuso.

La novia de su mejor amigo asintió repetidas veces.

―Eu Mica... ¿mañana estas disponible?

Por fin se daba. Habían hablado millones de veces sobre juntarse, pero nunca se lo proponían con seriedad.

―Ehh- creo que sí. ¿Por?

―Capaz podemos ir a merendar, o a comer algo.

La ojiazul acepto gustosa.

―Amo ―confeso, aplaudiendo de por medio― entonces a almorzar. ¿A qué lugar?

Una vez charlada y confirmada la información completa ambas entraron a sus respectivas aulas.

El castaño se encargo de molestarla, así como solía hacerlo.

En el recreo Micaela fue al baño para asegurarse que su aspecto no se haya deteriorado con el pasar del tiempo. Sin embargo, al salir de este se encontró con Danilo esperándola fuera.

―E' Micaela ―captó su atención― ¿no tendrás comida para darme? ―preguntó, como una excusa para socializar con ella.

El chico la estaba hartando. ¿Le hablaba para pedirle eso, le fallaba?

―No.

Dispuesta a irse comenzó a caminar, pero una voz femenina la hizo voltearse.

―Hola wacho ―la chica se apoyó al lado del castaño― ¿cómo tas'?

Este miró de reojo a la ojiazul y sonrió, para después contestarle a la otra.

―Yo bien ―se volteó, quedándose cara a cara con la piba que lo estaba tratando de encarar― ¿y vo', linda?

Micaela se quedo paralizada, quieta en su lugar.

―Ahora recontra bien ―acortó la distancia que los separaba― soy Agustina. So' re lindo y me gustaste.

―Mirá vos, también me gustas ―apoyo su mano en la cadera de la femenina, que lentamente fue a parar al orto de esta.

―No pierdas tiempo en este pelotudo, que lo único que hace es pajearse todo el día y joder. Fracasado ―lo miró con un odio palpable, gritando esta última palabra.

El resto del día lo ignoró, por más que este le hablaba y le hablaba.

« ¿Qué mierda le pasa en la cabeza a este pelotudo?, cagon de mierda se va con esa chabona solo porque es más fácil »

No veia la hora de salir despavorida de ahí. No quería ver como Danilo posiblemente le esté refregando toda la cosa a la mina o simplemente como le hablaba.

Le hacía hervir la sangre, y le resultaba muy obvio al chico; ver como se le tensaba la mandibula al verlo, como buscaba cualquier excusa y pretexto para esquivarlo o como lo miraba con disimulo. Parecía estar odiandolo con todo su ser.

A Danilo no le había gustado esa piba, solo quería que la ojiazul reaccione y despabile, porque se había cansado de sus malos tratos. Se lo chapaba y al día siguiente lo trataba mal.

Al llegar a su casa lo primero que fue a hacer fue ir a pedirle permiso a su padre.

―Papiii ―lo llamó con emoción. Lo encontró en su habitación, viendo la tele― ¿me podes llevar a una juntada con una amiga mañana?

―Obvio Mi, ¿a qué hora? ―preguntó para organizarse.

―Ponele que a las doce, para ir a almorzar ―aclaró― va a ser en el lugar que está al frente de la plaza.

Un silencio se hizo presente.

―Mica a esa hora estoy trabajando ―suspiró― perdón.

La chica se quedó quieta, sin saber qué decir. No podía negarse, pues pocos amigos tenía y cancelar una de sus pocas juntadas sería to much.

―Posta perdón, sé que te aislas bastante y te es difícil llevarte bien con el resto, pero otro día...

La chica lo interrumpió.

―Ah. Gracias por pensar eso de mí y decírmelo, total no me afecta ―sonrió forzadamente, yéndose de la habitación.

Se tiró a la cama, pensativa. ¿Cómo podría ir a su juntada con su supuesta amiga?, a pie se cansaría enseguida.

Prefirió dormir y arreglarlo en unas horas, quizá esto aclararia su mente. Y así pareció ser, ya que al despertarse solo tenía un pensamiento en su cabeza. Pensaba en cierto castaño con corte de lesbiana que tanto tiempo ocupaba en su mente.

Micaela, por alguna razón, se había peinado diferente. Según ella estaba más linda, se había hecho onditas en el cabello.

De paso se contorno aún más el maquillaje y se sentía como una diosa total.

―Che loca, ¿segui' enojada? ―la interrogó― la Agustina esa tenia un culito ―se mordió el labio y cerró los ojos, posiblemente fantaseando con la muchacha.

Trataba de liberar emociones negativas en la contraria, y lo estaba logrando muy bien.

Abrió levemente sus ojos y la observó, para ver su reacción.

―Tenes quemado el cerebro nene, a ver si dejas de ser tan pajero ―se sentó con enojo.

Durante la clase el chico la incitaba, le tiraba el pelo, le susurraba cosas obscenas o simplemente molestas.

―Te ve' ma' linda ―dijo en un susurro apenas audible al verla distinta, más arreglada.

―¿Qué dijiste nene? ―malinterpreto lo que intento decirle, pues no había oído bien.

―Dije que te ve' horrible ―se rió.

―Pibe, deja de joderme ―mientras el profesor hablaba la femenina susurraba, con muchísima bronca encima gracias a las palabras del chico.

―Bancaa, no te estoy haciendo na' ―sonrió con burla. Estaba logrando justo lo que quería.

La chica tenía sueño, calor, aburrimiento y encima estaba enojada. Como siempre, después de todo.

―Danilo ―freno su habla― ¿viste tu bicicleta toda chota? ―preguntó de mala gana.

El chico abrió sus ojos, indignado.

―Qué te pa' flaca, que veni' a insulta' la bici que gane con miii sueldo ―vocifero con molestia, tocandose el corazón como si estuviese orgulloso.

―Bueno, en fin... ―ignoró sus reclamos― ¿viste que me ofreciste llevarme a mi casa?

―¿Cuándo? ―pregunto sin interés.

―Cuando hiciste que me enfermara boludito ―se victimizo.

El chico se quedó callado, cabizbajo.

―Yo te dije que no pero...

No necesito hablar más. Danilo ya sabía para donde iba la conversación. Lo trataba medianamente bien cuando necesitaba algo de él.

―Sánchez y Marino, callao' los dos ―los reto su profesor.

La ojiazul se dio la vuelta, decepcionada de no conseguir una respuesta certera.

―Yo te llevo a donde quiera' con la condición que me trate' mejor ―prácticamente se tiró sobre el banco, susurrandole al oído a la chica que se encontraba al frente de él.

Olió el aroma que desprendía el cabello de la muchacha.

Micaela le proporciono una sonrisa.

―Que feo olor tene' en el pelo ―murmuró, mintiendo.

―Que tendrás vos en la boca roñoso, tenes menos higiene ―dejo de prestarle atención.

El chico rodó sus ojos.

―Te pusiste linda por mí ―le dijo, pero esta no contesto.

El día paso y comenzó de igual manera. La vida de ambos jóvenes era tan rutinaria que internamente adoraban verse porque esos encuentros eran los únicos que no llegaban a ser algo monótono en sus vidas.

Este día había sido mucho más tranquilo que otro. Ambos adolescentes habían bajado un cambio y no se molestaban por cada minima interacción que tenían.

A la salida fue casi la primera vez que Micaela le dirigía la palabra al chico. Como solía hacer por las noches, y a ello se debía su mal sueño, pensaba en todo lo que temía recordar en el día.

En pocas palabras sobrepensaba cada aspecto de su vida, y eso incluía a Danilo, quien últimamente sus acciones la confundían una y otra vez.

―Vamos ―sentenció, sin mirar hacia atrás.

El chico no se negó y marcharon juntos.

―Mira esta naveee ―fingió estar en una moto y acelerar con el manubrio de la bicicleta.

―Linda ―se contuvo a lanzar un comentario agresivo.

Le había prometido al de ojos marrones que lo trataría mejor luego de este favor.

Ambos se subieron al transporte, mientras la chica se lamentaba por la precaria forma que debía utilizar para desplazarse.

―¿Sabe' que hay micros, no? ―la chica estaba por contestarle que no y que no hubiera recurrido a él, no obstante Danilo arrancó con toda.

El viento despeinaba la cabellera de la muchacha.

Esta, asustada por la velocidad, se aferró al torso del chico. Justo lo que este quería.

Con forme iban conduciendo la velocidad aumentaba, generando un nivel de adrenalina superior.

Sin embargo el de tez blanquecina no esperaba que la chica se recueste completamente con temor sobre él y se aferre con tanta fuerza, por lo que frenó abruptamente y los dos cayeron hacia el suelo.

Ambos salieron disparados, cayendo al lado del otro.

―¡La concha de la lora! ―clamó el castaño.

―La puta madre, mi short se re ensucio...

―¿Esta' bien? ―la observó, dándose cuenta de una herida en la parte superior de la pierna de la contraria― te hiciste mal.

―Ya está Danilo ―se paró con dificultad― que mal remisero que sos idiota.

―Bueno buenoo, es difícil con tanto peso encima de la bici ―exageró, generandole un mal gusto en la boca a la muchacha.

―Levántate y llévame, que no estoy para jodas ―dijo ahora más seria que antes.

Sin notar su cambio de comportamiento Danilo se puso en pie y se subió al vehículo, poniéndolo en marcha tras peladear con esfuerzo.

Ninguno hablaba.

―Perdón Mica, no queria que te lastimes y... ―habló en voz baja, siendo detenido por la nombrada

―No, perdón yo ―suspiró con ganas― fui muy boluda, ya lo sé. Pero amigo, vos no ayudas ―se rió con nervios― me re desubique y te trate re mal solo porque estaba confundia. Qué se yo, sigo estandolo.

No respondió.

―Todo bien con vos, no tengo nada en contra tuyo... aunque no parezca. Sos alto pibe, mirá como me estás llevando cuando te trato como el orto y siempre con una sonrisa en la cara ―su voz se entrecorto, reposando su cabeza en la espalda del chico― perdón, posta.

―Tene' que hacer algo ma' que solo pedir perdón ―todavía cuando Micaela no lo veía este sonreia con picardia, tirandole una indirecta― te perdono, pero so' re boluda. La próxima vez te reviento toda, y no a piñas.

La muchacha lo golpeo.

―¡Te ubicas eh, tampoco para tanto!

―Eee' wachina me refería a trompadas, no piñas ―se justificó― ahora Magolla te va a ir a buscar nenita maleducada.

―Cállate que le digo a mi papá que me tocaste una teta retrasado.

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