📍 14 de Enero de 2020 | Allianz Cloud, Italia.
Narrador Omnipresente:
Un ordinario Lunes.
Un ordinario Lunes dónde casi nadie de la población italiana o mundial quería ir a trabajar, pero para Sofía Mazzeo, este lunes era especial o lo eran desde que empezó a vivir en Italia.
¿Por qué no romantizar tu vida en Italia, por más que tu sueldo se vaya solo en la renta?
Pero no importaba, estaba bastante contenta.
Saludó tímidamente al personal con una sonrisa de boca cerrada y un asentimiento con su cabeza, mientras los demás le regresabn el saludo animadamente. Algo tenía la venezolana, que por dónde pasara, todos tenían ganas de saludarla o admirarla de pies a cabeza, era como una diosa andante.
Se detuvo frente la puerta blanca que había visto la otra vez, pero una sonrisa suave se salió de sus labios al ver la placa con su nombre en la puerta junto al del otro fisioterapeuta a lo que la abrió y el ambiente bicolor, blanco y azul, la recibió.
"Hola, nuevo trabajo italiano", se dijo internamente mientras dejaba su mochila negra en la silla y para dedicarse a admirar su nueva instalación.
Los zapatos con la goma antiresbalante sonaron en el cancha cerada y de madera, mientras el grupo de atletas corrían uno tras de otro en pequeñas manadas alrededor del sitio. Era el primer día de algunos en la Serie Italiana, de otros era otra nueva temporada con otro equipo Italiano y otros estaban siendo subidos de nivel a esta categoría mayor, dónde competían los mejores.
Lo agradable, era que el nuevo capitán Matteo Piano intentaba que todos congeniaran y creaba un ambiente agradable para todos. Fuera de la cancha eran personas iguales, mientras que dentro tampoco eran uno solo, eran un equipo y una familia.
Luego de que los entrenadores vieran que calentaran y estiraran adecuadamemte los propios atletas, fueron directo al plan de entrenamiento. Conversaron acerca de lo que se tenía propuesto para este nueva temporada, además de presentar a los de nuevo ingreso. El número 14 escuchó atentamente todas las indicaciones del directivo y siguió al resto a hacer las otras indicaciones que les dejó el entrenador deportivo.
Recepción, bloqueo, ataque de opuesto, ataque desde punta y ataques centrales. Un bocado de entrenamiento que estaban acostubrados aquellos hombres que hasta participaron en las Olímpiadas.
—1, 2, ¡3!—llamó uno de los hombres para bloquear el ataque del opuesto, dejando la pelota encargada del libero, que la defendió justo hacía el armador.
El último nombrado, se tomó unos segundos para que la pelota bajara y se la envió al japónes que la había pedido, esperando con ansías de ella.
En el pequeño tiempo de 10 minutos que acaban de empezar a jugar, ya el hombre había anotado unos 4 puntos. Dos de bloqueo, dos de ataque. Yuki esperaba anotar otro que sumara 10 puntos para su equipo.
Los gritos por doquier, para distraer al contrario hizo que el armador en un solo movimiento lográra una parábola y Yuki con gracia, hiciera su carrera de resistencia.
Era una sensación común, para quien lo viera desde fuera, pero esos segundos casi que volando y desafiando a la altura junto la gravedad, eran esos segundos de adrenalina que Yuki Ishikawa amaba con cada partícula de su cuerpo.
La pelota llegó justo a la mano de la japónes que tenía la suficiente fuerza para estamparla junto al objeto al piso, que rebotó y creó un sonido de "ohh" del equipo contrario que no le fue posible acercar esa bala, llamada "remate".
Poco a poco la gravedad fue afectando el cuerpo del hombre que empezó a jalarlo hacía el piso, pero no pensó mucho que sus pies cayeran correctamente, ya que su pie izquierdo alarmó de un contacto de dudosa procedencia.
El japónes llevó su mano a su pantorrilla con un gruñido, mientras el resto de su equipo se acercaba a verlo y este se sentaba en el piso, tomando su tobilla mientras intentaba que su dolor pasara.
"¡Ni siquiera habían pasado 24 horas y ya en su primer entrenamiento, tenía una lesión! ¡Que grande eres, Ishikawa!", pensó Yuki escuchando al opuesto italiano gritándole a su capitán que llamaran al fisioterapeuta.
Sofía tarareó la melodía que su conciencia recordaba mientras colocaba sus libros en el estánte que le prestó la instalación. Sus cosas estaban aqui desde hace unos días, pero prefirió sacarlos al llegar el lunes allí. Eran pocas cosas, no le llevaría tanto tiempo y además, era para distraerse.
No creía que en el primer día y a estas horas de la mañana, alguien estuviera con una lesión.
La puerta se abrió estrepitosamente tras de ella a lo que volteó asustada con un libro agarrado con fuerza entre sus manos, a lo que Matteo Piano la vió jadeando mientras se sostenía de la puerta, después de haber corrido hasta allí.
—Necesitamos ayuda, Ishikawa..., es su pierna—mencionó, no dándole tiempo a Sofía traducir todo ello en su cabeza, pero con solo la necesidad de ayudar, la hizo tomar su bolso con sus cosas de trabajo y caminando/trotando junto a él.
Nuevamente, la cancha pulida y colorida la saludó otra vez haciendo que ella la viera de reojo mientras intentaba alcanzar las zancadas del capitán del Milán, a lo que notó al hombre recostado a un lado de la cancha con su brazo puesto encima de sus ojos.
—Denme espacio, por favor—pidió intentando ocultar su titubeo, y por arte de magia, alejando a todos que quedaron en silencio por sus palabras.
Todos observaron sin apartar la mirada a la mujer que se arrodilla frente al jugador y dejó sus cosas a un lado.
—Buongiorno, sono il fisioterapista. Ho bisogno che mi dica dove sente dolore, così potrò aiutarla (Buenos días, soy la fisioterapeuta. Necesito que me digas dónde te duele, para que pueda ayudarle)—pidió con una voz suave y calmada, para apaciguar la tensión que creaba los hombres tras de ella.
Sofía estaba nerviosa, lo admitia, pero debía ser profesional y ayudar al hombre a sentir menos dolor.
Yuki quitó su brazo de su rostro, teniendo en primera plana unos ojos claros que lo veían con preocupación, pero tenían sus facciones tranquilas. Ella frunció su nariz un poco, y empezó a hablarle, pero él solo veía sus labios moverse.
—¿Me entiende, señor? ¿Le hablo en inglés u otro idioma? ¿Español?—preguntó nerviosa aunque en su tono no se notara, ya que no recibía alguna respuesta.
Asintió Yuki, a sus palabras—Entiendo italiano.
Recibió un suave asentimiento Sofía, apartando sus ojos de la cara del hombre que seguía sin apartar la mirada.
—¿Dónde siente dolor,...?
—Ishikawa.
—¿Ishikawa?—cuestionó para afirmar si era correcto a lo que él asintió, mientras ella lo miraba en busca de respuestas—Bien. Señor Ishikawa ahora yo...
Yuki tragó grueso al escuchar como pronunciaba su nombre con un acento desconocido, pero lo hacía de la manera correcta a lo que desconoció porque no sentía algún dolor mientras ella hablaba. Apuntó hacía su pierna.
—Dime Yuki.
Sofía volteó a las palabras del hombre, interrumpiéndole la serie de preguntas que debía hacerle de rutina a lo que asintió suavemente, apartando su mirada. Le era un poco tenso ver a la gente a sus ojos tanto tiempo, pero intentaba manejarlo con él, porque parecía no dar alguna respuesta concisa o con palabras.
La mujer preguntó lo básico para tener idea de lo que tenía el jugador, pero parecía que este contestaba monosílabamente y casi que en un murmullo que la hacía verlo varias veces para entenderlo. Quizás era un poco tímido como ella, pero para lo que veía normalmente en otros jugadores del deporte, le era alguien reconocido, aunque no recordaba de dónde.
—Yuki—él volteó enseguida a verla mientras Sofía lo veía con tranquilidad—Necesito hacer algo en la pierna, para que deje de doler. Tienes...—explicó la mujer, aunque él se desconcentró por los mechones de su cola de caballo que cayó a un lado de su camisa blanca con las siglas del PowerVolley Milano.
Asintió a sus palabras que desconoció por su hipnosis y ella llevó nuevamente sus manos frías a su pierna, tensándolo a lo que escuchó la voz de ella pidiéndolo que se calmara.
—A la cuenta de 3, moveré este músculo para que te deje de doler, ¿si?—asintió y ella le sonrió suavemente. Pidió que respirara profundo a lo que el hombre siguió su instrucción—A la una y—dijo Sofía moviendo con precisición la tensión en la pantorrilla del jugador, haciéndolo soltar un gritito que la hizo sonreír divertida.
—Dijiste a la cuenta de tres—susurró/grito Yuki que hizo que Sofía lo viera con diversión, a le regaló una sonrisa suave.
—Si seguía la cuenta te ibas a poner más nervioso, pero ya estás mejor—finalizó Sofía su conversación entre ambos, volteando hacía los presentes—Estará bien.
Todos respiraron con traquilidad y ayudó a Ishikawa enderezarse en el piso, tomándo su mano derecha y posando la otra en su espalda ancha, tensándolo—Debe descansar por hoy y colocarse hielo en caso de inflamación. Aunque, preferiría que se quedara un rato en la enfermería para ver si no es nada grave.
Percibió sus manos cerca de él, y eso de cierta forma lo estaba colocando nervioso, muy nervioso si empezaba a pensarlo fríamente. La miró de reojo de como volteaba su cabeza y un poco de su cuerpo a explicarle lo que necesitaba realizar el japones. Bajó la mirada cuando ella sacó su toque del suyo, dejándole una marea de sentimientos sin sentido que lo asustaron, pero la buscó a ella si sentía lo mismo.
Dos de sus compañeros lo ayudaron a levantarse, mientras otro de ellos le puso la mano a la venezolana para que se levantara y regalándole un asentimiento como agradecimiento.
Detrás de la mujer de 1.75, fueron el trío de deportistas que la siguieron sin diatriba y dejaron a Yuki en una de las camillas de la enfermería.
Sofía se despidió de ellos con una sonrisa leve y cerró la puerta, encerrándolos en un velo de tensión o más del hombre, que veía a la mujer regresar a dónde estaba él acostado.
—¿No estás incómodo? ¿Quieres algo para tomar mientras traen tu bolso?—cuestionó con un tono de voz amable, a lo que él negó. Ella asintió para ambos, apretando sus labios para luego soltarlos—Te pondré una almohadilla fría en tu pantorrilla, ya que es necesario para ahorrarnos una inflamación. Estaré en ese lado ¿sí? Descansa tu pierna.
Se alejó sin dejarle responder nada, par después, regresar a colocarle la almohada congelada en la pierna del hombre.
Al terminar, se sentó milagrosamente en el perfecto espacio para que el panorma del futuro capitán del Ryujin Nippon fuera bendecido.
Sofía estaba absorbida por la historia de aquella novela en físico que había comprado hace unos meses y esperando que la alarma de su reloj digital sonara para ir a revisar a su paciente, mientras el sonido de las páginas pasando la tranquilizaban.
Tan sumida estaba en su interesante historia que no veía la que empezaba a nacer a pocos metros sí.
No notó el nacimiento de unos nuevos sentimientos de amor imposible de parte de Yuki Ishiwaka, que era el hombre que vivía y respiraba por el voleibol.
¡Desbloquea el siguiente capítulo!
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✒️ Nota del Autor:
Dedicado este capítulo a: vVantx_
(Love u chikibeibi, aqui vamos en el barco de Yuki Ishiwaka y mi oc, porque fans de hombre, si que si)
🎤 ¿Qué les pareció el inicio del inicio del inicio?
Jujui, Yuki cayó en el chisme y él no se lo imagina.
❤ Un votito o un comentario, nunca hace mal. Salva a una hada.
¡Espero que les haya gustado el capítulo de hoy!
All the Love
-La Chama ✨