BARDERA 𝒇𝒕. danilo sánchez

By mmarauder

324K 22.7K 43.6K

━━━━ ❪ 𝗯𝗮𝗿𝗱𝗲𝗿𝗮 𝒇𝒕. 𝘥𝘢𝘯𝘪𝘭𝘰 𝘴á𝘯𝘤𝘩𝘦𝘻 ..! en donde 𝘮𝘪𝘤𝘢𝘦𝘭𝘢 𝘮𝘢𝘳𝘪𝘯𝘰 vuelve a s... More

𝗯𝗮𝗿𝗱𝗲𝗿𝗮
𝐨𝐧𝐞
𝐭𝐰𝐨
𝐭𝐡𝐫𝐞𝐞
𝐟𝐨𝐮𝐫
𝐟𝐢𝐯𝐞
𝐬𝐢𝐱
𝐬𝐞𝐯𝐞𝐧
𝐞𝐢𝐠𝐡𝐭
𝐭𝐞𝐧
𝐞𝐥𝐞𝐯𝐞𝐧
𝐭𝐰𝐞𝐥𝐯𝐞
𝐭𝐡𝐢𝐫𝐭𝐞𝐞𝐧
𝐟𝐨𝐮𝐫𝐭𝐞𝐞𝐧
𝐟𝐢𝐟𝐭𝐞𝐞𝐧
𝐬𝐢𝐱𝐭𝐞𝐞𝐧
𝐬𝐞𝐯𝐞𝐧𝐭𝐞𝐞𝐧
𝐞𝐢𝐠𝐡𝐭𝐞𝐞𝐧
𝐧𝐢𝐧𝐞𝐭𝐞𝐞𝐧
𝐭𝐰𝐞𝐧𝐭𝐲
𝐭𝐰𝐞𝐧𝐭𝐲-𝐨𝐧𝐞

𝐧𝐢𝐧𝐞

14K 990 1.7K
By mmarauder

make me hook

danilo sánchez

EL MOMENTO DEL BESO SE REPRODUCIA UNA Y OTRA VEZ EN LA MENTE DE AMBOS CHICOS. Mientras Micaela pensaba en lo imprudente que fue, el mal aliento que tenía el chico y sin embargo lo volvería a besar, Danilo pensaba en como se sentía sus muslos debajo de sus manos.

Como se veía su rostro desde su perspectiva, como sus labios eran tan suaves y su aroma corporal tan tentador.

Danilo había pasado la noche haciendo cosas que los chicos de su edad hacen, recordando ello y más. Cada detalle del beso, de su amiga.

―¿Te la chapaste? ―Tevez escuchaba todo con asombro.

―No, me la re comíí ―agitó su mano al compás de sus palabras― y te digo que nunca me chape a una pituca tan linda.

―Nunca te chapaste a nadie ―corrigió.

Lo golpeo sonriente.

―Micaela es suficiente ―sonrió al recordarla― dale gil, haceme gancho con ella, parece que me re odia ―palmeo el rostro del de rulos― mira que yo te ayude con la Mariela ee'.

―Anda, me cagaron a palos por tu culpa ―lo miró mal― si tanto la canchereas no me jodas a mí y hacelo vos solito.

Por otro lado, Micaela anotaba mentalmente que la bolsa para las compras era sumamente importante.

Su padre la mandaba siempre a comprar cosas, y nunca había tenido la necesidad de comprar tanta cosa, por lo que no era normal que necesite una bolsa de plástico para transportar lo que necesite llevar a su casa.

Con torpeza tiró la mitad de comida al suelo, logrando que lanze un grito.

―¿Esa no es...?

―La rubia ―se rió y a paso apresurado se acercó― e' wachina qué hace' acá ―la interrogó con una sonrisa en la cara.

La persona con la que menos ganas tenía de cruzarse en ese momento apareció. Incluso le molestaría el hecho de encontrarselo durante cualquier momento del día.

Evidentemente no estaba sobrellevando bien el tema del beso, y parecía soportar aún menos a la persona con la que se lo dio.

―Nene sos la última persona que me quiero cruzar ―se quejó, mientras levantaba los objetos que se encontraban en el suelo.

―Boludo ayudala ―en cuanto llego Carlos ya estaba mandando a Danilo.

De todas formas este último era tan incapaz de chamuyarse a la rubia que no se quejaba.

―Deja' que te ayudo ―se agachó para brindarle su apoyo, sin embargo con molestia Micaela se paró, intentando alejarlo.

Ambas cabezas chocaron y generaron un ruido seco al hacerlo.

―¡Ay pelotudo, me despeinas el flequillo! ―lloriqueo― fíjate boludito, no quiero tu ayuda pedorra.

―Para loca, te estoy tratando de ayuda' ―se defendió, extrañado por la actitud de la chica.

Tevez carraspeo.

Sin responderle agarró todo lo que se encontraba en el piso y se levantó, tambaleándose por el esfuerzo que requería.

Una vez parada, recta en el asfalto, suspiro. No parecía tener más remedio.

―Perdón ―miró hacia otro lado― ¿me ayudan a llevar esto a mi casa?

―Obvio, no tengo nada más que hacer ―respondió con amabilidad.

―Uhh Carlo', te va a caer re bien su viejo ―rió con sarcasmo― es re macanudo por suerte.

―¿Conoces al papá? ―preguntó aún más sorprendido― che esto ya es serio.

―Qué deciss, no hay nada de serio ―le entregó con violencia un par de los objetos que anteriormente estaban en el piso― ya me hicieron enojar.

―Siempre ta' enojada ―habló sin mucha claridad, ahora contagiado de la mala onda.

Él iba super contento con la rubia y este lo despreciaba. Que se joda y a la mierda.

―¿Vos te vas a quedar parado o me vas a ayudar? ―consulto, y Danilo se acercó para tomar 'su parte'― gracias.

La muchacha comenzó a caminar, contando con el ruliento a su lado y como en los viejos tiempos el castaño detrás de ellos, echando humo por las orejas.

Tevez y Micaela reían, quedando el pobre chico excluido de la conversación.

La rubia no sabia cómo eso era posible, pero la conversación brotaba de cualquier lado, de puras boludeces que surgían de la nada misma. Y claro que eso molestaba aún más al de campera bordo, quien se sentía traicionado por su mejor amigo.

La química que Carlos y la ojiazul tenían nadie se las quitaba.

―Che Danilo, ¿es verdad que te measte en la cama de Carlos? ―se burlo de la anécdota que el nombrado le acababa de contar con dobles intenciones.

Que se burle de su amigo.

―Yo no te dije na' cuando te cagaste ―la recriminó.

La chica frenó en seco.

―¡No me cague pedazo de idiota! ―le dio un manotazo, logrando que entre risas el opuesto se tapé la cabeza como puede, pues tenía varios alimentos que hasta hace unos minutos estaban tirados en el suelo.

Con enojo la chica camino aun más rápido, dejando atrás a los dos.

―Yo no me cague, era sangre ―dio una vuelta sobre sus talones y aclaro, sin tener la intención de indagar demasiado.

―Alto gallo nenita ―se le burló.

―Matate idiota ―lo ignoró y siguió su camino.

―Que forro so' ―le susurró con enojo al moreno― le conta' eso y encima te vas con ella y me deja' solo ―su mirada se volvió más oscura conforme hablaba.

―Te hubieras acercado ―palmeo su espalda y rió, acelerando nuevamente su paso y acercándose a la rubia.

Lo hacía principalmente para molestarlo.

Poco dispuesto camino con rencor detrás de los dos chicos risueños: Carlos, su mejor amigo, y Micaela. Quien por alguna extraña razón que Danilo desconocía alteraba todos sus sentidos, generandole una sensación que nunca antes había sentido y no lograba descifrar del todo.

Tras subir las largas escaleras la muchacha frenó. Al tener ambas manos ocupadas tocó con dificultad la puerta de su casa, para que su padre le abra.

Y así fue. Pablo abrió y su feliz mueca cambió a una seria.

―¿Micaela me podes decir que hacen dos boludos con mi comida? ―preguntó con un semblante extremadamente serio― con respeto, eh chicos.

―Tranca' señor ―aquella voz conocida resonó en el mayor y género un malestar en este.

―Papá que maloo ―le hizo señas para que se callara― me ayudaron a traer la comida que me pediste. No entiendo para qué tanta.

―Gracias pibes, ahora pueden darme la comida y se pueden ir yendo-

El castaño paso con total confianza por la puerta y con disimulo comió un pedazo de fiambre que tenía en las manos mal cerrado. Estaba hambriento.

―Che nene discúlpame, ¿qué mierd-

Micaela volvió a interrumpir a su padre. Lo golpeo suavemente y lo calló con una mirada, quien enojado tuvo que aceptar y dejar de humillar a su hija.

―Papá me están ayudando, basta ―murmuró― por acá chicos.

Los tres caminaron hacia la cocina y sin rechistar dejaron las cosas en la mesada.

―Quede en Liniers ―confesó con una sonrisa en la cara.

―¿Qué chota es eso? ―lo miró mal.

―Un reee club ―contestó― y me los monto a to'.

La femenina se quedó pensando.

―¿Cuándo jugas?

―¿Por qué, me quere' ir a ver? ―volvió a sonreír y la miro fijamente.

―No, era curiosidad. No flashees.

Cada quien afrontaba como podía la situación pero Micaela no lo hacía de la mejor manera. Para ninguno de los dos.

―Che chicos ―los llamó Carlos, que los veía atentos a lo lejos― ¿quieren ir a jugar un partidito?

―Yo no juego ―contestó obvia.

―Daa' loca, no cuesta nada. Me habia' prometido vo' jugarme una.

―Es verdad, te haces la capa pero no te vimos jugar hoy en día ―le dio la razón, sonriendo victorioso. Sabía que golpear el orgullo de la chica sería lo perfecto para que acepte.

―Vamos los tres, les rompo la cola ―fingió aquel acento característico de los de la villa, bien turrito.

―Así me gusta' ―le tiró el pelo, pero rápidamente se retracto― era una jodita amega' mía ―sonrió incómodo.

―Espero eh, pendejo ―sus labios se curvaron hacia arriba con violencia.

―Pa voy a ir a jugar afuera ―le advirtió.

―Chau, don Pablo.

―Adio' seño' ―los tres se estaban yendo, cuando el nombrado los frenó.

―¿Micaela cuando salis a jugar vos?, espero que no estés metida en nada raro ―miró sin disimulo al chico que ya conocía.

―Ee' donn, está en buena mano' su hija ―le aseguro, mientras abrían la puerta para salir― tremenda hija se mando eh campeónazo.

La rubia cerro la puerta con rapidez al oír eso.

―Sos un enfermo, ahora yo me lo voy a tener que bancar ―susurró, mientras prácticamente corría lejos de su hogar.

―Mala ahí.

Ahora fue él quien la dejó con la palabra en la boca.


―Te ves re ridículo con esa camperita de cuarta ―se burló, intentando hacerlo sentir mal y distraerlo de su cometido: sacarle la pelota― no combina tu outfit.

―Gila qué deci', si mi oufite está re cheto y te encantaría sacarmelo wachina ―se la devolvió con la misma sonrisa ladeada.

La ojiazul se quedó plasmada, permitiendole a Danilo que le saque la pelota. Ella jugaba bastante bien, estaba algo quieta ya que no tocaba una pelota desde hace años pero era aceptable.

―Ta' más dura que hora pico en la ruta bobita ―le tiró la pelota, golpeandole un poco más arriba que el abdomen. Justo en los pechos.

―¡Aaah! ―se tapó, adolorida.

―Uuh boluudo ―lo golpeo su amigo― ¿estás bien Mica?

―Todos me tratan mal acá, loco ―despeino con frustración su cabellera castaña― perdón nena, no quería destetarte...

―¡Me hiciste concha idiota! ―limpiaba unas lágrimas que corrían por sus ojos.

―Re maricona ―al detectar la mala mirada de su compinche carraspeo― a verrrr si te  hice mal-

Se acercó a la muchacha con las manos extendidas para tactear la zona afectada: en respuesta la mina corrió su extremidad con todas sus fuerzas.

―¡Retrasado mental como me vas a tocar una teta! ―gritó― ¡ayuda, me quieren tocar!

Acto seguido salió corriendo del lugar.

Continue Reading

You'll Also Like

4.7K 262 21
Una historia narrada en Amsterdam, donde encontrarás a Eider Roth intentando descifrar su vida en medio de líos, caos y desamores. (Basada en alguna...