─ ¿A dónde vas, Mina? ─ Preguntó Kazuha al ver que su hermana se estaba terminando de arreglar frente al espejo. Mina la miró con una pequeña sonrisa.
─ Tengo una cita.
─ ¿Una cita? ¡Eso es increíble! ¿Desde cuándo te interesan las citas? ─ Kazuha exclamó con sorpresa. Mina rió suavemente mientras acomodaba su cabello elegantemente, disfrutando de la reacción de su hermana.
─ Bueno, es un poco complicado de explicar. Recientemente he estado explorando algunas ideas y, bueno, parece que las almas gemelas podrían ser una realidad. ─ Mina le lanzó una mirada significativa a Kazuha, esperando su reacción.
Kazuha la miró con los ojos entrecerrados, tratando de entender el cambio repentino en la perspectiva de Mina.
─ ¿Almas gemelas? ¿En serio? Siempre fuiste la más escéptica en cuanto a esas cosas. ─ Kazuha cruzó los brazos, intentando ocultar su sorpresa.
─ Lo sé, lo sé. Pero después de algunas experiencias recientes y conversaciones con Chaeyoung, de repente vi colores. Entonces, si la leyenda es cierta, seguramente haya encontrado a mi alma gemela. ─ Mina se encogió de hombros como si estuviera tratando de restar importancia al asunto.
La expresión de Kazuha cambió de sorpresa a una sonrisa animada.
─ ¡Oh, eso es tan emocionante! ¿Quién es esa persona? Cuéntame todo. ─ Kazuha se acercó a Mina, entusiasmada por la noticia.
Mina explicó sobre Jeongyeon y cómo había llegado a la conclusión de que podría ser su alma gemela. Kazuha la escuchó atentamente, asintiendo de vez en cuando, impresionada por la transformación de su hermana en creyente de las almas gemelas.
─ Esto es genial, Mina. ¡Finalmente te unes al club de las románticas empedernidas! ─ Kazuha rió, emocionada por la nueva perspectiva de su hermana.
─ Sí, sí, es todo muy intrigante. Pero ahora debo irme, no quiero llegar tarde. Nos vemos luego. ─ Mina se despidió de Kazuha y abrió la puerta, dispuesta a salir.
Antes de que se vaya, Kazuha agregó con un tono juguetón: ─ Recuerda, si necesitas una salida rápida, siempre puedes fingir una emergencia. ─ Mina rió y asintió antes de cerrar la puerta detrás de ella.
El parque estaba lleno de la luz dorada del atardecer cuando Mina y Jeongyeon se encontraron. Ambas sonrieron tímidamente, sintiendo la inevitable tensión de una primera cita. Mina llevaba una manta para picnic y Jeongyeon tenía una canasta llena de delicias.
─ Hola, Jeongyeon. Gracias por venir. ─ Mina sonrió, intentando disipar la incomodidad inicial.
─ Hola, Mina. No es un problema, estoy emocionada por esto. ─ Jeongyeon le devolvió la sonrisa, pero Mina pudo notar la leve inquietud en sus ojos.
Intentaron charlar sobre diversos temas, pero la conversación parecía forzada, como si estuvieran sintonizadas en frecuencias diferentes. Mina se esforzaba por encontrar ese "algo especial", pero la conexión mística que esperaba no parecía manifestarse.
─ Jeongyeon... ─ La llamó Mina, haciendo que la mencionada levantara la cabeza.─ Te ves muy bonita hoy.
─ Vaya, gracias. ─ Una sonrisa sincera se formó en su rostro, "Es linda, pero..." pensó Mina, sin realmente llegar a alguna conclusión.─ Tú también te ves bien.
Mina sonrió por cortesía, pero en realidad deseaba haber sentido algo más al escuchar esas palabras. Se suponía que cada vez que hablaras con tu otra mitad, sentirías que se conocían de mil vidas, pero realmente no estaba sintiendo nada.
Después de un incómodo silencio, Mina, en un intento desesperado por sentir algo, tomó sorpresivamente las mejillas de Jeongyeon y la besó. Jeongyeon se quedó momentáneamente sorprendida, pero después correspondió al beso, pasando sus manos por la cintura de la menor.
La nipona frunció el ceño, se separó del beso por unos segundos y luego volvió a unir sus labios con más intensidad, más desesperación. Nada. No importara cuantas veces lo intentara, no sentía nada nuevo.
Separándose, Mina buscó los ojos de Jeongyeon, desesperada por encontrar alguna señal.
─ ¿Viste colores cuando nos conocimos? ─ Preguntó Mina, esperando una respuesta afirmativa que confirmara la conexión especial.
Jeongyeon la miró con extrañeza y negó con la cabeza. ─ No, Mina ¿De qué hablas?
─ La leyenda... La leyenda de las almas gemelas ¿No sientes eso? ─ Su voz salía a tropezones, sus palabras sonaban como si necesitara una respuesta urgentemente. Jeongyeon sólo la miraba con confusión.
─ No creo en esas cosas. Pensé que simplemente nos gustábamos. ─ Jeongyeon intentó explicarse, pero Mina sintió cómo se desvanecía la esperanza en su interior.
─ Entonces... ¿n-no eres mi alma gemela? ─ Preguntó Mina con un dejo de desilusión en su voz.
Jeongyeon suspiró y le dijo sinceramente:
─ Parece que no, pero ¿realmente importa eso? ¿No podemos simplemente disfrutar de nuestra compañía y ver a dónde nos lleva esto?
Mina, sin embargo, se levantó abruptamente, sintiéndose avergonzada por su intento fallido de encontrar el amor perfecto.
─ Lo siento, Jeongyeon. Creo que debo irme. ─ Mina se despidió con torpeza y se alejó, dejando a Jeongyeon atónita en el parque ¿Qué había pasado?
Mientras caminaba sola, Mina se sentía abrumada por la decepción y la vergüenza. La única razón por la que se había permitido acercarse así a alguien era porque estaba convencida de que era su alma gemela. Se maldijo mentalmente una y otra, y otra vez. Jamás debió haber hecho caso a ninguna de esas tonterías, mucho menos a las palabras de Chaeyoung.
En el momento en el que la frustración la consumió, sólo podía recordar a Chaeyoung y culparla a ella de todo, absolutamente todo lo que había pasado. Si no fuera tan dulce y no la hubiera convencido de verse, quizás esto no estaría pasando.
Mina regresó a su departamento con el corazón roto y los ojos llenos de lágrimas. Kazuha, al verla en ese estado, la recibió con los brazos abiertos, sin necesidad de hacer preguntas.
─ ¡Mitang! ─ exclamó Kazuha al ver a Mina entrar en la sala, con los ojos enrojecidos y la expresión desolada.
Sin mediar palabra, Mina se lanzó a los brazos de su hermana, permitiéndose finalmente derramar todas las lágrimas que había estado conteniendo. Kazuha, con dulzura, acariciaba el cabello de Mina mientras le ofrecía un hombro reconfortante.
─ Shh, está bien, Mina. Puedes contarme todo cuando estés lista. Por ahora, déjalo salir. ─ le susurró Kazuha con ternura, intentando calmar el dolor que sentía su hermana.
Entre sollozos, Mina comenzó a desahogarse, maldecía a Jeongyeon, a Chaeyoung y, sobre todo, a sí misma por haberse dejado llevar por la ilusión de las almas gemelas.
─ No entiendo por qué todo salió tan mal. Pensé que había encontrado a mi alma gemela porque vi colores al verla, pero resultó ser una farsa. ¡Y ahora estoy completamente destrozada! ─ exclamó Mina, frustrada y herida.
Kazuha continuó abrazándola con compasión, escuchando en silencio mientras su hermana exteriorizaba todas sus emociones. Una vez que Mina se calmó un poco, Kazuha le acarició suavemente el cabello y le ofreció unas palabras de consuelo.
─ Mina, a veces las cosas no salen como esperamos. Las experiencias nos enseñan lecciones importantes, y aunque ahora duela, con el tiempo sanarás. ─ le dijo Kazuha con sabiduría, intentando transmitirle a su hermana un rayo de esperanza.
Mina, con la cabeza apoyada en el hombro de Kazuha, reflexionó sobre sus elecciones y la creencia en las almas gemelas. Se cuestionaba si la leyenda era simplemente un mito o si realmente existía ese vínculo especial que todos anhelaban.
─ ¿Crees que la leyenda de las almas gemelas es real, Kazuha? ─ preguntó Mina con voz temblorosa, buscando respuestas en la mirada de su hermana.
Kazuha la miró con ternura y le sonrió con paciencia.
─ Si desde ese dia puedes ver colores como tú dices, entonces creo que sí. ─ Respondió con una sonrisa, pero su hermana mayor sólo la miró confundida.
─ Pero no era Jeongyeon, y ella fue a quien vi cuando eso pasó... Claro, y a Chaeyoung, pero ella ya veía colores de antes, es imposible que sea ella. ─ Al escuchar estas palabras, Kazuha se mordió el labio tratando de pensar una respuesta que ayudara a Mina.
─ Tal vez alguien más pasaba por ahí, no podemos estar seguras de ello.
─ ¿Y cómo la voy a encontrar si era una persona cualquiera que por ahí pasaba? ─ Cuestionó Mina, buscando respuestas en los ojos de su hermana menor.
─ Escucha a tu corazón. Se dice que cuando dos almas se encuentran, sienten una conexión incomparable. Sienten una familiaridad inexplicable y, simplemente, lo sabrás.
En el grupo de whatsapp me están extorsionando para que actualice. Send Help
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