No le gustaba ver cómo Yashiro desviaba su mirada pero, por el momento, se conformaba con haberle dado un pequeño beso en la mejilla, aunque realmente deseaba más que eso.
Acariciaba con dulzura las mejillas de su amada, le enloquecía mirar como con cada roce su rostro se tornaba más y más rojo. Era espectacular a sus ojos.
Tan cautivado la observaba en silencio, realmente deseaba que el resto del día fuera así, y por su parte, no le importaba perder su asistencia perfecta si es que a cambio podía estar esas horas al lado de su amada Yashiro.
—Eres... eres tan- —no logro completar su frase gracias al ruidoso sonido que hizo la puerta al abrirse.
Tras ello, la dejo a un lado con indiferencia. Observo como un joven con el uniforme de secundaria entraba al lado de un profesor y la encargada de la enfermería.
Sentaron al joven en una silla e inmediatamente buscaron lo necesario para tratarlo, pues a simple vista se notaba la gravedad de los golpes, incluso su mejilla izquierda sangraba por una gran cortadura.
Akane le dió igual aquel chico, pues en su mente estaban las palabras: "no es asunto mío", y claramente, preferiría centrarse en su adorada Yashiro la cual si mantuvo un interés en la situación, la noto preocupada, cosa que se le hacía linda de ella mostrar preocupación por un chico pero esa misma situación que le causaba frustración, no le gustaba que ella se preocupara tanto por alguien que ni siquiera conoce y más si está el a su lado, pues ¿no puede ser el la única persona por la cual ella vele?
Sus celos se empezó a notar, así que la tomo del brazo.
—¿Ya estás mejor, no?, vamos a clases, no quiero llegar tarde por tu culpa.— tras lo dicho hizo que ella se levantará, con un poco de tacto para evitar que ella se lastimara nuevamente,— Con permiso.— dijo para proseguir a salir de allí.
No la soltó en ningún momento hasta que llegaron al salón de clases, habían llegado justo cuando sonó el timbre.
[...]
Durante las clases noto su notorio cambio de actitud pero le daba nervios preguntar. Siguió su tarde tal cual normalmente, las clases pasaron y en la hora de descanso estuvo con su mejor amiga: Aoi. Aunque, en ningún momento salió de su cabeza la duda de saber porque de un momento a otro la actitud de Akane cambio.
Fue así hasta la salida, por suerte no tenía club ese día así que regresaría a casa con Aoi, se sentía un poco tranquila y también inquieta, ya que de igual manera, pensaba en como decirle a su querida amiga que se había besado con Akane, que por suposición, creía que su amiga gusta de él.
Perdida en aquellos pensamientos, chocó accidentalmente con alguien, haciendo que su lapicera cayera al suelo.
—¡Lo siento mucho!, estaba distraída y... y...— se quedó muda tras ver a aquel guapísimo joven que amablemente levanto su lapicera y se la entrego,— G-Gracias...
—De nada.— dijo con una gran sonrisa.
Dicha sonrisa que flecho el débil corazón de Yashiro ante los chicos lindos, aunque este lo reconoció desde el primer instante, pues se trataba del alabado presidente del consejo estudiantil, Minamoto Teru, era imposible no reconocerlo y admitía que luce más guapo de cerca.
—Disculpe pero, ¿Akane ya salió de su salón?— pregunto amablemente.
—¿Akane?, no lo se, c-creo que no.— respondió sin dejar de admirar a tremendo chico que tenía delante suyo.
—Muchas gracias.— dijo para seguir su paso, pero fue detenido del brazo.
—¡Mi nombre es Yashiro Nene!, u-un placer...— exclamó con vergüenza y sin poder mirar al mayor por los nervios.
Lo soltó y al alzar su mirada se encontró con los ojos de Akane, lucia bastante molesto y disgustado. Dió media vuelta para seguir su camino pero ahora su misma acción se le regreso, fue detenida por aquel chico de angelical belleza.
—Minamoto Teru, mi nombre; un placer para mí también. Ve con cuidado a casa, Yashiro.— dijo mientras mantenía su leve agarre y una linda sonrisa.
Su corazón se derritió de tanta belleza y admiración, realmente era debil ante alguien como el.
Asintió y procedió a irse junto a su amiga Aoi, está quien la felicitaba por tomar un poco de iniciativa.
Mientras que, Akane hervía de celos ante tal escena. Dió paso a tratar de seguirla pero fue detenido por Teru.
—Tenemos cosas que revisar, no te distraigas.— aclaro.
—Cállate, tu muy bien sabes que ella me gusta.— reclamo con molestia mientras se apartaba de el mayor.
—Lo se, quería hacerte enojar.— dijo con una de sus más grandes sonrisas.
[...]
«¿Lo sabías?, la historia más famosa... Hanako-San del baño. En el tercer puesto desde el final del baño de chicas del tercer piso del viejo edificio... encontrarás a Hanako-San.»
La joven chica de piernas gruesas se adentro a aquel baño, se notaba su miedo y nervios.
«Ella consedera un deseo a cualquiera que convoque a su espíritu. Pero a cambio esa persona deberá entregar algo que aprecie.
Para convocar al fantasma, debes tocar tres veces...»
La joven siguió lo que decía, tocó tres veces.
—Hanako-San, Hanako-San, ¿estás ahí?— pregunto con los nervios más notorios.
Tras el llamado, se escuchó el rechinar de la puerta a la cual debía llamar.
—Aqui estoy~— se escuchó una voz masculina tratando de sonar aguda.
Dió un paso para atrás al ver la puerta abrirse por completo y más al ver a un chico sentado sobre el retrete. Se trago el grito que iba a dar tras reconocer al joven, pues se trataba del chico que vio ayer en la enfermería.
Confundida ante la situación y preguntándose que hacia allí aquel chico, fue sacada de sus pensamientos tras escuchar las carcajadas del chico, el cual se bajo del retrete y se acercó a ella.
—Perdón, perdón, es solo que no puedo creer que alguien mayor que yo siga creyendo en historias de fantasmas.— aclaro mientras le daba un par de palmadas en el hombro,— Aunque, también lamento si te asusté.
—A-Acepto tus disculpas.— dijo avergonzada tras creer que se podía tratar de un fantasma,— Pero... ¿que haces aquí?, ¡¿Acaso eres un chico pervertido que se mete a los baños de mujeres para espiarlas?!— tras lo dicho se aparto de el y le miro con una mueca de asco.
—Al menos no estoy aquí para invocar fantasmas.— contraataco.
—Le diré a los profesores que te metes a los baños de niñas.— amenazó mientras se iba a retirar, pero fue detenida.
—¡No!
Su mirada era suplicante, a lo que ella pensaba era de que no quería ser expulsado por una tontería que hacía porque sus hormonas estaban fuera de control.
—Mira... realmente no soy un chico que viene a espiar, de todas formas nadie ya usa estos baños. La verdad, vengo aquí a esconderme de los chicos que me acosan.— dijo con los ojos llorosos, podía sentir como sus manos temblaban.
—Oh, ¿entonces es tu escondite?
Platicaban tranquilamente, pero ninguno de los dos se percató de que alguien escuchaba su conversación, y queda más que claro de quien se trataba: Akane; quien se encontraba hirviendo de celos pero no ideaba ninguna buena excusa para sacar a Yashiro y llevársela lejos de aquel chico.
[...]
Nota del autor: ¿Si les dije que actualizo cada veinte años?
En fin, los quiero.
Aún me falla la anatomía, perdón jsjs.
Dibujo terminado: