Apego :: KookNam ⭒❃.✮:▹

By agusdd_

1.9K 124 6

― ¿Qué es esto, Jungkook? ― Una carta de divorcio. Lo siento, Namjoon, pero ya no te amo. [🚨¡¡𝐈𝐌𝐏𝐎𝐑𝐓𝐀... More

⭒❃. φɾóӀօցօ ✮:▹
⭒❃. OO1 ✮:▹
⭒❃. OO2 ✮:▹
⭒❃. OO3 ✮:▹
⭒❃. OO4 ✮:▹
⭒❃. OO5 ✮:▹
⭒❃. OO6 ✮:▹
⭒❃. OO8 ✮:▹
⭒❃. OO9 ✮:▹
⭒❃. O1O ✮:▹
⭒❃. ƐքíӀօցօ ✮:▹

⭒❃. OO7 ✮:▹

142 11 2
By agusdd_

― ¡Eres una niña hermosa, Yoona!

―Por supuesto que lo es, mira a quién tiene de madre.

Namjoon comenzó a reírse cuando HeeYeon dijo aquello como si nada, ordenando la mochila de la niña, ya que pasaría esos días con ella luego de que volviera de su viaje de negocios. SeokJin, en tanto, estaba arreglando-destruyendo la televisión mientras HyunBin cocinaba algo para la cena.

― ¿Tienes todo, Nana? ―le preguntó HeeYeon, tomándole la mano.

― ¡Sí, mamá!

―Entonces ve a despedirte de tu padre y tus tíos, ¿dónde están tus modales, ovejita?

Yoona le sacó la lengua a su madre, ganándose un pellizco en la nariz, y después corrió a despedirse de HyunBin y Namjoon, dejando a SeokJin para el final.

―Adiós, papá ―se despidió Yoona cariñosamente―, ¡te voy a extrañar! ¡Y por favor, trata de no destruir algo!

SeokJin comenzó a reírse.

―Pásala bien con tu mamá, princesa ―se despidió, dándole un beso en la frente―. Nos vemos en unos días.

Segundos después, la puerta de la casa fue cerrada, quedando sólo ellos tres en el pequeño hogar de SeokJin y HyunBin.

―Oye, Namu ―dijo HyunBin desde la cocina―, ven, quiero darte algo en tu día especial.

Namjoon arrugó el ceño, negando con la cabeza, y entró a la habitación, quedándose quieto mientras una sonrisa enorme se extendía por su rostro.

Unas pantuflas de Snoopy estaban sobre la mesa con una cinta de regalo, así que comenzó a reírse por la diversión sin poder evitarlo. Fue a abrazar a su mejor amigo, dándole un beso en la mejilla.

― ¿Y para mí qué? ¡HyunBin gastó mi dinero! ―se quejó SeokJin, entrando.

Namjoon volvió a carcajearse, abrazando también a SeokJin por la emoción, agradeciéndole el bonito y simple presente. Trató de obviar la acongojante sensación en su pecho, porque ese día cumplía veintinueve años y Jungkook no lo saludó en la mañana.

Aunque tampoco es como si lo hubiera esperado, porque Jungkook nunca solía ser la primera en desearle un feliz cumpleaños: por el contrario, prefería ser siempre el último, así que cuando era ese día, se juntaban luego del trabajo para ir a cenar sólo los dos y pasar una maravillosa noche sin nadie que los molestara.

Por lo que Namjoon estaba preparado, estaba listo, pues ya tenía la reserva del restaurante al que iban siempre, y esperaba con mucha anticipación esa noche. Si todo salía bien, tal vez podría finalizar con ellos dos haciendo el amor y recuperando esa magia que los rodeaba cuando estaban juntos.

Namjoon sabía, confiaba, en Jungkook para ese día, porque nunca antes lo decepcionó en algún cumpleaños.

—¿No quieres cenar con nosotros? —preguntó HyunBin con expresión preocupada—. Puedes invitar a Jungkook si quieres...

Namjoon sacudió la cabeza, emocionado.

—¡Las cosas están bien! —dijo sonriendo—. Jungkook me besó, HyunBinnie, ¡él tomó la iniciativa! No pensé que fuera a hacerlo, pero me agarró de sorpresa, y estos días ha estado más cariñoso y dulce conmigo.

HyunBin sonrió débilmente, casi a regañadientes, pero Namjoon no le tomó demasiada importancia porque sabía cuál era la opinión de HyunBin acerca de todo eso. Seguía doliéndole, sin embargo, sabía que no podía hacer mucho sobre aquello, sólo le quedaba asumir que su mejor amigo no le estaba apoyando por completo.

—¿Cuánto tiempo te queda?

Y, por supuesto, su novio tampoco estaba de acuerdo con él.

Namjoon miró a SeokJin, mordiendo su labio inferior.

—Una semana... —respondió vacilante.

SeokJin asintió.

—No deberías ilusionarte hasta el final —contestó SeokJin sin mala intención, tal vez Jungkook se está despidiendo a su modo.

Namjoon se crispó, apretando su boca en un rictus de molestia mientras se giraba, herido por la forma en que le trataban, como si fuera un niño tonto e idiota que no podía entender las cosas que le decían.

Tal vez sí lo era.

Tal vez sí era un idiota y un pendejo y un estúpido por haber hecho eso, por ser tan terco e insistente cuando ya las cosas se acabaron, pero ¿qué podía hacer acaso?

¿Cerrar sus ojos, asentir, sentirse miserable y luego hacer como si no hubiera compartido trece años de su vida con Jungkook?

¿Alejarse, fingir que no lo amaba, tratar de no llorar al verlo con otro?

Sí, como si eso fuera tan fácil.

Como si pudiera hacer eso con una sonrisa dispuesta en la cara, tratando de ahogar sus propios sentimientos diciéndole que no fue suficiente para Jungkook y que por eso le abandonó.

Namjoon estaba poniendo todo de sí para que eso funcionara, y si al final no lo hacía, iba a poder decir sin culpabilidad alguna de que se esforzó para que su relación tuviera una nueva oportunidad. Así no podría acusarse a sí mismo de cobarde por no haber querido dar un poco más, aunque resultara herido.

Todo el mundo le decía que era una persona que les hacía tener esperanza en que todo podía ir bien, ¿cómo podría echarse atrás y luego mirarse al espejo, cuando ya las cosas hubieran acabado?

La esperanza era para tontos, todo el mundo se lo decía, pero sólo a veces, la esperanza también podía ser muy poderosa.

—Nos vemos —espetó sin girarse—, gracias por el regalo.

—Namjoon...

—Ya han dicho suficiente —murmuró, saliendo de la cocina a paso apresurado y sin querer mirar los ojos llenos de compasión de sus amigos.

No, ese día, no lo iban a arruinar. Sus esperanzas estaban puestas para ese día, y eso, ninguno de ellos lo arruinaría.

Jungkook se sentó frente a los inversionistas de Japón, manteniendo una expresión fría y helada mientras Taehyung sacaba todos los documentos que iban a ser firmados ese día si la reunión iba bien.

Quería cerrar pronto aquel trato para regresar pronto a casa y echarse a dormir. Poder lograr aquello significaría que su empresa iba a poder expandirse sin problema alguno, además de que le daría grandes ingresos extras, y si bien Jungkook no era una persona ambiciosa, ese trato era demasiado bueno como para rechazarlo.

Namjoon de seguro le iba a felicitar por aquello, después de todo, su esposo siempre se ponía contento cuando veía lo bien que le iba en el trabajo.

A pesar de que el trabajo fuera uno de los motivos por el que su relación marital se había deteriorado tanto.

Pero estaba seguro de que a Namjoon no le importaría que ese día llegara un poco más tarde a casa, ya luego se lo explicaría aprovechando que ese día parecía andar más animado que de costumbre. Incluso le envió un mensaje de apoyo a la hora de almuerzo, deseándole suerte y diciéndole que estaba emocionado por verlo más tarde para felicitarlo por haber cerrado ese trato.

Taehyung comenzó a hablar con su japonés algo fluido, comunicándose con los inversionistas sin dejar de sonreír encantadoramente, y Jungkook se le quedó mirando un momento.

Sabía que quedaba una semana para tomar su decisión final, pero si era sincero, a estas alturas no estaba tan seguro de que era lo que realmente quería.

Tener a Namjoon sonriéndole todos los días, hablándole y haciéndolo reír, dándole pequeños pero dulces besos, hacían que su corazón latiera de forma enloquecida, que sus mejillas se tornaran rojas y quisiera abrazar a Namjoon durante todo el día prometiéndole el mundo entero.

Sin embargo, sabía también que Namjoon se merecía a una persona que pudiera entregarle su corazón completamente, no alguien que le hizo tanto daño y tuvo tantas dudas acerca de su amor.

Aunque si era honesto consigo mismo, imaginar a su esposo con alguien más enviaba una punzada de ardiente dolor por su cuerpo, creyendo inconcebible que Namjoon estuviera con otra persona que no fuera él.

Tae le miró, traduciendo lo que dijeron los inversionistas, y Jungkook contestó con tranquilidad. Sabía muy bien cómo llevar todos esos negocios a pesar de tener su mente en otro lado.

El trato se alargó por horas, pero ya tenía previsto aquello: sin embargo, le sorprendió un poco que, al salir del restaurante con la conversación ya cerrada y siendo las diez de la noche, Namjoon no le hubiera llamado. Se encogió de hombros, restándole importancia, estando consciente de que, con toda probabilidad, Namjoon tuvo que haber previsto que eso iba a alargarse.

—¿Quieres que te lleve? —le preguntó a Tae con calma al verlo buscar en su cartera dinero para el bus.

Tae le miró de reojo, arrugando los labios, antes de asentir a regañadientes. Caminaron en silencio hacia el auto de Jungkook, entrando sin decir cosa alguna, y pronto se pusieron en marcha en dirección al departamento de Tae.

Dentro del vehículo había un silencio tenso y pesado, siendo interrumpido por la repentina lluvia que comenzó a caer.

—¿Ya has tomado tu decisión? —preguntó Tae luego de varios segundos.

Jungkook apretó el manubrio, sin contestar.

Permanecieron otro momento en silencio.

—Si hubiera sabido que me habrías hecho esto, Jungkook —murmuró Tae—, jamás me habría enamorado de ti. Namjoon puede ser un maldito arrastrado, pero yo no soy un mendigo.

Se crispó ante las palabras de Taehyung, deteniéndose bruscamente por el desprecio en su tono de voz, y sintió la rabia invadir su cuerpo con fuerza.

No le importaba si lo ofendía a él, si le decía un montón de mierda, pero hablar así de Namjoon...

Eso no iba a permitirlo.

—Pues ojalá yo tampoco me hubiera enamorado de ti, Taehyung —escupió, volviendo a conducir.

Se detuvo minutos después fuera del edificio de Tae.

Más tarde, estaba ingresando a su propio departamento, frunciendo el ceño al ver que estaba todo apagado y helado, sorprendiéndose a sí mismo cuando notó que Namjoon tampoco estaba en el cuarto.

¿Dónde estaba? Su vista se paseó por el comedor, atónito, pero se giró cuando el pestillo de la puerta sonó, indicando que alguien estaba entrando.

Un empapado Namjoon entró, su cabello y abrigo destilando agua, y sus ojos rojos e hinchados lo miraron.

Parpadeó.

—¿Namjoon? ¿Cariño? —preguntó con la voz temblando.

Namjoon enfocó sus ojos en él.

—Oh —sacudió la cabeza, sonriendo débilmente—, ¿qué pasa?

Jungkook arrugó el ceño, acercándose con lentitud.

—Nada, sólo... ¿dónde estabas?

Namjoon se quitó el abrigo con calma, tomándose su tiempo para responder, y luego se encogió de hombros.

—Estaba comiendo en casa de HyunBin y SeokJin, se me hizo algo tarde, lo siento mucho —se disculpó Namjoon— ¿Acabas de llegar, también?

Jungkook se sintió culpable por algún extraño motivo, una sensación desagradable instalándose en su estómago, la ansiedad y angustia apretujando su corazón, pero no sabía por qué.

—Sí, el trato con los inversionistas japoneses se extendió bastante —dijo a modo de disculpa, mordiendo su labio inferior, sin poder dejar de mirar los rastros de llanto en su rostro, y antes de acobardarse, decidió preguntar— Namjoon, ¿por qué lloraste?

Su esposo lució atónito un momento antes de comenzar a reírse de forma despreocupada, llevando su mano a sus húmedos cabellos, acercándose y dándole un pequeño beso en los labios como si nada.

—Peleé otra vez con HyunBin —respondió de forma desganada—, insiste en que tú no me amas y eso me puso triste, Jungkook —Namjoon le miró con pena—, porque es mentira, ¿no es así, Jungkook? Tú me sigues amando a pesar de todo.

Jungkook le observó, pasmado por la situación en la que se encontraban, confundido también. Apenas entendía lo que estaba pasando, pero cuando leyó la necesidad en los hermosos ojos de Namjoon, contestó sin duda alguna:

— Por supuesto que sí, Namjoonie.

Namjoon le sonrió, dándole otro beso.

—Vamos a la cama. Ha sido un largo día para los dos, ¿no es así? —Namjoon le tomó la mano.— Oh, a todo esto, ¿cómo te fue?

—Bien —su voz sonó satisfecha, mirando sus dedos entrelazados mientras iban hacia la cama. — Cerré el trato y los inversionistas se fueron satisfechos.

Namjoon asintió, orgulloso.

—Felicidades, Jungkook —dijo, antes de sacarse el suéter que llevaba.

Jungkook quiso decirle algo, sin embargo, antes de poder hacerlo, Namjoon le dio un beso ahora mucho más profundo y dulce, algo desesperado, y sus manos se movieron por el cuerpo de su esposo, sus dedos acariciando piel y piel.

Así, en medio de la oscuridad, sólo el ruido de la lluvia en el exterior, ambos hicieron el amor entre besos llenos de confusos y tristes sentimientos que no pudieron ser expresados.

A la mañana siguiente, todas las cosas resultaron mal para Jungkook.

Comenzando por el hecho de que se quedó dormido y tuvo que salir corriendo de casa hacia el trabajo, despidiéndose de Namjoon sin conversar sobre lo que ocurrió esa noche. Luego, se quedó atascado en una congestión vehicular, y para rematar su mal comienzo de día, cuando llegó, su secretario derramó su taza de café sobre su camisa blanca.

Lo que acabó ese pésimo día fue cuando llegó la hora del almuerzo y se dio cuenta de que dejó su almuerzo en casa, así que tuvo que partir al comedor de la empresa murmurando por el mal humor.

Aunque ese mal humor desapareció un poco cuando sus pensamientos volvieron a lo ocurrido la noche anterior, los besos compartidos, los toques en el cuerpo ajeno, los jadeos contra su cuello, los ojos llenos de amor de Namjoon sobre él en todo momento.

Se sintió extraño hacer el amor con Namjoon después de tanto tiempo, pero por, sobre todo, hacerlo de forma tan repentina, aunque no le tomó mucha importancia por el momento.

No hasta que Hoseok se acercó.

—Hey, Jungkook, ¿cómo te fue ayer? —preguntó su mejor amigo, sentándose a su lado—, te estuve buscando, pero no te encontré —agregó, haciendo un puchero.

Frunció el ceño.

—Logré cerrar el trato —contestó con orgullo—, ¿para qué me necesitabas?

Seokie comenzó a rebuscar algo en su maleta, sacando una pequeña cajita envuelta en papel de regalo.

Su ceño aumentó.

—Ayer llamé a Namjoon y le prometí un regalo, así que le dije que se lo mandaría contigo —respondió Hoseok—, espero que la hayan pasado bien anoche, Namjoon sonó muy ilusionado cuando hablé con él.

Algo desagradable comenzó a extenderse por su estómago, sintiendo como la confusión —y una sensación enfermiza y podrida— se asentaban en su interior.

—¿De qué estás hablando, Hoseok? —preguntó, y su voz sonó mecánica, sin vida.

Seokie arrugó los labios.

—Del cumpleaños de Namjoon —contestó como si fuera obvio, y pudo notar como su expresión cambiaba de pronto, tornándose sorprendida y horrorizada—, porque ayer fue su cumpleaños, Jungkook, lo recordaste, ¿cierto?

Su cumpleaños.

Namjoon cumplía veintinueve años.

Se puso de pie bruscamente, ignorando las palabras balbuceantes de Hoseok, su mano apretando el regalo, y con una rapidez inexplicable, salió del comedor.

El cumpleaños de Namjoon.

Su maldito y jodido cumpleaños.

Recordó su cuerpo empapado, sus cabellos pegados a su rostro, sus ojos hinchados y rojos, su expresión ausente al entrar al departamento. Su voz temblorosa cuando hacían el amor, murmurándole que lo amaba, que lo quería de una forma inexplicable, y que siempre le iba a querer a pesar de todo.

Recordó los tantos cumpleaños que pasaron juntos, sentados en el restaurante donde tuvieron su primera cita, riéndose por cosas sin sentido y mirándose de forma tan enamorada que algo dolía en su interior.

Recordó las palabras de Namjoon la mañana anterior, cuando lo despidió para irse a su trabajo, la sonrisa en sus labios, sus ojos preciosos llenos de ilusión.

¡Nos vemos en la cena, Jungkook! ¡Espero que te vaya muy bien, ya quiero celebrarlo contigo!

Marcó al número de Namjoon, pero no obtuvo respuesta alguna.

Recordó todos esos cumpleaños en los que quedaron de verse en ese restaurante viejo sin hablarlo antes, porque se había convertido en un pactado trato entre ellos: todos los cumpleaños de Namjoon y Jungkook, a las ocho de la tarde, iban a juntarse en ese lugar para tener una velada privada, sin nadie más, sólo los dos.

Su mano temblorosa marcó a la oficina de Namjoon, pero no contestó nadie. Subió al auto, cerrando la puerta bruscamente, y sin importarle si tenía una reunión a la que asistir después, si tenía algún trato que cumplir, partió al departamento tan rápido como pudo. Sintió sus mejillas húmedas cuando recordó la dulce sonrisa de Namjoon esa mañana, el beso profundo que le dio al despedirse, y las palabras que le dirigió.

Ten un buen día, Jungkook. Te amo, adiós.

Y no se había percatado de ese «adiós», cuando Namjoon le decía al despedirse siempre un «hasta pronto».

Nunca le había dicho un «adiós» en todos esos años que estuvieron juntos.

Estacionó su auto fuera del edificio, bajando a tropezones y corriendo al departamento, ignorando la pregunta confundida del conserje.

Su mano temblorosa encajó la llave en la cerradura, girándola, y sin detenerse a mirar nada, corrió al cuarto matrimonial.

Soltó un jadeo sollozante cuando vio el armario abierto, y entre lágrimas, comenzó a revolver toda la ropa, notando que sólo estaban sus prendas guardadas cuidadosamente en la cómoda.

Los artículos de aseo de Namjoon tampoco estaban en el baño.

Se tambaleó, desesperado, volviendo a marcar el número de su esposo, pero no hubo respuesta alguna.

Entonces, cuando entró al comedor, lo vio.

Con el corazón rompiéndose en cientos de pedazos, el alma en sus pies, su boca soltando sollozos bajos y las lágrimas cayendo por su rostro, Jeon Jungkook vio los papeles de divorcio firmados sobre la mesa del comedor.

Continue Reading

You'll Also Like

65.7K 5K 47
Nagisa ah aceptado que sus sentimientos hacia su amigo karma ya no era mas que una simple amistad, el sentia algo fuerte hacia el, algo que no le per...
2.2K 447 8
❤️Hola, aquí les traigo una historia Nórdica versión Junghope❤️ ✡️🔯✡️🔯✡️🔯✡️🔯✡️🔯✡️🔯✡️🔯✡️🔯✡️ Hoseok es el omega más hermoso de la historia Kore...
28.4K 3.9K 36
[💕] SeokJin es sólo una pequeña ardillita en un mundo de horrendos carnívoros. Al menos, hasta que JungKook llega a su vida. ✿› Pareja Principal: Ko...
15.8K 604 32
Ellos son una pareja de 7 dónde el amor sobraba pero nunca faltaba Si quieres saber más de esta pareja entra y lo descubrirás :) ✷        ·   ˚ *...