❝Heart cold as ice blue❞『•Min...

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❝En un mundo donde la raza humana desconoce la existencia de los alfas y los omegas, Han JiSung se muda a una... More

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Final.
Epílogo.

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By EasySkz

—¿No es demasiado cursi? —pregunta MinHo al terminar de leer la nota que acaba de escribir, frunciendo levemente el ceño.

—¿Qué le ves de cursi, MinHo? — pregunta HyunJin, sin dejar de mirar la pantalla de su teléfono.

—Mucho—murmura—, no suelo hacer mierdas así...

Porque era cierto, y ni siquiera sabía muy bien de dónde había salido el impulso de hacer todo aquello. Esa mañana, había conducido hasta las afueras de la isla para comprar un antifaz rojo y dorado en la pequeña tienda de disfraces que normalmente no tenía muchos clientes.

¿Se arrepentía? En absoluto. Tan solo, y tal vez, está un poco nervioso.

—¿Vas a admitir que te gusta ya o vas a seguir negándolo a pesar de que ya todos sabemos que te gusta? — el alfa siguió sin mirarlo, tecleando algo en la pantalla—. Deberías darle las gracias a Felix.

—¡Sabía que estaban conspirando en mi contra!—grita con el ceño fruncido mientras mira a su mejor amigo indignado, seguidamente le quita el móvil de las manos para tener su atención—. Y no me gusta en absoluto.

—Cuanto más intentas ocultarlo, más notorio lo haces — HyunJin le guiña un ojo antes de arrebatarle su propio móvil, volviendo a mirarlo como si nada.

—Cállate, no eres el más indicado para hablar, tú casi matas a Felix al principio.

—Antes era un poco salvaje —dice con una sonrisa divertida.

—Sigue siendo un salvaje — MinHo sonríe mirando a su mejor amigo.

—Literalmente vivo aquí —habla Felix apartando el libro que estaba leyendo al otro lado del sofá para mirar a los dos alfas—. Los estoy escuchando.

—Oops—HyunJin dice mientras toma a Felix por la cintura y lo coloca entre sus piernas, dejando un beso sobre su cabellera rubia.

—Bueno—MinHo se levanta del sofá con una pequeña sonrisa—. Cursi o no, supongo que debo entregar esto a cierto chico peliazul.

Aunque MinHo nunca lo admitiría en voz alta, estaba empezando a sentirse demasiado cómodo en compañía de JiSung. Su alfa había empezado a revelarse, anhelando la presencia, el toque y la cercanía del peliazul.

Y eso era todo lo que no quería desde un principio. Porque sabía que si se acercaba mucho a él, no podría evitar caer.

Porque él se enamoraba de manera rápida y profunda, y JiSung era demasiado maravilloso como para su propio bien. Y eso le atemorizaba, porque si lo dejaba entrar en su corazón, corría el riesgo de acabar roto una vez más, y no sabía si podría soportarlo todo de nuevo.

Sin embargo, intenta alejar aquellos pensamientos mientras conduce hacia la casa del chico. Y al llegar, tan solo puede escuchar los latidos de su propio corazón.

Toma la caja de color crema envuelta en un lazo de seda roja entre sus manos antes de bajarse del coche y encaminarse al porche del peliazul.

Por suerte, JiSung se encontraba en el trabajo, por lo cual el plan era simple: dejar el regalo en el porche y marcharse sin más.

Pero su plan falla espantosamente cuando está subiendo el primer escalón del porche y unos pasos sobre la nieve le hacen darse la vuelta y toparse con aquellos ojos bonitos y melena azul.

JiSung lo mira confundido, y él entra en pánico.

—¿MinHo?

—Ratón—murmura—. ¿No se supone que tendrías que estar trabajando?

JiSung lo mira confundido, negando suavemente con la cabeza.

—No, he trabajado esta mañana — sus manos se esconden en los bolsillos de su chaqueta marrón, su mirada confundida y curiosa en su rostro mientras se mordía levemente el labio—. ¿Qué haces aquí?

¿Qué hacía allí? Era una muy buena pregunta que ni siquiera él podía responder. O más bien, se niega a responder.

—Pues... — intenta buscar una excusa, pero tiene la caja entre las manos y él la está mirando con curiosidad y ya no hay vuelta atrás.

Está jodido.

—¿Qué es eso?—MinHo aprieta los labios y duda por varios segundos antes de estirar su mano, entregándole la caja con rostro serio.

—¿Es para mí?—pregunta JiSung con una sonrisa y un brillo en sus ojos que hacen que se derrita, seguidamente asiente.

El peliazul se acerca, quedando a su misma altura debido a que el castaño aún seguía sobre el primer escalón del porche. Toma la caja entre sus manos y agarra la pequeña nota que se encontraba sobre ella.

Y MinHo solo observa mientras se muerde el labio inferior.

“Te oí quejarte con Chan sobre cómo no tienes ningún antifaz para la fiesta, así que aquí estoy salvándote una vez más, ratón.” —MinHo.

Las mejillas de JiSung no tardan en tornarse de un color carmesí antes de deshacer el lazo y abrir la caja. Y su corazón late con tanta fuerza que tiene miedo de que MinHo pueda oírlo. Porque un antifaz rojo se encuentra en el interior.

—No tenías por qué hacerlo —dice en un susurro.

Su mirada se clava en MinHo, con sus ojos brillantes de ilusión. Y mentiría si dijera que no está completamente sorprendido por el detalle.

—Lo sé — responde encogiéndose de hombros como si no fuera nada importante.

Pero lo es, para no solo es un antifaz, sino el hecho de que se haya tomado el tiempo de comprarlo para él.

—Gracias — dice JiSung con cariño.

Es un impulso que realmente no se esfuerza por contener, se lanza a los brazos del castaño para abrazarlo. Y él, por varios segundos, se queda paralizado antes de reaccionar y finalmente envolver sus brazos alrededor de la cintura del chico con lentitud y cuidado.

Se permite sonreír entonces, cuando nota la manera en la que JiSung entierra su nariz contra su ropa y la forma en la que puede notar cómo una gran sonrisa se forma en su rostro.

Estuvieron así por varios segundos, que se sintieron eternos, ambos con cierto temor a que el otro pudiera escuchar los latidos de sus desbocados corazones.

—¿MinHo? — habla al separarse, sus brazos aún rodeando el cuello del castaño.

—¿Mhmm?

—En serio, gracias por esto, significa más de lo que crees.

El mencionado rueda los ojos y se muerde el labio inferior en un fallido intento de ocultar su sonrisa. Porque tiene a JiSung entre sus brazos, al chico de cabello de azul de mejillas rosadas y piernas torpes, al chico que no quería tener cerca porque sabía que realmente no tenía control sobre su rebelde corazón, y si caía por él no habría vuelta atrás.

Y es que MinHo ama, lo hace con fuerza e intensidad, ama tanto que podría hacer lo que sea por aquellos a quienes quiere. A veces ama tanto que duele, y cuando amas tanto a alguien que no puede asegurarte quedarse a tu lado, entonces tienes que tener cuidado.

Porque puedes acabar con un corazón tan frío y azul como el hielo.

—¿Puedo besarte?

Él mismo se sorprende completamente cuando dice involuntariamente las palabras en voz alta. Mientras el rostro de JiSung cambia rápidamente a una expresión de sorpresa, sus ojos se abren a la misma vez que su boca forma una pequeña “o” y su respiración se acelera.

MinHo solo puede soltar una pequeña risa ante su reacción.

Mío. Nuestro.

—¿Quieres besarme?

—Puede... — asiente antes de quitarle la caja de las manos y dejarla con cuidado sobre la nieve — pero ya sabes, no por nada, porque no me gustas en lo absoluto.

—Claro que no, y tampoco te importo — dice JiSung asintiendo.

—Nada en lo absoluto.

JiSung sonríe y se acerca aún más al castaño, sus respiraciones aceleradas se mezclan entre ellas mientras sus narices se rozan levemente.

—Tu tampoco me gustas —susurra mirando hipnotizado aquellos labios rojos que muere por besar desde hace más tiempo del que le gustaría admitir.

—¿No?—le susurra también, su voz más profunda de lo normal — ¿Ni siquiera un poco?

—Nada en lo absoluto.

Y es entonces cuando MinHo lo besa, sus labios presionándose con delicadeza contra los suyos, intentando demostrar con aquel beso lo que con palabras no puede.

El beso es lento y apasionado, sus labios se mueven en un baile descoordinado mientras se pierden en el sabor del otro. Es algo torpe e imperfecto, pero ambos estallan en fuegos artificiales por dentro.

Todo es demasiado, y ninguno parece haber estado consciente de lo mucho que necesitaban aquello, lo mucho que se han perdido durante toda su vida.

Porque besarse ha sido como la bocanada de aire que tomas al salir del agua después de haber estado sumergido por mucho tiempo.

Se separan para tomar aire cuando sus pulmones se quejan, pero el espacio entre ellos desaparece rápidamente por segunda vez, cuando vuelven a juntar sus labios.

Esta vez sus bocas se mueven de una manera más hambrienta y desesperada. Las manos de MinHo aprietan el agarre en sus caderas y lo pega más a su cuerpo, las de JiSung se mueven para colocarse sobre las mejillas del castaño y profundizar aún más el beso.

Todo parece demasiado perfecto, una imagen salida de un cuento de hadas. Tan solo ellos dos besándose entre la nieve.

Pero finalmente se separan, ambos con respiraciones agitadas y pupilas un tanto dilatadas. Y quieren más, mucho más.

Pero JiSung se separa por completo, sonríe tímidamente antes de susurrar un “gracias”, tomar su regalo y subir rápidamente los escalones del porche para entrar en su cálido hogar.

Y MinHo sabía que ya estaba perdido.

•••

Al final del día, MinHo se dejó caer sobre su amplia y acogedora cama mientras soltaba un suspiro dramático y sonreía emocionado. El recuerdo de los labios de JiSung aún danzaba en su mente, el sabor todavía fresco en su boca y el aroma a canela y té lo envolvía.

Solo había sido un beso, nada de qué preocuparse. Un beso no tenía por qué tener ningún significado.

Pero lo tenía, significaba que él se sentía vulnerable.

•••

La luz de la luna brillaba intensamente en el cielo estrellado mientras MinHo entraba por la puerta principal de su casa con una sonrisa que desapareció al instante al ver el rostro pálido de su novio.

—Hola, precioso, ¿todo bien? — preguntó mientras se quitaba la chaqueta de cuero y la dejaba sobre el sofá.

—¿Cuánto tiempo pretendías mantenerlo en secreto? —  MinHo se quedó paralizado ante esas palabras, confundido por lo que estaba pasando.

—¿Qué?

—¡Cómo pude ser tan idiota! —soltó una pequeña risa de frustración que erizó la piel del castaño.

—No entiendo, ¿qué está pasando? — se intenta acercar pero su novio tan solo se aleja con temor.

—¡No te me acerques! — lo miró con asco, y eso solo le rompió aún más el corazón.

No entendía qué estaba sucediendo, pero podía hacerse una idea.

—¿Amor?

—¿Eres un maldito hombre lobo? ¿Cómo es eso siquiera posible?

Muchas cosas pasaron por su mente en ese momento, pero no pudo hacer más que abrir la boca en busca de palabras que se negaban a salir. El nudo en su estómago lo hizo sentir mareado.

—Yo... — intentó explicarse, a pesar de no saber por dónde empezar. Se quedó paralizado ante la mirada de desprecio proveniente de la persona a la que más amaba.

—No, MinHo — lo mira con rabia emanando de cada poro de su piel, y finalmente tomó el anillo que significaba tanto para él y lo lanzó al suelo—. Eres un monstruo.

Eres un monstruo.

Monstruo.

Eso es lo que eres.

Todo quedó congelado en ese momento, la imagen de su novio con expresión de asco era lo único que quedaba mientras todo a su alrededor se volvía oscuro.

El rostro del chico al que alguna vez amó se transformó lentamente en el rostro de aquel otro chico de cabello azul y ojos bonitos.

—Ratón.. — susurró MinHo con voz temblorosa.

Y luego, con la misma expresión de asco, JiSung se acercó a él y susurró:

Eres un monstruo.

Y fue entonces cuando MinHo finalmente despertó, con la respiración agitada y un dolor en el pecho que no había sentido en mucho tiempo.

El miedo regresó.

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