Se podía escuchar la respiración agitada del chico el cual había estado desde hace media hora en su auto tratando de encontrar las palabras perfectas con las que podría volver a ganarse la confianza de Mary, el sabía que se había comportado como un verdadero estúpido insensible, pero estaba arrepentido, tenía y necesitaba recuperarla, pero temía de haberla perdido
Por parte de Mary ella no podía dejar de pensar quería dejar de hacerlo, los últimos días no había comido casi nada aparte de unas tazas de té que se había tomado para poder relajarse. El apartamento estaba ordenado mary siempre fue muy quisquillosa con ese tema cada vez que se ponía nerviosa desordenaba todo y lo volvía a ordenar, una acción que realizaba desde muy pequeña.
A este punto Matías ya había tomado el valor de bajarse del coche y dirigirse a la puerta del apartamento, tenia las palabras preparadas, su corazón estaba a mil y eso tenía una explicación científica muy interesante.
Presiono el botón una vez ya que sus manos temblorosas no le permitieron volver a hacerlo. Al sentir que tocaron a la puerta Mary no dudo en ir a abrir esperando que fuera su pedido de helados que había encargado horas antes tenía una sonrisa de oreja a oreja, pero al abrir solo pude ver a Matías su sonrisa se fue decayendo momentáneamente mientras miraba sus ojos que tanto extrañaba
Cuando encontramos a la persona deseada se dispara la señal de alarma, nuestro organismo entra entonces en ebullición. A través del sistema nervioso, el hipotálamo envía mensajes a las diferentes glándulas del cuerpo ordenando a las glándulas suprarrenales que aumenten inmediatamente la producción de adrenalina y noradrenalina
Los efectos para los dos reaccionaron en seguida, el corazón de Matías comenzó a latir más de prisa para ser más exactos 130 pulsaciones por minuto, la presión arterial sistólica de Mary comenzó a subir aun mas, los dos se encontraban en una cascada de reacciones emocionales, pero tuvieron que volver a la realidad
- ¿Paso algo? -fue lo único que pude pronunciar la castaña antes de que Matías fuera hacia los brazos de esta, no le dijo nada, pero con ese abrazo pudo expresar todo o al menos eso pensaba el, por parte de Mary no podía entender el motivo de su abrazo, pero se sentía reconfortante por lo que lo correspondió volvió a cruzas sus delgados por sus hombros y el volvía a rodear su cintura y acurrucar su cabeza en su cuello.
Mary en algún momento pudo sentir como su cuello se fue humedeciendo dándose cuenta así de que Matías estaba llorando pero fue extraño la manera en la que lloraba por que entre mas se aferraba a ella mas lloraba, o eso parecía ya que luego se separo aun con sus brazos en la cintura de la joven en ese momento Mary pudo percatarse de sus ojos, estos se encontraban húmedos y por estos bajaban muchas lágrimas, los labios del también temblaban, Matías no quería que ella la viera en ese estado por lo que empezó a tratar de hablar mientras se reía
-te pediría perdón, te lo imploraría- la voz entrecortada de este removió algo en el estómago de Mary un sentimiento de culpa la invadió
-Pero sé que ya es muy tarde Y ahora no hay nada que pueda hacer así que intento reírme de eso porque-se le escapo un pequeño sollozo
-No-no quiero que me veas llorar-fue lo ultimo que pudo decir Matías antes que Mary se lo llevara hacia dentro cerrando la puerta y lo guiaba al sofá donde lo dejo sentado, Mary solo podía ver su reflejo en aquellos ojos, Matías lloraba como un niño pequeño enrollándose en la cintura de Mary pidiéndole perdón repetidas veces
-Tranquilo, tranquilo está bien -dijo la castaña abrazándolo intentando que dejara de llorar no le gustaba verlo así
En algún momento Mary pudo verse a través de Matías, pudo recordar como ella también lloraba como una niña alta, pero también sintió la necesidad de protegerlo, las lagrimas de Matías cesaron y se sintió más tranquila, aunque aún podía abrazarlo y oler su exquisito aroma
Los pensamientos de Mary se vieron interrumpidos cuando pudo sentir que Matías se había puesto de rodillas y tenia sus manos en las piernas de Mary la cual ese tacto de alguna forma le había dado un cosquilleo interno
-Quiero estar contigo ya no tengo a otra persona no quiero esperar mas Mary ¿Quieres ser mi novia? Por favor yo
Mary no lo dejo terminar ya que lo interrumpió con un beso, el beso que ambos necesitaban y que estaban esperando, la desesperación era obvia, ambos estaban pidiendo a gritos internamente seguir, las manos de la chica estaban en es rostro de Matías, mientras que las mano de este estaban en la cintura como siempre le gustaba posarlas
-espero que esto responda tu pregunta-dijo la chica ya mas agitada
Matías desaceleró el beso para explorar mejor la boca de la peli castaña, comenzando a hacer movimientos lentos pero provocadores con el músculo de su lengua. Ambos cuerpos se frotaban, moviendo sus labios, pero ambos deseaban algo más que un simple cruce de labios. Separándose de aquel beso con respiraciones agitadas, compartieron una mirada de complicidad, ambos conscientes de lo que el otro deseaba.
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Mary soltó una risa mientras se aferraba a la tela oscura proveniente del abrigo de Matías a medida que cerraba la puerta de su habitación detrás de ellos, ninguno apartando sus labios del otro en ningún momento. Ambos tropezaron levemente con la alfombra situada en medio de la habitación, tambaleándose y dando pasos inestables debido al nerviosismo de los dos.
Ella fue la primera en separarse del apasionado beso mientras arrojaba su cuerpo con cansancio a la cama perfectamente hecha horas antes y su estómago comenzó a revolotear cuando él pareció captar aquella invitación, acostándose encima suyo con movimientos torpes al tratar de no aplastarla.
Mary profundizó aquel beso y extendió su mano hacia arriba para acariciar lentamente el muslo del peli castaño. Ante esto, sintió los cabellos de la nuca de Matías tensarse; en parte debido a la brisa que entra por la pequeña ventana, pero también a la sensación de hormigueo dentro de sus pantalones.
Pero, ¿qué harías si te tocara ahora?
La chica podía sentir como se mojaba más debajo de su vestido color blanco. No tenía prisa por hacer las cosas más rápido, pero podía sentir el propio deseo de su ahora novio creciendo por la forma en que se presionaba contra ella. Luego de estar minutos en aquella posición, y sabiendo que él no iba a actuar primero, Mary extendió su mano otra vez, esta vez con dirección hacia las de él, tomando ambas y colocándolas entre sus muslos ya separados. Matías gimió en sus labios cuando sus dedos hicieron contacto con el paño húmedo de encaje entre sus piernas, haciendo que ella las separe más cuando él comienza a frotar esta área lentamente. Un jadeo se le escapa cuando al sentir sus dedos presionados firmemente contra su clítoris. Él conduce su mano hacia su propio bulto en sus pantalones.
Ambos pares de ojos se encuentran lentamente entre ellos; sus iris café oscuro contra los marrones de ella se cruzaron mientras que ambos corazones comenzaron a latir más rápido. Hubo una larga pausa antes de que Matías tragara fuertemente.
- ¿Vos estás segura de esto? -Matías se escuchaba nervioso y como no si había imaginado este momento tantas veces en su cabeza que ahora no sabia ni como reaccionar
-Lo estoy-La pelicastaña asentía lentamente mientras que avanzaba para encontrar sus labios nuevamente, comenzando a volverse adicta a la sensación que le provocaba aquel húmedo rose.
La boca de Matías se abría tiernamente contra la suya mientras sus manos se movieron hacia sus hombros, rozando lentamente los tirantes de su vestido por sus brazos junto con los de su sujetador. Él fue el primero en romper el contacto con su piel para desabrochar rápidamente su camisa blanca. Sus dedos temblaban nerviosamente alrededor de los botones de esta mientras intentaba evitar su mirada. Mary lo observaba atentamente mientras evitaba sonreír, enternecida por recordar el momento donde este le pidió ser su novia.
Un cosquilleo apareció entre sus muslos mientras aquella prenda desaparecía de su torso lentamente la idea de tenerlo en esa posición, vulnerable y sólo para ella, era demasiado para su cuerpo. Su corazón y su estómago parecían palpitar incontrolablemente, haciéndola sentir increíblemente excitada y con náuseas al mismo tiempo.
Sus manos retomaron rápidamente su camino hacia su vestido y Mary movió ambos brazos hacia arriba, lo que le permitió tirar de aquella prenda fácilmente hacia arriba y por encima de su cabeza antes de tirarla al suelo junto a la cama. Ella gimió cuando sintió el aire golpear contra su estómago y pecho y percibió cómo sus mejillas se calentaban una vez más cuando Matías avanzó y presionó un beso en la suave curva de su pecho, justo encima del borde su sostén.
La menor guio sus manos hacia su cabello mientras él movía sus labios hacia abajo y besaba un rastro a lo largo de su cuerpo antes de volver a subir; comenzando a besar esta vez la parte baja de su cuello. Sus húmedos labios la hacían sentir un delicioso cosquilleo por todas partes. Las manos del chico se movieron a lo largo de su estómago y espalda baja antes de moverse hacia arriba para desabrochar su sostén. Se tomó unos momentos; jugueteando con el cierre, antes de desenganchar el material de su cuerpo. Mary se alejó de él momentáneamente, sacando las elásticas correas de sus brazos y arrojando aquella otra prenda a un lugar aleatorio del suelo de su habitación.
Ella volvió a tomar su cabellera castaña, desordenándola mientras él se acercaba y abría sus labios carnosos contra el capullo de su pezón izquierdo. Jadeaba ante la dulce sensación mientras él chupaba suavemente su carne; moviéndose de un seno al otro antes de alejarse y capturar sus labios en un beso dulce, casi casto.
-Wacha me vas a volver loco- Suspiró mientras se alejaba. Mary no pudo evitar sonreír en respuesta a aquello. Nunca nadie la había hecho sentir tan especial antes que él.
Bajándose de la cama para quitarse los jeans, ella lo observaba mientras desabrochaba la hebilla del cinturón y comenzaba a quitar la tela azul de su cintura. Sus ojos se desviaron ligeramente una vez que la entrepierna de sus calzoncillos negros se hizo visible debajo. Matías intentó ocultar su notable sonrojo mientras se acercaba nuevamente hacia ella, acercando su rostro al suyo para besarla.
-Me encantas-Ella se rio, besando su cálida mejilla sonrojada.
Su novio rio nerviosamente en respuesta mientras rebuscaba algo en el bolsillo trasero de sus pantalones, volviéndose aún más tímido cuando Mary fijó su vista en la pequeña bolsa plateada en sus manos. ¿Eso había estado allí todo este tiempo? ¿Acaso el ya sabía a qué venia?
La menor abrió la boca para preguntarle si se lo pondría él mismo o tendría que ayudarlo, pero él la interrumpió con otro beso, moviéndose fácilmente sobre su cuerpo mientras que alcanzaba una de sus manos hacia sus muslos y separaba estos con lentitud. Ella jadeó cuando sintió sus dedos índice y medio acariciar su ropa interior húmeda en línea recta; desde su pubis hasta el espacio encima de su lugar más íntimo. Él empujó sus dedos a través de la tela y sólo se movieron un par de centímetros, pero aquello había sido suficiente para dejarla sin aliento. Matías frotó esa área con movimientos torpes pero suaves, los nervios lo carcomían debido a su nula experiencia en aquellos temas.
-Te gusta preciosa -Preguntó mirándola. Ella sólo podía asentir y tragar saliva en respuesta.
- ¿Puedo quitar esto? -Su dedo índice recorrió suavemente la tela de su ropa interior mientras hablaba. Mary hizo una pausa por un segundo ante de asentir y ayudarlo con su trabajo.
Sus ojos marrones se fijaron en ella sólo por un breve momento y se sintió aliviada cuando se acercó para besarla una vez más, sus dedos regresando a la parte baja de su cuerpo. Sus pliegues se sentían cada vez más húmedos cuando él deslizó su mano a lo largo de la entrepierna de la menor y ella se encontró alcanzando el bulto visible en sus boxers para acariciarlo a través de la tela, haciéndolo jadear cuando enroscó sus dedos sobre la punta de su miembro y lo agarró suavemente.
-Esta duro- Mary soltó aquellas palabras por impulso y esta vez fue el turno de Matías de sonrojarse. Estaba demasiado distraída en ese momento por su hermosa expresión y sus mejillas rosadas como para sentirse avergonzada por sus propias palabras.
La mano del chico se deslizó hasta el espacio entre sus muslos y Mary gimió cuando aquellos dedos se deslizaron entre sus pliegues y rozaron su clítoris. Ella se tomó el trabajo de frotar a lo largo de su longitud cubierta mientras sentía su dedo índice deslizarse en su apretada humedad, seguido otra vez por su dedo medio.
Luego de unos cuantos segundos él ya había empujado su tercer dedo para unirse a los otros dos y Mary se sentía segura de que cualquier malestar que pudiera sentir ya había pasado. Estaba más preparada que nunca y lo único que quería en ese mismo momento era tenerlo por completo. Un último beso selló aquel encuentro mientras él liberaba su propia erección. Los ojos de la pelicastaña recorrían su longitud con curiosidad mientras se abría aquel pequeño sobre y deslizaba el látex color crema por su miembro con movimientos expertos. No pudo evitar pensar en lo deseable que se veía haciendo aquello.
Matías regresó hacia ella y frotó un poco el exterior de su abertura antes de posicionarse entre sus muslos y alinearse. Ella jadeó en su boca cuando lo sintió entrar y hubo un momento de dolor cuando los primeros centímetros se hundieron; una sensación de estiramiento y desgarro que le dejó sus ojos llorosos al tomarla por sorpresa. Mary mordió sus labios mientras él se acomodaba entre tus piernas; enterrado por completo. Matías sintió su malestar de inmediato.
- ¿Che estás bien? - Su voz sonaba preocupada mientras detenía el movimiento en sus caderas, haciendo rápidamente que la culpa la invada. Ella lo miró y asintió nerviosamente, no queriendo que se detuviera.
-Perdón por haberte hecho daño-
Matías se inclinó hacia delante y besó suavemente su mejilla. Luego de aquello, esperó unos momentos a que ella se adaptara a su grosor antes de mover sus caderas lentamente mientras salía hasta la mitad. Mary se quedó sin aliento ante la nueva sensación no del todo desagradable y él hizo una pausa por un momento antes de volver a hundirse; empujando gradualmente. Esperó un momento hasta que estuvo completamente enterrado antes de volver a salir y repetir su accionar.
Mary sintió como se estiraba deliciosamente alrededor de su considerable circunferencia y ambos alejaron sus labios para dejar escapar un grito ahogado. La calidez de su aliento era reconfortante contra el relativo frescor del dormitorio y ella envolvió sus piernas alrededor de su espalda baja, intentando acercarlo lo más posible a su cuerpo. Al principio Matias se movió contra ella muy lentamente; saboreando aquella sensación.
-Te sientes muy bien-Él le susurró en su oído mientras besaba lentamente su cuello.
El pelicastaño comenzó a empujar sus caderas contra ella con un poco más de fuerza, moviendo su mano entre sus piernas y frotando lánguidamente su clítoris a medida que aumentaba el ritmo de sus movimientos. Ella gimió al sentirse completamente empapada por sus propios jugos; los dedos de él frotándose contra ella de manera más errática, aprovechando la lubricación adicional. Mary sintió la parte inferior de su cuerpo comenzar a calentarse cuando él juntó otra vez sus labios y la besó profundamente. Se notaba que ambos estaban increíblemente cerca y él apartó sus dedos de ella para agarrar sus hombros mientras se corría. Sus caderas se sacudieron pesadamente contra la parte posterior de sus muslos mientras se dejaba derramar dentro suyo. Ambos se abrazaron mientras sus respiraciones se hacían más lentas.
Matías se soltó y se retiró un momento después, haciéndola jadear ante la sensación resbaladiza. Ella lo miró soñadoramente mientras lo veía quitarse el condón y tirarlo al pequeño cesto de la basura, enderezándose por completo. Estaba a punto de moverse cuando, de repente, él agarra sus muslos previamente separados y empujó sus piernas hacia arriba, colocando ambas casi a la altura de sus hombros. Este mantiene fuertemente su agarre contra allí mientras acomoda su cabeza entre aquel espacio y lame su clítoris húmedo y resbaladizo antes de que ella pudiera protestar.
Ella gime inmediatamente cuando la sensación de su cálida lengua golpea perfectamente su punto más sensible. Aquella también era la primera vez que experimentaba la sensación de aquel músculo luchando contra ella de esa manera y supo de inmediato que eso se sentía alucinante. Se encontró admirando su confianza y su habilidad al hacer eso mientras la preparaba rápidamente para su liberación. Mary se estremeció contra él en un fuerte temblor y Matías se abrazó firmemente a su agarre mientras sus caderas se balanceaban y se sacudían contra su boca abierta sobre ella, casi haciéndola llorar.
Sus extremidades se sentían relajadas y ágiles en las manos de su novio y ella no pudo evitar sonreír mientras se alejaba lentamente de ella y rodaba sobre su espalda, extendiendo su brazo y atrayéndola contra él. Ambos roles se invirtieron mientras Matías colocaba su cabeza sobre el pecho de ella.
- ¿Crees que podría quedarme aquí esta noche? Realmente me gustaría dormir a tu lado- Él volvió a mirarla bajo espesas pestañas negras, sus ojos ya un poco aturdidos y somnolientos.
-Por supuesto que puedes- Mary sonrió, mirándolo.
Ante esto, el pelicastaño sonrió y besó sus labios una última vez con una sonrisa y Mary sintió cómo su estómago se agitaba de alegría antes de cerrar sus ojos igualmente.