¡Como te odio, Percy! ✔

By AnyAngie1

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Annabeth Chase y Percy Jackson son las personas más populares del Colegio Harrinson y solían ser los mejores... More

Castigada por lanzar espagueti.
De nuevo a la dirección.
ChicoTímido.
Piper quiere un súper cerebro.
Agua helada y Rock N' Roll
Castigo y malos chistes.
Amable por apuesta.
Percabeth.
¿Annabeth y Jason o Piper y Jason?
Poseidón y Atenea se besan.
TodosMeAman es...
Confesiones y dudas.
Soy Percy Jackson.
¿Qué ha cambiado?
Celos.
Pizzería Pactualini.
¿A Annabeth le gusta Percy?
Revelaciones y secretos.
Confundilandia.
¿Percabeth es real?
Fotos furtivas y robos accidentales.
Noticias falsas, novios falsos.
Rosas.
Mentiras y verdades.
Bromas pesadas.
Palizas imaginarias.
Declaraciones.
Como te odio, Percy.
Por esas charlas tan especiales.
El universo lo quiso así.
Oportunidad perdida.
Sueños hermosos, realidades deprimentes.
Fiestas de disfraces.
Bailes al compás del misterio.
El Zorro Y El Pirata.
El tribunal de las mentiras.
Gorras verdes y decepciones.
¿Zack y Percy la misma persona?
Y ese chico... ¿Quién es?
Consejos, rupturas y charlas.
Cartas especiales.
Mentira cruel.
Te extrañaremos, Leo.
Te Amo.
Epílogo
Agradecimientos.

Iguanas, secretos y nachos.

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By AnyAngie1

Capítulo 46: Iguanas, secretos y nachos.

En los concurridos pasillos del Colegio Harrinson...

Annabeth ha buscado a sus amigas desde el primer instante que dejó ese pasillo del colegio. Necesita en cuanto antes contarles lo que escuchó de Percy y sus amigos.

¿La buena noticia? Las ha encontrado en los patios del colegio almorzando. ¿La mala noticia? Calipso está con ellas. No va a ser nada fácil contarles lo que ha escuchado.

—Hola, chicas —saluda la rubia y Piper, Hazel y Calipso le devuelven el saludo. Aunque nota que el de Calipso es un poco más triste—. Tengo que contarles algo... Calip, por favor no grites en cuanto lo diga.

La mencionada frunce el entrecejo pero no dice nada. Annabeth toma aire y comienza a contarles a detalle las palabras de los chicos. Cuando termina, casi espera que Calipso se lance dramáticamente al suelo a llorar a lágrima viva, pero eso no pasa. La chica se ha quedado mirando fijamente a Annabeth con incredulidad y la rubia teme que lance su ira hacia ella, porque es obvio que está muy molesta: aprieta los puños a sus costados y frunce los labios con disgusto.

—Calipso... ¿Te encuentras bien? —se atreve a preguntar Piper. La chica parece salir de un trance y empieza a mirar por todos lados, buscando algo, quizás a alguien.

De la nada, comienza a correr a una velocidad de vértigo, dejando a las otras tres en completo shock. Unos segundos después logran recomponerse y correr detrás de Calipso. ¿A dónde irá? No tardan en resolver su duda: va directo hacia Jason, Percy, Nico y Frank, que observan extrañados a las chicas correr hacia ellos.

Aún a las chicas les queda una larga distancia para alcanzar a Calipso, pero desde los metros de distancia pueden ver como agarra a Nico por los brazos y escuchan claramente lo que ella grita a todo pulmón:

—¡¿QUE RAYOS ES ESO DE QUE LEO A MUERTO?! ¡¿POR QUÉ NINGUNO DE USTEDES SE PREOCUPA POR ÉL?! ¡¿POR QUÉ ACTUAN COMO SI LO QUE SE FUERA MUERTO FUERA UN TRAPO VIEJO Y NO SU AMIGO?! ¡SON LAS PEORES PERSONAS QUE CONOZCO!

Los amigos de Nico empiezan a buscar como separar a la chica del pelinegro, pues ella lo ha estado sacudiendo con cada palabra que decía.

Calipso, déjalo —pide Piper jalando también a la chica. Realmente se empieza a preocupar Nico: si ella sigue batiéndolo así, va a acabar sin brazos.

—¡NO! ¡Ellos son los peores amigos del mundo! ¡No merecen que los deje en paz! —grita la muchacha, aunque ya a aflojado su agarre en Nico y Annabeth ha logrado que se aleje de él.

—Vamos a calmarnos un poco —dice Jason—. Calipso, si mal no entendí, piensas que Leo Valdez ha muerto, ¿no?

—Eso es lo que me han dicho —afirma la chica más calmada.

—Pues, te han informado mal —le informa Percy con una sonrisa amable, es tan bonita esa sonrisa que le da a Calipso que Annabeth siente los acostumbrados celos—. Sí, ha muerto Leo, pero no Leo Valdez. Podríamos decir que es de la misma familia, pero no es uno de ellos.

—No te entiendo —dice Hazel luego de unos segundos de silencio.

—No es complicado de entender. Ha muerto la mascota de la madre de Leo. La mascota se llama Leo, como el chico que conocemos. Pero el Leo que ha muerto, ha sido una iguana. No nuestro amigo. Su madre le ha puesto el mismo nombre que su primer hijo porque le gusta mucho ese nombre.

Silencio de nuevo. Annabeth está aturdida. Así que... ¿lo que ha muerto ha sido Leo, la iguana y no Leo, el humano? Se siente más confundida que nunca.

—¿Leo tiene, eh, tenía una iguana? —pregunta Piper asombrada.

—Sí. La iguana se había caído de un árbol de algún modo u otro. Eso, al parecer, le había afectado mucho o algo así. Murió a los pocos días. La madre de Leo estaba devastada, pues uno de sus Leo ha muerto y el otro está recuperándose de un accidente de coche —explica Jason.

—Esto es... confuso —habla Calipso—. Pero es un alivio saber que Leo no ha muerto.

—Infórmate mejor la próxima vez —le aconseja Frank con una cálida sonrisa.

—Claro —la chica se da media vuelta y se dirige a sus clases como si esa escena no fuera pasado jamás.

A las afueras de la ciudad...

Zacharias mira a Rogelio, que permanece leyendo en voz alta el artículo de su tablet.

—Oye... ¿estás completamente seguro de que es la persona que estamos buscando? —pregunta el pelinegro.

—Pues claro que sí, Zack. Llevo investigando por meses. Marcelo y Bob me han ayudado, y estamos cien por ciento seguros de que es él.

Zack mira por la ventana de la sala de estar de la casa de Rogelio. Si su amigo tiene razón, al fin han conseguido lo que llevan buscando por muchísimo tiempo, pero aún así parece demasiado fácil para ser real.

—Amigo, ¿qué tal llevas lo del accidente? —pregunta Marcelo que ha estado escuchando en silencio.

—Genial. Ya verás, aún tengo el brazo con un yeso y mi ojo de alguna manera se golpeó, y debo llevar el parche por un tiempo más. Pero del resto genial. Leo ya ha salido también, pero su mascota ha muerto. Iremos a enterrarlo.

—¿Una mascota?

—Una iguana y es de su madre, la verdad. Pero luego de ir a ese entierro podemos salir de la ciudad e ir a buscarlo —Zack vuelve a mirar a sus amigos.

—De acuerdo. ¿Le vas a decir la verdad a Percy? —cuestiona Marcelo.

—Para nada. Es mejor si no sabe lo que hacemos... Creo que no le sentaría muy bien. Sólo le diré que será un viaje familiar, y que no puede venir.

—Más secretos a la lista... —suspira Rogelio.

Zack hace una pequeña mueca y se limita a no contestar. Tiene razón, pero esa es sólo una pequeña mentira de la larga lista que continuará creciendo por mucho tiempo más.

Al siguiente día, en la casa de los Valdez...

Han puesto a la iguana en una caja no más grande que una caja de zapatos, pero es de madera. Han asistido una cantidad sorprendente de personas a pesar de que todos sabían que lo que había muerto fue Leo, la iguana.

Jason, Percy, Nico, Frank y Zack, la famosa pandilla de chicos malos, asistieron como habían prometido, con sus trajes negros y corbatas grises —a petición de la señora Valdez—. Lo hacían más por Leo, el humano que por el otro, pues sabían lo extraño que podía resultar recién salir del hospital con vendas en la cabeza y brazos y que te lleguen diciendo: «Ha muerto la iguana».

Y todo se vuelve aún más incómodo cuando la madre de Leo les pide a sus amigos decir unas palabras para el animal que ni sabían que existía.

—Ah, pues, ¿qué decir? —empieza Jason. Hay como ochenta pares de ojos fijos en él, esperando a que diga algo motivador—. Pues... era verde. Muy verde. Y, ah... era especial por su verdura. Mm, Zack quiere hablar ahora.

El nombrado le lanza una mirada e intenta reprimir la risa para poder hablar.

—Leo, la iguana ha sido... —el pelinegro pone su mejor cara triste, coloca una de sus manos en su pecho y hablando con la voz más melancólica dice—: Estoy tan conmovido que no sé qué decir. Pues, creo que es hora de que hable Percy.

Percy iba a hablar cuando ve que la madre de Leo se acerca, con lágrimas cayendo por sus ojos, y abraza a un muy sorprendido Zack.

—Esas palabras han sido muy hermosas, yo también estoy conmovida —la señora se aparta del chico y vuelve a su lugar. Percy le lanza una mirada que dice: intentaré no decir nada triste si eso implica a la señora llorar sobre mí.

—La pequeña iguana ha sido muy especial es ésta familia. Y para mí es un gran honor estar aquí, honrando su memoria —dice el pelinegro. La señora Valdez lo mira con agradecimiento, y Percy reza para que no se lance también sobre él—. ¿Qué dices Frank? ¿Que quieres hablar? Vamos, hazlo.

Frank lo mira con mala cara pero habla, diciendo lo primero que se le ocurre:

—Fue una gran mascota. Que en paz descanse.

—Nico, di unas palabras —lo anima Jason con una sonrisa.

—Leo, la iguana. Vaya, ¿qué se puede decir? Era muy especial, sin duda. Una de las mejores mascotas que la humanidad pudo haber conocido —dice Nico. Mira a Leo, y éste con una pequeña sonrisa y con las manos en sus bolsillos mira a todos los presentes.

—¿Que mejor manera de honrar su memoria que comiendo nachos? —dice.

Todos comienzan a dar su aprobación y se dirigen dentro de la casa, dónde luego del funeral habría una gran fiesta en honor a su memoria.

Los seis amigos se quedan atrás un segundo, y luego estallan en carcajadas riéndose de sus propios discursos. Pero nadie puede culparlos, nunca han asistido a un funeral, mucho menos al de una iguana.

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