CAFÉ A CIEGAS, con doble de a...

By palomagomez78

438 91 102

Cuando Alex se divorcia le pide ayuda a sus hermanos para volver a encontrar pareja, porque piensa que es mej... More

N. de A. ☕️
Yo Y Mi Cita N°15
Yo Y Mi Error
Yo Y Mi Gran Familia
Yo Y Mi Búsqueda
Yo Y Mi Radar Estropeado
Yo Y Mis Opciones
Yo Y Mi Estrés Laboral

Yo Y Mis Citas A Ciegas

64 10 22
By palomagomez78

¿Por qué no abandono ya esto de las citas a ciegas? Quizás las relaciones no estén hechas para mí, y ahora que todavía me queda dignidad, tras el momento de euforia inicial cuando les dije a mis hermanos que sí, que me buscaran pareja, debería retirarme a tiempo. Solo así me evitaré otra derrota, que seguro será lo que me pase esta tarde, como en las catorce veces anteriores.

     Mis hermanos todavía no aciertan con ningún hombre que me guste y todo por culpa de mis demandas sobre ellos desde que me divorcié. Parece que el inútil de mi ex consiguió dejarme incapacitada para comenzar una nueva relación, porque es conocer a cualquier hombre y mi subconsciente actúa por sí solo activando mi rechazo. 

     Así es cómo me quejo de cualquier cosita insignificante, como que sean demasiado altos o más bajos que yo. Miro bien que no tengan narices pequeñas o grandes, manos encallecidas o de manicura, dientes megablancos y alineados o amarillos y torcidos, ¡he llegado incluso a quejarme por el hecho de que tuviesen melena o les faltase pelo! Y no solo me quedo en lo meramente físico, meterme en temas profundos de estudios económicos, política actual y fútbol con ellos me ayuda a ver ese punto negativo del que quiero huir en cuanto a toxicidad, y ya no digamos si nombro a los animales. No soporto que no me dejen hablar porque sean ellos los que no se callen o que hablen poco y no pueda escucharles el timbre de su voz,  que siempre rían o que me cueste hacerles sonreír, que coman haciendo ruiditos o que beban con tanto sonido.

     Hoy podrá ser otra de las muchas citas a ciegas que he tenido, pero yo, Alex Muñoz, jamás bajaré el listón en cuanto a características, actitud y personalidad de un tío, así no pueda encontrar el amor y a cambio me tenga que dejar el sueldo en la industria juguetera sexual de este país. Porque si mi ex alcanzó una vez mis expectativas, ¡es porque no estaban lo  suficientemente altas!

     —Llegarás tarde, cariño, no te mires más en el espejo.

     Mi madre entra a mi dormitorio, bueno el que una vez fue mío en esta casa, ahora es de Lexi, mi hijo de cinco años, cuando necesito que se quede con su abuela. Siendo así, y pasando más tiempo aquí que en nuestra propia casa, puedo decir que no abandono del todo el nido familiar. Y no exagero cuando comparo la casa con un nido, solo que debería de empezar a hacerlo con una granja puesto que alberga a todo tipo de animales, los que mi madre llama cariñosamente hijos. Los varones, claro. 

    Mis seis hermanos, que al igual que yo no sabrás jamás si viven aquí o no.

     —No termino de verme con la ropa para esta cita, mamá. 

     —Será porque vas disfrazada, cariño —comenta sonriendo.

     —René dice que siempre lo ha visto en compañía de mujeres muy elegantes por ser uno de los comerciales mejor valorados de las bodegas del Bajo Guadalquivir.

     —Tu hermano no sabría distinguir a un inquilino de la Zarzuela* de tenerlo delante en sus narices. Que no te afecte su opinión.

     Pero para ser él quien ha organizado en esta ocasión la cita, debería oirle, ya que me he acostumbrado a la “ayuda desinteresada” de todos ellos por encontrarme pareja. De otro modo, con el trabajo diario, el niño, mis urgencias en la clínica, y el voluntariado de los fines de semana, y por supuesto venir a ver a mis padres, pues la verdad, no encuentro el tiempo ni para depilarme siquiera y salir de mi cueva.

     —¿Qué te parece? ¿Negra o roja? —le pregunto con ambas chaquetas en la mano dispuesta a terminar cuanto antes y largarme a conocer a Álvaro—. Luján apuesta por la roja, ha dicho algo de pasión, sensualidad y deseo.

     —Luján carece de la habilidad para combinar colores. Haz lo contrario y acertarás.

     —No me ayudas en nada, mamá, entonces de poco me vale lo que digan Gabi o los gemelos, ya.

    —Cariño, los tres disfrutan haciéndote sufrir, no debes oírlos. Anda, ven.

   Mi madre toma una toallita desmaquillante de la cómoda para pasarla por mis ojos y labios.

    —Alex, cariño, ningún hombre puede saber lo que le gustará a otro de una mujer, y por supuesto ninguna mujer tiene por qué compararse a otra para conquistar a un hombre. Sé tu misma, cielo, aunque a veces tu carácter de mierda salga a relucir y lo estropee todo.

     Las dos nos reímos a carcajadas. Cuánta razón tiene mi madre. A mis exigencias para encontrar un hombre añado ahora que mi carácter de mierda no es negociable, Álvaro tendrá que aceptarme tal como soy.

     No tardo ni cinco minutos en encontrarme a gusto con mi ropa de siempre, unos pantalones vaqueros de pata de elefante,  una cazadora de corte y color militar, y una botas negras de cordones. No he necesitado recoger mi pelo porque desde hace meses lo llevo corto y solo me he puesto rímel y delineador verde.

     —Ahora sí. Estás preciosa. ¿Lo llevas todo?

     —Sí, mamá —confirmo mirando el interior de mi bolso, cruzado en mi pecho—, no se me olvidan los condones.

     —Me bastaba el sí.

     Beso a mi madre, sonriendo, es cierto que siempre hemos hablado de sexo sin tapujos, pero en esta ocasión prefiere no entrar en debates sobre seguridad y profilaxis cuando voy a verme con un hombre desconocido para ambas. Juntas abandonamos la habitación, abrazadas.

     —No dejes que Lexi cene tan tarde, mamá, y acuéstalo pronto, ¿sí? Mañana lo recoge el inútil y no quiero que lo vea cansado.

     —No te preocupes.

     —¿Están todos abajo? —pregunto preocupada. Muchos hermanos, pero poca ayuda, hasta ahora, la que me han dado.

     —Como en cada una de tus citas, cariño, quieren darte el último apoyo. 

     "Reírse de mí una última vez, habrá querido decir".

     Bajamos las escaleras, y conforme me dejo ver por el hueco de los barrotes de la barandilla oigo a cada hombre presente en la sala, incluidos mi hijo y mi padre.

     —Estás guapa, mami. 

     —Gracias, tesoro —le digo con una sonrisa.

     —¿Qué dices de guapa, mocoso?, si no se ha arreglado siquiera.

     —René, no le hables así a mi hijo —protesto con mala cara.

     —Cuidado, René,  que te saca el fusil de asalto.

     —Payaso —contesto a Gaby que se ríe en el sofá mientras le hace cosquillas a Lexi. Últimamente él y yo no solo bromeamos con el otro, nos enfadamos muy a menudo entre nosotros. 

     —Eso no es tendencia, Alex. Nada cool. —Los gemelos hablan a la vez, como siempre que pueden, y orientan sus dedos pulgares hacia abajo mientras niegan con la cabeza. Cuatro dedos que partiría, encantada, antes de irme.

     —Dejad en paz a Alex —intenta mediar mi madre inútilmente. 

     Y es que con semejante bandada de pájaros bobos que tiene por hijos poco puede hacer para poner orden en su nido.

     —Esta cita está abocada al fracaso antes de empezar, como si lo viera —insiste René.

     —Lo único que yo veo es que sobráis aquí. —Pero ninguno me echa cuenta, porque se ríen. Menos mal que sus mujeres no han venido esta vez.

     René, por conocer a Álvaro personalmente, sigue obcecado en cambiarme la ropa para hacerme parecer alguien que no soy.

     —Ni caso, ratona, tú a lo tuyo —me dice Luján,  el único que se ha acercado a besarme la mejilla—. No es rojo, pero tampoco sabemos si a ese tío le pone cachondo el ejército.

     El codazo que se lleva en las costillas pone el punto y final a esta despedida grupal, aunque también quiere hablar mi padre. Bueno, en realidad ha tosido para que todos lo miremos sentado en su sofá,  un reclinable que no se cómo sigue en pie con el meneo que le da cada día frente a la televisión. 

     —De lo único que tiene que preocuparse Alex, esta tarde, es de tener su detector afinado para inútiles…

     —¡Los oídos de Lexi! —grito a Gabi para que se los tape. 

     Mi hermano lo hace a tiempo de que las palabras de mi padre alcancen su entendimiento de cinco años, y es que ha comenzado a describir a mi ex y no sé cuándo pueda parar. Si de algo me enorgullezco es de que Lexi todavía no conoce la verdadera cara de su padre.

     —... cretinos, fantasmas, vagos, rancios, llorones y bocachanclas, como el que nos trajo a esta familia. 

     El silencio del salón es sepulcral, todos mis hermanos me miran para conocer mi respuesta. Yo me paseo bajo la atenta mirada de la decena de ojos hasta llegar a mi madre, mi padre y mi hijo, para besarlos.

    —Bueno, si sale mal y me enamoro de un tipejo así, la culpa esta vez será de René —digo ya a punto de alcanzar la puerta para cerrarla detrás de mí.

René fue claro hace tres días cuando vino a proponerme la cita, en casa de mamá. Almorzábamos en compañía de papá, mamá,  Lexi y los gemelos.

     —Álvaro es puntual, todo un reloj suizo, y estará en la cafetería a las seis y media, no tardes. 

     —¿Cómo coño lo reconocerá? 

     De mis hermanos gemelos, el mayor, Cris, se llevó una colleja de mi padre por hablar así de mal en la mesa, golpe que él compartió con Cruz, su igual, ya que también lo dijo.

     —Él llevará un libro —asegura René.

     —¿Y no sería mejor que me dejases ver una foto de ese hombre? Acabaríamos antes. 

     —Nah, se perdería la magia del primer encuentro. A ciegas es a ciegas, Alex, no a tuertos o miopes —dijo riendo. 

     En ese momento me hubiera gustado lanzarle a la cara el puré de patatas utilizando la cuchara como catapulta, pero pensé en los gemelos y en mi hijo, y en cómo los tres podrían seguir la guerra de comida. Yo ayudo a mi madre a limpiar la casa, así que entenderás que me quedase quieta.

     —Espero  de verdad que me guste ese hombre, René Muñoz, porque de lo contrario tú no volverás a organizarme una cita en tu vida, las dejaré al criterio del resto de tus hermanos.

     A ver, que si Álvaro necesita también citas a ciegas, espero que sea por falta de tiempo, como yo, no por falta de otras cosas. 

     —Eso, Alex, nosotros te lo conseguiremos antes que René —dijeron Cruz y Cris al unísono. 

     —Noooo, esto no es una competición entre vosotros,  chicos, se trata de mí y mis gustos —me apresuré a decir antes de que se descontrolase todo. Mi padre se reía ya a carcajadas, y mi madre sonría con él.

     Entiendo que los gemelos son los más pequeños de todos mis hermanos, a decir verdad yo voy detrás de ellos, pero ¡leches!, que tienen ya treinta y siete años, ¿no maduran todavía?

     —Tranquila, Alex, te parecerá un verdadero adonis, o yo dejo de llamarme René Muñoz —sentenció la conversación mi hermano mayor.

    Y si a él, que es un chapado a la antigua en cuanto a su orientación heterosexual, no le importó catalogar de semejante manera a un hombre, es porque en realidad lo será.

     Ya en la cafetería, el punto de encuentro para mi cita, ocupo una mesa para dos personas con una ventaja de tres minutos respecto a la llegada de Álvaro. Pienso una vez más en la palabra “adonis” y en su significado coloquial, y en el por qué un tío que parece ser así de mono necesitaría una cita a ciegas. No quiero pensar que es por culpa de su propio carácter “difícil”, porque menudo choque provocaríamos en las discusiones.

     Los murmullos a mi alrededor me distraen de mis pensamientos. No soy precisamente discreta y observo a la gente con descaro. Todos parecen  mirar hacia la puerta, donde un hombre en su treintena atractiva y sexi, y que bien podría prestar su imagen a la RAE para ilustrar dicha acepción de belleza griega, acaba de entrar.

     Tendrá metro ochenta, calculando por lo bajo, es moreno de pelo, todavía creo que de color natural, aunque sus canas del flequillo ya aparecen. Viste ropa deportiva que descubre al quitarse el abrigo.

     El hombre mira hacia todos lados mientras se acerca a una mesa libre junto al ventanal y deja su abrigo y su mochila de cuero en el respaldo de la silla que, al instante, ocupa.

    ¿Ves? Para esto también tengo citas a ciegas, para poder decir que socializo con hombres sin miedo al rechazo inicial. En otra vida quizás me atraviese a acercarme a uno y ligar por mí misma, pero el inútil hizo ese trabajo sucio conmigo hace quince años y ya no recuerdo cómo se hacía.

     Y podría decir que los dioses me lo envían para desestabilizar mis hormonas, pero no, ha sido mi hermano René y su buen ojo para los heteros atractivos,  porque el hombre saca un libro de su mochila y mira el reloj de su muñeca, impaciente, a las seis y media que son.

    
Acepta mi café, y cuéntame que te parece☕️
Dejaré también un glosario con mis expresiones, Alex y su familia son de Sevilla y quizás su vocabulario te despiste.

*Palacio de la Zarzuela: Residencia habitual de los Reyes de España en Madrid.

Continue Reading

You'll Also Like

1M 64.6K 57
-Repítelo otra vez, que no estoy comprendiendo absolutamente nada... Tomo suficiente aire para darle primero una mirada a su hermana y luego a él, si...
143K 6.4K 27
¿que pasa si te reencuentras con tu crush de la infancia? ese primer amor que te hizo supirar y sonar por años. Debby además de asumir una nueva res...
252K 10.7K 41
Mijail siendo un mafioso secuestró a Victoria Jones, ella logró huir de él, pero su vida ya estaba marcada por todo lo que tuvo que vivir mientras es...
585K 47.7K 79
La vida de Colette corre peligro y se verá obligada a contratar a un guardaespaldas. ¿Qué podría salir mal? *** Desde que estaba en preparatori...