Caminos a Ti.

By Kaos_Salv

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Madison sentía que su vida era bastante común y corriente, al menos, hasta el día en que su novio decide term... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34

Capítulo 9

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By Kaos_Salv

MADISON.

Lo había arruinado todo. Lo tenía más que claro y no podía dejar de pensar en ello. Nunca debí pensar en que sería buena idea besar la mejilla de Noah, siempre que actuaba sin pensar me pasaban este tipo de cosas y es que en mi defensa la tragedia me perseguía. Quizás el destino quería que me quedara sola.

Noah pareció tomarse las cosas con calma, no parecía actuar diferente y eso me hizo sentir que a ella en verdad no le importaba algo tan tonto, además dijo que éramos amigas. Supongo que nos volvimos eso, sin notarlo, o al menos yo no lo había notado. Bueno, estábamos en un viaje juntas, ¿por qué más lo hubiera hecho?

No quería pensar en eso, ya me sentía lo suficientemente mal luego de esa pequeña humillación.

Tonta.

—Espero te guste. —Miré a Noah quien tenía una sonrisa en su rostro mientras me miraba. —Adelante. —Ella me dio el paso una vez logramos entrar al lugar y toda preocupación se fue al ver lo hermoso que es el lugar.

Parecía como si a un teatro exclusivo le hubieran quitado las butacas para hacer el salón de baile. Era hermoso y elegante, era como si pudieras vivir un sueño real ahí mismo. Las personas que estaban ahí parecían cualquier persona que encontrabas en la calle y parecían tan asombrados como yo. Cuando miré a Noah, ella mantenía su sonrisa y entre los lujosos detalles, ella brillaba más que cualquiera de esos.

Noah Dubois era una mujer, no, una persona excepcional. Desde su atractivo físico, hasta las energías que ella te transmitía. Podía admitir que la admiraba un poco, ella no temía decir las cosas que pensaba y eso traía consigo pensamientos profundos que se le escapaban con facilidad, parecía ser una persona transparente. Tenía una energía que envidiaba, ella no dejaba de mover durante el día, lo había notado antes, pero en la playa lo pude confirmar, siempre se mantenía haciendo cosas. Ella se preocupaba por cada mínima cosa, parecía desear que disfrutara esta experiencia al máximo. Cuando no tomó mi cintura como en las películas me pareció algo extraño, pero su respuesta solo hizo que la apreciase más. Todo eso sólo me hacía preguntarme el por qué alguien como ella seguía soltera.

—Ven, antes de que nos quiten las mejores mesas. —Ella entrelazó nuestros brazos para guiarme por el lugar, había un montón de personas y logramos una buena ubicación para ver a los bailarines que se preparaban. Cuando iba a tomar asiento, noté como Noah corrió la silla para mí.

Es que ella hacía difícil el no sentirme especial estando a su lado. Esto solo me confundía más.

—¿Quieres algo de comer?, ¿o algo de tomar?, ¿o ambas? —Preguntó justo a tiempo cuando llegó un chico con las cartas. —Puedes pedir lo que quieras.

—Creo que solo quiero un poco de té.

—¿Con dulces?

—No, esta bien así. —Los precios eran algo costosos, no quería que ella siguiera gastando de más. Si bien me permitió pagar por las compras del mercado y el almuerzo, no era nada comparado a lo que ella estaba gastando ese día. Y ni siquiera quería pensar en cuanto le costaron los boletos de entrada a este lugar. Noah miró al camarero que esperaba pacientemente.

—Elegiremos la promoción de la hora del té, por favor. —Volví a mirar la carta viendo el valor de esta.

—Pero...

—Con eso estaremos bien. —El chico asintió antes de irse, miré a Noah y ella tenía una sonrisa. —Tranquila viene incluido con las entradas que compre.

—¿Cómo conseguiste esas entradas tan rápido?

—Cuando aceptaste venir las compre con anticipación, las vacaciones de verano están por terminar así que debía asegurarme de poder traerte aquí. No puedes venir a Blackpool sin conocer su salón de baile.

—Para el futuro me gustaría que no gastaras tanto dinero, no me hace sentir cómoda.

—Oh, lo lamento. —Sus disculpas parecían ser sinceras, su rostro había cambiado. —No pensé en eso.

—Tranquila, no lo sabias. —Ella hizo una mueca. No era que no apreciara lo atenta que estaba siendo, sino que, trataba de no pensar en cómo era mi exnovio en estas situaciones. Él solía pagar por todo para asegurarse de que pareciera que todo estuviera perfecto, que el mundo pensara que éramos una pareja elegante y poderosa.

—Para el futuro te preguntaré, no lo pensé demasiado, sólo quiero que puedas disfrutar la experiencia completa. Es lo mínimo que te mereces Madison. —Cada vez que estaba cerca de ella, los pensamientos acerca del imbécil se iban rápidamente. —Si me disculpas, tengo que hacer una llamada, vuelvo enseguida. —Asentí viendo como se levantaba para alejarse un poco y perderse entre las personas seguramente buscando un poco de silencio entre el ruido que provocaban las conversaciones de los asistentes y el órgano que sonaba de fondo ambientando el lugar.

Bien, quizás me equivocaba al compararlos. Cada cosa que vivía con Noah se sentía diferente a cualquier cosa que viví en el pasado, ella me trajo probablemente a uno de los lugares más hermosos que he podido apreciar y no se sentía como si quisiera aparentar algo de elegancia, sino que ella sólo quería hacerme disfrutar de la experiencia, de disfrutar los detalles del salón y de la música. Debía recordar las palabras de Noah y cómo ella veía el mundo de una manera diferente, quería poner toda mi fe en creer que una persona así fuese real.

—¿Todo bien? —Le pregunté cuando volvió a su lugar.

—Si, solo quería asegurarme de algo. —Ella me sonrió. —¿Te gustó el lugar? —Asentí.

—Nunca había visto a alguien tocando el órgano.

—Es un Wurlitzer, es un órgano especial.

—Pareciera que esta bailando junto a la música. —Noah rio.

—Si, supongo que es parte del encanto de este lugar. La torre Blackpool fue construida en 1894 y es una de las edificaciones más importantes del Reino Unido y como ya lo viste está inspirada en la Torre Eiffel. Me gustaría haberte llevado al mirador, pero no conseguí esos boletos. —Ella soltó un suspiro. —Pero este lugar es maravilloso, su diseño es del 1899 y pese a que se quemó en los años 50' quisieron mantener la estética.

—Pareces saber mucho.

—Lo busque en Google para impresionarte. —No pude evitar reír y ver su sonrisa. —Y, además, era uno de los lugares favoritos de mis padres. —De pronto noté como su sonrisa era algo melancólica, era diferente a las que siempre me regalaba.

—Es un lugar precioso, es entendible que fuera uno de sus lugares favoritos. —Ella iba a decir algo, pero fuimos interrumpidas por el mesero que traía nuestras cosas, dudaba poder comer todo lo que trajo.

—Mira, justo a tiempo para el show. —Unos bailarines aparecieron en el lugar para bailar al ritmo de la música, las luces habían bajado un poco dando un ambiente mucho más íntimo. Noah se preocupó de servirme una taza de té y pronto su mirada se fue a los bailarines.

No pude evitar un observarla un momento para ver como ella admiraba aquello como si fuera algo tan precioso y especial para ella, quizás les recordaba a sus padres. Todo el mundo parecía apreciar el lugar y los bailarines, pero no pude evitar creer que en la mente de Noah este era el lugar más maravilloso del mundo y yo quise pensar como ella al volver a ver a los bailarines que daban un espectáculo increíble. Me permití despejar mi mente y disfrutar de este lugar.

Mientras comíamos Noah me contaba más datos sobre el lugar, en realidad dudaba que todo eso lo haya buscado en Google, porque parecía saber esos detalles por otras personas, como cuando contabas alguna de las historias que tus padres te contaban. Yo la escuché atentamente pues era algo que ella parecía disfrutar y yo lo estaba disfrutando también.

—Lo siento, debo estar aburriéndote. —Ella de pronto pareció avergonzada.

—En realidad te estaba escuchando porque me parece interesante. Y tú parecías disfrutarlo también, así que no te preocupes, estabas haciendo todo lo contrario a aburrirme. Puedes continuar. —Los sonidos de los aplausos llenaron el lugar mientras los bailarines se retiraban. Pero la pista no se despejó, algunas parejas se levantaron para bailar, en su mayoría eran adultos mayores bailando con sus parejas. Era una imagen linda, me preguntaba si alguna vez podría encontrar a una persona con la cual envejecer y seguir sintiendo el amor como el primer día.

—¿Quieres ir a bailar? —Miré a Noah.

—Oh, no es necesario. —Nunca había bailado en un lugar así, menos en pareja. Lo más cercano que estuve fue con Christine ebria en la boda de Maya y Charles, el imbécil que fue mi novio nunca bailó porque tenía dos pies izquierdos.

—No soy tan buena haciéndolo, pero pareces interesada. —Ella se levantó para quedar frente a mi y arrodillarse estirando su mano.

—Noah... —Dije nerviosa, ¿qué pensaba que estaba haciendo?, ¿por qué ella siempre encontraba la forma de hacerme sentir nerviosa? —Levántate, la gente nos mira, pensaran que me estas proponiendo matrimonio.

—Señorita Madison Call, ¿aceptaría bailar conmigo esta noche? —Sentí mi cara completamente roja mientras ella sonreí y agradecía que sus ojos estuvieran cerrados. Tomé su mano y entonces ella se levantó atrayéndome a ella con cuidado.

Noah en un mundo lleno de hombres y personas terribles, era una persona totalmente diferente a todo lo que podrían imaginarse. Era el sueño de cualquiera.

—Puedo. —Miré a Noah y con sus ojos me señaló su mano que estaba cerca de mi cintura.

—Puedes, Noah. Ya te lo he dicho. —Posé mi mano en su hombro y sentí un cosquilleo cuando tomó mi mano para empezar a moverse.

—Prometo no pisarte en mi intento de bailarina, mi experiencia más cercana ha sido las veces que cuando niña Julie me obligaba a fingir ser un príncipe.

—Lo harías bien como un príncipe. —Siempre hablaba sin pensar. —Me refiero a que bailas bien. —Ella solo me sonrió mientras bailábamos al ritmo de la música, miré a nuestro alrededor pensando que nos encontraríamos con miradas a nuestro alrededor, pero todos parecían estar pendientes de disfrutar su propia experiencia. —Noah.

—Dime, Madison.

—Creo que este ha sido el momento más especial que he vivido en mucho tiempo, gracias por todo lo que has hecho por mí. —Levanté mi mirada para ver sus ojos verdes que se achinaron un poco. Todo rastro de melancolía se había ido tan rápido como apareció.

—Madison, te dije que esto es lo mínimo que mereces.

—Me es difícil a veces creerlo.

—Me es difícil aceptarlo, eres extraordinaria Madison y si algún día te lo reconocieras probablemente harías mucho más de lo que te podrías imaginar. —Sus palabras hicieron eco en mi mente.

Noah no me veía como yo lo hacía. Siempre pensé que mi vida era monótona, aburrida y que probablemente no cambiara porque era una persona común y corriente, pero gracias a las palabras de Noah sentí que quizás yo si podía ser extraordinaria.

Cuando el ritmo de la música paso a ser un poco más lento me atreví a soltar su mano para llevarla a su hombro, sentí como tomo mi cintura con cuidado. Su tacto era cuidadoso, como si no quisiera pasar ningún límite, o incluso como si al tomarme un poco más fuerte pudiera lastimarme.

Me preguntaba si ella en verdad me veía como una amiga. Yo no podía verla de esa forma.

—Las luces hacen que tu cabello brille, Madison. —Ella miraba hacia arriba antes de mirarme a mí. —Eres lo que más brilla en este momento en todo el salón. —Sentí como mi corazón se paralizó un segundo, posé mi cabeza sobre su pecho para evitar que notara lo roja que me había puesto.

Noah Dubois quizás no sabía lo que hacía con sus palabras. Quizás ni siquiera era consciente de cómo hacía que con detalles pequeños mi corazón latiera de una forma inexplicable. Noah Dubois no era capaz de ver que ella me gustaba y sentía que eso estaba bien.

Para mi el beso no fue un tonto error, fue algo fugaz y quizás algo simple, pero era un error maravilloso para mí.

El cuerpo de Noah era cálido, ella siempre transmitía un pequeño calor corporal, y pese a que podía sentir un poco del olor a mar este se fusionaba con su fragancia frutal, era algo como sandía o quizás mango, quizás ambos. Cuando me separé un poco para verla, ella miraba en otra dirección y vi sus mejillas algo rojas, Noah siempre se veía linda y te daba una imagen tierna.

—Madison, ¿sabías que antes tenían una regla estricta en este lugar sobre como los hombres debían venir acompañados y bailar con su cita, y cualquiera que se propasara sería expulsado para siempre?

—No, no lo sabía. —Sonreí, ella seguía con sus datos curiosos.

—En el mundo del baile la pareja es muy importante, más si ambos están enamorados. Es como si sus cuerpos se sincronizaran y estuvieran hechos el uno para el otro.

—Tiene sentido.

—¿Tu crees que el destino, o la vida, es capaz de crear a dos personas que estén destinas a estar con la otra? —Ella volvió a mirarme.

—¿Cómo las almas gemelas?

—Como las personas que estaban destinadas a encontrarse y seguir encontrándose hasta que suceda algo. —Lo pensé un poco, la verdad es que no creía demasiado en eso. —Supongo que no lo piensas.

—No, la verdad es que no. No creo que sea posible que dos personas estén predestinadas a estar juntas, esa idea me parece quitarme poder sobre mis decisiones y no es algo que me agrade.

—Supongo que tienes razón, pero sería algo curioso que pasara. Quizás las ideas del romance de Julie me afectaron más de lo que creí.

—¿Tú piensas que sea posible?

—Creo que un mundo tan incierto es imposible decir que algo sea 100% correcto, así que una parte de mi se mantiene dividida entre creer que no sea así y la otra pensando que en algún lugar debe estar una persona con la cual comparto un vinculo invisible sin saberlo. A veces es lindo guardar un poco de ilusión, supongo.

—Me gustaría tener esa ilusión.

—¿Por qué no la tienes?

—Creo que la vida me ha enseñado de la forma necesaria que es difícil poder creer que la persona indicada existe en verdad, solo me he encontrado con personas que no han valido la pena en el pasado, es difícil pensar que las cosas cambiaran o mejoraran. —Su semblante cambió, su sonrisa desapareció. Sus manos soltaron mi cintura, lo sentí tan lento como al sentir que ella se había alejado más de lo que pensaba, y no de una manera física.

—Nuestro tiempo aquí está por terminar, deberíamos irnos antes de que se vuelva un caos. —Ella tomó mis muñecas para separarme, no fue un movimiento brusco, pero no se sintió bien.

Fuimos por nuestras cosas, ella fue a pagar a la caja alejándose de mi y yo fui hasta la entrada para esperarla, trataba de pensar si en mis palabras había cometido algún error, pero no podía encontrar algo que hiciera que todo su rostro cambiase de repente. Era algo que no había visto, no parecía la melancolía al pensar en sus padres y este lugar, sino que era una expresión triste que me dejó helada. Ella al volver solo parecía seria y algo perdida en sus pensamientos, al salir del lugar nos recibió una lluvia fuerte, una brisa cruzó por mi cuerpo y me arrepentí de no haber traído mi chaqueta.

—Espérame aquí, iré por el auto.

—Noah, vas a mojarte, podemos esperar que pare un poco. —Ella miró el cielo, este estaba nublado y apenas podías ver la luna.

—Lo dudo. No tardaré. —Pasó a mi lado y extrañé sus sonrisas que siempre me regalaba. La vi alejarse a pasos rápidos y no me di cuenta en qué momento mi cuerpo reaccionó por si solo para correr y alcanzarla. Tomé su muñeca sorprendiéndola, cuando se giró noté sus ojos rojos y pude notar que algunas gotas que caían por su cara no eran de la lluvia.

—Noah, ¿qué es lo que pasa?

—Solo es una tontería, te pedí que me esperaras, ahora te mojarás. —Ella giró su rostro. —Vuelve antes de que siga, el auto esta a tres calles.

—Noah, puedes decirme lo que pasa.

—Es algo tonto, no vale la pena.

—No te soltaré hasta que me lo digas. —Noah soltó un gran suspiro antes de volver a mirarme, con su mano libre limpió un poco su ojo derecho.

—Es solo que... yo pensé haber encontrado a la persona correcta en el pasado y solo pensé en eso. Es tonto, porque lloro por eso. Digo, no lloro por ella, lloro por lo tonta que me sentí todos estos meses pensando en qué alguien como Carrie podía ser la correcta. Y quizás, yo no tengo a esa persona correcta. —Entonces me di cuenta de que, si bien mis palabras como tal no la habían afectado, quizás debí ser más cuidadosa al decirlas. No pensé que Noah habría pasado por una ruptura como esa, nunca lo mencionó o yo no recordaba aquello. —Te dije que era algo tonto.

—No, Noah. —Me atreví a cruzar esa brecha que ella había construido minutos atrás y la atraje a mi cuerpo para abrazarla. Su cuerpo ya no era cálido, estaba frio producto de la lluvia. —Que te sientas así no es algo tonto, te recuerdo que no fue hace demasiado cuando te llamé borracha para llorar e insultarte. —Ella soltó una pequeña risa. —Puedes permitirte sentirte mal cuando estas conmigo.

—No quería arruinar la noche con algo tan tonto.

—No es tonto, deja de decir eso. —Sentí como ella también me abrazó con algo de fuerza. —Esa tal Carrie debe ser una tonta.

—En verdad, no lo es tanto. No la culpo por haberse ido.

—No, pero debe ser algo tonta para no ver lo maravillosa que eres.

—Creo que se fue porque a veces las cosas malas pesan más que las buenas. —Murmuró, como si eso fuera un recordatorio para ella más que como una confesión. —Gracias por preocuparte, Madison.

—No es un favor, Noah. —Ella se separó un poco de mi antes de ver el cielo, noté como las gotas seguían cayendo, pero también como una pequeña sonrisa se asomó. Me soltó para arreglar su cabello mojado antes de volver a mirarme.

—Supongo que de nada sirve que me esperes bajo techo, tu vestido esta todo mojado.

—Puedo soportar un poco de lluvia, no te preocupes.

—Bien, vamos antes de que te de un resfriado. Me sentiría culpable si te enfermas. —Me sorprendí cuando pasó su brazo sobre mis hombros acercándome a ella. —Solo para aclarar entre nosotras, yo ya no siento nada por mi exnovia. Para aclarar. —Recordó y yo asentí.

—Tranquila, te entiendo. Yo también a veces me siento así al pensar en No...el imbécil.

Mientras volvíamos al auto me sorprendí al sentirme algo enojada al pensar en cómo alguien pudo afectar en la cabeza a Noah de esa forma, no eran palabras tan graves, al menos para mí. Pero era como si sus ilusiones en el amor habrían desaparecido de pronto, en mi caso yo ya lo había asumido, pero en una mujer como Noah me era difícil de creer que fuera lo que mereciese.

¿Qué era lo malo de su relación como para que pesara más que las cosas que ella solía hacer?

Noah puso la radio, no quise decirle nada pues quizás la música le ayudaba, me sorprendió cuando no me pidió poner las toallas sobre los asientos, el imbécil cuidaba demasiado sus autos a diferencia de Noah. No sabía si era algo bueno o cuestionable.

—Dame un momento, te traeré toallas, sigues botando agua con el vestido. —Cuando me estaba quitando los zapatos y me giré a mirarla, aparté mi mirada rápidamente al ver como se quitaba su camisa.

—¡Noah, podrías avisarme!

—Ya me viste en bikini, es como lo mismo. Cierra tus ojos o gírate, pero yo quiero sacarme esto luego. Odio la sensación de la ropa mojada sobre mi piel. —Llevé mi mirada al piso y noté como se quitaba sus pantalones antes de correr por el pasillo de las habitaciones. A veces Noah podía ser algo desvergonzada, yo creía que ella no se daba cuenta de eso, como cuando en la playa me miró completamente cuando volví de cambiarme. Ella se veía avergonzada así que no le hice algún comentario, pero su mirada sobre mi me hizo sentir nerviosa y ahora se quitaba la ropa como si nada. —Ten. —Ella me extendió una toalla y noté como ya llevaba una camiseta larga y una toalla sobre su pelo. —No hay problema si las dos nos bañamos.

—¿Qué?

—Me refiero en los baños de cada una, tu baño esta conectado a la cañería nueva y no habrá problemas. —Ella aclaró rápidamente. —Fue un invento de papá para que no hubiera problema con las duchas.

—Con permiso. —Escape de ahí antes de que Noah empezara a hablar de más por sus nervios.

Me metí a la ducha rápidamente y pude sentir como el agua caliente pudo traer un poco de calor a mi cuerpo, cuando iba a tomar mi botella de shampoo noté que ya había uno. Lo acerqué a mi nariz sintiendo el olor que llevaba Noah, esa era la razón del por qué sentía un olor dulce con ella, era el olor a miel. Bien, quizás no era la mejor descifrando fragancias, de todas formas, no creo conocer a alguien que pueda hacerlo, pero estaba segura de que era un olor complementario a su perfume. Me quedé un rato disfrutando de la sensación que me daba el agua caliente sobre mi antes de salir, cuando lo hice noté que había un secador de pelo sobre mi cama, no pude evitar sonreír al saber que Noah lo había dejado ahí.

¿Qué se supone que debía hacer con todos estos sentimientos?, ella me lo ponía demasiado difícil. ¿Esta bien si yo me sentía así con Noah?

—Madison. —Ella tocó la puerta, pero no la abrió. —Cuando termines, te espero en la cocina.

—Voy en 5 minutos. —Sentí sus pasos alejándose y volví a suspirar. Que día tan intenso. Sentí que había pasado demasiado en un solo día. Pero no podía negar que me sentía así desde hace bastante tiempo.

Quizás desde la primera vez en que la vi. O quizás desde que me regalo esas rosas. O esa vez que conversamos en el balcón viendo las luces de Manchester. Ni yo tenía la respuesta del momento en donde mi corazón empezó a sentirse de esta forma, pero no era algo incomodo, solo confuso. De hace mucho no experimentaba algo así, no recordaba bien que hacer con todos estos sentimientos. Yo ya no era una joven de 22 años enamorándose de nuevo, mi vida no era igual a esa.

Cuando salí de la habitación noté que estaba algo oscuro todo, la luz de la cocina fue lo único que me guio pues se proyectaba bastante. Al asomarme una emoción me invadió al ver a Noah sosteniendo un pequeño pastel con una vela encendida sobre esta y como sus ojos verdes se iluminaban con la luz de la pequeña llama.

—¡Feliz cumpleaños, Madison! —Sonreí antes de acercarme y tomar asiento a su lado. —Ya son más de medianoche, así que oficialmente es tu cumpleaños. Puedes pedir lo que quieras. —Ella aun sujetaba la torta entre sus manos.

Quizás era algo tonto pensar en que podía obtener lo que quisiera, o que un bobo deseo de cumpleaños pudiera cumplir algo. Pero de todas formas me atreví a pedir algo, deseaba poder sentirme tan bien como ese día con Noah en el futuro.

—¿Cómo conseguiste la torta?, ¿en qué momento si pasamos todo el día juntas?

—Le pedí a la señora Jones comprarla y dejarla durante la tarde.

—¿La señora Jones?

—Es la señora a la cual le pago por venir a limpiar todo una vez por semana y que gente no crea que esto esta abandonado. Le pedí un pequeño favor porque me dijiste que solías comer con tus amigos algo de tu torta de cumpleaños, así que no quería dejar pasar tu tradición por estar lejos de ellos. —Ella dejó la torta sobre la mesa americana que tenía y me entregó un tenedor. —Espero te guste.

—Muchas gracias, Noah. En serio, no tienes idea de cuanto he disfrutado este día y me alegra poder compartir esta felicidad contigo. —Ella sonrió antes de sacar un poco de crema y dejarla en la punta de mi nariz.

—Creo que eso cuenta como parte de las tradiciones de cumpleaños, la torta es demasiado pequeña para arruinarla toda en tu cara. —Un acto tan sencillo y quizás algo tonto con Noah se sentía bien. De pronto una luz iluminó todo el lugar y la rubia se sobresaltó cuando se escuchó un fuerte ruido.

—Al parecer la lluvia era un aviso de una tormenta.

—Iré a asegurarme de que el generador funcione, puedes empezar a comer. —Ella se marchó rápidamente para desaparecer en el pasillo, yo tomé un bocado de la torta, estaba buena. No era mi favorita, pero si me gustaba. El esfuerzo era lo valioso en una situación como esta.

Cuando volvió comió un poco mientras conversábamos, los truenos eran algo ruidosos indicando que caían algo cerca. Hace mucho no escuchaba algo como eso, había olvidado lo ruidoso que estos eran.

—Debes estar agotada, deberías ir a descansar. —Ella se levantó dejando los platos que usamos en el lavabo. —Si la lluvia sigue por la mañana no podremos hacer demasiadas cosas así que podemos volver temprano si así lo quieres.

—Yo puedo lavar los platos.

—No te preocupes.

—Insisto. —Cuando me acerqué para tomar la esponja, un fuerte ruido se escuchó y Noah abrazó mi brazo con fuerza. —Noah, ¿le temes a los truenos? —La rubia mantenía sus ojos cerrados mientras asentía. —¿Por qué te aguantaste todo este tiempo?

—Porque la estábamos pasando bien de nuevo, no quería volver a arruinarlo. —Golpee su frente con mis dedos haciendo que abriera sus ojos.

—Debió ser una tortura para ti, boba. ¿Trajiste algunos audífonos? —Ella asintió.

—Están en mi habitación. —Tomé su mano para llevarla hasta su cuarto y noté que en su mesa de noche estaban sus audífonos.

—Vamos acuéstate, y ponte tus audífonos. Te ayudaran a reducir los ruidos. —Ella me obedeció, me senté a su lado mientras se acomodaba en su cama. Pose mis dedos cerca de sus ojos para que los cerrara luego de que conectara su celular. Antes de que siquiera pudiera alejar mi mano, ella volvió a tomarla con algo de fuerza.

—Madison, ¿puedes quedarte? —Su tono de voz era alto, pero me pareció algo adorable. —Al menos hasta que me duerma. —Sus ojos se abrieron y yo asentí, ella se movió dejándome un espacio en su cama, pese a que una cama grande, ella estaba cerca de mi sosteniendo mi mano con sus dos manos casi evitando que pensara en escapar de la situación. Pero yo no haría algo como eso.

Mientras ella mantenía sus ojos cerrados pude atreverme a verla como nunca, pude ver como la punta de su nariz era bastante redonda, sus pestañas eran largas y estaban curvadas, ella no llevaba maquillaje así que asumí que podían ser así naturalmente. Ella tenía una pequeña cicatriz en su pómulo, no era que se notara a simple vista y me preguntaba si era producto de su accidente, pero recordé que ella no tenía heridas en su cara, quizás su accidente en patineta no era el único que tenía. Cuando se giró y abrió sus ojos me sentí atrapada.

—¿Puedo abrazarte? —Asentí y no tardó en acomodarse casi sobre mí.

Dios, mi corazón. Iba a sufrir un ataque ahí mismo.

Entre el silencio, se escuchaba un poco de la música de sus audífonos, yo dibujaba patrones sobre su espalda tratando de que eso pudiera tranquilizarla. Agradecía que estuviera con sus audífonos para que evitara escuchar lo que había provocado en mi corazón y como mis latidos podían escucharse tan fuerte. Aunque la verdad en ese momento me sentía bastante relajada.

Los truenos dejaron de escucharse, espere un rato para asegurarme de que había acabado y para apreciar un poco más este momento. Cuando supe que la tormenta eléctrica había acabado toqué el hombro de Noah y ella se levantó un poco dejando sus brazos al costado de mi cintura., le quité sus auriculares.

—La tormenta ha terminado.

—Muchas gracias, Madison. Me ayudaste mucho a no entrar en una crisis esta noche. —Ella soltó un suspiro y entonces noté lo cerca que estábamos. —Normalmente me paraliza el miedo y no sé muy bien cómo reaccionar a esto. —Miré sus labios. No llevaba su brillo labial. —Madison, ¿estás bien? —Sus ojos me miraban directamente y no pude evitar morder mi labio tratando de resistir las inexplicables ganas que tenía de besarla en ese momento. Me sorprendí cuando su mano se posó sobre mi mejilla y como su pulgar pasó por mis labios. —Si te muerdes te harás una herida. —Sus ojos seguían mirándome, pero esta vez se sintió diferente. Cuando solté mi labio, su pulgar lo acarició un poco y su vista bajó a mis labios. —Madison, ¿puedo besarte? —No le di una respuesta verbal, pero tiré del cuello de su polera de pijama para atraerla y cortar la distancia entre nosotras.

Sus labios estaban sobre los míos, y esta vez no era un accidente. Ambas lo queríamos.

Los labios de Noah eran suaves, besarla se sentía bien, ella los movía con suavidad mientras acariciaba mi mejilla con un gesto de cariño. Yo posé mi mano en su cuello sintiendo que de esa forma podría quedarse junto a mi y poder disfrutar de sus besos un poco más. Cuando se separó un momento pude sentir su respiración sobre mi boca. Noté sus intenciones de alejarse, pero no le di la oportunidad, quería sentirla de nuevo. Quería seguir probando sus labios. Al sentir como su lengua paso sobre mi labio inferior sentí un calor recorrer mi cuerpo, me sorprendió claramente, pero no la detuve. Deseaba poder seguir explorando lo que sentía en ese momento.

—Madison, creo que debemos parar. —Ella se alejó un poco. —Si seguimos no creo poder parar. —Sus mejillas estaban rojas y trataba de mirar a otra parte de la habitación. —Suena mal, quiero decir que, si no nos detenemos ahora, me costará hacerlo luego. —Me apoyé sobre mis codos para quedar cerca de ella.

—Noah, no quiero detenerme. —Quería explorar mis sentimientos por Noah, y esto era lo que yo quería ahora.

—¿Estás segura? —Asentí. —Bien, pero si quieres parar dímelo. Me costará, pero no pasaré ningún límite que no quieras.

—Confío en ti. —Cuando intenté volver a conectar nuestros labios, ella posó su mano sobre mi pecho para hacer que mi espalda volviera a tocar el colchón, Noah se acomodó sobre mi cuerpo dejando una de sus piernas entre las mías antes de inclinarse para besarme de nuevo. Cuando puse mi mano sobre su mejilla, ella la sujeto para besarla suavemente antes de lamer dos de mis dedos, sentí como mi entrepierna se humedeció rápidamente.

—Eres muy sucia, Madison. —Noah sonrió antes de morder mis dedos.

Eso fue suficiente para hacerme despertar.

Al abrir los ojos lo primero que vi fue la espalda de Noah, ella seguía con sus audífonos mientras los rayos de luz entraban por a ventana. La estaba abrazando y me sentí culpable por tener esa clase de sueños con ella literalmente a mi lado.

¿Qué me pasaba?, yo no solía tener esa clase de sueños. No lo recordaba desde la adolescencia.

Solté su cuerpo con cuidado para no despertarla, pude notar que en su mesa de noche había un vaso de agua y una caja, la reconocí porque eran las pastillas de dormir que usé cuando iba a la universidad y me costaba dormir por el estrés. Quizás ella también tenia esa clase de problemas, aunque no la culpaba por el miedo que tuvo durante la noche.

Dios, yo era de lo peor. Mientras ella temía por los rayos, yo estaba soñando ese tipo de cosas. Toqué mis mejillas tratando de enfriarlas un poco. Quizás debía tomar una ducha. Una ducha muy fría. Sentía mi cuerpo algo sudoroso, sin saber si era por el calor que emanaba el cuerpo de Noah o por el sueño que tuve con Noah.

No quise tardarme demasiado en la ducha y me preocupé de despejar mi mente. No quería volver a pensar en eso. Cuando salí de la habitación noté que la puerta de Noah estaba abierta, ella no estaba ahí, escuché ruido en la cocina y un olor a café.

—Hey, buenos días. —Ella me sonrió y solo me sentí peor por pensar de esa forma de una persona tan linda. —Te preparé café.

—Pensé que no te gustaba el café.

—Eso no significa que no lo sepa preparar, además es el desayuno de cumpleaños y de disculpas.

—¿Disculpas?

—Terminaste durmiendo conmigo anoche, no quería causarte esa molestia. Traté de despertarte cuando noté que te dormiste, pero no lo hiciste así que traté de dormir también. —Ella dejó la taza de café sobre la mesa antes de girarse para preparar su plato de cereal. —¿Dormiste bien?

—Si, lo hice.

—Pensé que tenías pesadillas.

—¿Por qué lo dices?

—Hablas dormida, pensé que estabas soñando con tu ex. Murmurabas mi nombre, o bueno, el suyo. —Agradecí que ella estuviera de espaldas. —No es que quisiera escuchar, fue un momento en donde estaba cambiando mi lista de reproducción. De hecho, no escuché más. Solo seguías girándote hasta que me abrazaste.

—Lamento eso. —Ella me miró sobre su hombro.

—No te preocupes, eso me ayudo a dormir mejor. Son cosas que pasan cuando dormimos a veces. —No podía no seguir preocupada por mi sueño.

—¿Tú dormiste bien?, noté que tenias una caja de pastillas para dormir. —Ella volvió a girarse y noté su cuerpo algo tenso, su espalda se había enderezado.

—Si, a veces las necesito para dormir.

—Te entiendo, a mí también me pasaba en la universidad. —Me senté y tomé la taza de café oliéndolo, ella lo había preparado en una cafetera italiana. —Puedo recomendarte un té si quieres dejar de tomarlas, eso me ayuda algunas noches. —Ella dejó dos bowl de cereal antes de sentarse a mi lado.

—Me gustaría esa recomendación. —Cuando Noah sonrió, no fue real. Lo supe de inmediato porque cuando ella lo hacía sus ojos se achinaban un poco, y esta vez no fue así. —El clima sigue nublado, pero al menos no seguirá lloviendo. —Ella se giró a mirarlo a través de la ventana. —¿Hay algo más que te gustaría hacer?, es domingo, pero hay algunas atracciones abiertas, quizás puedo conseguir boletos para el mirador...

—¿Podemos ver una película?, me gustaría descansar un poco más acá.

—Podemos hacer lo que quieras.

—Me gustaría ver alguna comedia romántica.

—Entonces buscaremos alguna. —Ella apoyó su cabeza con su mano para inclinarse un poco hacia mí. —¿Estás segura de no querer hacer algo más? —Sus ojos me miraban atentamente y eso solo me volvió a recordar mi sueño. —¿Estás bien?, quizás tienes algo de fiebre. —Noah posó su mano en mi frente.

—Si, de seguro el café me subió un poco la presión. —Ella retiró su mano. —Con las películas estoy bien, nos podemos ir a mediodía, no me gustaría robarte más de tu tiempo.

—Contigo no pierdo mi tiempo, me gusta pasar el rato contigo.

—Noah, no deberías ir por la vida hablándole así a la gente. —Su ceñó de frunció.

—¿Dije algo mal?

—Cuando seas consciente de lo que haces con tus palabras lo entenderás. —Sus mejillas se inflaron.

—Dímelo, por favor.

—Iré a buscar alguna película. —Me levanté con mi taza de café junto al bowl para ir sofá y prender su televisor. Ella no tardó en seguirme dejando los platos y mi taza sobre la mesa de cristal.

—¿Es algo malo?

—No, Noah. No es algo malo, pero si debieses ser más consciente de las cosas que dices. —Su cabeza se ladeó, a veces ella me recordaba a un perro. —No es algo malo. —Repetí.

—Tú deberías tener cuidado también. —Se quejó y me sorprendí cuando se acostó dejando su cabeza sobre mi regazo. —Esas palabras podrían hacer sobre pensar a alguien. —Baje la mirada. —No es justo, si es algo que debo ponerle atención podrías decírmelo.

—Podría, pero es mejor si te das cuenta.

—No es justo. —No pude evitar reír al ver como se cruzó de brazos. —¿Qué es lo gracioso?

—Solo me rio del hecho que pareces una niña haciendo un berrinche.

—Claro que no. Solo veamos la película. —Ella se giró, pero no se apartó. No me molestaba, usualmente no dejaba que gente lo hiciera porque mis piernas terminaban durmiéndose, pero le permitiría a Noah hacerlo por un rato.

Cuando puse la película Noah me alcanzó mi taza de café antes de volver a su posición, fue algo silencioso como si supiera que era lo que necesitaba. Ciertamente Noah no podía ir por el mundo tratando a las personas de esa forma o sería capaz de enamorar a cualquiera, al menos conmigo sus encantos naturales habían funcionado. No podría decir que ella coqueteara en algún momento, de hecho, sus acciones que para ella parecieran ser naturales era lo encantador en Noah. Estaba segura de que ella no era consciente de aquello. Probablemente era una de las razones por las cuales era una persona tan querida en redes sociales, era una persona grata de ver y escuchar.

Ella se movió un poco y cuando bajé la mirada ella me estaba mirando, sus ojos verdes me miraban directamente. Noah levantó su mano y posó uno de sus dedos entre mis cejas antes de sonreírme.

—Me gusta el lunar que tienes ahí. —Detestaba mis lunares.

—¿La película te aburrió?

—Me cuesta mantener la atención en una sola cosa, pero le estoy prestando atención. —Sonrió antes de apartar su mano. —¿Es el hecho de a veces hago comentarios raros?

—¿Qué cosa?

—A veces te digo cosas como... el hecho de que eres especial, ¿es eso? —Aquello le seguía dando vueltas.

—Si, supongo que no te das cuenta de que haces eso a menudo.

—¿Y eso esta mal?

—Si se lo dices a todo el mundo podrías crear una situación que se puede malinterpretar.

—¿De qué forma? —Ella se acomodó en el sofá apoyándose con sus brazos, no se había alejado lo suficiente de mí. —¿Por qué se malinterpretaría?

—A veces cuando haces sentir especiales a las personas puede volverse algo complejo, o generar grandes expectativas sobre algo en esas personas.

—No le digo a cualquiera ese tipo de cosas, solo a las personas excepcionales, como tú. —Ella sonrió.

—Es exactamente a eso lo que me refiero.

—¿Es malo que te diga que eres excepcional?

—No, pero no es algo común.

—Eres excepcional, Madison. ¿Por qué tendría que ocultar que pienso eso de ti? —Supongo que no estaba acostumbrada a que siempre me lo recordaran. —Para tu tranquilidad no trato a otras personas de la forma en que te trato a ti.

—¿Lo dices en serio?

—No me interesa tratar de esta forma a nadie más, así que no te tienes que preocupar por otras personas, toda mi atención está en ti. —Ella volvió a acomodarse para tomar sus cereales. Su hombro tocaba el mío, me atreví a apoyar mi cabeza sobre este como si esto fuera lo natural.

Y quizás no sería ese fin de semana en donde pudiera besar a Noah, o decirle la forma en que ella me hacía sentir. Pero sabía que quería salir con ella, me preguntaba si esa idea pasaba por la cabeza de Noah, a veces creía que si o en otras ocasiones pensaba que solo era amable. Supongo que debía encontrar la forma de descifrar lo que pasaba en su cabeza, mientras iba a disfrutar de los momentos que pasaba con ella. 

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