Confesiones de una princesa

By RomanticQuill

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¿Qué pasaría si una princesa se enamorara de un completo desconocido? Sigue la historia apasionante de Stella... More

Capítulo 1: La princesa de Ilios
Capítulo 2: El baile de máscaras
Capítulo 3: Solo Izan
Capítulo 4: Realeza entre gotas
Capítulo 5: En la diana
Capitulo 6: El algodón de azúcar
Capítulo 7: La invitación
Capítulo 8 : El castillo de los Wells
Capítulo 9 : El secreto de Izan
Capítulo 10 : El precio de mentir
Capítulo 11 : Corrigiendo errores
Capítulo 12 : La llamada de Peter
Capítulo 13 : El accidente de moto
Capítulo 14 : La ama de llaves
Capítulo 15 : La ilusión de Stella
Capítulo 16 : Segundas oportunidades
Capítulo 17 : Una noche casi perfecta
Capítulo 18 :El ramo de flores
Capítulo 19 : El anillo
Capítulo 20 : La fiesta de cumpleaños
Capítulo 21 : La decisión
Capítulo 22 : Saltando chispas
Capítulo 23 : Pasando página
Capítulo 24 : El secreto de Aria
Capítulo 26 : La traición
Capítulo 27 : Orígenes
Capítulo 28 : La responsabilidad de la corona
Capítulo 29 : El primer día
Capítulo 30 : La duquesa de Baviera
Capítulo 31 : El laberinto

Capítulo 25 : La sorpresa

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By RomanticQuill

—Supongo que recuerda el escándalo sobre mi familia hace unos meses, la foto que acabó empapelando todas las paredes de este instituto—dijo Peter.

—Sí, recuerdo ese horrible acontecimiento—contestó la directora.

—Tengo pruebas de que Stella no tuvo nada que ver, aunque dijera que fuera ella—confesó el joven.

—Vaya, es muy valiente por presentarse aquí y con semejante discurso, pero no lo veo relevante—aseguró Maxwell.

—Este móvil pertenece a mi hermana, en él encontrará fotos de los dos implicados y seguro que reconoce la que estaba en aquellos pósteres, Stella no tuvo nada que ver, ni nada de lo que dijo era cierto—aclaró el joven príncipe.

—Es muy noble de su parte, pero aparte de su palabra, ¿ qué pruebas tengo de que el móvil en cuestión pertenece a su hermana? —exigió la directora mientras observaba las imágenes de aquel móvil.

—¿Por qué iba a mentirle? —preguntó el Peter.

—Para proteger a la joven Stella Heart—sentenció la directora.

—Yo no tengo nada que ganar aquí más que la verdad, pero si no acepta mis pruebas, bueno, me parece que usted es una ilusa; conoce a mi hermana desde hace años, sabe perfectamente que tipo de persona es, y después de los numerosos escándalos que ha provocado a lo largo de los años en Crown Hill, ¿por qué le resulta tan difícil de creer que una vez más ella sea quien esté detrás de todo? —comentó Peter.

—Está bien, puesto a que nunca me has mentido, voy a suponer que tienes razón, llamaré a tu hermana y si ella confiesa; bueno; quizás tenga que disculparme, que tenga un buen día señor Wells—acabó por ceder la señora Maxwell.

Durante toda la mañana, varios rumores habían recorrido todo Crown Hill, y durante la hora de la comida esos rumores solo crecían. Stella estaba en su mesa de siempre con Vanessa y Alicia; y las oía hablar sobre el tema del momento.

—Yo creo que Aria la ha vuelto a liar como siempre y Peter la ha tenido que proteger—dijo Vanessa.

—Pero eso no tiene sentido, Chad me dijo que Mary vio que Peter salía del despacho de la directora a primera hora de la mañana, y sabemos que llamaron a Aria más tarde—contestó Alicia.

—Puede que tengas razón, pero aun no entiendo que puede haber pasado. Es decir, hasta hoy, nadie ha oído ni visto nada fuera de lo normal—recordó Vanessa.

—¿Y tú qué opinas Stella? —preguntó Alicia.

La princesa estaba perdida en su mundo. No era que no estuviera escuchando la conversación de sus amigas, pero creía que todo aquello no era nada especial. Solo un rumor más entre las paredes de aquella institución.

—Creo que, si algo ha pasado de verdad, lo sabremos tarde o temprano—comentó Stella.

—Siempre está un paso por delante de nosotras—aseguró Vanessa.

En aquel momento la cafetería se quedó en silencio cuando se escuchó un sonido fuerte. No era un ruido desconocido, pero fue lo suficientemente relevante como para enmudecer a aquella multitud llena de príncipes y princesas entre muchos otros. Stella acababa de ver junto al resto de sus compañeros como Aria se dirigía a la mesa donde estaba su hermano mayor y ésta le dio una bofetada muy sonora.

—¡Te has vuelto loca! —exclamó el futuro heredero.

—¡Como te atreves a hacerme esto!¡Todo por ella, ella no vale nada! —dijo Aria en voz alta.

—Tienes que calmarte Aria, no hagas esto aquí—pidió Peter, quien sabía que todos tenían la mirada puesta sobre los hermanos.

—¡Cálmate tú! —dijo Aria.

Peter se levantó de su sitio e intentó que su hermana se calmara, pero eso era imposible.

—¡No es más que una niña malcriada y yo soy tu hermana y me haces esto! ¡Espero que estés contento! —gritó Aria y a continuación se fue hasta donde estaba Stella y la miró de arriba abajo y luego se marchó.

—Que acaba de pasar—dijeron Alicia y Vanessa casi a la vez.

—Creo que lo sé, yo tenía razón—respondió Stella.

—¿Sobre qué? —dijo Vanessa.

—Creo que todo esto es por mi foto, ahora vengo, tengo que hablar con Peter—comentó Stella y luego se levantó de su mesa.

Stella tuvo que andar algunos metros bajo la atenta mirada de sus compañeros para llegar hasta Peter.

—¿Podemos hablar? —preguntó la joven princesa.

—Claro, dios aún duele—se quejaba Peter del golpe que recibió por parte de su hermana.

—¿Qué ha pasado? —quiso conocer Stella.

—Descubrí que mi hermana hizo las fotos de ti y de Izan que más tarde acabarían por todas partes y tenía que hacer algo; no sé qué te podrá ofrecer la directora, pero al menos tu expediente no quedará manchado y tus tíos no podrán decirte nada sobre ese tema; tenía que hacer lo correcto—admitió Peter.

—No tenías que hacerlo—dijo Stella.

—Sí, para poder avanzar con tu vida, sé que necesitas tener todo tu pasado resuelto y esto es algo que pude averiguar, y me alegra haberlo hecho—aseguró Peter.

—Pero acosta de tu hermana—le recordó la princesa.

—Tú en los últimos meses has sido más una hermana para mí de lo que nunca fue Aria. Cuando cumplió los doce, dejó de ser normal y se volvió en lo que es ahora, es mi hermana por sangre, pero nada más. Tiene lo que se merece. Aún tiene mucho que aprender—explicó Peter.

—Gracias—comentó Stella.

—De nada—contestó Peter con una sonrisa.

Después Stella volvió a su mesa, donde sus amigas la esperaban ansiosa.

—¿Qué pasó? —dijo Vanessa.

—Aria hizo las fotos de mí y de Izan—fue todo lo que comentó al respecto la joven princesa.

Era la primera vez que podía pronunciar el nombre del muchacho, sin sentir que su corazón se iba a romper en mil pedazos. Estaba confusa, no sabía si eso significaba que empezaba a curarse del mal de amores, o si se estaba empezando a olvidarse de él. En ese momento, comenzó a jugar con el anillo que el joven le regaló. Vanessa se dio cuenta enseguida.

—¿Estás bien? —preguntó la condesa de Noruega.

—Es extraño hablar de él sin saber nada—mencionó la joven.

Después de la hora de la comida, la directora Maxwell quiso ver a Stella. La joven princesa, a pesar de saber de qué se trataba estaba nerviosa. Cuando cruzó el umbral de la puerta del despacho, no podía dejar de darle vueltas a las palabras de Peter.

—Siéntate por favor, señorita Hart—pidió la directora.

—¿Por qué me ha llamado? —quiso saber la princesa.

—El señor Wells me trajo pruebas de que no tuviste nada que ver con el escándalo fotográfico de hace unos meses; y más tarde, conseguí la confesión de quien lo hizo, así que te debo una disculpa. Lo que haces en tu vida privada no es cosa mía; y lamento haberte puesto en evidencia, ¿por qué dijiste que habías sido tú? —preguntó la señora Maxwell.

—No podía dejar que despidieran al señor Blackburn—contestó Stella.

—De acuerdo, no puedo devolverte tu tiempo, pero quitaré esto de tu historial académico y puede que permita que tus profesores te dejen repetir algún examen, ¿te parece bien? —explicó la directora.

—Por supuesto, y ¿ qué ocurrirá con Aria? —dijo Stella sin pensar.

—Vaya, bueno me imagino que ya lo sabías o que te informaron bien, bueno, la señorita Wells tendrá su castigo, pero no te lo puedo revelar—aclaró la directora.

—Lo entiendo—respondió Stella.

—Puedes irte señorita Hart—comunicó la señora Maxwell.

El resto del día, fue muy tranquilo, al menos hasta que llegó a su casa. Sus tíos estaban esperando a que volviera; y eso, nunca era nada bueno. Se preguntaba cómo podrían arruinarle la vida en esa ocasión.

—Stella, tenemos que hablar contigo—comenzó a decir Ander.

Stella empezó a comprender que lo que fuera que estaba pasando, era más grave de lo que ella creía.

—Decidme—contestó la princesa, mientras se sentó en uno de los futones.

—Estuvimos pensando cuando sería el mejor momento para decirte esto y llegamos a la conclusión de que no había un mejor momento. Después de la decisión que tomaste, ya no hace falta que sigas acudiendo al instituto—comenzó a explicar Ander.

—¿Queréis que deje Crown Hill? —preguntó Stella.

—No se trata de que dejes la escuela, no es tan simple, como futura reina de Ilios, ya no necesitas esa formación, y no es solo dejar de ir a Crown Hill; vamos a volver a Ilios—declaró Olimpia.

—¿Qué? —dijo Stella muy confusa.

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¿Qué hará Stella ahora?

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