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By IceSwanlight

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โ†ช Toji Fushiguro x Lector Para no vivir en la calle con tu hija, te obligan a contraer matrimonio concertado... More

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By IceSwanlight

La entrevista va bien, al menos tú crees que va bien y luego esperas a que el reportero y el fotógrafo regresen a casa.

No hay mucho de qué hablar ya que tu padre no es exactamente el más feliz con el hombre con el que estás comprometida, y no quiere dejar que Naobito tenga una idea. Te despides incómodamente antes de salir de casa.

Tu padre no se calla una vez que se sube al auto, despotrica todo el camino a casa y tú no le prestas atención. Simplemente no puedes esperar a ver a tu hija. De vez en cuando captas un poco de lo que dice.

-Ese hijo de puta realmente me jodió Habíamos acordado con ese otro sobrino suyo, no con ese pedazo de mierda, inútil.-Es aproximadamente la quinta vez que tu padre dice esas palabras similares y tu madrastra se molesta.

-¿Qué carajo esperabas? ¡Tu hija tiene literalmente una criatura con la que la mayoría de los hombres no quieren lidiar!.-Ella levanta la voz.

-¿Quién no quiere lidiar con Misaki? ¡Es un ángel traído del cielo!.-Tu padre afirma, la debilidad que su corazón siente por su nieta es muy visible. Pero seguirá eligiendo a su esposa antes que a su nieta, de la misma manera que eligió a su esposa antes que a su hija.

-Ángel traído del cielo.-Tu madrastra se burla. Está agradecida de que los Zenin pronto te quitarán de encima.- Naobito me informó que la boda será en aproximadamente un mes. La planificación de la boda ha comenzado.

-¿En un mes? ¿No pensó en informarme, considerando que soy la novia?.-Hablas, provocando que ella se ría. No encuentras el humor en ello.

-¿Te informo? Me dijo que es más que suficiente. Te conté la noticia, así que no te resultará inesperada.-Ella responde. Abres la boca para hablar pero ella te interrumpe.-Este no es un matrimonio hecho de amor. Si te enamoras de él, entonces bien por ti, pero por el momento no se trata de eso. Es para limpiar su imagen y sacarte a ti y a tu hija de nuestras manos. La boda no va a ser de tu agrado sino del de ellos.

-No tienes que decirlo así.- Tu padre se lo dice, pero puedes estar de acuerdo con ella en algo.

-Ella está en lo correcto. ¿Esa es la única razón por la que lo haces, o si no, por qué me casas con un completo extraño?.- Tu dices.

-Porque es lo mejor para ti y para Misaki. Viste lo que pasó con el padre de Misaki, ¿no? Se fue a pesar de que tienen una hija juntos. Dijo que te amaba, ¿no? Pero aun así volviste a mi puerta con tu hija porque no podías pagar las cuentas.- Él comienza y quieres interrumpirlo, pero lo dejas divagar mientras pones los ojos en blanco ante cada una de sus palabras.-Lo que quiero decir es que creo que casarse por amor no tiene sentido a menos que ambos tengan dinero. Estoy preparando a tu hija para que tenga una vida exitosa, incluso si eso te cuesta la felicidad. De todos modos, el amor no te trajo nada bueno.

-Yo.-Intentas pensar en una forma de defenderte, pero al final no vale la pena. Sin embargo, murmuras.- Simplemente tuve mala suerte.

-Como decía…-continúa hablando tu madrastra.-La boda será como la imaginan. Lo único que se ajustará a ti será la talla de tu vestido, que de hecho será la próxima semana.

-¿Qué tan grande se supone que debe ser esta boda? Un mes no es mucho tiempo para organizar una gran boda.-Preguntas, preguntándote cuántos ojos estarán puestos en ti en un mes.

-Realmente grande. Todas las personas imaginables estarán allí.- Ella responde.-En cuanto a los preparativos de la boda, no tienes que preocuparte porque los Zenin han contratado gente más que capaz y que trabaja rápido.

Quédate callado y cierra los ojos.

Quizás todo esto sea un sueño... Más bien una pesadilla. Tal vez cuando vuelvas a abrir los ojos volverás a cuando tenías cinco años, cuando la vida era buena. Cuando podías volver corriendo hacia tu madre y darle un abrazo y ella te llenaba la cara de besos hasta que le rogabas que parara.

Pero vuelves a abrir los ojos y lo único que ves es la casa de tu padre, que luce tan horrible como siempre por la falta de color. Recuerdas que había una vez que el exterior estaba lleno de una mezcla de hermosos colores, ahora es incoloro. Las flores que alguna vez plantó tu mamá se han ido; lo han sido durante mucho tiempo.

Eres el primero en salir del auto y caminar hacia la puerta principal. Tocas porque no tienes llaves. Pronto se abre la puerta y ves a la niñera que contrató tu padre. Vive en el barrio y tiene aproximadamente dieciséis años.

-Hola, Utahime.-La saludas y ella te devuelve el saludo.-¿Se portó bien?”

-Ella es un amor.-Ella responde. Entras a la casa y, cuando la niña se da cuenta, deja caer su muñeca y corre hacia ti.

-¡Mami!.-Ella grita mientras corre hacia tu lado. Te arrodillas para recibir el abrazo con el que ella te recibe tan calurosamente. Besas su mejilla. Ella se apresura a preguntar.- ¿Cómo estuvo el almuerzo?

-¡Estuvo bien!.-Tu respondes. Es demasiado joven para saber o incluso entender lo que está pasando. Ella armó un escándalo antes de que te fueras y le aseguraste que volverías pronto, que sólo estabas almorzando con amigos.-Nada demasiado interesante, ¿y tú, cariño? ¿Te gustó tu tiempo con Utahime?

-¡Estuvo bien!.-Ella responde. Tu padre y tu madrastra cruzan la puerta y tu hija se apresura a saludar a tu padre. Ella recibe el mismo trato que tú de tu madrastra, por lo que, con razón, no le agrada la mujer. Te levantas el suelo y subes las escaleras para conseguir el dinero de Utahime.

Rápidamente bajas las escaleras con el dinero y se lo das a Utahime. Ella te agradece y recoge sus cosas. Ella se despide antes de salir por la puerta.

Una vez que se cierra la puerta, tu madrastra abre la boca. Ella mira a Misaki.

-Pronto tendrás un padre.

-¿Qué?.-Pregunta tu hija, parpadeando ante la mujer mucho mayor, muy confundida.-¿Qué significa eso?.

Miras fijamente a la mujer. Tal vez estés esperando con más ansias el día de esta boda de lo que pensabas al principio. Incluso prepararás un discurso con todas las cosas que quieras contarle.

-¿Papá volverá?.-Tu hija pregunta, con esperanza en su voz que te hace querer romper a llorar. Duele aplastar su ilusión.

-No, Misaki, vas a tener un nuevo papá.-Tu madrastra responde. Las esperanzas de su hija no son las mismas, pero ella no está destrozada. No recuerda mucho a su padre, por lo que no tiene miedo de que alguien lo reemplace.

-Misaki, ¿quieres ver una película conmigo?.-Preguntas, cambiando de tema. Ella asiente y camina hacia tu lado, no supiste en que momento quedaste dormida después de ver la película con Misaki.

-Despierten ustedes dos.-Escuchas una voz no tan agradable que lentamente te hace abrir los ojos. Miras a la mujer que desprecias más que a nada en este mundo y tu día ya está arruinado. Sabes que no va a ser un buen día.

Acaricias la mejilla de tu hija ya que siempre le cuesta despertarse por la mañana. Ella gime pero finalmente abre los ojos. La mujer todavía está en tu habitación. Es raro ver que ella te despierte.

-¿Qué?.-Preguntas, preguntándote qué quiere. Ella nunca necesita nada de ti y por eso nunca hablaste. Tiene gente que le cocina o limpia, ya que tu padre tiene la suerte de tener dinero para ello. De lo contrario, serías tú quien haría esas tareas. En primer lugar, ella no estaría con él si no tuviera dinero.

No eres la misma niña a la que podría atormentar así que no tiene sentido estar en tu habitación, más o menos hablando contigo.

-Hoy almuerzas con Toji. Misaki viene con nosotros y hay un par de paparazzi ocultos, así que asegúrate de lucir decente.-Ella te informa. Suspiras al levantarte de la cama.

Te levantas de la cama y dejas que la niña descanse un par de minutos más mientras comienzas el proceso de arreglarte. Primero te duchas y cuando sales ves a tu hija todavía durmiendo.

La despiertas de nuevo y ella se levanta mirando a su alrededor confundida. Quieres sonreír. Ella es tu clon literal, solo tiene un par de características minúsculas que son como las de su padre.

-Vamos a salir a almorzar, cariño.-Le informas. Regresas al baño para llenar la bañera con agua para tu hija. Regresas a la habitación y ella todavía está muy cansada. Quiere recostarse pero intentas animarla a salir.-Podemos tomar un helado después del almuerzo.

-¿En realidad?.-Ella pregunta, prácticamente vendida. Ahora está completamente despierta y se levanta de la cama.

-¿Vamos a conocer a mi nuevo papá?.- Ella pregunta, lo que te toma por sorpresa. No estás seguro de cómo responder.

-Yo...-Empiezas, pero no encuentras las palabras adecuadas.-Él no es tu nuevo papá, cariño, pero pronto lo veremos mucho más.

-¡Bueno!.-Ella responde mientras se levanta para lavarse las manos. Quieres reírte al pensar en lo fácil que fue.

Llegas al restaurante y tu padre y tu madrastra deciden sentarse en un par de mesas más allá. Suspiras al verlos ser conducidos por la anfitriona a su asiento. No tienes mucho tiempo para mirarlos, y pronto te llevan a la mesa en la que está sentado tu futuro esposo.

Observas al bebé que está sentado en una silla alta, justo al lado de su padre. Hay una sonrisa genuina en el rostro de Toji mientras le da al bebé algo de comida para bebés. El bebé no está muy contento con la comida, se nota cuando arruga la nariz y la mitad de la comida prácticamente le llega a la barbilla.

La sonrisa en el rostro de Toji desaparece cuando te ve a ti y a la niña que sostiene tu mano. Haces que tu hija se siente antes de sentarte a su lado. Tú y Toji intercambian miradas, él es más desagradable que el tuyo. Pero recuerda que supuestamente hay gente alrededor que está mirando.

-Esta es mi hija, Misaki.- Presentas a la niña que es tímida cuando conoce gente nueva. Ella se sonroja fácilmente, pero Toji simplemente tiene una mirada intimidante.

-¡Hola!.-Ella dice sorprendentemente, saludando al hombre. No es el más amable, pero tiene algunos modales. Se recuerda a sí mismo que tu hija no eres tú.

-Hola, soy Toji.-Él le devuelve el saludo. Toji luego vuelve a prestarle atención a Megumi. Intenta darle más comida al bebé, pero se niega rotundamente a abrir la boca. Toji suspira y vuelve a poner la comida en el plato. Él los mira a ustedes dos, mirando más a su hija para que su disgusto hacia ustedes no parezca tan evidente.-Este es mi hijo, Megumi.

-Megumi es un lindo nombre. Una de mis muñecos se llama Megumi.-Ella se apresura a informarle. Levanta una ceja y continúa la conversación con la niña.

-¿En serio? Eso es lindo.-dice Toji. La camarera se acerca a la mesa y pides tus bebidas. Observas al bebé y no puedes evitar sonreír ante la adorable cara del bebé.

-Él es tan lindo.-Comentas y Toji tararea de acuerdo.

Toji golpea la mesa con los dedos, todo un poco incómodo. Simplemente no entiende por qué se siente así. Enojado. Realmente no has hecho nada y pareces un ser humano bastante decente, pero él se siente frustrado y enojado cuando te mira.

Sólo necesitaba que rechazaras esa propuesta y que hicieras que los Zenin limpiaran la imagen de Toji de otra manera. Pero volver a casarse tan rápido… Es un plan fácil, admite, pero prefiere uno más difícil porque aprendió que el matrimonio es algo sagrado.

No quiere volver a casarse. Más o menos, con alguien de quien no está enamorado. Como él no obtiene lo que quiere gracias a ti, los sentimientos negativos se apoderan de ti.

-¿Cuántos años tiene?.-Sus ojos están puestos en tu hija. Ella levanta cinco dedos, con una sonrisa en su rostro mientras le dice verbalmente.

-¡Cinco!.- Ella le dice.

-¿Estás en la escuela?.-Continúa cuestionando, queriendo saber más sobre su futura hijastra porque la boda se llevará a cabo le guste o no. A menos que pase algo.

Él lucha contra una sonrisa cuando se le ocurre una idea. Los Zenins no pueden echarlo a la calle si algo te sucediera.

-Mami me puso en preescolar. ¡Pronto empezaré el jardín de niños!.-Ella responde emocionada.

La camarera regresa con tus bebidas. Misaki y Toji continúan charlando mientras observas a la bebé Megumi, a quien le gustó la cuchara. No lo estaba golpeando contra la silla alta, algo que su hija habría hecho a su edad, pero lo inspecciona. Le pone sus deditos regordetes.

Y cuando escuchas a tu hija hablar con Toji y observas cómo el adorable bebé inspecciona su cuchara, piensas que las cosas no estarán tan mal.


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