Lost In Traslation || Shohei...

By its_lachama

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❝How am I supposed to ever be with him When he and I don't speak the same language? But we have conversations... More

LOST IN TRASLATION | S.O.
1 | Family Game Time
2 | Accidentally
3 | Meet You
4 | Smile and Goodbye
5 | "But don't look at me like...that"
6 | A Dream With a...
7 | Another good night
8 | Some troubles, some questions
9| Compatibility
10 | Delicate
11| Deja Vú
12 | Connecting the dots
13 | Little purple box
14 | Take the phone
15 | Social Media!
16 | Surprises & Conversations
17 | Never is a bad hour
18 | Stuck On The Feeling
19 | Vision Of Love
20 | Dreamlover
21 | obvious
22 | ...Ready For It?
23 | Diez Pasos Hacía Ti
24 | My Eternal Love
26 | Everything in L.A., stay in L.A.
27 | Daydreaming
28 | Silence Noises
29 | Locked Away
30 | Closer
31 | Overflowing
32 | Before The Storm
33 | The Voices Have To Shut Up
34 | Hospital, thoughts and dramas
35 | Saving All My Love for You
36 | Nonsense

25 | This Is Why We Can't Have Nice Things

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By its_lachama

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📍 18 de Julio de 2022 | Los Ángeles, California.

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abril_gutierrez2: Me and a new bestie from L.A. 😼

📍 18 de Julio de 2022 | "Los Angeles Dodgers" Stadium, California.


Narrador Omnipresente:

Adriana manejaba al lado de Abril, con un par de jeans, unos tenis blancos y su distintiva camisa de los Angels. En silencio, se recordaba que debía acordar que apoyaban a su cuñado, por más que estaba tentada a ponerse todo lo que tenía de los Dodgers.

Le tenía aprecio a varios equipos, pero ahora había prioridades.

—¿Estás bien? Te noto tensa—consultó la menor, terminando de estacionarse en uno de los puestos de V.I.P. que le pudo conseguir Adrián y la morena asintió, dándose su tiempo para quitarse el cinturón.

Abril todavía seguia trazando mentalmente las líneas que se habían cruzado, había repetido millones de veces la escena que trancurrió entre ambos, las palabras que salieron de su boca sensible y sus corazón latiente. No podía ser más estúpida, pero ese abrazo se sintió tan bien.

Tan malditamente bien.

Estoy bien, vamos. Quiero ver dónde Adrián se dignó a dejarte—respondió con diversión, ocultando su reciente dolor de cabeza suave que empezó desde la mañana luego de la sesión de fotos que tuvo.

Recordaba que se despertó en la mañana después de un sueño rarísimo sobre que estaba en un sitio que desconocía y apareció una sombra de un hombre, aunque ella sabía quien era (y no sabía porque), todo ese conflicto fue puras palabras borrosas y sin sentido que la hicieron tambalear hasta el piso, para luego tragarla un vacío sin fin. No entendió porque tal referencia, pero prefería no indagar.

Abril siguió a su hermana menor, mientras esquivaban con el mayor esfuerzo algún fanático que tuviera reconocimiento de la morena, aunque parecía algo díficil.

Pequeños saludos lejanos, una que otra negación amable a alguna foto y tapándose con su gorra de algún flash o extraño movimiento hacía ella. Dios, que difícil era ser famoso y salir a la calle en paz.

Siguieron al hombre que las dirigió hacía la zona más baja del estadio, casi en frente del plato de home a lo que a la tercer fila a la derecha se sentaron ambas hermanas en los primeros asientos.

¿Segura que no estás incómoda? Podemos tomar el lugar V.I.P. que nos regaló Adrián—murmuró/gritó Adriana, y Abril negó. Prefería estar aqui soportando los gritos y a metros de cualquier cámara que estar viéndola triste por no tomar la oportunidad de ver más cerca de a los jugadores.

Haría lo que fuera por ver disfrutar a su hermanita.

Me agrada aquí, se ve mejor el juego.

—Ni siquiera entiendes beísbol.

—Nadie te preguntó, Adriana—contestó con molestía Abril haciendo que una sonrisa divertida saliera momentáneamente de los labios de Adriana. Se arreglaron en los asientos, esperando que el evento comenzara en pocos minutos.

Los fanáticos empezaron a llenar las gradas al proceso de los segundos, con distintos colores y estampados que eran los uniformes de los equipos a seguir. Abril vió aburridamente su teléfono, esperando que Julia le diera avances de la final de la VNL que ella posiblemente jugaría y buscando las fuerzas de valentía para cumplir lo que haría.

Le daba cierta pena, pero por otra parte había un sentimiento que la empujaba a hacer eso. Ir a los vestuarios al final del juego y felicitarlo, o solo ver a Shohei.

Esas ganas hacían querer a la morena golpearse contra una red, para ver si de casualidad salía su sonrojo.

Solo recordar sus brazos alrededor de ella protectoramente, hacía debilitar sus sentidos y su razonamientos.

—¡Ya va a empezar!—exclamó Adriana, luego de que Ben Platt terminara de cantar el himno estadounidense y levantándose en puntillas con emoción para buscar a los anunciados.

Abril sonrió enternecida por la cara de felicidad de Adriana que veía a todos los jugadores que ella admiraba estar en fila allí, que según la morena era el equipo de este lado del país, mientras el otro era de equipos que desconocía. No le prestó atención, sino en sacar dinero para pagarle al vendedor del estadio que vendía gomitas y un par de papas que le gustaban a Adriana.

Las tomó, sin antes decir "gracias" y que se quedara con el cambio mientras escuchaba con al narrador del partido anunciando al entrenador de los "Astros" de Houston que hacía su entrada al campo.

Adriana tomó el brazo de Abril cuando reconoció al que justo quería ver.

—¡Allí está!

—¿Ah?—replicó la venezolana, volteándose a ver a su hermana que apuntó con su mentón al hombre que caminaba a través de la alfombra roja y mencionaban su nombre en claro.

Dirigió su cabeza al apuntado, pero desapareció entre la multitud de negro a lo que frunció su ceño buscando a Shohei, pero parecía que se había mezclado con todos ellos. Se encogió de hombros y siguió su busqueda en silencio en lo que transcurría la introducción al equipo.

Los medios de comunicación estaban ululeando por doquier con vista a una sola persona, quien era Shohei Ohtani que estaba de pie notando como los otros integrantes del equipo se colocaban a su lado, pero su atención estaba en las gradas.

Buscaba con cuidado aquella morena que robaba su aliento bajo el sol californiano que tapaba su gorra negra.

No lo veo—murmuró Abril, a lo que Adriana suspiró frustrada porque su momento K-Drama entre su hermana y su futuro cuñado no se daba.

¿¡Por qué conspiraba el universo y la vista de Abril en que no lo encontrára?!

Ya lo vas a ver—contestó la menor, aún con la mirada entre Shohei y el otro individuo que acababa de encontrar. Prefirió el silencio y la calma a otra reacción que podía tomar enfrente de su hermana.

La ceremonía de introducción había culminado después de que Mookie Betts agradeciera a todos los presentes su asistencia al evento con un fin benéfico hacía las organizaciones dedicadas a la lucha contra cáncer y también, la conmemoración sobre el famoso Jackie Robinson.

Ambos equipos de entrada en el primer inning se desplegaron en sus puestos, siendo el primero a batear el japónes. Adriana sacudió el brazo de Abril, haciéndo que la viera mal ya que estaba concentrada leyendo el mensaje de Catalina contándole acerca de algo que le pasó a Adrián y la menor le sonrió con diversión.

¡Ahi viene el cuñis!

—¡Adriana!—la regañó en voz baja, soltándo su agarre y reconociéndo al hombre que era su vecino, el regente visitante en su conciencia y que tomaba el bate entre sus manos mientras un reportero se acercaba a él.

Parecía que era una película tipo rom-com, de cómo todo su alrededor se detuvo al segundo que lo consiguió. Sus palabras se enredaron en su mente, solo dejándole una extraña sensación que no había sentido en años y que la hizo airearse con su suéter mientras se recitaba las siguientes palabras.

"Piensa en la biblia, Ned", se repitió Abril por última vez, deslizándo su mirada a tráves de su uniforme negro con cierta libertad que no podría hacerla frente de él y escuchó una risita burlona a su lado.

Pobrecito, te lo vas a comer con la mirada.

—Él no tiene que saber—la mandó a callar, sosteniendo una sonrisa que quería salir de sus labios y empujando su lengua a un costado de su mejilla interna mientras no apartaba la vista de su objetivo.

En cambio a unos metros del campo, Shohei ya tenía la claridad de su decisión en su mente. Literalmente, lo veía venir y no podía estar más que seguro de ello, mientras el hombre que estaba a su lado le preguntaba que haría.

—Primer pitcheo, primer swing—declaró con seguridad y una sonrisa, para después irse al plató de home, dándole la oportunidad de ver de reojo a Abril que había volteado a ver a su hermana.

Estaba confiado.

Tenía todas las de ganar, porque ella estaba aquí.

Las apuestas de la vida no podían estar más a su favor.

El juego transcurrió con cierta lentitud para ojos de Abril, pero agradecía que Adriana le contaba lo importante, la música estaba decente haciéndola de vez en cuando tararearla y prestaba atención solo cuando Shohei salía, y aunque era un poco feo hacer eso al resto de sus compañeros vestidos de tonos oscuros y dorado, tenía que asincerarse de que el único de importancia allí era él.

Todo brillaba para él.

Se rió de vez en cuando por las reacciones de la gente, bailó en su asiento cuando canciones latinas salían o al menos, su sonrisa se plasmaba con diversión cuando Shohei quería robar bases como en el primer inning haciendo que Abril comentara con burla "tengo que enseñarle a hacer plancha" cuando se deslizó a tocar la primera base, aunque se le volteó esa idea ya que la tomó en burla/chalequeo Adriana hacía ella.

Cosas de libero, que les puedo decir.

Cuando se dieron cuenta, la noche ya pintaba el cielo y los reflectores estaban más fuerte a pesar de haber concluído el juego. La bulla se disipaba junto a la gente que se retiraba por las puertas de salida y las dos Gutiérrez se fueron detrás de ellas, mientras Abril guíaba a Adriana  hacía los vestidores de los jugadores.

Adriana sabía a ciencia cierta que su hermana conocía aquel sitio, pero notaba que hacía el esfuerzo de no ponerse de mal humor o solo distraerse con las palabras que decía, asi que decidió no presionar nada y solo concentrarse en el objetivo de cúpido que nada ni nada interfiera en sus planes para que su parejita se viera esta noche.

Al encontrar el pasillo del vestuario del equipo americano, Abril se arrepintió de tomar esas cuatro botellas de gatorade que le empezaron a hacer efecto en su vejiga a lo que soltó un insulto por lo bajo y empujando a su hermana a un costado del pasillo mientras la gente pasaba por doquier.

Voy al baño, nos vemos dentro de los vestuarios—pronunció con velocidad, a lo que Adriana tomó su brazo soltándo un confundido "¿qué?"—Necesito ir al baño. Espérame dónde te dije y ¡me llamas cualquier cosa!.

La menor asintió con una leve sensación de que algo no le terminaba de cuadrar, pero solo se encogió de hombro y se dedicó a buscar a su futuro cuñado cuando entró al vestuario mientras olvidaba esa posibilidad que rondaba en su mente. Sabía que podía pasar y lo vió, pero prefería que Abril viviera en la ignorancia que en estrés.

Las pisadas de provenientes del tacón de las botas blancas de Abril se escucharon en el pasillo que cruzó casi que trotando, su vejiga estaba apunto de rendirse en esta batalla hasta llegar al baño, pero le pedía a todo dios existente que le ayudara a aguantar un poco más. Casi llora de felicidad a ver un baño, a lo que se adentra al cúbiculo con velocidad y en pocos minutos, ya se encontraba en el espejo arreglándo su liso cabello mientrás guardaba su labial.

Se sentía de buen humor y demasiado bonita el día de hoy, podía adularse que fue por la sesión de fotos matutina que tuvo o por el amable desayuno que tragó del buffet del hotel en la tranquilidad de su habitación. También, podía ser por su lindo outfit de falda blanca con botas del mismo color y un hoodie amarillo que resaltaba su color de piel.

qHoras después de irse de su casa en el Este de Los Ángeles, había tomado la decisión de irse a un hotel a pesar de las súplicas de su madre de que se quedara, pero prefería la tranquilidad en su espacio a que todos supieran dónde vive como años atrás cuando vivía cerca de Inglewood.

Abril tarareó el coro de "Don't Stop Believin" de Journey cerrándo la puerta a sus espaldas, con intenciones de retomar su camino a ver a quien posiblemente la esperaba con su hermana y eso la alegraba a tal manera, que puso una sonrisa suave en su rostro. ¿Cuál era el problema de que sonríera para sí misma? ¡A la mierda todos, ella sonreía porque estaba demasiado bien su día!

Unos pasos se añadieron a su caminar lento y tranquilo mientras seguía hundida en los pensamientos de ver al japónes y adularlo, aunque no entendiera ni que carajos hizo, pero la voz a sus espaldas la detuvo haciendo que un escalofrío timbrára en su espina dorsal.

Abril.

Esa maldita voz.

No...—soltó casi en silencio, apretando sus puños a sus lados mientras buscaba la valentía en su interior.

Pero todo en él brillaba, inseguridad.

Adriana vió su muñeca izquierda dónde se encontraba el reloj que le había regalado su madre hace dos años, y ya habían pasado más de 4 minutos. Quizás estaba siendo paranoíca, pero esos 4 minutos le estaban cortando de alguna forma su tranquilidad.

—¿Por qué no vas a buscarla? Si te sientes más tranquila así—consultó Shohei, viendo el pequeño tic de inquietud que era parecido al de Abril en Adriana. Rascaba un costado de su  dedo índice con la uña de su pulgar—Puedo esperarlas aquí. Ya terminé mis entrevistas por hoy.

—No, no. Ella vendrá, yo lo sé—afirmó para ambos o más para si, mientras miraba su pantalla en negro esperando una llamada de ella o aunque sea un mensaje.

Abril cerró la puerta del baño y apoyó sus manos en la piedra granita que sostenía el lavabo del sitio, pero luego las formó puños esperando que eso detuviera el sentimiento que avivaba en su interior.

Rabía, ira, tanto coraje y una maldita repulsión.

Quería quemar todo este maldito lugar y desaparecer por siempre.

Sus lágrimas calientes fueron más, empapando sus mejillas y sus sollozos eran silenciosos mientras su cuerpo temblaba por ese aire que la consumía en el interior. Temor, terror, miedo.

Tenía que volver a su centro, a su raciocinio y olvidarse que este momento pasó en su vida. Se lo había prometido, por Dios, no se iba a volver a encontrar con él, pero...

Parecía que de lo que más te alejabas, iba volviéndo hacía ti con más fuerza.

Subió su mirada al espejo y quiso romperlo al reconocerce, pero este no era suyo, no podía cometer aquel acto a lo que solo se dejó ver con decepción en lo que estaba frente de sí.

Una Abril desconocida, una Abril que nunca pensó en volver, pero allí estaba.

Esa Abril de 2016, esa estúpida Abril que se dejó quebrar.

Esa Abril que nadie va a comprender y que nadie va querer conocer.

Adriana estaba al borde del desespero en la quietud de su asiento, prestado por Shohei mientras miraba la entrada/salida del sitio que se llenaba de gente cada vez más a lo que miró a Shohei, que le regaló una ojeada preocupada desde dónde estaba parado. No sabía que le estaba preocupando a la menor, pero era más notable en su acción de ver el teléfono cada 10 segundos.

Me harté—comentó Adriana en voz baja para sí, tomando su teléfono en su regazo y encenciéndolo de su suspenso, metiéndo su contraseña. Buscó el historial de llamadas y al encontrar a su hermana, indagó el paradero del botón de llamada—La voy a jalar la patas, a ver si deja su mariquera.

Ni siquiera tuvo que apretarlo, ya que un mensaje había aparecido enfrente de sí de la misma.

Abril: "Tengo una reunión urgente, necesito irme ahora. Tomaré un taxi".

Eso la hizo fruncir el ceño con extrañeza, a lo que puso el teclado para replicarle con una pregunta, pero el siguiente mensaje le hizo un vacío en el estómago.

Abril: "Lo siento, Adriana".

Miles de situaciones empezaron a retomarse en la mente de la menor, con ese instinto de hermana observadora a lo que empezó a negarse a si misma que hubiera ocurrido eso por más que la posibilidad era de cien. Exhaló por lo boca en silencio mientras su estrés empezaba a palpitar en su sien junto a la preocupación.

"¿Lo viste, verdad?", escribió Adriana con sus dedos temblorosos y relamió sus labios, borrándo con rápidez ese texto. Solo puso un "está bien, te veré en la cena dónde mami", esperando que lo viera, pero no había ningún indicio de ella.

Maldita sea la existencia del ex de Abril, de Gustavo Hernández.

—¡Felicidades, lo hiciste muy bien Sho!—Adriana levantó la mirada hacía el hombre que felicitaba al japónes y procuró no demostrar su  creciente odio, en clavarle un protector de codo en el ojo.

La menor se levantó con cuidado, con intenciones de retirarse y calmarse, pero el hombre la notó haciendo que su sonrisa tambaleara. Adriana lo vió fijamente sin alguna expresión en su rostro, a lo que Shohei volteó a ver la hermana de Abril, dándose cuenta del asunto tenso.

No se pronunció una palabra más, solo un asentimiento de parte de Gustavo que lo hizo con burla que reconoció Adriana a lo que apretó sus puños y contó hasta diez para no sacar enfrente de todos el coraje trancado desde hace 6 años. Quería hacerle la vida de trizas, verlo sufrir por lo que le hizo, y que suplicara paz para nunca encontrarla.

Si, quizás estaba un poquito molesta.

Miró de reojo al hombre que fue a recontrarse con su esposa, una de las reporteras de la famosa cadena de deportes de ESPN y que no era más que una arpía y gata rompe hogares como diría Gojo Satoru, según Adriana. Volteó a ver Shohei y su corazón se achicaba al tener que ocultarle una parte de la verdad, pero no estaba en sus manos contarle esa parte de la vida de Abril.

—Tengo que irme. Lo siento, Sho, de verdad. Abril le ocurrió una emergencia a último minuto—eso hizo cambiar la expresión de confusión a preocupación de Shohei. Se imaginó lo peor, pero Adriana contestó a sus duda con cierta incómodidad—Pero nada malo. Ella esta bien. De todos modos, llámala.

—¿Segura que está bien? Puedo decirle a alguien que te lleve hasta dónde está—la menor negó al ofrecimiento del hombre con una sonrisa apenada, y sacó sus llaves del auto.

—Yo tengo que irme ¿si? Solo, llámala. No importa lo que pase, solo llámala en unas horas—finalizó Adriana, colocándole un poco de firmeza a sus palabras a lo que él asintió un poco decepcionado de no haber logrado hablar con ella, pero buscaría la manera.

La venezolana se retiró con una sonrisa suave, que después se fue desmoronándo al voltearse y apurar su paso al salir de vestuarios.

"No hagas nada estúpido Abril, por favor. Aguanta", recitó con súplica mientras se apuraba en llegar al estacionamiento.

Se metió en su auto, marcándole a su hermana y botándo el teléfono en el asiento, mientras maniobraba el volante para llegar rápido al hotel de la morena.

Había posibilidades que "hacer algo estúpido" no sucediera, pero como era Abril, todo podía ser posible.

Eso era lo que le asustaba más.

. . . .

Abril P.O.V.:

La puerta se cerró tras mis espaldas mientras me recostaba en ella, soltándo un suspiro.

Mi lado racional decía que tenía que mantener la calma, no alterarme más de lo que estaba o al menos, crear un alboroto.

Aunque mi rabía atorada de hace seís años, estaba ganándole a la primera opción.

De mala gana, dejé mi cartera en la silla de la entrada y mi maleta se encontraba abierta en el inicio de la cama. La miré con recelo por unos minutos, intentando no nublar mi conciencia, pero ya había tomado la decisión de la locura.

Locura que debí volver a realizar.

Tomé una prenda y la tiré al piso con fuerza, una tras otra y otra mientras mis lágrimas salían con fuerza. Odio, disgusto, decepción y tanto dolor, se pronunciaba en cada prenda que lanzaba al piso sin concientizar.

Empujé mi maleta al piso, sin importar si se rompía o algo por el estilo, solo quería romper todo. Quería romper absolutamente todo.

Quité las sábanas de la cama con fuerza, las jalé sin importar presionar mi pierna o caerme en el intento, pero tirándola al piso junto a mis ganas de no contener mi rabia. Gruñí frustrada mientras quitaba mis botas, tirándolas con fuerza a la pared y cayéndo casi cerca del espejo de la habitación.

Pero no soporté más, no podía hacerlo ahora.

Lo lamentaba con todo mi corazón sensible.

Enterré mi cara en una de las almohadas que busqué con furia entre los trozos de tela, y grité.

Grité, grité y grité, hasta que me ardió la garganta y sollozaba con dolor.

Era un maldito idiota, era un maldito manipulador de mierda y ¿no se cansaba de joderme la vida?

"Tú te lo buscaste, Abril. Tu misma te buscaste que yo fuera así. Porque soy mucho mejor que tú, miles de veces".

Hijo de la gradisima p...—farfullé tomando la almohada entre mis manos, escuchando el crujido de algunos nudos romperse. La tiré con fuerza hacía algún lado para desahogarme—¡Te odio! ¡Te odio tanto por lo que me hiciste!

Tapé mi rostro adolorido con mis manos mientras ya no ocultaba el dolor de mis facciones, me dejé caer en el espacio del dolor que estaba reteniendo por tanto tiempo.

Todos esos malditos seís años, que fue una búsqueda de confianza a mi misma que él me la hizo perder.

Confiar en mi, confiar en mi alrededor, confiar en las personas, confiar el amor y ocultar verdades que no me iban a creer.

Él tenía mucho más poder que yo, y yo era una simple idiota que quedó con la vida de sus fantasías arruinada.

Ya era tarde para mi, ya no podía empezar otra vez a soñar en cuentos de hadas cuando el mío terminó antes de que pudiera decir el "si" y cuando mi pasión se fue al caño en menos de un día.

Lloré con fuerza, sin importarme que me escucharán, que me llamaran e ignorára el sonido de una llamada de Adriana. Quería estar sola, quería ahogarme en mi vacío por un rato y no preocuparla a ella o a mi mamá.

Mi mamá ya se debió enterar y, no quería verla preocupada por mi culpa.

Porque así era, todo lo que pasaba era por mi culpa.

Mi ser impulsivo, mi yo sensible y cariñoso que siempre se quebraba al proceso de los años, dándose por vencida con el mundo y metía toda esa basura emocional en lo profundo de mi corazón como lo hacían mis hermanos.

A veces, quería ser ellos, que no sentian nada con el resto, pero en cambio yo...yo sentía todo a flor de piel y era peor, cuando dabas amabilidad y te tomaban el brazo con confianza inesxistente.

Sorbí mi nariz, para después limpiarla con un trocito de mi suéter, era asqueroso, pero luego lo lavaría al llegar a Anaheim. Gateé hasta un costado de la cama, notando el objeto que necesitaba justo ahora.

Era egoísta tenerlo, era egoísta pensar de esa manera hacía él cuando yo no podía tenerlo y no debía.

Tomé el peluche de osito entre mis manos, ahora vestido con un pequeño camisón de color blanco con rayas negras que había conseguido en una tienda de segunda mano y no podía evitar recordarlo.

Se hizo un puchero en mis labios temblorosos mientras dejaba fluir otras lágrimas dolorosas a lo que me recosté en el cabecero de la cama y abrazé el suave peluche entre mis brazos, queriendo solo una extraña compañía.

Quería algo que no podía tener.

Quería algo que yo no era digna de tenerlo.

¿Y por qué tenía que tenerlo yo?

Ya no soñaba de la misma manera que antes, ya no quería de la misma manera que antes, y ni siquiera tomar mi confianza era como antes.

¿Por qué quería yo ser amada cuando no lo merecía?

Ya había escogido mi destino desde ese día que las cosas se complicaron, y decidí tomar las riendas de mi vida que se volvió un poco decepcionante, pero que la llenaba al estar en un ambiente alegre.

Pero todo era momentáneo.

Todo era por solo unos segundos y no quedaría para siempre.

¿Por qué querer a alguien que va a estar solo unos segundos luego de que se entere quien soy en realidad?

Podía tomar un avión y facilmente escapar de todo este drama, escapar de este mundo de memorías y ser ermitaña al resto de quien me conoce fuera de mi familia, pero algo me impedía hacer ese impulso idiota y era frustante.

Era frustante darse cuenta que no podías irte porque eso que te detenía no era cualquier cosa y para mi, no lo era, porque era algo egoísta que quise sentir luego de años sin interés alguno.

Era egoísta de mi parte sentir estos sentimientos de gusto y atracción hacía esta persona.

Pero Shohei Ohtani, me estaba volviendo una estúpida egoísta.

Una egoísta que quería seguir admirándolo, caer poco a poco por sus sonrisas y sentir toda esta montaña rusa de emociones, que ni siquiera había sentido con mi primer amor.

Una egoísta que se sentía segura a su lado y no quería dejarlo ir, a pesar de que tenía que hacerlo.

"Tengo que dejarte ir, así no te lastimaré con toda mi mierda, ¿no?", pensé subiendo por unos segundos el peluche y verlo desde mi posición boca arriba.

"Tienes que, ya que no lo mereces. No es tuyo, y no lo será", respondió mi voz interior a lo que cerré mis ojos con dolor, abrazándo con fuerza el peluche solo para ahogarme en mis ilusiones.






✒️ Nota del Autor:

¡Buenas noches, familia! ¿Cómo están?. He estado un poco pérdida ya que tuve cosas que hacer (tuveunbloqueoescritor), pero volvimos al ruedo.

🎤 ¿Qué les pareció el capítulo?

🔮 Teorías o historias conspírativas de lo que piensan de la antigua relación de Gustavo y Abril.

Fotito de Shohei con lo que usó este capítulo, y nos dejó más enamoradas de lo que estamos.

(Estaba guapisimo ese día, el señor más importante de Japón)

Denle su votito y su amor, junto a los comentarios.

📲 Agréguense al grupo de Telegram llamado "Lost In Traslation", tiene una foto de pérfil de Shohei y de vez en cuando escribo alguito o cuento chisme y también en el canal de Whatsapp, que está puesto en la descripción del grupo.

Espero que les haya gustado.

All the Love

-La Chama





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