Lost In Traslation || Shohei...

By its_lachama

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❝How am I supposed to ever be with him When he and I don't speak the same language? But we have conversations... More

LOST IN TRASLATION | S.O.
1 | Family Game Time
2 | Accidentally
3 | Meet You
4 | Smile and Goodbye
5 | "But don't look at me like...that"
6 | A Dream With a...
7 | Another good night
8 | Some troubles, some questions
9| Compatibility
10 | Delicate
11| Deja Vú
12 | Connecting the dots
13 | Little purple box
14 | Take the phone
15 | Social Media!
16 | Surprises & Conversations
17 | Never is a bad hour
18 | Stuck On The Feeling
19 | Vision Of Love
20 | Dreamlover
21 | obvious
22 | ...Ready For It?
23 | Diez Pasos Hacía Ti
25 | This Is Why We Can't Have Nice Things
26 | Everything in L.A., stay in L.A.
27 | Daydreaming
28 | Silence Noises
29 | Locked Away
30 | Closer
31 | Overflowing
32 | Before The Storm
33 | The Voices Have To Shut Up
34 | Hospital, thoughts and dramas
35 | Saving All My Love for You
36 | Nonsense
LOSE MY BREATH

24 | My Eternal Love

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By its_lachama

📍 17 de Junio de 2022 | Los Ángeles, California.

Narrador Omnipresente:

Las anécdotas graciosas contada por la matriarca de las Gutiérrez, hacían reír a todos o en el turno de Abril, la morena intentaba callar a su madre lo más posible.

No puede ser—murmuró avergonzada escuchando la risa de todos al segundo que su madre terminó una anécdota de cuando tenía apenas 17 años—Eso fue horrible, mamá.

—¡Y tu sueño se cumplió cuando el chico de natación te salvó en la piscina de la secundaria!—recordó Alicia con una sonrisa divertida—¿O eso no fue lo que tú escribiste en tu diario?

—¡¿Leíste mi diario?!—exclamó alarmada y las dos hermanas estaban casi llorando de la risa en el otro lado de la mesa sin poder terminar de comer su quesillo puesto en la mesa—¡Mamá, era mi privacidad!

—¡No es mi culpa! No sabía que era tu diario, pensé que era mi cuaderno de poemas que están en la repisa de la biblioteca. Alguien lo debió cambiar.

Abril farfulló y vió hacía el techo con dramatismo—Cuando vea a Adrián Leonizo lo voy a esgreñar, lo prometo Diosito.

Estalló en risas la mesa, por el acto de teatro de la morena a lo que volteó a ver a Shohei que seguía riendo y riendo por todo lo que contaban las cuatro mujeres, pero más aún las reacciones de Abril. Cuando estaba en confianza, parecía que su expresión no tenía límites.

Reía, carcajeaba, movía sus manos con emoción cuando relataba algo, se emocionaba por algo tan simple o se metía en el papel de la persona que interpretaba para que entienderan la anécdota.

Shohei y Abril tenían tanto tiempo sin que les doliera tanto la barriga por reír, y lo podían admitir por las miradas que se daban.

—Ahora, Shohei. Te voy a contar la vez que Abril tuvo su momento estrella en 2008 dónde...—la morena abrió los ojos con alarma y la vió con molestía.

—¡Sabrina esa no!—exclamó avergonzada y la mayor sonrió inocente, para seguir explicando. Abril tapó su rostro con las manos, haciendo cerrar los ojos de la risa a Shohei que la veía en ese estado.

—Tranquila, no me burlaré de ti, si te incómoda—dijo el japónes, colocando una mano en su espalda y ella volteó a verlo con la cara sonrojada.

—No me preocupas tú, son ellas—apuntó a las otras tres mujeres que rieron. Ella se levanto de la mesa, enderezando su espalda y soltando un suspiro de valentía—Bueno, parece que soy la quinta rueda, asi que me iré a dar una vuelta.

—Quédate Abril, para que termines de escuchar l...

—¡No!—pronunció en alarma, sonriéndo avergonzada para luego carraspear su garganta. Se acercó a Shohei y puso una mano para tapar sus labios del resto, aunque con intenciones de que escucharan—Si te dicen algo malo de mi, no le creas. Nada de eso pasó.

Volteó su cabeza a verla con una sonrisa de lado y ella le envió una mirada de regaño mientras esa expresión le creaba un hormigueo intenso en su espina dorsal. Tenía que salir de allí, para no verse tan atontada como se sentía.

—Voy a dar una vuelta, ya regreso.

—¡Byeee, Abril!

—¡Adriana!—se quejó Abril, a lo que la menor rió divertidamente mientras apartaba la mirada de la figura de su hermana.

Abril se fue por el pasillo, quedando solo el atisbo de una mirada que desapareció al doblar la esquina. Miró los portaretratos puestos en las paras y su sonrisa brotó con suavidad. Fotos enmarcadas brillaban en las paredes de color blanco; los años salteaban enfrente de los ojos de la venezolana, 2005, 1995, 2010, 2001, 2009, 2014, y 2018.

Deslizó su dedo en esa foto que era un rastro familiar para ella, ya que indicaba que la puerta que estaba a su lado era su antigua habitación y que los integrantes de esa foto de 2012. La familia de la venezolana dejaban a una Abril Gutiérrez en el medio, vestida con su uniforme de libero de la UCLA en el primer partido del año.

Sonrió con nostalgía al pasar su mirada al cuarto que se mostraba ante sus ojos. Estaba igual, solo que un poco más vacío ya que no estaban su par de deportivos (unos nuevos para los juegos especiales y otros para prácticar, que tenían demasiado uso por los años), ni tampoco los dos bolsos escolares de colores morado y negro que le perternecían a las dos mujeres que dormían en esa litera.

Abril y Catalina.

Cerró la puerta tras de sí, mirando solo las paredes que le habían quedado pedazos de teipe en ellos recordando que solo habían fotos del grupo de amigas, su familia y su antiguo novio, su primer amor. Al llegar un leve aspecto del nombrado, sacudió su cabeza para olvidar a Gustavo.

No era momento de alterar sus emociones con ansiedad.

Se quedó quieta al notar la pared ancha y las cuatro repisas que se pegaba a esta, viéndose imponente enfrente de su cuerpo a lo que su corazón se aceleró sin saber si era emoción, nostalgía o decepción.

Premio tras otro, medallas colgadas en clavos y reconocimientos en papeles que estaban puestos al final de la repisa tomando polvo casi imaginario.

Shohei se llevó alegremente otro bocado del dulce que le brindaban y que le tomaba un gusto, al ser para nada empalagoso a su parecer mientras la hermana menor de Abril terminaba de contar una anécdota dónde casi toda la familia estaba presente. Aunque algo no terminaba de encajarle en todo este momento, ¿dónde estaba el padre de Abril?

¿Estaría ocupado?, ¿estaría en otro sitio?, ¿no logró venir?, pero parecía que el hombre vivía aqui, miles de de fotos decoraban en estas paredes ¿no?.

—¿Y Abril seguirá haciéndo esas aventuras con su padre? Parece que ambos se llevan demasiado bien—consultó Shohei, quizás tiendo la expectativa de conocer al señor Adrián que parecía una persona divertida y amable, aunque lógico, era el padre de Abril.

Lógicamente, le tenía cierto temor.

Al escuchar esas palabras, Alicia sonrió triste, más de lo que quiso decir a lo que Sabrina notó la mirada de su madre que se apagaba al hacer esa pregunta.

—Bueno, no creo que sea posible. No ahora y tampoco, en esta vida por ciertas cosas...—comenzó Sabrina con suavidad, aunque Adriana apretaba sus labios solo devolviendo su mente a esos días de 2018.

—El padre de Abril, de mis hijos, bueno, mi esposo...—interrrumpió Alicia, viendo a Shohei con una mirada decisiva.

Tenía que saber al menos una parte, no sabía porque, pero su corazón dictaba en expresarlo. Que había la posibilidad que su hija le hubiera dicho, pero la mayoría apuntaba a que no. Aunque solo decirle este pedazo de la historia, todo empezó a tomar forma una respuesta para las dudas del japónes

Mi esposo falleció a la semana de que Abril estaba en el hospital en el 2017.

—¿Qué?

Abril miró la medalla más hermosa, la medalla más brillante que tenía entre todas a lo que se acercó para admirarla con detalle. Quiso tocarla, pero pensó que al hacerlo le iba a quemar la bruma de sensaciones que le trajo tenerla colgada su cuello esa noche.

La medalla de las Olimpiadas del 2014. Estados Unidos ganador de volleyball división femenina.

Apretó sus labios en línea, para luego poner sus dedos abajo de su nariz para retener alguna lágrima que saliera de sus ojos por más que su corazón sangraba con fuerza en todas las heridas que dejó su pasado.

—Abril tuvo un...—Sabrina vió a su madre en busca de un permiso especial, pero solo le regaló un pronunciado y silencioso "No" que estrujó el corazón de la hermana mayor—Una lesión el 2016, unas semanas antes de empezar la temporada de volleyball. Era su mejor momento, sus resultados eran muy buenos. Ese año, haría las competiciones sin su amiga que también era jugadora del mismo equipo porque estaba embarazada en esos días, pero eso no significaba que había una gran responsabilidad que cargaba Abril...

La morera vestida de azul claro se dió la vuelta, para dejar de ver esa medalla y la que estaba al lado de esta, que marcaba 2015 de un campeonato mundial del mismo deporte. Esto era autodestructivo, pero también eran sus resultados después de tanto esfuerzo y tantos sacrificios.

En su panorama, el tocador blanco sacado de una revista que se lo había dado Catalina como un regalo "por su amistad" se notaba casi nuevo a diferencia de las memorias de Abril. Habían pasado tantas sorpresas, conversaciones y charlas de chicas en ese tocador. Tantos momentos malos como buenos, que ahora los veía y le causaba gracia.

Pero a pesar de las bombillas que tenía este y las cajas que estaban puestas encima de este, llena de papeles y libros de la Universidad que no había sacado de su casa, el portaretrato de tamaño mediano brillaba encima de todo eso.

Lo tomó entre sus manos y delineó con una sonrisa amplía la foto dónde aparecían sus padres en la cancha amaderada de Brasil en el 2014.

Su madre tenía una franela personalizada con los colores de su país natal, su apellido y número de jugador que nunca pudo portar la venezolana en una realidad como esta, y al lado estaba su padre con una sonrisa gigante mientras Abril besaba su mejilla, dejando su brazo alrededor de los hombros de Alicia y colgando del cuello de Adrián la medalla que le habían dado a su hija.

Oro.

Medalla de oro de las Olimpiadas de Brasil 2014.

Recordaba claramente ese día, cuando el último punto ganado por un remate de la central quien era su compañera rompió el marcador contra Japón, a lo que la morena siempre mantuvo la mirada en las cinco personas que debía acudir al finalizar, y no podía dejar de sonreír junto a Catalina que también veía a su segunda familia que eran los Gutiérrez, y aún más cuando aplaudieron fuertemente al reconocerla como la mejor jugadora del partido a la armadora.

Sus hermanas que vinieron desde tan lejos, la abrazaron con fuerza y con lágrimas en el rostro para después dirigirse a Catalina, con quien saltaron como un par de amigas que tenían toda la vida conociéndose. Evangelina, que era también del grupo de amigas, le regaló una sonrisa alegre más un pequeña cadena que hizo reír a Abril, ya que tenía una pelota de volleyball hecha de plata, justamente para ella.

A los minutos, Alicia y Adrián Gutiérrez aparecieron al frente de una Abril de 20 años, viendo como ella sonrió con lágrimas en sus mejillas quitándose su medalla y dándole el reconocimiento a su madre; el patriarca de la familia abrazó a Abril con fuerza, al segundo que rompió a llorar solo diciendo "Esto es parte de mi agradecimiento por todo lo que han hecho por mi. Mi primeras Olimpiadas son dedicadas a ustedes".

Claro, después de esa lesión Abril tuvo que tener fisioterapia y ya para ese tiempo, era más de mitad de año, pero no veíamos venir que un día después de año nuevo, en 2017, tuviera una ataque de pánico y un nuevo dolor en la rodilla "supuestamente" curada—replicó Sabrina, rascando incómodamente por encima de su ceja y siendo la vocera de ambas mujeres que veían su plato con tristeza. Adriana picó un poco de quesillo con intenciones de llevarselo a la boca para aliviar lo reseco de su garganta, pero el nudo que se ajustó en esta la hizo bajar el contenido de nuevo al plato. 》

Abril dejó el portaretratos de nuevo en su sitio, paseando su mirada entre el borde del espejo las cosas que tomaban polvo enfrente de ella. Algo reconocido para la mujer, la hizo tomar la caja de color plata y limpiar con sus manos la tapa de aquel polvo microoscópico. Llevó sus dedos al metal que estaba detrás de esta, solo tres vueltas bastaron para que la abriera y las notas salieran disparadas como flechas al corazón.

La melodía de "La Vie En Rose" bailaron con los recuerdos de Abril y la persona que le dió ese detalle, a lo que caminó hacía atrás con los pasos calculados como si nunca se hubiera ido de allí y se sentó en el piso como pudo, colocando sus piernas estiradas y la caja musical encima de ellas.

Las risas parecían salir de la caja, como un fantasma de la juventud cuando su padre empezaba a darle vueltas a la llave al contrario de las agujas del reloj y se sentaban a admirarla mientras la música de la caja los endulzaba o a veces, su padre extendía su mano hacía ella y la jalaba a bailar, para hacerla sentir como una princesa. Nunco supo como su padre consiguió aquella caja que le regaló cuando cumplió los 10 años, unos dos años antes de irse de Venezuela a Estados Unidos a buscar un mejor futuro para la familia.

Era un gasto abismal, o al menos, tener ese regalo de tal magnitud ya que no eran una familia de muchos recursos. Tener tal objeto hecho de plata y que tenía dentro una pareja de baile, que vestían prendas ostentosas; una con un vestido rojo con detalles negros hechos a mano y el otro, con un saco negro, era un regalo demasiado especial para Abril.

Ya no pudo evitar que la primera lágrima gorda rodaran sin fin por su mejilla izquierda a lo que no la limpió mientras veía con anhelo esas memorias que pasaba por su mente; de cómo la primera vez que llegó a sus manos, su padre cumplió su sueño de tener su única y primera caja musical que podían tener todas las niñas de su edad con tal facilidad desde que eran bebés sino que también los personajes de aquel baile parecían a su película favorita del momento: Mulán.

Que regalo, para tal niña que jugaba volleyball ilusionada en el interior por las princesas como Mulán o Bella, que quería vivir un cuento de hadas y una historia de amor inolvidable.

—Papá luego de esa primera lesión de Abril, empezó a sufrir de problemas del corazón y tuvo una operación a los meses, que Adrián y Abril pagaron con sus ganancias ahorradas de la universidad—siguió Sabrina, empujando levemente su plato hacía al frente ya que se le había quitado el apetito—Pero cuando tienes problemas de corazón, hay que estar en contanste chequeo y dinero, dinero que no había por la lesión de Abril.

—Además de que papá era la copia de Abril tanto físico como de personalidad, necios y tercos, y que colocaban por delante a quien sea de su familia sin importar que ellos sufran en ese proceso; por ello mi papá prefirió no seguir con las medicaciones, y no decirle nada a Abril de que esa enfermedad seguía en su cuerpo.

Shohei se mantenía quieto en su sitio, casi que hundido en la silla por la información tan densa y cruda que se le daba mientras imaginaba a Abril en un pasado y a su familia. De todo lo que tuvieron que pasar y sufrir en menos de 6 meses, si sus cuentas no eran incorrectas.》

"Lo siento, papi. Debes estar tan decepcionado de lo que me convertí", pensó adolorida mirando como los bailarines se detenían, pero no sus lágrimas que bajaban con lentitud de su rostro. Se debía ver como un mapache, pero por primera vez, no supo lo que se sentía llorar así.

Tenía tantos años sin llorar así. Tan profundamente.

Con intenciones de cerrar la caja, tomarla en secreto e irse al baño a lavarse la cara para presentarse afuera con el resto y hacer como si no pasó nada con una sonrisa alegre, notó algo blanco que descansaba en el compatimiento de la caja, que se podía ver desde algunos huecos que tenía el objeto. Abrió la gaveta del tamaño de media hoja carta que era el mismo de la propia cajita musical y su respiración se cortó al ver un apodo que estaba escrito con la única caligrafía que reconocía sin importar el pasar de los años, gracias a su curiosidad hace un tiempo atrás, cuando consiguió las pequeñas notas destintadas con palabras de amor hacía su madre de un hombre llamado Adrián Gutiérrez.

"Mi hermosa Mulán".

《—Claro, que luego de esos días, Abril estaba cansada y no sabía nada de la salud de mi papá por más que él iba verla. Dos días antes del derrame que tuvo, él se quedó en la noche en el hospital aunque no debía porque en ese momento sufría de ataques de asma que Abril desconocía; no sabemos si realmente ambos hablaron o no, pero eso no quitó la tristeza de ella, quizás no se acordaba, nadie sabe.

—Pero el día que ocurrió lo que le ocurrió a mi papá, necesitaba de urgencia una transfusión de sangre de un familiar que tuviera el mismo tipo de sangre que él—la mayor de las hermanas se detuvo, tragando grueso y soltando un suspiro tembloroso mientras bajaba su manos a su regazo para jugar con sus dedos tensos—Abril y Adriana eran las únicas compatibles, pero Adriana no podía ya que era menor de edad y Abril, por lógicas razones, estaba en recuperación, pero ella no pudo ya que le negaron esa acción y para el segundo que Abril estaba de cometer una locura y salvar a mi papá, ya el tiempo nos había ganado.

Abrió la carta y leyó línea por línea, con cuidado mientras sus dedos temblaban junto al papel. Quitó la caja de sus piernas y estampó el papel estas para que se quedara quieto, logrando leer un poco entre su mirada llorosa las palabras que su padre quería decirle.

"El día en que te ví en esa cama, no me importaba nada más que tu bienestar. No me importaba quedarme sin ropa, manos, pies, reputación, felicidad o al menos, dinero, porque viví sin él toda mi vida. No me importaba nada de eso...".

El texto sacado desde lo más profundo de su corazón se desarrollaba frente de ella y las lágrimas culpables bajaban con rápidez de los ojos de Abril, recordando una de las peores noches de su vida.

"Lo único que me importaba era ver a mi hija viva y superar esto, Abril. Eso era lo único que deseaba y si tenía que sacrificar hasta mi vida por ello, lo haría".

—Ella aunque lo niega y dice que ya ni piensa en ese momento o evade en hablar de ello, sabemos que se siente culpable porque también sentíamos lo mismo. Estaba en "nuestras manos" hacer algo, pero no podiamos jugar con el tiempo a que nos diera tiempo. Luego de eso, Abril se fue de este país y no volvió sino, hasta ahora—terminó Adriana, con su voz un poco ahogada y mirando al japónes que se encontraba sin palabras, con una compasión tan grande en su pecho—No tienes la obligación de seguir con Abril solo por esto, ¿si?

—Adriana Valentina—regañó Alicia, viendo a Adriana y ella no le prestó atención, dejando sus ojos firmes en el japónes imponiendo amenaza.

—Pero es necesario que entiendas una parte de su vida, para que entiendas que ella no es como cualquier mujer que conozcas. Abril tiene cosas que ni yo, ni tú, ni quien menos creas sepan, porque ella busca siempre que las personas que más aprecia y quiere no conozcan su lado oscuro y sus luchas internas. Por ello, si no eres una persona paciente o al menos, no tienes la decencia de apreciarla con todo lo que es y toda su personalidad, tienes tiempo de retirarte y hacer como si nada de esto pasó—soltó Adriana, entre sincera y con un coraje atorado en su pecho que nunca pensó expresar, pero aqui estaba.

Sacando una pequeña espina que dejó el pasado del 2016 para Abril y que la afectó a ella también, ya que sus ojos no mentieron cuando le confesó con el sonido del silencio los tormentos que vivía.

"Mi mulán, una de mis niñas más adoradas, mi mejor versión, me siento tan orgulloso de lo que eres sin importar lo que pase.

No te dejes apagar, hijita, el mundo y alguien necesita saber de tu luz o al menos, te va a ayudar a espandirla. Ten paciencia, que todo lo que haz cosechado, va a regresar a ti y, también eso conlleva a conocer a tu "adorado" principe azul.

Quizás cuando leas esto, tienes uno en tu vida o lo predices que será para siempre, pero el mundo da muchas vueltas y hay que saber agarrar equilibrio cuando no hay soporte.

Sé que lograrás salir de esto...".

La morena limpió torpemente sus mejillas con sus manos húmedas, para que dejaran de dañar la carta que había escrito su padre esa noche en 2017 al lado de su cama cuando dormía.

"Sé que lograrás salir de esto, para brillar más que nunca, mi niña. La gente que llegará en tu futuro te va apreciar con lo que tu pasado no hizo.

Con toda mi adoración, a la tercera persona que he amado con todo lo que tengo y no tengo.

-Tu papá".

El papel resbaló de las piernas de la mujer, cayendo al piso junto a su fachada fuerte que solo dejaba la cara medio rota de la realidad; aunque por ahora, podía decir medio ya que una parte de sí empezó a cerrar suavemente la herida que tenía desde 2018.

La culpa ya no caía ni en los hombros de su hermana, ni en los suyos. No caía en la culpa de nadie, solo del tiempo y sus misterios, haciendo que un soplo de calma recorriera el pecho de Abril mientras se desahogaba en una habitación de la casa de las memorías.

El beísbolista se quedó pensativo, retirándose de la mesa luego de decir su veredicto para ir a ver las fotos que se mostraban en el pasillo que le causaban aún más curiosidad, a lo que las tres Gutiérrez lo dejaron ir en paz viéndolo desde lo lejano.

Ahora las cosas para él con Abril tomaban sentido a lo que no tiene sentido.

Es decir, todo lo que sentía vivídamente se había reforzado el doble al ver una parte íntima de Abril. Había tomado una postura protectora a todo lo que tenía que ver con ella.

En un principio se negaba a pensar que esto evolucionaría así, que solo era un gusto pasajero y volvería a su rutina, pero la vida le dió un vuelco a darse cuenta en días que estos sentimientos no eran normales y no eran momentáneos. Que Abril era un imán a algo que le encantaba, no sabía que era, pero lo mantenía en vilo y aún asi, no se dejaba de impresionar de que persona era ella.

De quien era realmente Abril Gutiérrez.

Podía casi decir que empezaba a realmente conocerla, al escuchar tantas cosas de la gente que la conoce y contestaba sus dudas de un principio, con unas respuestas que lo dejaban sin aliento y más hipnótizado que antes.

Maldecía su "yo" egoísta, el día de que conoció a Abril Gutiérrez, para que se volviera a repetir una y otra vez, para volver a caer en picada hacía los encantos de la morena.

Admiró con cuidado los retratos, notando las fotos familiares, en grupo o a veces individuales de los logros de cada integrante. Sonrió tiernamente, cuando una foto de Abril de unos 6 años apareció frente de sí con una franela rosada y un balón bajo su brazo. Estaba con una sonrisa pequeña, pero en sus ojos se notaba una ilusión que quería lograr.

Luego apareció una Abril más adolescente y las siglas de la "UCLA" estaban estampadas en una de las esquinas de la fotografía como también en la franelilla deportiva de los colores de la Universidad. Ella sonreía con todo su rostro y hasta sus ojos, haciéndo que Shohei se devolviera ese instante que la vió sonreír más temprano.

Feliz, radiante, alegre.

¿Cómo no podía caer por tal bonita expresión que le llenaba de tranquilidad?

¿Cómo no podía quedar embelesado a quien empezaba suavemente a destapar sus verdades y era la mujer más hermosa de corazón que ha visto en el mundo?

La puerta a su izquierda se encontraba medio abierta, a lo que se debatió internamente si entrar o no. Aunque al final, le ganó la curiosidad y suave sollozo que lo hizo enderezarse en alarma. Rechinó un poco cuando suavemente la empujó y escuchó el murmullo de unas palabras.

Maldita puerta. Aún sigue con el mismo problema del seguro, la traicionera.

Limpió de sus ojos las lágrimas que terminaban de caer por su rostro con parte de su suéter, aunque no haría mucho por su rostro que posiblemente se encontrara hinchado y rojo. Recostó su cabeza en la cama de atrás mientras cerraba los ojos, para seguir calmando su regente dolor de cabeza.

"Era chévere llorar, pero no el dolor de cabeza de después, me alborota la migraña", pensó Abril cruzando sus brazos para luego flexionar su rodilla izquierda para evitar que se quedara adolorida.

Varios pasos se escucharon, pero Abril no quiso abrir los ojos. Era avergonzante que una persona te viera llorar o al menos, que te vea luego de ello y te pregunten el famoso "¿qui ti pisi?, ¿pirqui lliris?". Agh. Ella prefería estar desnuda primero, que escuchar esas palabras de alguien.

"Aunque sea podía lucir mi buen cuerpo gracias al gimnasio y mis nuevos tatuajes en las costillas. Asi que sí, prefería desnudarme a decir porque lloro", se dijo a si misma y sus Abriles internas apoyaron la moción.

El aroma masculino llegó a las fosas nasales de Abril como una calma necesitada, a lo que abrió levemente su ojo derecho ya que era más cercano de dónde provenía el olor. Sonrió debilmente de lado al ver al japónes con la caja de música en sus manos, mirándola con detenimiento.

—Se escucha solo si giras la llave de atrás, tiene una bonita melodía—murmuró con su voz ronca, pero queriendo que quedara para ambos a lo que hizo lo que ella pidió.

Tres vueltas y el peine de la caja músical empezó a vibrar al rozar los puntos del cilindro, logrando cerrar de nuevo sus ojos.

—Es muy bonita la caja musical.

—Me la regaló mi papá. Él me enseñó muchas cosas y la música—respondió con simpleza, mientras Shohei volteaba a verla.

Lucía cansada, su cabello estaba desarreglado, cayendo un mechón por su frente, pero sin dejar de verse bonito; sus pestañas rozaban sus mejillas sonrosadas, su nariz respingada con la punta un poco roja por llorar, junto a sus labios carnosos que se encontraban entreabiertos.

—Te voy a cobrar, porque me estás viendo mucho—murmuró Abril y una sonrisa salió de la boca de ambos.

Se atrevió, se atrevió a dar otra señal más para que ella se diera cuenta de que estaba haciendo latir su corazón como loco, lleno de adrenalina como si estuviera corriendo para llega a la base de "Home" en el campo.

Rozó sus dedos largos contra su frente hasta llegar su mechón de cabello el cuál apartó colocándolo detrás de su oreja, aprovechó en acariciar su mejilla tímidamente con sus nudillos por unos segundos aunque luego, Abril volteó su cara a su dirección, logrando encajar su palma en un costado de su cuello y descansó su pulgar en el final de su mejilla.

—¿Puedes hacerme un favor?—preguntó Abril con un tono tímido y bajo, que por primera vez escuchó de su parte a lo que siguió admirándola desde su espacio mientras hacía círculos en su piel suave. Él hizo un suave sonido de afirmación mientras acerca su rostro al suyo para seguir escuchándola—¿Puedes abrazarme? Un solo abrazo, uno solo al menos, pero quiero un abrazo tuyo.

—Ven aquí—contestó Shohei sin dudarlo, haciendo que Abril abriera sus párpados con lentitud y chocara el color chocolate de sus ojos contra los suyos.

Ella se enderezó en el sitio mientras que él pasaba un brazo tras sus hombros y la acercaba suavemente a su espacio, pero Abril lo cortó todo, hundiéndo su rostro en su pecho y enredándo sus brazos por el torso ancho y masculino.

Shohei la apegó más a él, dejando caer sus manos y su nariz encima del cabello de Abril que se había vuelto su silenciosa adoración, ya que olía a cocoa con un toque de vainilla más el desconocido pérfume de la morena que hacía una perfecta combinación de olores y que la representaba a ella.

Una parte de sus corazones anheló esa sensación que no podía darse, que no podía resultar por las cosas que dejaban caer sobre la mesa como tarjetas de presentación, pero en ese instante, ya nada a su alrededor importaba y la música dejó de sonar.

Pero nada se comparó a este momento, y en ningún momento, dejó de sonar sus corazones latiendo de la misma sintonía que solo el destino conocía.






✒️ Nota del Autor:

Bueno, lo admito...Soy una hopeless romantic y soy medio mariquita escribiendo este tipo de interacciones (es que me gusta el slow burn, perdón).

En otras noticias, cosas antes de empezar las preguntas candentes. Primero, este capítulo está patrocinado por las canciones:

🎧 Amor Eterno - Rocío Durcal (te amo, mi patrona)

🎧 La Vie En Rose - Edith Piaf (temón de mi otra patrona)

🎧 Es Verdad - Daniel, Me Estás Matando

(No me cobran por esto, pero bueh que se hace)

Segundo, miren a una Abril chiquita (e ignoremos que es una pelota de fútbol)


Ahora, las preguntas para ustedes 🎙

🎤 ¿Qué les pareció el capítulo de hoy? Nunca está demás dejar un comentario y/o un votito bonito.

👀 ¿Leyeron lo que yo leí? SALIÓ CHISMEEEEEEEE. ¿Qué opinan de él?

💞 No les pasa que, ✨Adriana✨ o ✨Shoabril✨

🔮 ¿Alguna teoría conspirativa o idea de lo que viene ahora? Dejenmelas por aqui.

Espero que les haya gustado y que hayan llorado conmigo (porque si, soy una llorona cuando me lo propongo, ¿ok?)

All the love

-La Chama 💞

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