❝Heart cold as ice blue❞『•Min...

By EasySkz

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❝En un mundo donde la raza humana desconoce la existencia de los alfas y los omegas, Han JiSung se muda a una... More

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Final.
Epílogo.

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By EasySkz

Las semanas pasan y lo único que JiSung ha compartido con MinHo han sido miradas frías y encuentros distantes en la cafetería de Chan.

No ha podido olvidar las palabras que salieron de sus labios antes de cerrarle la puerta en las narices, y se pregunta más a menudo de lo que debería qué habría querido decir con eso.

“Huye antes de quedar atrapado en todo este desastre”.

Era extraño, pero considerando que las palabras venían de MinHo, no quiso darle más importancia de la que debía. Para ser honesto, no tenía que darle importancia en absoluto a cualquier cosa que tuviera que ver con él.

Considera que MinHo es la persona más borde y gruñona que puede existir en el planeta, y casi puede imaginarlo siendo más mayor, siendo un viejo cascarrabias que no se aguanta ni a sí mismo.

El pensamiento casi le hace reír e intenta ocultar una pequeña sonrisa mientras limpia la barra de la cafetería. Es un día tranquilo, como la mayoría de ellos en aquel lugar, y eso es algo que él adora de la isla: la tranquilidad y la poca gente que habita en ella.

—¡JiSung! — exclama Felix, entrando en la cafetería vistiendo un abrigo blanco no muy grueso, con su sonrisa radiante y su pelo rojo despeinado—. Ponme un café caliente, guapo.

El mencionado sonríe y asiente. Se siente cómodo con él, siente que puede considerar a Felix, HyunJin, Tiffany y Chan sus amigos, y eso le hace más feliz de lo que creía. Porque si algo le daba miedo, era quedarse solo de nuevo.

—Estaba pensando... — Felix vuelve a hablar mientras el vapor escapa del vaso para llevar en el que JiSung preparaba el café—. ¿Te gustaría venir a cenar a casa?

El peliazul levanta la mirada, sus ojos clavándose en aquellos azules cálidos.

—¿A tu casa? — pregunta con el ceño levemente fruncido.

—Sí, solemos juntarnos todos a cenar muchas noches — explica con su habitual sonrisa.

—¿Todos? — quiere saber.

—Ya sabes, Chan, Tiffany, HyunJin y MinHo.

MinHo, claramente MinHo estaba incluido. Y él sabe que eso no puede acabar bien. La sola mención de su nombre le causa una mueca.

—No quiero molestar... —niega con una sonrisa nerviosa, causando que su cabello se mueva de un lado a otro.

—Si molestaras, no te estaría invitando —responde con obviedad y una sonrisa sincera.

A eso se refería, Felix siempre le hacía sentir incluido, tal vez incluso más de lo necesario. Y no se quejaba, pero MinHo gritaba problemas y él realmente no quería otro encuentro como el último.

Aprieta los labios, sin saber muy bien qué decir. Pasar la noche con MinHo posiblemente terminará en gritos y comida por los aires, en platos rotos e insultos de un lado a otro.

No sonaba para nada bien.

—MinHo no debe estar de acuerdo... — es lo que finalmente murmura, dejando el café ya listo sobre la barra de mármol.

—Me da igual si MinHo está de acuerdo o no, es mi casa y yo quiero que vengas— toma el café y coloca su otra mano sobre la de él—. Es tu decisión, no te sientas obligado. Si al final decides venir, mándame un mensaje, pero no dejes que él te impida hacer algo que quieres.

JiSung sonríe sincero. El rubio tenía razón, ¿por qué debía detenerse de hacer algo que quería solamente porque MinHo no supiera controlar sus modales?

A la mierda MinHo.

—Está bien.

•••

Jueves por la tarde, JiSung caminaba de un lado a otro ayudando a Tiffany con los clientes en la cafetería. Estaba abarrotada de un grupo de turistas que habían hecho una parada en la isla para cenar, y tanto Tiffany, Chan como él no daban más. La pareja estaba acostumbrada a las olas de turistas que llegaban de vez en cuando, rompiendo la calma y tranquilidad de la isla helada. Pero para él, todo aquello era nuevo. Se había acostumbrado a las semanas tranquilas, donde conocía a los clientes habituales y no tenía mucho que hacer.

Pero ahora corría de un lado a otro, llevando platos de una mesa a otra mientras intentaba no tropezar con sus piernas torpes.

—Vale, creo que está todo — dice Tiffany, apoyándose en la pared detrás de la barra, y él hace lo mismo a su lado—. De todas formas, ya no quedan más mesas vacías y hemos servido todos los platos.

—Sí, creo que podemos descansar un poco.

JiSung sonríe, porque a pesar de estar cansado y haber trabajado mucho, se sentía muy feliz. Tenía todo lo que podía pedir y nunca se había sentido tan cómodo en un lugar, tan seguro de algo en su vida.

Aquel lugar podría ser todo lo que alguna vez había buscado.

—¿Vendrás mañana? — pregunta Tiffany, girando la cabeza para mirarlo, y él sabe perfectamente a lo que se refiere.

—No lo sé — dice sincero, porque realmente no lo sabe.

Quería ir sin duda, distraerse de sus propios pensamientos y pasar un rato agradable con sus nuevos amigos. Pero la idea de pasar la noche bajo la fría mirada de MinHo le hacía querer negarse por completo.

Tiffany asiente y ambos se quedan en silencio, observando a los clientes que llenaban la cafetería, haciendo un ruido casi ensordecedor. JiSung se fija especialmente en una mesa grande con chicos jóvenes que comían, reían y bebían cerveza como si no hubiera un mañana.

Y si seguían así, tal vez no lo habría.

Pero su atención se desvía rápidamente cuando escucha el sonido de la puerta abriéndose.

MinHo entra en la cafetería, luciendo sus skinny jeans negros, chaqueta de cuero y con un cigarrillo detrás de su oreja. Y JiSung, al verlo, siente el impulso de salir corriendo y esconderse, golpearse contra la pared hasta perder la conciencia para no tener que enfrentarse a él.

MinHo lo ponía nervioso, de una manera en la que nadie más lo había hecho antes. Y eso le molestaba, porque no sabía por qué.

—¡MinHonnie! — los ojos de Tiffany brillan al verlo, y una sonrisa enorme se dibuja en su rostro mientras se acerca al castaño para abrazarlo con fuerza.

Es casi gracioso cómo ambos reaccionan de manera completamente distinta ante su presencia.

Se nota el cariño que todos le tienen a MinHo, y él es testigo de ello constantemente.

—Hola, Tiffany — MinHo la abraza de vuelta con una sonrisa.

Sonreía.

MinHo estaba sonriendo y por alguna razón, su corazón se acelera ante ello. Verlo sonreír por primera vez es todo un espectáculo, tiene una sonrisa preciosa y se pregunta cómo alguien con una sonrisa tan bonita puede mantenerse serio todo el tiempo.

«Solo es serio contigo porque por alguna razón te odia», se dice a sí mismo, recordando que MinHo no era un completo imbécil con todos, solo con él.

Tan solo con él.

—Solo venía a por algo de cenar — dice acercándose a la barra junto a Tiffany, ignorando por completo la presencia del peliazul.

JiSung se siente un poco pequeño, aún apoyado contra la pared detrás de la barra, mirando la escena como si fuera un fantasma, invisible.

—¡MinHo! ¿Qué te hemos dicho Felix y yo? — el mencionado rueda los ojos aún con una pequeña sonrisa.

—Algún día aprenderé a cocinar, pero no será hoy — Tiffany pone los ojos en blanco, pero su sonrisa se mantiene intacta. Luego acaricia suavemente la mejilla del ojiazul.

JiSung se pregunta qué pasaría si él se acercara a MinHo y lo tocara de esa manera. ¿Cómo se sentiría rozar su piel contra sus fríos dedos? Estaba seguro de que no llegaría a tocarlo antes de que éste lo empujara lejos.

«Es un idiota», se repite mentalmente mientras lo ve dedicar más sonrisas a la chica.

—Voy a pedirle a Chan que te prepare la cena, enseguida vuelvo — Tiffany dirige su mirada a JiSung, haciéndole saber que no se ha vuelto invisible—. Tu turno está a punto de terminar, puedes irte a casa, Sung.

El mencionado asiente tímidamente, sintiéndose más cohibido ante la mirada de MinHo que ahora se posa en él.

Cuando la chica se va, MinHo saca su teléfono móvil de su bolsillo y comienza a teclear en él. JiSung aprovecha eso para mirarlo atentamente.

MinHo podía ser un completo idiota con él, pero era el chico más atractivo que él había visto en mucho tiempo.

Al darse cuenta de lo que está haciendo, aparta la mirada y niega suavemente con la cabeza. Sin más, decide no perder más tiempo e irse a casa, deseando llegar a su hogar para un maratón de películas y un té caliente antes de quedarse dormido.

Así que minutos después, ya se encuentra fuera de la cafetería, con el aire frío golpeándolo, el cielo estrellado brillando con fuerza sobre él, la nieve rodeándolo y la poca luz de las farolas iluminando el lugar.

A JiSung le gusta el frío, y aunque prefiera el clima reconfortante del verano, se está enamorando perdidamente de aquella isla, de la nieve, los toques grises y blancos, del vapor saliendo de su boca al hablar y los copos de nieve que caen con gracia en la mañana.

El frío, siempre había amado el frío. Pero estando aquí, había comenzado a amar al invierno también.

Comienza a caminar felizmente hacia el bosque que se encontraba a unos minutos de la cafetería, sus pies dolían y deseaba poder darse una larga ducha con agua caliente al llegar. Piensa en la película que vería al llegar, en el sabor de té que escogería y si tal vez cenaba una pizza o sopa de sobre calentita. Pero todo parece detenerse cuando pasa por debajo de una farola que alumbraba levemente la calle.

Una risa detrás de él le hace detenerse.

—¡Hola guapo! — grita un chico, y él se gira para mirarlo.

Lo reconoce, era uno de los chicos que se encontraba bebiendo en la cafetería, sus ojos eran de un color chocolate y su cabello era corto y naranja, parecía estar bastante borracho y sus pasos torpes le causan una mueca.

Piensa que si lo ignora y seguía su camino, se marcharía, así que acelera sus pasos para llegar lo antes posible al principio del bosque, aún con los pasos del pelinaranja detrás de él.

No tarda en darse cuenta de que aquello de nada le había servido, ya que el chico no tarda en alcanzarlo y tomarlo de la muñeca, deteniéndolo y empujándolo hacia él bruscamente.

—Mhmm, que chico tan guapo — dice, poniendo una de sus manos en su espalda baja y empezando a dar caricias sobre su ropa.

JiSung quiere vomitar justo en aquel instante.

Intenta alejarse de él, pero parece que no tiene la suficiente fuerza. Su cuerpo entero tiembla, por el frío y el miedo mezclándose entre ellos. Sin embargo, no se rinde y tras unos segundos intentando escapar de su agarre, consigue darle una patada en la parte baja de su pierna y liberarse, cayendo al suelo mientras intentaba alejarse.

El chico lo mira muy molesto, y él tiembla aún más. Cierra los ojos con fuerza esperando lo peor, un golpe, un insulto o que lo tomara a la fuerza una vez más. Pero para su sorpresa, nada de eso ocurre, y cuando vuelve a abrir los ojos de nuevo, aquel chico es tirado al suelo de un puñetazo.

Todo sucede demasiado rápido y lo único que JiSung puede procesar es a MinHo ahí de pie, mirándolo con furia en sus ojos.

—¿Que coño haces? — dice el desconocido que se encontraba tirado en el suelo con la mano sobre su adolorida nariz.

—Vuelve a tocarlo y te arranco las manos de un puto mordisco — dice MinHo con la voz mucho más grave de lo normal, casi asustado un poco a JiSung, que aún se encontraba en el suelo sin saber que hacer.

Eso era jodidamente nuevo.

—¿Tu también te lo quieres follar? — el pelinaranja sonríe—. Podemos compartir, no soy celoso.

MinHo suelta una pequeña y corta risa que eriza su piel, y entonces, otro puñetazo.

Y otro.

Y otro.

Y otro.

Y no parecía tener intención de parar.

MinHo lo golpea con una rabia que JiSung nunca antes había visto en alguien, era casi animal la furia que desprendía y su cuerpo al perecer era mucho más fuerte de lo que aparentaba.

Seguidamente y tras haber recuperado un poco el control de su cuerpo, JiSung se levanta del suelo y se acerca al castaño, viendo al otro chico en el suelo sin moverse con su rostro ensangrentado mientras continua con los golpes.

—MinHo detente, lo vas a matar — pide, estirando de la chaqueta del chico, en un intento de apartarlo.

Los puñetazos se detienen y MinHo se levanta del suelo con los nudillos ensangrentados y magullados. Lo mira de una manera en la que nunca lo había hecho, con ira y furia reflejadas en su mirada, haciéndole temblar.

JiSung piensa que al menos ahora había algo en ellos, lo cual era mejor que nada.

—Vamos, te acompaño a tu casa — es lo único que dice tras varios segundos, con la voz ronca mientras comenzaba a alejarse del cuerpo que había dejado inconsciente en el suelo.

JiSung niega suavemente, escondiendo las manos en las mangas de su chaqueta.

—No hace falta — susurra nervioso.

MinHo se detiene y se da la vuelta para mirarlo, sus ojos azules clavados en los suyos.

—No voy a repetirlo, JiSung.

Un escalofrío recorre la espalda del mencionado y asiente, mirándolo con ojos brillantes y mejillas rojizas.

—Camina — le dice, haciendo que finalmente comience a caminar.

El camino por el bosque es un tanto incómodo, solo se oye el cantar de los grillos y los búhos sobre los árboles. JiSung tiembla de frío y del miedo que todavía parecía no querer abandonar su cuerpo. Mientras MinHo caminaba a paso apresurado con su semblante serio, un cigarrillo entre sus labios y su bolsa de comida, probablemente ya fría, en la mano que aún tenía sangre seca alrededor de los nudillos.

—¿No tienes una chaqueta más gruesa? Vas a congelarte — dice MinHo una vez llegan frente a la casa de JiSung, antes de dar una larga calada al cigarrillo.

—Ya te gustaría verme congelado — dice con una sonrisa, intentando bromear para cortar la tensión.

Pero su semblante serio parecía ser permanente cuando estaba con él. MinHo suelta el humo y lo mira con el ceño fruncido.

—No eres tan importante, ratón.

JiSung aprieta los labios, no sorprendido ante su respuesta.

—Lo sé. Gracias por ayudarme igualmente, no tenías por qué hacerlo.

—No voy a ser tu guardaespaldas personal, ratón.

JiSung frunce el ceño mientras se abraza a sí mismo, un tanto molesto.

—¿Por qué eres así conmigo? Solo te estaba dando las gracias, no hace falta que seas tan grosero.

—No quiero que me des las gracias, quiero perderte de vista, pero por alguna jodida razón te pones en mi camino constantemente — los ojos fríos de MinHo lo miran, y de nuevo había solo vacío en ellos.

La misma nada parecía vivir en sus ojos cada vez que lo miraba.

Y JiSung, sin embargo, lo mira con rabia, sintiéndose frustrado ante aquel odio que tenía hacia él sin ningún motivo aparente. Niega entonces y se encamina al porche de su casa, decidido a no gastar energía en alguien que realmente no valía la pena.

Sin mirar atrás, sube las escaleras del porche y entra en su casa.

Una vez dentro, escribe el mensaje.

“Iré a la cena, gracias por la invitación, Felixie :) HJS”

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