Los brillantes rayos de sol bailan por toda la sala de la casa, golpeando el rostro de JiSung, quien duerme plácidamente en el cómodo sofá color crema. Frunce el ceño al notar la molesta luz y comienza a despertarse.
Después del terrible encuentro con el lobo la noche anterior, no tuvo energía para desempacar sus maletas ni explorar la casa. Simplemente dejó las maletas en la entrada y se dejó caer sobre el cómodo sofá, cubriéndose con mantas y quedándose dormido en cuestión de minutos.
Suspira cansado y se frota el rostro con las manos, tratando de despejarse.
La casa no es muy grande, pero tampoco es pequeña. Está amueblada, con mantas y hasta un televisor. Felix le había dicho que podía quedarse con todo lo que había dentro, pero él no se siente seguro de aceptarlo.
El lugar es más que suficiente para él y se siente realmente feliz y emocionado de finalmente tener algo que le pertenece, un lugar al que puede llamar hogar. Se siente cómodo y satisfecho allí, y no puede evitar pensar que este nuevo capítulo de su vida será mucho mejor que los anteriores.
O al menos eso espera.
•••
JiSung sube la cremallera de su chaqueta marrón mientras entra en la cafetería de la ciudad. Necesita un chocolate caliente para comenzar su día y también debe comprar comida y algunas otras cosas para su nuevo hogar.
Una vez dentro, suspira gustosamente al sentir el cálido aire que lo envuelve. Afuera, una fina capa de nieve cubre todo y el mundo parece estar dividido en tonos grises, blancos y verdes intensos. Aunque él siempre ha sido amante de los colores, no puede evitar enamorarse cada vez más del lugar y sus colores fríos.
Observa a su alrededor con asombro ante la belleza y la acogedora atmósfera del lugar. Parece que todo en esa isla es asombroso en todos los aspectos, como si estuviera impregnado de un aire mágico. Aunque es probable que sea solo su percepción.
De todas formas, no puede evitar mirar a su alrededor con ojos brillantes de ilusión.
La cafetería cuenta con grandes ventanales por donde se filtra la tenue luz amarillenta del sol. Sobre ellos, pequeñas luces blancas crean un ambiente reconfortante y menos frío. En las mesas y sillas de madera, hay algunas personas desayunando. Algunas están acompañadas, otras leen el periódico del día y otras disfrutan de su compañía.
—¡Hola! — JiSung se sobresalta al escuchar una voz detrás de él. Se gira y se encuentra con un joven peliblanco de ojos avellana. Parece ser un poco mayor que él, tal vez tres años mayor—. Bienvenido. ¿Eres nuevo por aquí? No te había visto antes.
JiSung mete las manos en los bolsillos de su chaqueta y asiente, su cabello se mueve de arriba a abajo. ¿Era tan obvio que acababa de llegar?
Supone que en una isla tan pequeña, es fácil reconocer caras nuevas.
—Genial—le dedica una amable sonrisa—. No solemos tener a mucha gente nueva por aquí. Soy Bang Chan.
—JiSung — susurra con una pequeña sonrisa.
—¿JiSung? ¡Tú eres el inquilino de Felix! — exclama sonriente—. Un placer, JiSung. ¿En qué puedo ayudarte?
El mencionado frunce levemente el ceño al ser reconocido de esa manera, definitivamente era algo nuevo para él. Sin embargo, decide borrar cualquier rastro de confusión y aprieta los labios en una pequeña sonrisa.
—¿Podría pedir un chocolate caliente para llevar, por favor?
Chan asiente, aún con esa amigable sonrisa en sus labios.
—Por supuesto.
Chan prepara la bebida caliente mientras él sigue observando el lugar y se da cuenta rápidamente de que le gusta. Es cálido y acogedor, y a JiSung siempre le han gustado las cosas cálidas y agradables. Su mirada se detiene en una camarera de melena corta y oscura, con un acento americano, que se mueve entre las mesas asegurándose de que todo esté en orden, siempre con una relajada sonrisa.
Todo en esta isla le parece tan diferente, incluso la gente parece ser completamente distinta a cualquier persona que haya conocido antes. Mientras espera su pedido, mira a su alrededor maravillado y piensa que debería empezar a buscar trabajo.
Chan le entrega su chocolate caliente con una brillante sonrisa pocos minutos después, y él le entrega el dinero a cambio. Con su chocolate caliente en sus manos frías, se dirige hacia la salida para comenzar su viaje al supermercado.
Ha decidido que después de comprar todo lo necesario, pasará la mañana organizando su ropa en los armarios y familiarizándose con la ubicación de cada cosa en la casa. Sabe que tiene mucho trabajo por delante, pero le emociona la idea de hacer de ese lugar su hogar.
Con una sonrisa y una lista mental de todo lo que debe comprar, se dirige hacia la salida. Pero justo cuando está a punto de llegar a la puerta, ésta se abre y Felix aparece junto a dos chicos más.
—¡JiSung! — lo saluda emocionado al verlo.
—Buenos días, Felix — saluda tímidamente.
—¿Llegaste bien a la casa?
—Oh, sí — se muerde el labio inferior, tratando de decidir si debería preguntar o no lo que ha estado rondando en su mente desde la noche anterior—. ¿Hay muchos lobos por aquí cerca?
Finalmente, hace la pregunta, esperando cualquier respuesta que lo haga sentir un poco más tranquilo. Sin embargo, la sonrisa de Felix desaparece y lo mira confundido.
—¿Qué?
—Anoche me encontré con un lobo en el camino, era enorme — trata de explicar.
Felix se gira para mirar a sus dos acompañantes y luego vuelve a dirigir su mirada a JiSung, con su sonrisa de nuevo en sus labios.
—Oh, sí—asiente como si nada—. A veces aparecen, son un poco molestos. Pero puedes estar tranquilo, no te harán daño.
JiSung no sabe cómo puede decir eso, cómo puede hablar de animales salvajes como si fueran perros domesticados. ¿Todo el mundo aquí está acostumbrado a los lobos?
Piensa que tal vez es normal, como en Australia, donde están acostumbrados a las arañas enormes y venenosas. Así que simplemente asiente y reza para no encontrarse con ese animal de ojos tan helados nuevamente.
—Está bien.
—Pero qué despistado soy. JiSung, ellos son HyunJin y MinHo. HyunJin es mi pareja, creo que te lo mencioné antes — el peliazul asiente.
—Hola — murmura. De alguna manera, los acompañantes de Felix le intimidan. Tienen un aura poderosa y demandante que lo hace sentir pequeño, lo cual es extraño porque la palabra “pequeño” no lo define realmente.
Sobre todo le pone nervioso el chico castaño, que lo mira con sus ojos azules de manera amenazante. Sus ojos tan fríos y azules como el océano, que le recuerdan fugazmente a los ojos del lobo.
De todos modos, ambos lo miran como si quisieran matarlo.
—Encantado, JiSung — saluda amablemente el chico alto de labios gruesos.
El chico castaño, por su parte, simplemente rueda los ojos y se dirige a una mesa vacía, donde se sienta con una expresión de desprecio hacia el mundo.
—¿He hecho algo mal? — pregunta confundido por la reacción del extraño desconocido.
Felix aprieta los labios en lo que intenta ser una sonrisa, pero termina siendo más bien una mueca.
—No, no te preocupes—trata de quitarle importancia—. A MinHo simplemente le cuesta comunicarse con la gente.
JiSung asiente con el ceño levemente fruncido, tratando de no darle más importancia de la debida.
—¿Necesitas ayuda con algo en la casa?—pregunta HyunJin entonces — ¿Mudanza o algo así?
—No, la casa es maravillosa—sonríe—. Todo está genial. ¿Están seguros de que no quieren los muebles? ¿Ni la televisión?
—Son todos tuyos, cariño. No los necesitamos, quédate con lo que quieras.
El corazón de JiSung se ilumina ante la amabilidad de la pareja. No está acostumbrado a que las personas sean amables, que le regalen sonrisas y den sin pedir más a cambio. De donde él viene, la gente solo pide y exige, nunca da a menos que reciban algo a cambio. Siente que ha entrado en otro mundo, uno de colores fríos y personas amables. A pesar de haber estado allí menos de 24 horas, cree que puede haberse enamorado del lugar.
Quizás lo hizo desde el momento en que llegó.
—Gracias — susurra con un leve rubor y aferra aún más su vaso de chocolate caliente.
—No hay de qué — Felix toma la mano de HyunJin con delicadeza y luego vuelve a mirarlo—. ¿Todavía tienes mi número?
JiSung, quien observa atentamente las manos entrelazadas de ambos chicos, asiente lentamente.
—Llámame y podríamos mostrarte la ciudad adecuadamente. También avísame si necesitas ayuda con algo en la casa.
—Sí, gracias.
—No hay de que, cachetón —se despiden, y JiSung siente calor en su pecho a pesar de que todo a su alrededor estuviera congelado.
•••
Si había algo en este mundo que a JiSung le gustaba, era correr. Sentir el viento frío chocando contra su cuerpo y el agradable dolor en las piernas mientras corría. Correr era su forma de hacer ejercicio y explorar los alrededores al mismo tiempo.
Así que eso es lo que hace ahora. Ha decidido salir a correr aprovechando el brillante sol de la tarde. Cada minuto que ha pasado dentro de su nuevo hogar se ha enamorado más de él: la chimenea en la sala, la cocina con grandes ventanales, el dormitorio acogedor lleno de plantas y el porche donde podrá sentarse a leer en verano y primavera con una taza de té.
Pero después de pasar todo el día moviendo cosas de un lado a otro, definitivamente necesita un poco de aire fresco.
¿Y qué mejor manera de conseguir aire fresco que correr por el bosque?
Podría explotar de alegría y emoción, podría gritar a los cuatro vientos lo genial y libre que se siente. Por primera vez, se siente libre y no tiene miedo.
Así que sigue corriendo entre los árboles y el suelo de tierra, donde apenas hay una fina capa de nieve que se rompe cada vez que pisa. Y cuando se ha alejado lo suficiente de su nueva casa, cuando está cerca de un lago congelado y ve una gran casa de madera a lo lejos, un gruñido lo hace detenerse por completo.
De entre los frondosos árboles sale aquel enorme animal, con su expresión poco amigable y sus gruñidos dignos de una película de terror. Bueno, si el lobo no lo mata, el susto lo hará.
—¡Jodida mierda! — jadea mientras se toca el pecho.
El lobo lo mira fijamente, con ojos tan fríos como el hielo. El animal no se mueve, simplemente está quieto, a unos pasos de JiSung sin hacer absolutamente nada.
—Deberíamos pactar tu lado del bosque y el mío, encontrarme contigo me va a matar, si es que no lo haces tú primero.
No sabe qué está haciendo, no sabe por qué está en medio del bosque hablándole a un animal salvaje como si pudiera responderle.
Como si el lobo no pudiera matarlo en cualquier segundo.
Solo trata de confiar y aferrarse a las palabras que Felix le dijo esa misma mañana.
El lobo sigue sin moverse.
Y él comienza a desesperarse.
—Bien, creo que me voy ahora.
El lobo rueda los ojos mientras suelta un soplido, y JiSung se convence de que es solo su imaginación. Aun así, el lobo sigue sin moverse del lugar y él decide darse la vuelta y regresar a casa antes de convertirse en la cena de aquel extraño animal.