La Apuesta
(Parte 3)
Narr Pablo
Y ahí estaba yo, con la tía que juraba no soportarla ni quererla en lo más mínimo, teniendo una cita en un restaurante que sabía que estaba fascinada y encantada y que deseaba conocer.
No sabía que estaba haciendo ni por qué me sentía tan bien haciéndolo, pero una parte de mí tenía claro una cosa.
Quería demasiado a esa chica que está sentada enfrente mío en este preciso momento.
Narra Paula
-De verdad te agradezco que me hayas traído aquí Gavi... -le dije de corazón después de haber pedido nuestras bebidas. Yo pedí una limonada con hierba buena y él una Coca Cola.
0 alcohol
-No es nada... -me respondió con una sonrisa amable- sabía que querías venir aquí así que...
-Gracias
Nos quedamos charlando de cosas sin importancia mientras esperábamos nuestras bebidas.
Todo iba bien, de maravilla se podía decir.
Llegó la mesera con nuestras bebidas, primero me la sirvió a mí y después a Pablo, luego de hacerlo lr guiñó el ojo coqueta y Gavi se limitó a sonreir como un crío y se le pusieron un poco las mejillas coloradas.
¿Apenado por eso? ¿Gavi haciéndose el inocente y no le devolvió el guiño o algo así?
Raro.
Yo me le quedé mirando con una ceja enarcada mientras el le pegaba un sorbo a su Coca Cola.
Al levantar su vista y ver mi cara, me preguntó.
-¿Qué?
-Nada
-No, no... Esa cara, ¿qué ha pasado? -insistió él mientras me observaba curioso
-Que nada ¿qué te pasa a ti?
-¿Pero por qué a mí? Si tu eres la que me está viendo raro -me respondió
Ahí caí en cuenta qué era lo que tenía.
¿Acaso eran celos?
Al darme cuenta del asunto, cambie totalmente mi semblante.
Me reí.
-Tranquilo, no ha pasado nada eh, no te preocupes
-¿Vale? -asintió no muy convencido de mi respuesta
...
Cenamos, la noche ha estado espectacular. Después del incidente con la mesera, todo marchó en orden.
Ambos habíamos compartido un plato de lasaña de carne extremadamente delicioso.
-Pero si... Aurora y yo hacíamos un poco de líos -terminó de decir Gavi con una sonrisa de oreja a ojera contándome los líos en los que se metía con Aurora, su madre les pegaba una regañada
-Qué lindo eso sabes -le dije
-¿Qué cosa?
-Que tengas tantas anécdotas con tu hermana. No es que yo no las tenga, claro que si, solo que me hubiese gustado meterme en líos como tú y Aurora -me reí levemente
-Pero que va, yo estoy 100% convencido de que tus anécdotas familiares son las mejores -dijo con una sonrisa, mientras posaba su mano sobre la mía.
Oh por Dios
Otra vez siento ese revuelco en el estómago.
-¿Por qué tan seguro de eso? -le pregunté mientras intento comprimir una sonrisa
-Porque eres perfecta -dijo para después sonreírme - y pues... Todo de ti es lo mejor, hasta las anécdotas
¿QUÉ ESTABA PASANDO?
-Pablo -le sonreí mientras me ruborizaba un poco- gracias, que lindo
-Que va -empieza a decir- se me da muy bien este tipo de cosas -dijo de forma orgullosa
Y ahí estába el Pablo orgulloso y molesto de nuevo. El todas mías.
-Es que tú no cambias eh
-Para qué, si siendo así como soy, le encanto a todas -me guiñó el ojo
...
Ya habíamos pedido la cuenta, Gavi insistió en pagar la cuenta completa, no acepto pagar mitad y mitad.
Cuando ya estabamos en el auto y después de agradecerle una y mil veces por la cena, pensando que era el final de la cita...
-Pero oye, no creas que ya hemos terminado -me dijo Pablo.
-¿Cómo? -dije yo
-Todavía falta la sorpresa
-Ay Gavi, pero no hace falta eh, de verdad, ya está noche ha estado perfecta
-Tranquila, de verdad quiero que vayamos a un último lugar, ya sabes... Para demostrarte lo bueno que soy -dijo para después guiñarme un ojo coqueto
¿QUÉ?
Yo me sonrojé.
-Vale... Pero mientras no sea nada en lo que te hayas gastado tanto dinero, todo bien eh
-¿Pero por qué te preocupas de mi cartera? Solo disfruta -me dijo- además lo hago con todo gusto
Ibamos por la carretera hacia aquel lugar que Pablo no me quiso mencionar. Había un silencio rotundo en el auto, no era incómodo, para nada.
Podía notar como Gavi me miraba fe reojo de vez en cuando con una sonrisa. Cosa que me hacía ponerme nerviosa.
Finalmente llegamos al esperado lugar, quedé algo confundida.
Estábamos frente q una cancha de fútbol inmensa, tenía unas vallas como para no permitir el ingreso de cualquiera. Habían bancas y graderías, yo seguía confundida.
-¿Pero qué hacemos aquí? -pregunté
-Te dije que te iba a demostrar que soy muy bueno. Recuerdo que el día de la apuesta estabas segura de que no iba a anotar, pero mira -dijo señalando donde estabamos- Estás aquí, en una cita conmigo
Yo me reí.
-No puedo creerlo, pero si ya me has ganado la apuesta, has demostrado que eres realmente bueno
-Pero quiero enseñarte -me sonrió- Además, te voy q demostrar que sí sé cabecear -dijo para después abrir la puerta del auto y salir disparado hacia la mía para abrirla por mí
Entramos a la cancha, Pablo había sacado de la cajuela una bola de fut.
-Vamos a ver, intenta quitármela -dijo mientras hacia dominadas con la bola y me miraba desafiante
-Bueno, pero te digo que no soy mala eh, si se me da un poco jugar
-Ya vamos a comprobarlo
Empezamos a jugar, yo intentando robarle el balón y él esquivandome. Durante un buen rato, estuve corriendo tras él sin lograr quitarle la bola, más después lo logré y al tenerla en mis pies salí corriendo con ella.
La iba pateando mientras me reía nerviosa, sentía como Gavi me seguía por atrás. Cada vez más cerca de mí.
Cómo era posible que fuese tan rápido. Juraba que estaba corriendo con todas mis fuerzas, más en cuestión de segundos Pablo me había alcanzado y me robó el balón en cuestión de nada.
Yo frené en seco y me incliné hacia el frente intentando recuperar el aliento.
-Que va, eres muy rápido -dije yo algo cansada-
-¿Cómo te has cansado tan rápido? Si se supone que estás en el equipo de... - se quedó callado al recordar que había dejado el equipo de volley hace meses- perdona, se me ha ido
-Tranquilo. Llevo mucho sin jugar y tomando en cuenta que no hago nada productivo como esto desde hace tanto, es por eso que me canso
-Pues si, también tomando en cuenta que hemos corrido de esquina a esquina y de arco en arco -dijo mientras me miraba y me sonreía enormemente
-¿Y esa sonrisa? - le pregunté
-Nada, solo que me encanta verte