Lost In Traslation || Shohei...

By its_lachama

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❝How am I supposed to ever be with him When he and I don't speak the same language? But we have conversations... More

LOST IN TRASLATION | S.O.
1 | Family Game Time
2 | Accidentally
3 | Meet You
4 | Smile and Goodbye
5 | "But don't look at me like...that"
6 | A Dream With a...
7 | Another good night
8 | Some troubles, some questions
9| Compatibility
10 | Delicate
11| Deja Vú
12 | Connecting the dots
13 | Little purple box
14 | Take the phone
15 | Social Media!
16 | Surprises & Conversations
17 | Never is a bad hour
18 | Stuck On The Feeling
19 | Vision Of Love
20 | Dreamlover
22 | ...Ready For It?
23 | Diez Pasos Hacía Ti
24 | My Eternal Love
25 | This Is Why We Can't Have Nice Things
26 | Everything in L.A., stay in L.A.
27 | Daydreaming
28 | Silence Noises
29 | Locked Away
30 | Closer
31 | Overflowing
32 | Before The Storm
33 | The Voices Have To Shut Up
34 | Hospital, thoughts and dramas
35 | Saving All My Love for You
36 | Nonsense
LOSE MY BREATH

21 | obvious

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By its_lachama

📍 14 de Junio de 2022 | Anaheim, California.

Abril P.O.V.:

Tarareando "Moving Along" de 5 Seconds Of Summer entré a mi apartamento, consiguiendo a una Adriana de brazos cruzados en medio de la sala viéndome fijamente y una sonrisa siniestra en su rostro.

Susto.

¿Por qué me ves así, de forma psicópata?—cuestioné, cerrando la puerta tras de mi y dejando mi cartera en el perchero de la entrada junto a mis zapatos. No contestó nada a lo que seguí mi camino sigilosamente a la cocina, dejando el par de bolsas del supermercado que tenían algunas de mis gomitas favoritas y helado para sobrevivir esta semana.

Debería preguntartelo yo a ti, Abrilcita—dijo en ese tono que me ponía los pelos de punta a lo que volteé a verla asustada, luego de cerrar el refrigerador en la parte de freezer.

Te lo juro que yo no me comí tu torta de tres leches esa vez en casa de mami, te lo juro por mi vida.

Eso no, pendeja. Digo lo otro, lo que tenías que hablar conmigo—se quejó y yo solté un "ah", uniendo cables y haciéndolos chispear—¿Cómo que "vamos viendo y vamos yendo" Abril?

Una sonrisa torcida y avergonzada salió de mis labios al escuchar eso, mientras recordaba todas mis palabras de la noche anterior que en gran parte me arrepentía, pero por otro no.

"Pensé lo que me dijiste el otro día y si, si quiero ir. Estaré ahi en el juego".

Estúpida, estúpida, estúpida.

Lo que haces por tus impulsos tontos del corazón sin pensarlo. Hasta Gustavo te regañaba por ello, que era muy impulsiva y no pensaba, solo lo hacía y eso le molesta a gente y...

No hablemos del Shan Yu, cuando vemos Mulan, Abril.

Si, eso, no Shan Yu. Solo Shang.

Dios, ¿qué me sucedió?

¿Quizás haya la posibilidad de que vaya a juego de All-Stars el 18 en los Ángeles y que pase el cumpleaños de mami con ustedes?—respondí como si fuera casualidad, como si lo hiciera todos los días (lo cuál era mentira) y esperando que mi hermana no enloqueciera, pero como es Adriana, espero de todo.

—Lo sabía—dijo mientras su sonrisa se ampliaba a una de seguridad. Chilló y la vi con miedo, mientras saltaba por toda la sala emocionada—¡Lo sabía, lo sabía!

—¿Qué te pasa, loca? Me estás asustando—avisé y ella carcejeó, mientras tomaba mis hombros jamaquéandolos

—¿Sabes lo que significa eso? ¿Que vayas a los Ángeles?—menciono emocionada y no pude evitar sonreír un poco, por el brillo que veía en sus ojos. Era felicidad, y esperanza a algo que no sabía si darle alas, pero mi estómago era un vacío tan grande cada vez que recordaba la decisión que tomé—Abril, estás mejor...

Si, lo sé, pero no te ilusiones ¿eh?—pedí y ella chilló de emoción, abrazándome a lo que sentí mi corazón colocarse pequeño en mi pecho mientras sus brazos me rodeaban con fuerza. Esto se sentía mal, pero también me gustaba la sensación que estaba tomando el control aunque sabía que la mayoría de escenarios podían terminar en la posibilidad que evitaba de hace 6 años.

—¿Pero sabes que hay posibilidad de que Gustavo y tú...—la interrumpí antes de que terminara la pregunta que iba a iniciar la inseguridad en mi y no hacer nada al final.

No tienes que preocuparte por eso ¿si?—le recomendé, acariando su espalda y apartándome por un poco para agarrar su rostro y me viera, como signo de supuesta seguridad de mi parte—Mi problema con Gustavo no tiene que afectarte a ti o al menos, interrumpirte tu emoción para el juego que vas a ver ¿bien? Olvídate de eso, y solo concentrate en el día que viene.

Asintió suavemente y le sonreí con tranquilidad, aunque era más para mi ya que necesitaba que la mayoría de las personas que conozco y conocen mi pasado, dejaran pasar algún indicio de Gustavo ya que si lo nombraba, parecía que encendiera una parte de mi que siempre quería esconder.

Mi inseguridad.

Mi maldita inseguridad, que tardé demasiado en dejar atrás en estos 6 años y creada por...

Después de ese momento, terminé de arreglar lo que había traído del super y saque mis gomitas de fresa, para sentarme con Adriana a ver otra vez la película llamada "El Libro de la Vida", porque a la niña le gustaba la historia o más al personaje de Manolo, pero no la culpaba, era bien chévere, aunque prefería a la chica o la Catrina.

Abril, te están llamando—murmuró mi hermana, sin apartar la vista del televisor mientras la escena del personaje principal se encontraba en la fiesta del pueblo.

Dejando mis gomitas a un lado, tomé mi aparato y contesté sin darle vueltas al nombre de "Mami" que salía en la pantalla.

Bendición—dije, parándome del mueble para irme a la terraza junto a mis gomitas—¿Algo sucedió? Es raro que me llames más de tres veces.

Bien buena la vaina, Abril. ¿Qué? ¿No te puedo llamar fuera de tu agenda?—molestó mi mamá y rodé los ojos divertida, recordando que su personalidad era la copia y pega de Adriana y Sabrina, solo que ella lo hacía más por molestarnos que por la propia mala sangre de las otras dos.

Mentira, mis hermanas son un solecito, solo hay que tenerles paciencia y a su personalidad de gato negro y gris.

Si que puedes, mami, porque eres mi mami.

—Ajá, ya decía yo—metí una gomita en mi boca, esperando alguna razón de su inesperada llamada, pero como se agarró las mañas de mi papá de ser un showcero, deja un silencio primordial—Entonces vas a estar aqui en los Ángeles el 17, ¿no?

Si no hubiera terminado de tragar, me hubiera ahogado con la gomita. Aunque al final, si me ahogué con mi saliva.

—¡Mamá!—exclamé atacada y asustada de que ella adivinara mis planes, a lo que intenté recomponerme mientras dejaba la bolsa en la mesa pequeña para sentarme en la hamaca.

—¿Cómo que "mamá", muchacha pendeja? ¿Creíste que no me iba a enterar?—respondió con burla, y la gota fría me recorrió la nuca.

Hoy la vida no me sonríe.

Pero no mates a tu hermana, ¿si? No tiene la culpa que le hayas dado esa noticia, la emocionaste mucho y a mi también.

Suspiré, llevando mi mano a mi sien para acariciarla mientras pensaba la mejor manera para hacer sufrir a Adriana, que por cierto si tenían alguna idea, denmela porque estaba más preocupada de lo que seguía en la conversación que de mis métodos de tortura.

Además, me hace feliz que vengas para mi cumpleaños. Tenemos más de dos años sin celebrarlo juntas—respondio con un ápice de nostalgía y sonreí triste, recordando todo este camino de piedras que he pasado en estos 6 años.

Despedidas, malos ratos, decepciones y hasta corazones rotos.

A pesar de todo eso que quedo plasmado imágen de lo que era "Los Ángeles" para mi personalmente, no podía estar más emocionada de pasar el cumpleaños de mi mamá con ella. Abrazarla y consentirla con todo lo que quería, porque se lo merecía.

Ella y mi papá hicieron demasiado por nosotros, para no agradecerselos con el mundo a sus pies.

Te prometo que estaré en tu cumpleaños, mami. Esta vez haré lo imposible para estar allí—prometí en voz alta, tanto como advertencia para ella y para mi, porque debía dar mi mayor esfuerzo en ir a dónde estaba ella y pasar con calma los miles de recuerdos que iban a llegar a mi como una avalancha.

Es que me lo veía venir, me veía venir toda esa avalancha de momentos que me van a intimidar.

—¿Estás segura de prometer eso, princesa?—cuestionó con cuidado después de un largo rato y sonreí con confianza.

Por la garrita, mamá. Estaré en tu cumpleaños.

¿Puedo pedirte algo?—escuché el tono apenado que ahora se colocaba en su voz y una sonrisa nostálgica se trasformó en mi rostro, al escuchar esas mismas palabras, pero a mi papá.

Ella siempre se volvía una persona apenada con él, o estaba en su naturaleza ser así con él y él solo la veía con adoración. Él podía bajarle el sistema solar si tenía la posibilidad, porque la adoraba demasiado y eso me causaba tanta envidia de la bonita. ¿Quién no querría tener algo así?—¿Puedes venir el 17, por favor y...

Iré, ese día también. Serás la primera en verme.

—¿En serio? Yo solo decía, si solo era una posibilidad y...—se escucharon murmuros sin sentido y me reí, extrañando esta forma de mi mamá que estaba solo para nosotros. La versión más natural de mi mamá—Es que quiero verte, me emociona que vengas.

Sonreí de ternura, sintiéndome afortunada de escuchar esa confesión apenada de ella, pero me hacía feliz. No era una persona que decía o confesaba todo al momento ni tampoco de pedir favores comunmente, pero me agradaba ver el avanza que tenía gracias a mi papá, que era más extrovertido que ella y la sacaba de sus casillas para que hablara.

—A mi también me emociona en verte, y aún más a Adriana, posiblemente llegue mañana en la tarde.

Ahora, terminando la pregunta que no me dejaste terminar. La cuestión era que vinieras el 17 y con alguien que me has mencionado muchas veces cuando hemos hablado seriamente y no me vengas con cuentos chinos, Abril Selena.

La sonrisa se me borró del rostro de forma inmediata.

"Cayó la ley", pensé empezando a meterle nitro a mi cabeza para recordar si en algún momento comenté a acerca de mi vecino muy directamente.

Pero como mi mamá era mi mamá, me conocía.

¿Por qué tengo que invitarlo? Debe estar muy ocupado, y es mi vecino, mamá. Es irrelevante.

—Tengo que conocer a la persona que hace que mi hija me tenga tema de conversación y que esté alegre—replicó con simpleza y solté un insulto en el silencio, arrepintiéndome de haberle contado algo a mi mamá en tercera persona, pero al final se me cayó el teatro. Me descubrió—Además, no sé como lo harás, pero tengo que conocerlo Abril Selena, porque sí.

—Mamá, no somos nada, solo somos ¿amigos? Si, amigos y no tiene sentido.

Mentirosa, he conocido a la mayoría de tus amigos.

—Pero mamá...

—No me importa, lo traeré a rastras si es posible y si lo conociera, pero tengo que conocerlo.

—Mamá...

—Sin excusas, Abril Selena Gutiérrez Gómez. Vas a venir con el hombre quien tuviste una cita y lo conoceré para ver si es digno de ti, y punto.

—¡Mamá, no!

Mañana hablamos, nos vemos el 17.

—Mamá no me tranques, no me tranques. ¡Mamá!—exclamé y quité el aparato de mi oreja para ver la pantalla de "llamada finalizada" a lo que solté un gruñido irritado. Coloqué de mala gana el teléfono en la mesa al lado de mis gomitas.

¡Estaba loca!

Si, al igual que tú.

Tienes un punto.

Volteé a ver a Adriana, tan inocente del mundo, viendo la película con atención mientras tenía una almohada entre sus brazos abrazándola y apoyando su nariz en ella. Si supiera que la voy a volver picadillo dentro de poco, pero necesitaba pasar primero esta crisis.

Pasé mis dedos por mi cabello que casualidad me lo había lavado ayer, y estaba todo espojoso y sedoso, a lo que me causaba un poco de calma sentir que el peso físico disminuía, pero no el emocional.

Mi mamá me metió en sendo peo.

—¿Abril, estás bien?—interrumpió la voz a mi momento sobrepensador y levanté la vista al individuo que se encontraba a unos metros de mi, viéndome con duda y una vaso de café de starbucks en mano.

—¿Estás disponible para hablar?—escupí las palabras sin rodeos, en tres tonos más altos que los de él y frunció su ceño confundido.

Me levanté de mi hamaca, tomando mi teléfono y mis gomitas, adentrándome a mi apartamento con la mirada de Shohei encima de mi. Adriana volteó a verme como si no hubiera pasado nada, pero tenía una sonrisa leve en sus labios. Ella ya había visto todo el desastre, agh.

Te voy a joder, carajita de la verga—amenacé con los ojos entrecerrados y cerrando la puerta tras de mi.

Caminé con rápidez por el pasillo y quizás, con un arranque de adrenalina o arrechera mientras farfullaba por lo bajo.

Abrieron la puerta antes de llegar a mi destino y Shohei casi se ríe de mi cara de molestía, pero le envié una mirada de mala gana, a lo que me dejó en paz, dejándome a pasar.

Si supiera el recontrapeo que se viene, no estaría de graciosito.

. . . .


Narrador Omnipresente:

Jaló con suavidad hacía abajo la camiseta grisácea, quedando el cuello de este en el lugar correcto para después realizar la tarea de abotonarse la línea de botones transparente que tenía.

El bullicio y el ajetreo de antes de empezar el juego se escuchaba en los vestuarios. Algunos corriendo de allá para acá, otros conversando o esperando expectativas del equipo que iban a jugar nuevamente en la temporada, el cuál eran los Padres de San Diego.

Metió las dos capas de tela dentro de su pantalón, inmerso en sus pensamientos sin prestar atención a las exclamaciones que se escuchaban hasta el otro lado de la habitación o quizás, Shohei estaba demasiado pensativo de la noche pasada.

¿Y por qué no? Había pasado la noche hablando con su única vecina favorita y a la que desgraciadamente, tenía que maniobrar sus sentimientos al verla.

Abril Gutiérrez era la mujer que lo llevaba como un ansioso fanático, esperando que haga su mejor jugada para hacer home run o al menos, un swing.

Una sonrisa disimulada bailó entre sus labios al recordar la foto que tenía en su teléfono, y revivir esos momentos dónde ella hablaba o lo hacía reír mientras la confianza desbordaba en el ambiente con la posibilidad de confundirlos en que eran amigos, pero llegaba hasta un punto esa imágen de "amistad".

Esa imágen de "amistad" se volvía añicos, cuando ambos se veían y esos roces de piel con piel, ya se estaban volviendo menos inconsientes y más precavidos y planeados.

¿Qué se querían decir? No sabía, pero por su parte tenía tanto que decirle, tanto que confesarle.

Aunque se sostenía para no asustarla por tal sentimiento que estaba abatiendo en su interior, ese sentimiento que ya no tuvo más alternativa que suspirar y dejarlo fluir ya que no podía detenerlo más; soltó su negación y estaba aceptando un poco más, que Abril se estaba convirtiendo en su desenfoque más bonito.

Abril se estaba convirtiendo el motivo de porque su buen humor se disparaba al escucharla hablar o de cuando se recordaba que ella iba a verlo en el juego de las estrellas. Su lado egoísta estaba más que hambriento de euforía a ver a si podía ganar ese juego de "conseguirla entre las gradas" ese día en especial.

¿Terminaron? Ya me quiero ir—se quejó Abril, viendo a Patrick y Adriana cuchicheando, y hablando de términos beibolísticos que no entendía.

Por suerte su tiempo se hacía a veces menos tedioso, al ser saludada por los jugadores que desconocía su nombre o algunos que recordaba de haberlos mencionado su hermano. Era chistoso la familiaridad abrupta que tenían ellos, que ni les importaba que las dos mujeres estaban aqui hablando con el pitcher de descendencia méxicana.

Oye, ¿viste a Shohei? Quiero conocerlo—comentó Adriana y Abril la vió con molestía.

No.

—¿Por qué no?—consultó Patrick, viendo que su amiga estaba de mal humor o al menos algo pasaba que la tenía estresada, por ello vió de reojo a Adriana que susurró un "luego te cuento".

—¡Abril! No sé si me recuerdas, soy Mickey Moniak—interrumpió el nombrado la conversación y la morena subio su mirada para prestarle atención. Era bonito, tenía cara de niño bonito, pero no era su tipo.

—Hola, Mickey.

—Shohei te estaba buscando, asi que te llevaré a dónde está él.

¿Qué?—soltó abruptamente Abril, queriendo que la tierra la tragara al ver que todos veian al jugador con interés y le hacía un ademán para que lo siguiera.

—¡Vamos!

Si, dale. Vamos—insitió Adriana, tomando el brazo de la morena y jalándola, a lo que se fue a regañadientes junto a Patrick y su hermana. Estaba incómoda, no solo por el lugar sino al recordar la conversación de esta tarde.

Fue díficil para si, pero aún más es díficil asumir lo que pasará el 17 de julio cuando su mamá vea las noticias que llevó a Los Ángeles.

Pasando por una manada de gente alta que hicieron poner un gesto de malhumor de la morena, un jalón fuerte la hizo tropezar de la espalda de su hermana de la cuál tomó su hombro para detener su caída. Reconoció la voz, y aún más el jadeo de impresión de Adriana a lo que reforzó su agarre para que se calmara y no entrara en pánico.

—Aqui está, ya la consegui.

Shohei se mostró confundido a la abrupta oración de su compañero, deteniéndolo de su conversación con Mike Trout y volteó a verle al primero, pero se llevó la sorpresa de que la morena y la chica del otro día estaba aqui.

A metros de él.

Pero más que todo, Abril.

Estaba justo allí, con su expresión seria y fuera de lugar, aunque no para Shohei. Verla era como un extraño respiro de la atención que lo atosigaba a dónde iba.

Ohtani quedó sin palabras al ver el atuendo de la morena, más arriesgado que lo hizo obligatoriamente no verla por mucho tiempo ya que podía pasarse de pillo y delinear su mirada por todo su cuerpo, y más con esa beísbolera negra con mangas blancas, un top tipo halter de color blanco junto a mom jean y unos converses negros. Dos cadenas, una con una cruz y otra con un pequeño objeto circular brillaban desde la curvatura de su pecho.

—Bueno, ya nos consiguió. Ahora, nos vamos o perderemos los puestos—comentó Abril, sin mucha emoción alegre de su parte queriendo escapar de la intervención del japónes que no la veía.

—Abril, los asientos tienen número—murmuró Patrick y lo vió mal, no prestándole atención a la menor que se acercó hasta los dos jugadores de más de un metro ochenta. Al primero, lo saludó con normalidad, mientras al otro lo vió con diversión ya que era el famosisimo vecino de su hermana.

—Ah hola, aún no nos conocemos, soy Adriana, la hermana menor de Abril—saludó la chica, con una sonrisa gentil y el nipón la vió con suavidad. Tenía rasgos parecidos a Abril, pero más delicados y jóvenes.

—Soy Shohei y sé quien eres, Abril me ha hablado de ti—dijo y Adriana sonrió ocultando que su interior le estaban dando cinco infartos y dos paros cardíacos por estar saludando a una leyenda del beísbol que admiraba mucho.

La Gutiérrez notó la mirada del japónes que subió hacía la persona que tenía tras ella y luego bajó a sí, sin quitar su sonrisa amable de boca cerrada.

—Espero que buenas cosas. Abril también me ha comentado de ti—replicó ella, haciéndolo reír levemente. Adriana le sonrió con complicidad y miró por encima de su hombro a su hermana que conversaba con Patrick y Mickey que intentaba hacerla entrar en razón. Hizo un ademán de que se acercara y puso una mano cerca de sus labios para taparlos del resto—Quizás no tenga sentido decirte esto, pero gracias por sacarle una sonrisa y tenerle paciencia. Esa mujer es dificil de brazo a torcer.

Eso lo hizo sonreír hacía la menor que lo vió con diversión, y se alejó para devolverse hacía su hermana que estaba apunto de romperle el cuello al pelirrojo con la mirada.

—¿Nos vamos?—propuso Adriana, y Abril la vió con regaño.

Iba a contestarle un comentario mordaz luego de pasear con agilidad su mirada entre el hombre que se robaba su concentración que estaba a metros de ella y sobre la menor, una voz externa intercedió en el ambiente.

Los hombres que quedaban que eran Patrick, Mickey, Mike que acababa de regresar de buscar algo en su casillero y Shohei, saludaron al jugador que reconocían ellos y Adriana, más no Abril por notar que le daba la espalda.

Ambas mujeres se apartaron, pero Abril le tomó el brazo a su hermana con intenciones de irse. Mucha socialización por el momento.

No, no me quiero ir. ¡Ese es Joe Musgrove, gafa! Jugaba antes con los Astros y ahora juega en los Padres, es un tipazo.

"¿Joe Musgrove?", se cuestión por unos segundos Abril resonándole ese nombre en algún lado de su cabeza. Miró a su hermana con confusión, esperando que aclarara sus dudas, pero fueron hechas sin Adriana decir otra palabra.

—¿Abril?—el tono de voz y el rostro del hombre que estaba parado frente de ellas, empezó a cobrar sentido. Las piezas iban uniéndose al rompecabezas olvidado y las memorias volvían con fuerza—¿No me recuerdas? ¿Joe, el tipo que era amigo de Gus de Texas y los recibió allá hace unos años? ¿Moose, te suena?

—Oh, oh—la morena chasqueó sus dedos al recordarlo y le sonrió con familiaridad, aunque le apretaba un poco el pecho como un atisbo de incomodidad al recordar esos tiempos, pero Joe no tenía la culpa de ello—¡Moose! Claro que si, te recuerdo. ¡Tanto tiempo sin vernos! ¿Cómo has estado?

Abril aprovechó de abrazarlo con esa confianza y cálidez que dejó al resto que presenciaba la escena con intriga y estupefacción.

—Todo bien, todo bien.

—Creciste más—exclamó con gracia la mujer y él sonrió con diversión.

—Y tú estás en Anaheim, ¿no vivías en Los Ángeles?—cuestionó con duda el jugador y ella se encogió de hombros sin perder la sonrisa, que era su única arma de que no notara la zarda de omisiones que iba a dejar sobre la mesa.

Shohei veía con curiosidad y impresionado de como el lenguaje corporal de la morena volvía a uno más tranquilo, pero metódico al mismo tiempo o quizás, él solo estaba viendo cosas dónde no eran.

—Me mudé a Anaheim este año, es bonito.

—¿Y qué tal del volleyball, señorita "la mejor libero de Estados Unidos"? ¿Volverás a jugar?—preguntó Moose con curiosidad y ella relamió sus labios, esperando que su respuesta sonára lo más convincente posible.

—Estoy en un descanso, estoy viendo otras opciones además del volleyball y no está mal.

—Claro. ¿Y tú lesión en la rodilla izquierda? ¿Va a mejorar?—consultó, a lo que Adriana y Patrick se vieron mutuamente mientras Shohei fruncía su ceño. ¿Lesión? ¿Cuál lesión?

Abril tragó grueso, metiendo sus manos en los bolsillos traseros de su jean para ocultar sus manos temblorosas.

—No lo sé, quizás. El mundo da muchas vueltas.

—Espero que mejore, se te extraña verte en televisión haciendo tus jugadas estrellas. Mi familia y yo veíamos sin falta al equipo femenino cuando eran los campeonatos mundiales.

Eso hizo sonreír a la morena con alegría, recordando esa sensación de felicidad y gratitud, de que aún habían personas que vieron su momesto cúspido aunque luego la nostalgía le atacaba y solo le quedaba asentir, decir un "gracias" casi en silencio.

—Bueno, nos vemos. Pude ver hoy a dos grandes, asi que espero que me apoyes Abril—bromeó el lanzador y ella bufó divertida, viéndolo con reto. Adriana notó de reojo al japónes que seguía con una expresión seria, pero su ceño fruncido; la menor silbó por lo bajo como indicio de que las cosas se iban a poner peor.

—No le voy a ningún equipo, porque ni siquiera entiendo el beísbol. Solo espero que se diviertan y ya.

—Entonces yo te explico.

Patrick y Mickey tuvieron que sostener una carcajada al ver como el número 17, pestañeó suavemente cambiando su mirada a una molesta.

Shohei ni siquiera sabía lo que le pasaba, de dónde había sacado tal sentimiento que estaba haciendo que le taladrara la mirada en el lanzador de los Padres de San Diego con fuerza. Lo único que se acercaba a entender su sentimiento y negarlo al mismo tiempo, era cuando un jugador tomaba sin pensarlo el ritmo de su pitcheo y hacía un swing o hit que podía hacer pasar a los demás jugadores de su equipo que cubrían las bases.

Bases llenas, tres puntos y serían cuatro, si solo el bateador hiciera un home run.

Era tan...molesto.

—Déjalo asi. Tienes que irte, es tarde y el jurgo empieza en poco.

—Verdad. Fue bueno verte, Abril.

La nombrada le sonrió con amabilidad—Igualmente, Moose.

Él abrió los brazos y le regaló un abrazo amistoso y familiar, que la hizo cerrar los ojos por unos momentos, aunque no terminaba de sentirse cómoda al advertir una mirada desconocida que la puso tensa a lo que se alejó con rápidez.

El hombre se despidió con un ademán y la morena también, con una media sonrisa a lo que Adriana se acercó tras de ella con cautela.

Abril sintió varias miradas encima de ella a lo que giró a encararlas, pero se dispersaron y en especial la del japónes que se volteó a su casillero mientras Ippei, que recién llegaba, veía la escena con extrañeza.

—¿Qué?—cuestionó la venezolana con un tono de voz inocente, que hizo murmurar a los otros un "nada" mientras veían de reojo a Shohei.

Mickey decidió intervenir diciendo que él se retiraba junto a Patrick, que dejó un beso en la cabeza de ambas para irse con su compañero cuchicheando y murmurando todo lo que acababan de ver mientras que Mike vió a Abril con una sonrisa pícara para luego negar con su cabeza y volver a lo suyo.

Abril no entendió porque el gesto del americano, pero lo obvió y se detuvo a observar al jugador número 17, obviando todo el alboroto que había aumentado al escuchar que el juego empezaban en dos minutos y debían ir subiendo al dugout.

Se confundió al verlo de tal manera, tenso o quizás eran alucionaciones suyas, pero terminaba de arreglar lo que tenía fuera de lugar con un silencio cortante y metía sus guantes en el bolsillo trasero, sin cuidado para luego tomar su gorra de mala gana mientras escuchaba a Ippei decirle varias cosas, aunque parecía no prestarle atención.

Peinó su cabello con una mano, haciendo que Abril lo mirara con más atención sin importar que su hermana la veía con diversión y la ayudaba a apartarse del medio cuando la gente pasaba apurada enfrente de ellas. Abril no podía negar que la espalda de Shohei Ohtani era un espectáculo de ver, ya que sus músculos se tensaban aún más y sus bíceps se retraían junto a la franelilla de licra roja haciendo una atractiva vista a la morena.

—Vamos—pronunció Adriana, sacándola de su burbuja de admiración o planeta Shohei Ohtani, a lo que Abril la vió con confusión—Vamos, perderemos los puestos.

—Pero...¡Shohei bue—llamó cuando él volteó y él solo la vió brevemente, dándole una sonrisa forzada y yéndose tras su traductor con su gorra en sus manos. Abril bajó su tono de voz y lo miró con confusión—na suerte.

Adriana la miró y luego al jugador que ahora desaparecía tras el pasillo de los vestidores con un malhumor que intentaba pasar, pero parecía que al recordar más la escena su molestía aumentaba sin sentido. Una sonrisa divertida salió de la menos luego de suspirar, a lo que lo llamó a su hermana y se fueron del sitio.

"Ay Abril, si supieras como tienes a ese hombre", pensó Adriana al ver otra vez al jugador en el terreno del estadio junto a varios de su equipo mirando al equipo contrario con los ojos entrecerrados.

✒️ Nota del Autor:

Debería estar durmiendo ahorita, pero me ganó el insonmio (dormi 5 horas en la tarde 💀)

¿Qué les pareció el capítulo de hoy?

Si les gustó, dejen un comentario o un votito bonito.

❤ ¿Qué ustedes creen que fue ese sentimiento "extraño" que intentaba explicar Shohei? Él es yo explicando mis sentimientos.

🙀 ¿Abril a Los Ángeles? ¿Qué ustedes creen que se vendrá en ese viaje de locos?

Solo diré: ¡Cayó la ley!

🔮 Teorías o conspiraciones de estado, pueden dejarlas aqui.

Espero que les haya gustado y atentos a las próximas actualizaciones.

All the love

-La Chama 💞

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