CAPITULO 7
Cuando las puertas se cerraron detrás de ellos "nos echaron". Soltó Severus.
"Sí, de hecho." La mujer resopló como si fuera algo que pasaba con frecuencia y se inclinó para tomar su mano. "Bueno, olvidémonos de ellos. De todos modos eran aburridos, siempre hablaban de cosas mundanas. Déjame mostrarte la sala de estar. Es una de las habitaciones en las que puedes pasar mucho tiempo".
"¿Por qué?"
"Porque si vienen invitados, los llevaremos allí. Y te sentarás ahí con ellos, ya que eso es lo que hacen los chicos educados". Narcissa dijo con total naturalidad. "Y desafortunadamente, no tendrás otra opción en ese asunto, especialmente si Abraxas quiere que estés allí".
Severus hizo un puchero. Eso sonaba horrible : tener que estar con extraños al azar y hablar con ellos, especialmente si eran adultos. No le gustaba que la gente le hiciera preguntas y tampoco le gustaba que lo miraran fijamente. Nunca supo dónde mirar ni dónde poner las manos en esas situaciones. Se sentía raro, de ese tipo de cosas raras que te revolvían el estómago como si fueras a vomitar.
La rubia debió haber notado la incomodidad del chico, porque rápidamente añadió: "No te preocupes, los Malfoy rara vez reciben invitados. Aunque hay ocasiones en las que algunos de sus socios comerciales vienen a reunirse, pero eso no tiene nada que ver con nosotros".
Severus quería preguntar cuál era la diferencia entre los dos pero decidió no hacerlo, al final no le importó.
La sala de estar estaba en el primer piso y estaba conectada al jardín en la parte trasera. Era enorme, como el resto de la mansión. Fue una locura verlo, para ser honesto. ¡Toda su casa en Cokeworth podría llenar esta habitación y aún quedaría algo de espacio! ¿Para qué podrían necesitar todo este lugar?
"Aquí cenamos con los invitados". Le informó Narcissa mientras él se acercaba a la chimenea. "Es como un lugar para socializar. La gente suele venir aquí también a través de la red flu, si están cerca de los Malfoy.
"¿La red flu?" Severus preguntó con curiosidad.
"Ah, por supuesto." Ella sacudió su cabeza. "Entran por la chimenea, quiero decir".
"¡¿Lo que realmente?!" Intentó mirar hacia arriba por la chimenea, pero era demasiado corta y seguía resbalándose.
La mujer se rió entre dientes. "No verás a nadie allí, Severus. Necesitas un tipo especial de polvo para atravesar la red Flu".
"¿Puedo verlo?"
"Tal vez podamos usarlo cuando vayamos de compras, ¿de acuerdo?"
Severus asintió, aunque no pudo evitar sentirse un poco decepcionado. Quería verlo ahora .
Se dirigieron a la siguiente habitación. Estaba en el lado opuesto del pasillo.
"Esta es la sala de fiestas". dijo Narcisa. "Aquí se realizan celebraciones como cumpleaños, ceremonias de nombramiento y bodas". Éste estaba conectado al jardín en la parte delantera.
"¿Cuál es la diferencia con el otro?"
"Uno es para ocasiones formales y el otro es para ocasiones informales".
Severus no tenía nada que decir a eso así que mantuvo la boca cerrada. Sonaba como si inventaran cosas porque sí. ¿Era esto algo que hacían todos los ricos?
"Vamos a la sala de artefactos, ¿de acuerdo?"
Ese estaba en el segundo piso. Tenía una puerta cerrada con llave a diferencia de las otras habitaciones a las que fueron y pronto, Severus supo por qué ese era el caso. Era como un pequeño museo con un montón de cosas viejas que no tenía idea de qué eran. Estaba lleno hasta los topes de pared a pared con muchas gradas.
"Estos son todos los artefactos que los Malfoy recolectaron durante siglos". Dijo la bruja esta vez. "Por supuesto, hay muchos más, algunos incluso más valiosos que estos. Por eso los ponen en otro lugar por su seguridad".
"¿Qué hacen con esto?"
"A veces traen visitantes aquí para un espectáculo".
"¿Un espectáculo?"
"Sí." Ella asintió. "No todas las familias mágicas tienen artefactos mágicos y menos quién tiene cosas tan poderosas. Es como una señal de alto estatus".
La mirada de Severus se movió de un lado a otro, asimilando todo. Un colgante azul, muchas varitas diferentes en un candado, un espejo viejo, un amuleto de dragón, una cruz extraña que parecía hecha de enredaderas, dos juegos de dagas negras una al lado de la otra, un juego de monedas, una corona de oro...
Oh, cómo deseaba poder tocar estas cosas y verlas más de cerca.
"Será mejor que no vengas aquí demasiado, Severus". Narcissa dijo en ese momento, como si sintiera la intención del niño. "O al menos, no solo. Estas cosas pueden ser muy peligrosas y podrían hacerte mucho daño. Después de todo, se sabe que la mayoría de los artefactos mágicos están malditos".
"¿Maldiciones? ¿Cómo qué?"
"¿Quién sabe? Podrías tocar algo equivocado y terminar hirviéndote la sangre, o perder los ojos o pelarte las manos". Dijo encogiéndose de hombros, ya que no solo estaba diciendo las cosas más horribles. "No querrías que eso te suceda ahora, ¿verdad?"
Severus rápidamente sacudió la cabeza, viéndose aún más pálido.
Narcisa sonrió. "Bien."
Continuaron su recorrido y subieron al tercer piso.
"Por cierto, ¿recuerdas algo sobre los Black?" Ella preguntó en algún momento, de la nada. "Ya sabes, nombres como... ¿Regulus, tal vez? O, S- ... ¿Bellatrix?"
Severus la miró fijamente por un momento y luego se encogió de hombros. Esos nombres no tenían ningún significado para él en lo que a él respectaba. "En realidad no... ¿Se supone que debo hacerlo?"
"Oh, no." Dijo rápidamente, volviéndose hacia el frente nuevamente. "Supongo que solo me preguntaba si sabías algo sobre el Mundo Mágico".
"Mamá realmente no dijo mucho". En realidad , no le gustaba hablar de nada y casi siempre mantenía la boca cerrada. Rara vez dejaría escapar sus pensamientos y le haría saber sus pensamientos. Sin embargo, ella le contó algunos cuentos de magos por la noche, como el de Beedle el Bardo.
Narcissa tarareó. "No te preocupes, aprenderás más aquí".
Severus no pudo evitar preguntarse cuánto tiempo planeaban retenerlo en la Mansión Malfoy. Dijeron que estaría bajo su cuidado hasta que mejorara, pero no se sentía enfermo ni nada así, ¿cuál era el punto? Sentía como si le estuvieran ocultando algo pero no tenía idea de qué.
Se preguntó si debería preguntarle sobre todo esto, pero no creía que ella fuera más honesta que los otros adultos que había visto hasta ahora.
"Aquí están las oficinas de Abraxas y Lucius". Dijo finalmente, mientras se giraba para mirar al chico. "La izquierda es suya y la otra es del Señor. Entonces, si necesitas ayuda, puedes venir aquí y hablar con ellos".
"Bueno."
"¿Sabes cómo entrar?"
Severus frunció el ceño por un momento. que se supone que significa eso? Por supuesto que sabía cómo abrir una maldita puerta, luego, 'Oh, eso no es lo que ella quiso decir' y... "¿Tengo que tocar primero?"
"Si, absolutamente." Ella asintió. "Nunca olvides tocar la puerta antes de entrar. A Lucius no le importará tanto, pero puede ser muy frustrante tratar con Abraxas si cree que estás siendo grosero".
Sí, definitivamente podía ver eso.
Primero abrió la puerta de la izquierda y le dejó ver el interior. Parecía bastante acogedor con los muebles y libros de color azul claro. Parecía tan acogedor como Lucius, en cierto modo. La otra habitación tenía un tono más oscuro de color dorado en todas partes. Los muebles se parecían a los que había visto en aquellas viejas telenovelas con los ricos que veía su madre. Al parecer, los ricos en la vida real también usaban estas cosas. Y se sentía igual de autoritario. Esperaba no tener que venir aquí y sentarse con ese anciano.
"¿Te gustaría ir al jardín?" Narcissa preguntó después de eso. "Podemos ir a echar un vistazo a los pavos reales. Y también puedo conseguir que un elfo doméstico nos traiga algunos bocadillos".
"Bueno."
Bajaron las escaleras y Severus notó que ambos hombres todavía estaban hablando de Dios sabe qué. No los molestaron y salieron para llegar al patio exterior.
Narcissa lo levantó y lo ayudó a sentarse. Severus sintió que su rostro se calentaba por la vergüenza y se negó a mirar a la mujer. Ya tenía edad suficiente para sentarse solo, ¡muchas gracias!
El jardín era grande con muchas flores y árboles diferentes. Pudo ver que algunas de ellas eran rosas, lirios, tulipanes y lavandas pero también había algunas que no tenía idea de cómo se llamaban pero igual de coloridas y bonitas.
Los arbustos que lo rodeaban por todas partes hacían que el jardín pareciera un gran laberinto y también tenía un pequeño estanque. Realmente quería simplemente pasear y recolectar flores, hojas, piedras e insectos. Tal vez podría preguntarles más tarde.
"¡Morky!" Narcissa gritó. Y con eso, apareció una pequeña criatura.
"¿Sí señorita?"
"Tráenos un poco de té de hierbas con miel y sándwiches". Ella ordeno. "Pero nada demasiado pesado. Nos uniremos a la cena más tarde hoy".
"Por supuesto, señora". El elfo doméstico sonrió, feliz de servir. "¡Morky se pondrá manos a la obra ahora mismo!" Y dicho esto, se fue tan rápido como apareció.
Entonces, finalmente dirigió su atención al chico. "El jardín es hermoso, ¿no?"
Severus asintió. "Sí."
"El jardín Negro también es bonito, pero el nuestro parece más salvaje, en cierto sentido, como un bosque. Aquí se cuidan mejor".
Amaba a ambos, para ser honesto. En casa también había un bosque cerca del río y pasaba la mayor parte del tiempo allí, simplemente caminando y recogiendo insectos, piedras y hojas.
"Tal vez podamos visitar allí también". Narcisa continuó. "No muy pronto, por supuesto, después de todo todavía te estás recuperando, pero creo que también te gustará mi casa".
Tarareó para demostrar que estaba escuchando, aunque no tenía nada que añadir. Para ser honesto, la idea de ir a una casa cualquiera le revolvía el estómago, pero ella no quería decírselo. Pronto, afortunadamente, el elfo doméstico regresó con una bandeja de comida y Severus pudo sentir que se le hacía la boca agua por el delicioso olor.
"Ah, gracias, cariño". Narcissa le sonrió a Morky. "Puedes irte ahora." Y con eso, la criatura se fue de nuevo antes de que comenzara a llorar.
Frente a él se colocó un té humeante y un plato con tres sándwiches pequeños. Extendió la mano para tomar la comida, pero lo detuvieron. "Espera un momento, tienes las manos sucias".
En realidad no, pensó. ¿Cómo podían estar sucias sus manos si ni siquiera había tocado nada desde esta mañana? Pero a Narcissa no pareció importarle eso y sacó su varita. " Azotar ".
No tenía idea de por qué, pero algo dentro de él se frió y se estremeció como si estuviera a punto de ser golpeado. La rubia la miró fijamente por un momento, viéndose... ¿preocupada? No estaba seguro pero ella estaba suspirando así que no podía ser nada bueno.
Mantuvo los ojos bajos. No sabía por qué hizo eso.
"Bueno, eh..." Ella trató de hablar. "Solo comamos, ¿sí? ¿Todavía tienes las manos sucias?
Los miró y sacudió la cabeza. Se veía bien.
"Bien."
La comida era básica pero una de las mejores que había comido en su vida. El pan estaba caliente y crujiente, tenía mucho queso y carne y también algunas verduras. Nada como los pasteles que puedes conseguir en Spinner's End.
Narcissa observó como el pequeño comía como si tuviera miedo de que alguien se lo arrebatara mientras ella tomaba su té. Se preguntó si debería decir algo ahora, que no debería taparse la boca y agarrar el sándwich de esa manera, pero estaba bastante segura de que si lo hacía, Severus dejaría de comer por completo y eso causaría otro problema, así que simplemente lo dejó. el niño sea.
"Iremos al Callejón Diagon probablemente en unos días". Entonces le informó al niño. Sus ojos brillaron cuando escuchó eso. "Te conseguiremos ropa nueva, juguetes y tal vez algunos libros para que leas".
A Severus le encantaría eso, pero al mismo tiempo, no quería gastar demasiado dinero aunque no fuera suyo. No pudo evitar escuchar a sus padres, 'cuesta demasiado, demasiado caro, no tenemos tanto, querido Dios, ¿por qué es esto tan costoso?' "No necesito mucho". Rápidamente interrumpió a la mujer. "Una camisa o dos es más que suficiente".
Narcissa intentó no burlarse. "Tonterías, cariño. No puedes usar lo mismo una y otra vez, no es adecuado ni higiénico. Necesitamos conseguirte mejores pijamas, así como algunas capas, pantalones y camisas que puedas usar en diferentes eventos".
No dijo nada pero mostró su disgusto con el ceño fruncido. Sin embargo, ella no pareció darse cuenta ni importarle.
"Podríamos conocer a alguien también". Ella dijo en cambio, y Severus tragó saliva. ¿ Otro extraño con el que tiene que hablar? Oh, no...
"No te preocupes. Son de mi familia". Severus quería decir que no, eso no ayudó en absoluto . Él apenas la conocía, así que ¿cómo se suponía que eso lo calmaría? "Una es mi prima y la otra es mi hermana".
Severus tuvo que evitar gemir en voz alta de frustración. ¡¿ No una sino dos personas desconocidas?! Eso es aun peor .
"Todo estará bien, ¿verdad?" Ella pregunta entonces.
Severus estaba haciendo pucheros ahora pero se encogió de hombros en lugar de decir nada. Conocía a los adultos lo suficientemente bien como para no tener voz en esto, en realidad no, no lo suficiente como para cambiar los planes al menos, como una visita al médico, así que no tenía sentido discutir.
"Estoy seguro de que te van a encantar".
Le resultó difícil de creer.
"Ahora puedes ir y pasear por el jardín si quieres, pero no vayas a ningún lugar que no pueda ver desde aquí". Ella dijo. "También puedes alimentar a los pavos reales, pero no intentes tocarlos, todavía no están acostumbrados a ti".
Eso parecía una idea fantástica .