Cadenas del pasado

By MaggieAv24

2.3K 383 172

Will y Nico habían conseguido la casa con acera blanca, los niños y les faltaba el perro, cuando un accidente... More

CAPÍTULO I
CAPÍTULO II
CAPITULO IV
CAPÍTULO V
CAPÍTULO VI
CAPÍTULO VII
CAPÍTULO VIII
CAPÍTULO IX
CAPITULO X
CAPÍTULO XI
CAPÍTULO XII
CAPÍTULO XIII
CAPÍTULO XIV
CAPÍTULO XV
CAPÍTULO XVI
CAPÍTULO XVII

CAPÍTULO III

96 20 1
By MaggieAv24

Resulta que pelear por alguien que te aborrece no es tan fácil.

Will iba a culpar a los libros y películas románticas por eso, lo hacían ver como pan comido, si alguien no te quiere solo necesitas estar ahí, demostrar apoyo, te sentabas con ellos a hablar y casi como por arte de magia todo se resolvía.

Bueno gracias, porque no funcionaba así.

Al día siguiente se dio cuenta de lo difícil que iba a ser. Después de comunicarse con Reyna para que supiera que Nico había despertado, y pasar a saludar a Bianca quién rogó regresar a casa —y tuvo que prometerle una exorbitante cantidad de helado para que aguantara un poco más—, volvió al hospital, donde se volvió a sentar en la silla tan familiar a lado de Nico esperando que volviera a despertar y pudieran hablar con más calma o por lo menos que Will hablara y Nico escuchara.

No funcionó exactamente.

La siguiente vez que Nico despertó se vio confundido por un momento, luego puso sus ojos sobre Will y su expresión se agrió de inmediato, se dio cuenta que intentaba no gemir por el dolor y Will odiaba verlo así.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Nico en un tono duro.

—Quería ver como estabas —dijo Will, no necesitaba decir que esa habitación casi se había convertido en un segundo hogar y que obviamente tenía que estar a su lado, pasara lo que pasara.

—Estoy bien, ya te puedes ir. No quiero que vuelvas —y usó esa voz de mocoso malcriado que tanto había detestado en el pasado.

Will suspiró, ahora sabía que ser de esa manera era un mecanismo de defensa que tenía su esposo —Mira, sé que la última vez que hablamos las cosas no salieron bien, pero...

—No me interesa nada que tenga que ver contigo. Quiero que te vayas y no quiero volver a verte, no sé lo que me hiciste para que estuviera contigo, pero definitivamente no era yo.

Will se sintió un poco ofendido con la insinuación. —No te hice nada, solo nos enamoramos.

Nico hizo una mueca de desprecio —Algo como esto no puede ser amor. Ahora vete o voy a pedir que te saquen.

Vio su mirada de completo disgusto y dolor, supo que no tenía más opción que salir.

Bueno, eso no fue precisamente de la mejor manera.

Cada que Will se atrevía a entrar a la habitación de Nico ya sé por petición de una enfermera, por accidente o cualquier cosa, este lo despreciaba y era grosero, sabía que debía ser difícil para él, por eso Will se tuvo que tragar sus palabras más de una vez, este no era el momento ni el lugar, así que al menos él no iba a ser un idiota. Cada día Nico esperaba la llegada de su padre, que a pesar de que Hazel le había informado de la situación, no se dignó a ir.

Reyna también estuvo ahí, no es que Nico hubiera sido mejor con ella, pero tampoco era terrible, aunque tampoco es que ella se quedara callada, por lo que Will supo hablaron de cosas que habían pasado solo ellos dos y como se habían vuelto tan cercanos, pero al igual que todos Reyna mantuvo silencio sobre Bianca, era algo que aún no le había dicho a Nico y no sabía cómo hacerlo después de ver lo que le costaba asimilar que estaba casado con un hombre.

No está orgulloso de eso, pero estuvo a punto de darse por vencido tres días después.

Por petición de una enfermera que iba a explicar un procedimiento entró al cuarto aunque Reyna estaba ahí acompañando a Nico.

—¿Por qué siempre tienes que estar aquí? — masculló Nico.

—Porque aunque no te guste soy tu apoderado médico— respondió Will con cansancio.

—Otra cosa más que tengo que cambiar— murmuró.

—Nico— reprendió Reyna dándole una mirada poco impresionada.

Will no dignificó eso con una respuesta, y puso atención a lo que estaba diciendo la enfermera.

La aversión de Nico hacia Will era clara hasta para la enfermera, quién se apresuró a explicar el procedimiento y a irse lo antes posible, nadie la podía culpar, incluso parecía que Reyna quería hacer lo mismo, incluso el mismo Will lo veía como una opción tentadora, pero los votos decía en las buenas y las malas, él quería estarlo.

La actitud de Nico no lo asustó en el pasado y no lo aceptaría ahora. Al menos eso es lo que pensó antes de que la próxima visita llegara.

—Entiende que no quiero verte, no quiero tener nada que ver contigo— resopló Nico.

—Ni siquiera me conoces ¿cómo has saltado a que no quieres tener que ver conmigo?

Nico abrió y cerró la boca un par de veces —Yo no soy así. Solo déjame, ya no quiero que estés aquí.

—Bueno, lástima porque...— las palabras de Will murieron cuando alguien tocó la puerta.

Ambos voltearon al mismo tiempo.

Ahí parado en la puerta con expresión tímida se encontraba Percy, intentando pedir permiso para pasar. Le sonrió a Will y este le hizo una seña para que pasara, le devolvió la sonrisa, la cual murió poco después al ver la expresión de Nico.

Toda su cara se había transformado, prácticamente se había iluminado como un maldito árbol de navidad.

Will se dio cuenta que Nico trató de controlar su expresión, pero falló miserablemente. Veía a Percy con una sonrisa genuina, —una que no había visto hace mucho tiempo—, todo en él parecía resplandecer, como si Percy sostuviera el maldito mundo, incluso el estúpido aparato cardíaco delató la aceleración de su corazón.

Percy miró a Will con un poco de preocupación.

Y a Will la intensidad de la mirada de Nico le cortó la respiración, de repente todo el oxígeno abandonó la habitación porque lo sabía, sabía que para Nico no había pasado el tiempo y aunque en su mente estuviera mal, estaba enamorado de Percy. Porque por más que quisiera no se podía negar que lo que brillaba en los ojos de Nico era amor, o el tipo de amor clandestino que Nico podía dar.

Y fue como una bofetada, porque mientras a Will lo despreciaba, sus sentimientos por Percy brillaban como una estrella.

Will salió de la habitación antes de que pudiera hacer algo estúpido como ponerse a llorar en el cuarto, se alejó varios pasos antes de dejar salir el sollozo que estaba reteniendo, todo esto era tan injusto.

Alguien le tocó el brazo con suavidad —Eso es una ilusión, lo que cree que siente por él es una ilusión.

Le tomó varios segundos intentar estabilizar su respiración para responder —No se veía como una ilusión.

—Está confundido, está luchando internamente para comprender que lo llevó hasta a ti y eso choca con todas las creencias que tuvo durante su vida.

Y de manera razonable, lo sabía. La cuestión era que sus sentimientos no lo entendían.

—Ya una vez pudiste enseñarle que el mundo no es solo blanco y negro, que no debe de tener miedo de ser él mismo, que al final de cuentas lo único que vale es el amor y no los prejuicios. Sé que será difícil, pero puedes hacerlo otra vez.

—Pero ahora tengo mucho más que perder si no funciona, y no solo yo, Bianca no puede perder a su padre.

Y esa era la cuestión, la primera vez no había mucho que perder, apenas se estaban conociendo, Nico estaba descubriendo un mundo lejos de su padre, intentaba entender quién era y lo que quería. Si todo salía mal podía volver a comenzar sin consecuencias, si decidía que no lo amaba lo suficiente, dolería claro, pero lo superaría. Ahora no estaban en esa posición, compartían una casa, ocho años, una vida y una niña, ahora había más en juego, porque si algo salía mal no solo iba a ser Will el lastimado.

Odiaba que esto hubiera pasado, después de todo al final le había arrancado a Nico, y mira, estaba feliz de que estuviera con vida y sabía que debía agradecer por eso, pero al mismo tiempo despreciaba que lo hubieran arrancado de la vida de su esposo de esta manera.

Estaba harto de la situación y solo quería que acabara, aunque al parecer no había hecho más que empezar.

Se tuvo que tranquilizar, esto no era de ayuda para nadie y mucho menos para sí mismo, tenía un objetivo —que aún no sabía cómo lo iba a cumplir—, pero lo iba a hacer, entonces no podía estarse revolcando en la autocompasión.

No mucho después Percy salió de la habitación, sus ojos brillando con culpa cuando miró a Will.

—Lo siento mucho, yo no sabía... Nico ha sido mi amigo por mucho —medio tartamudeó Percy—. Yo no pensé, no pensé que se siguiera sintiendo así sobre mí.

Sí, Will tampoco lo había considerado.

—Está bien, él piensa que está en otra etapa de su vida— las palabras salieron un poco más duras de lo que había pretendido, pero eran verdad, en realidad de nadie era la culpa.

Pero aún así envió una punzada el hecho de que Nico fue tan claro en sus sentimientos que incluso Percy —que era un poco ciego en el lado del romance— se había dado cuenta.

—Lo siento mucho —volvió a decir Percy—. No quería causar ningún problema.

—Lo sabemos —asintió Reyna—. No te preocupes, no los causaste.

Percy no se veía muy convencido de eso y la verdad es que Will tampoco se sentía convencido, así que no dijo nada.

—Bueno — dijo Percy de manera incómoda—. Creo que es mejor que me vaya.

—Gracias por venir —comentó Reyna.

Y Will le dio un asentimiento de cabeza. Cuando Percy se fue, Will suspiró.

—Supongo que no tienes ganas de entrar ahí— dijo Reyna—. Vete a casa y descansa un poco, yo me quedó con él.

Él asintió, porque la verdad es que no tenía ganas de volver a esa habitación, al menos no por el momento.

El camino a su casa fue demasiado rápido, su mente estaba lo suficientemente acelerada para no tener tiempo de nada, más que de concentrarse en manejar y no chocar.

La casa nunca se había sentido tan sola, las dos personas más importantes en su vida estaban lejos de él y una de ellas, de una manera que no sabía si podía alcanzar.

Casi se sentía como una casa abandonada, no es que la casa estuviera hecha un desastre, pero el polvo se iba juntando, ya que a penas y pasaba un par de horas ahí, todavía había juguetes de Bianca regados por todos lados.

Y lo peor de todo, en cualquier lugar donde volteara había un recuerdo.

 Aquella vez que se besaron en la cocina mientras hacían el desayuno.

—Si seguimos haciendo esto voy a llegar tarde al trabajo —advirtió Will.

Nico se rió —Les dices que tuviste una emergencia.

Lo volvió a besar y la réplica de Will murió.

Estuvieron una buena cantidad de tiempo besándose y tratando de no hacer ruido para no        despertar a Bianca, o eso fue hasta que los huevos que estaba haciendo Nico empezaron a            echar humo.

—Ahora de verdad vamos a tener una emergencia —bromeó Will abriendo la ventana de la cocina, mientras Nico quitaba la sartén del fuego, luego de que el humo fue controlado y        otra  pequeña ronda de besos, Will dijo—. Me tengo que ir, trata de no envenenar a nuestra hija con huevos quemados.

Nico le dio una mirada ofendida —Y aun así cocino mejor que tú.

Lo cual no era cierto del todo, y Will se rió hasta que llegó a la puerta de salida.

***

O aquella vez que ambos estaban hechos un manojo de nervios con la llegada de la trabajadora social, tenía que ver si eran aptos para adoptar a la pequeña bebé.

—Toda la casa está limpia— dijo Will.

—Pero no lo suficientemente limpia — se quejó Nico.

—Está bien, amor. Tenemos que vernos reales, no perfectos.

—No quiero que por unas cuantas motas de polvo nos vayan a decir que no.

Así que volvieron a limpiar todo otra vez, Will a veces se distraía mirando a su esposo y su afán por que todo estuviera perfecto. A la hora de cambiarse fue lo mismo, una ropa era demasiado formal, otra demasiado casual, otra demasiado colorida, demasiado seria.

Cuando le abrieron la puerta a la trabajadora social, ambos estaban exhaustos, pero sonrieron y contestaron todas las preguntas con honestidad.

La trabajadora social se rió —Está bien estar nerviosos, eso significa cuánto les importa.

Cuando la entrevista acabó y se pudieron relajar Nico empezó a reír nerviosamente —Creo que no vamos a hacer las labores de la casa en una semana.

—Tal vez podrías preguntarle a tu padre por un servicio de limpieza— bromeó Will.

Y al principio había sido un tema peliagudo hablar de Hades, ahora ya no.

—Así empiezan las grandes novelas dramáticas, Will— dijo Nico con una sonrisa de lado.

Algunas semanas después recibieron las noticias de que la trabajadora social los había considerado aptos.

La casa entera era como una especie de santuario para los recuerdos, podía verlos a ellos redecorando toda la casa cuando al fin la pudieron comprar, siendo anfitriones en su primera reunión, decorando la habitación de Bianca, cuando dio sus primeros pasos, cuando tuvo su primer accidente, cuando Nico lo consoló porque perdió a algún paciente o al revés, Will consolando a Nico porque había visto algún reportaje donde su padre renegaba de él. Esa casa era todo eso, lo bueno y lo malo, era parte de la historia de su vida y esperaba que Nico lo viera de esa manera.

Dejó que su mirada vagara un poco más antes de ponerse en movimiento, trató de recoger lo más que pudo, y cuando la casa tuvo un aspecto medio decente, se fue a dar una ducha, por lo menos ahí bajo el agua caliente pudo olvidar por un momento lo que estaba pasando, no le había dicho a Reyna cuánto tiempo iba a estar fuera del hospital, pero sabía que ella no tendría problema en quedarse con Nico durante un tiempo.

Había una voz incordiosa que le decía que lo mejor sería no volver al hospital y esperar a ver si los recuerdos de Nico volvían, desde lejos. Y no iba a negarlo, resultaba tentador estar como espectador en la vida de Nico y no jugar un papel activo, pero eso no es lo que significaba una pareja, en las buenas y en las malas. Así que volvió a lanzar esa vocecita al fondo de su cerebro.

No tenía mucho sueño, así que optó por hablar con Bianca.

Rachel contestó al segundo timbre —Hey.

—Hola ¿cómo está todo por allá?

—Genial, Bianca y yo nos llevamos muy bien —dijo Rachel y Will podía oír la sonrisa en su voz.

—Jamás te voy a poder pagar lo suficiente por cuidarla estos días.

—Acepto transferencias y pago en efectivo —bromeó Rachel, luego con un tono más serio añadió—. No es nada, me encanta estar con ella y poder ayudar. ¿Cómo estás?

—Bien —respondió Will sin ganas de dar más explicaciones.

—Supongo que aunque amas mi dulce voz, no llamaste para hablar conmigo —se oyó el sonido de movimiento y el murmullo de. —Te hablan.

—¿Es mi papi? —preguntó Bianca felizmente—. ¡Hola!

—Hola cariño ¿cómo estás?

—La tía Rachel me compró nuevos juguetes, también un dinosaurio de peluche —la niña hizo una pausa y bajó la voz—. ¿Cuándo voy a casa?

Rachel dijo algo al fondo que sonó como "¿acaso ya te aburriste de mí?" y que hizo que Bianca se riera.

—Pronto cariño, pronto vas a regresar a casa.

—Te extraño —murmuró la niña—. También extraño a papá, ¡le hice un dibujo para que se sienta mejor!

—Yo creo que le va a encantar.

Bianca siguió balbuceando alegremente de todo lo que había hecho con Rachel en estos días, de vez en cuando decía que quería ver a sus papás, pero por lo demás lo estaba aguantando bien, y eso aumentó también el miedo de Will porque ¿hasta dónde puede aguantar una niña de cinco años?

Colgaron cuando Bianca se cansó lo suficiente para hablar más despacio. Will le volvió a agradecer por todo a Rachel.

Tomó un siesta por un par de horas y luego de reflexionar un poco más decidió regresar al hospital.

Como ya era noche —se aseguraría de compensar a sus compañeros por hacerse de la vista gorda ante las reglas rotas— encontró a Nico dormido y a Reyna junto a él haciendo lo mismo, aprovechó eso para hablar con la doctora Ruíz sobre la salud de Nico y sobre si podía tener más permiso en el trabajo, ella le había ayudado mucho en estos días y sentía que estaba abusando, pero de todos necesitaba saber.

Era demasiado generoso al pensar que Nico iba aceptar ir a casa con él.

Lamentablemente la doctora tenía mucho trabajo, por lo que la charla fue rápida, afirmándole a Will que a pesar de la amnesia, Nico estaba progresando bien, y que haría todo lo posible para su permiso.

Para su suerte, en ese poco rato Nico había despertado.

—¿Por qué siempre estás aquí cuando nadie te lo pide? — resopló en cuanto Will entró al cuarto.

El sonido de su voz hizo que Reyna se despertara, lo que mató cualquier réplica que Will tuviera.

Los tres se quedaron en silencio. Nico miraba a todos lados menos a Will y Reyna estaba agarrando sus cosas para irse cuando el estrépito del tono de llamada del celular de Will se escuchó en la habitación.

Dicen que cuando no llueve, te llovizna y eso fue lo que sintió Will cuando en el identificador de llamadas apareció el nombre de Rachel.

—¿Rachel? — preguntó extrañado, nunca le hablaba de noche.

—Primero que nada, no te asustes —dijo la voz agitada de Rachel.

—No puedes iniciar una conversación con eso —sintió un nudo enorme en el estómago al contemplar todas las opciones por las que Rachel le hablaba.

Se oyó el murmullo de varias personas.

—Te juro que solo me distraje dos segundos.

Reyna se había acercado a Will, con la preocupación escrita en toda su expresión.

—¿Bianca? — preguntó Will y sobre el zumbido de sus oídos no pudo oír el jadeo de Nico.

—Estaba jugando en la cama, y se cayó, ni siquiera sé cómo pasó, tenía un rasguño feo en la pierna y cayó sobre su brazo —ella respiró profundamente—. Le están haciendo una radiografía para ver si no está roto. Ella está muy asustada.

Will tomó aire, no era la situación ideal, pero en su mente se lo había imaginado mucho peor. —¿Están aquí?

—Estoy en el área de espera de pediatría. Y-yo quería decírtelo antes de que alguien te fuera a buscar.

—No te preocupes, voy para allá.

—Lo siento.

—Oye, no fue tu culpa.

Y lo decía en serio, bastante había hecho ya Rachel como para que se sintiera mal por un accidente y sabía que Bianca era un torbellino, a ellos les había pasado muchas veces, solo no terminaron en el hospital porque Will es médico, solo basta un segundo para que los accidentes ocurran y eso no es culpa de nadie.

—¿Todo bien? —preguntó Reyna.

—Más o menos, hubo un accidente. Bianca se cayó y probablemente tenga un brazo roto.

Reyna lo miró como si supiera que algún ser superior podía existir y lo estaba agarrando como su mejor guerrero.

—Necesito ir.

—Te voy a acompañar.

Y Will no esperaba menos.

—¿Quién es Bianca? —preguntó Nico—. Sea quien sea tiene el nombre de mi hermana.

Will lo miró sorprendido por un momento, porque a decir verdad se le había olvidado que Nico los podía escuchar.

Reyna intercambió una mirada con Will, haciéndole saber que lo que sea que dijera, ella lo respaldaría.

Will se debatió consigo mismo un momento, al final de cuentas ya no lo podía esconder más, y al mismo tiempo no quería saber la reacción de Nico, no quería ver la misma expresión de aborrecimiento de antes, no dirigida a su hija.

—Mira, sé que necesito explicarte más de esto, pero ahorita mismo necesito ver como está. Hace cinco años iniciamos los trámites de adopción, ella es nuestra hija.

Y con esa increíble declaración salió, negándose a darse cuenta de la mirada de rechazo.

Se dio cuenta que Reyna no lo siguió, pero sabía que pronto lo haría. Y sí, se sintió mal por haber arrojado la segunda bomba e irse, huyó. Esperaba que Reyna no se molestara por dejarle el paquete.

Encontró a Rachel rápidamente, estaba en pijama y se veía desaliñada, sintió una punzada de culpa al haberla cargado con toda la responsabilidad que no le correspondía y que estuviera en esta posición.

—Lo siento mucho —dijo Rachel en cuanto lo vio.

Will se apresuró a explicar qué cosas como esa pasaban.

Afortunadamente Bianca no se rompió el brazo, estaba algo magullado por la caída, y le iba a doler, pero solo eso, lo que realmente fue un alivio. Les dijeron que la observarían durante un par de horas antes de que pudiera ir a casa y que una persona podía estar con ella porque estaba bastante asustada.

Justo cuando Will iba a seguir al médico —que realmente no conocía— fue cuando Reyna llegó, abrazó a su novia y miró a Will.

—Su reacción no fue extraña —respondió a la pregunta silenciosa.

Y era completamente esperado.

No se quedó a esperar más detalles de la respuesta de Nico, siguió al doctor hacia donde se encontraba Bianca.

La niña estaba llorando, con la cara completamente roja y con expresión aterrorizada, una diminuta bata de hospital para examinar si tenía algún golpe más, cuando vio a Will se echó a llorar todavía más fuerte.

—Está bien, cariño. Fuiste muy valiente —dijo acercándola hacia sí.

La niña se aferró a él como si en cualquier momento pudiera desaparecer. Le murmuró palabras tranquilizantes para que los sollozos de la niña fueran disminuyendo, lo que dio resultado por un rato.

—Mira, te has ganado una bandita muy linda —señaló Will a la bandita de princesas que estaba sobre el rasguño de su pierna.

—Quiero a mi papá —pidió la niña.

—Lo sé cariño, pronto podrás verlo.

—¿Por qué no ahora? —preguntó Bianca.

Will vaciló —Porque es de noche y ya no dejan pasar a los niños a su cuarto.

Bianca se decepcionó visiblemente.

—En cuanto nos dejen ir de aquí, vamos a ir a casa y haremos pijamada, ¿qué te parece?

Ella asintió aunque todavía se veía bastante vulnerable.

Y así lo hicieron, casi tres horas después se fueron a casa, Rachel se tranquilizó y Will les agradeció a ambas por estar ahí. Mientras tanto Will y Bianc pasarían la noche en su hogar después de lo que pareció una eternidad. Bianca se quedó dormida tan pronto como llegó a casa, sintiéndose reconfortada por un lugar que conocía muy bien.

Al menos esa noche pudieron fingir que todo era normal.

A la mañana siguiente Will se quedó con Bianca durante todo el día, se sentía un poco culpable por no haber aparecido por el hospital, pero las actualizaciones de Hazel lo tranquilizaban un poco, al menos hasta que le contó que Hades había visitado a Nico por primera vez.

La siguiente vez que Will fue al hospital, se dio cuenta que la visita de Hades parecía haber desencadenado algo en Nico, ya que después de eso parecía estar aún más apagado y se encerró más en sí mismo, además que ahora se veía aún más escandalizado por la relación que tenía/tuvo con Will —lo que no ayudó para nada—, ya ni siquiera se podía acercar sin que Nico se pudiera furioso, y por supuesto, no permitía que le hablaran de lo que había sido su vida alguna vez.

Luego llegó el otro problema.

—Nico ha estado evolucionando muy bien, solo nos preocupa la pérdida de memoria, sin embargo, creemos que debe de empezar a recuperar su vida y tal vez con ello sus recuerdos —la doctora Ruíz hizo una pausa—. Claro que tenemos que seguir monitoreándolo, pero se puede ir a casa.

A casa.

Fue un alivio.

También fue una tortura.

¿Cuál es su casa ahora?

<><><><><><><><><><><><>

Se iba a ir a casa, por fin.

Eso era todo lo que esperaba porque ya estaba harto de estar en el hospital, donde todos los vigilaban como halcones y no podía pasar ni un minuto solo, siempre rodeado de gente como si fuera un niñito de cinco años y no pudiera valerse por sí mismo.

Lo único bueno había sido la visita de Percy, fue tan agradable verlo, por fin mirar una cara amigable y que le provocaba los sentimientos cálidos que nunca había sentido, fue casi como si una luz brillara en la oscuridad y se sintió satisfecho de que estuviera ahí, fue una sensación increíble, sabía que no podía hacer mucho por la expresión que mostraba su cara —luego quiso reprenderse por eso—, pero había sido un alivio verlo, incluso cuando aquel hombre se fue como si lo estuvieran persiguiendo, bueno, nadie le dijo que debía estar ahí.

Esperaba que en casa Percy lo pudiera visitar —aunque tendría que ser menos obvio— y al menos ahí no habría ojos indiscretos, los sirvientes no se metían en sus asuntos y su familia le daría el espacio que necesitaba... No era que lo dejaran solo, pero respetaban que quisiera estarlo.

Además estando en su casa se podía olvidar de toda la pesadilla que había estado viviendo desde que se despertó y descubrió todo lo que había hecho durante todos estos años que se habían ido.

Rechazó la ayuda de los enfermeros para cambiarse, le hablaron de medicamentos y rutinas, de terapias y más exámenes —como si no hubieran sido suficientes todas las pruebas que ya habían hecho—, le hablaron de poder recuperar sus recuerdos, pero no estaba seguro si quería hacerlo, era más fácil así.

Guardó algunas de las pertenencias que le habían llevado durante la estancia en el hospital y miró el sobre amarillo que estaba sobre la cama, en ese sobre básicamente estaba su futuro.

Levantó la vista e inmediatamente hizo una mueca, ahí parado en la puerta estaba la fuente de todos sus problemas, el hombre rubio que decía que era su esposo, claro, qué tontería y que por supuesto hacía más difícil olvidar esta pesadilla —irónico—, lo odiaba por haberlo arrastrado a esta espiral de confusión.

—¿Qué estás haciendo aquí?

El hombre... Bueno, William lo miró con cansancio —Estoy aquí para llevarte a casa.

Nico frunció el ceño, creía que él y William no pensaban lo mismo sobre ir a casa.

—No me voy a ir contigo. Así que puedes irte.

William lo miró como si hubiera esperado la respuesta —sería un tonto si no lo hubiera hecho—, se veía bastante exhausto y no solo era lo físico, era casi como si estuviera cargando el peso del mundo sobre sus hombros, pero de repente pareció que toda la lucha salió de él.

—Bueno —dijo William lentamente—. Firmé los papeles de salida, puedes irte cuando quieras.

Y se fue.

Nico no se quedó con la boca abierta cuando salió, gracias.

La verdad sea dicha, es que esperaba más lucha o algo, que lo intentara convencer de que debía irse con él, lo decepcionó un poco porque definitivamente ese no era el desenlace que esperaba, luego se sintió irritado consigo mismo por pensar así, eso era justo lo que quería ¿No?

Se quedó sintiéndose fuera de lugar, ¿cómo iba a regresar a su casa?'

Miró a la puerta fijamente como si eso pudiera darle las respuestas que necesitaba, no creía que su padre fuera a mandar a nadie por él y obviamente no iba a ir él mismo, sólo había ido una vez a verlo y él no esperaba más, no después de todo, aún tenía fresca la conversación que habían tenido y por supuesto entendió cómo había arruinado todo.

Su padre había llegado con ese aire de autoridad y poder que rezumaba, como si fuera dueño del lugar.

Le dirigió una mirada poco impresionada —y realmente lo entendía, se lo merecía—, se negó a sentarse en alguna de las horribles sillas que había a lado de la cama.

—Padre —murmuró.

—Así que ya te diste cuenta de la terrible idiotez que cometiste —dijo Hades mirándolo.

Nico apretó los puños bajo la sábana, sintiéndose como cuando tenía ocho años y como si no midiera más de 30 centímetros. —Sí.

Hades lo miró con una levísima pizca de satisfacción —Entonces sabes que lo tienes que corregir.

Nico lo sabía —No sé por dónde empezar.

Hades lo miró como si fuera idiota —No puedes estar casado con un hombre, es repugnante y antinatural, yo no te críe así. Yo críe a un hombre.

Dejó que las palabras se procesaran y Nico sintió vergüenza de sí mismo, ¿en qué demonios se había convertido en estos años?

Cuando Hades estuvo satisfecho con el silencio continuó —Hablé con mis abogados, solo firma esto y el problema se acabará.

Nico tomó el sobre amarillo que le tendía Hades, vio los papeles que había ahí, por un momento no supo que pensar, solo que al final de cuentas era la solución.

—Papeles de divorcio —suspiró, leyendo solo el principio.

—Solo firmarlos, los abogados harán que ese tipo también lo haga y fin del problema —lo dijo como si se tratara de un leve inconveniente.

Nico miró los papeles, sí, definitivamente eso tenía que hacer, pero... —Hay una niña.

Era muy consciente que si de hecho estaba casado con ese hombre y habían adoptado a una niña, tenía responsabilidades, que no las quisiera no las iba a desaparecer.

—Eso está solucionado. Además esa niña no es nada de ti.

Nico hizo una mueca —Pero ¿la adoptamos? —No era su intención que lo último saliera como pregunta.

—Puede que te haya obligado a conseguirla

Y Nico lo consideró, a lo mejor solo se casaron para que ese hombre pudiera tener a la niña, aún así no le gustó la manera en que su padre dijo "conseguirla" como si se tratara de un objeto.

—¿Tú la conoces? ¿A ella? ¿A Bianca?

Hades se burló —Por supuesto que no, esa niña no lleva mi sangre y no es nada mío, y en mi presencia no vuelvas a usar su nombre, no sé cómo te atreviste a ensuciar la memoria de tu hermana de esa manera.

No creía que se pudiera sentir más avergonzado, pero lo hizo.

—No seas egoísta y piensa en esa niña, ella necesita un padre y una madre que la guíen por la vida, no dos hombres que solo la confundan. Vas a tener otros hijos de tu sangre y con una mujer, cómo debe de ser.

Nico se quedó callado.

—Solo firma los papeles y esta pesadilla llegará a su fin, al menos podrás corregir este error.

Y Nico quería hacerlo, le debía tanto a su padre que ¿cómo podría negarse?

—Solo necesito un momento.

Hades lo miró —Siempre has sido tan débil. Tienes una segunda oportunidad, no la eches a perder como siempre.

Y con eso salió.

No preguntó más sobre su salud o como se sentía, al menos esperaba una palabra de ánimo, sabía que nunca lo conseguiría, pero también habría esperado un abrazo y se sintió como un completo perdedor al esperarlo.

Hades contaba con que hiciera lo correcto, Nico no lo podía volver a decepcionar.

Y eso era todo lo que tenía que hacer, firmar unos papeles y el problema acabaría, no quería estar casado con alguien que no conocía y mucho menos quería un matrimonio antinatural, pero aquel hombre lo seguía viendo como si fuera lo más importante de su vida y lo hacía sentir raro, nunca lo habían visto de esa manera, aún así Nico no quería hablar con él ni quería nada de él, pero parecía no entender.

—Hola Nico.

Nico salió de sus pensamientos, con un revoltijo de emociones que no podía identificar. Levantó la cabeza para ver a Hazel recargada en la puerta de su habitación.

—¿Qué haces aquí? —preguntó de manera curiosa.

—Vine para sacarte de aquí —ella le sonrió.

Aún era demasiado raro verla más grande de lo que la recordaba, su hermana pequeña, la bebé de la familia era toda una mujer, la mujer que su hermana Bianca jamás llegaría a ser, por su culpa.

—¿Cómo supiste que todavía estaría aquí? —preguntó Nico en vez de dejarse guiar por esa espiral de pensamientos.

Hazel se sonrojó un poco —Bueno...

—Él te llamó ¿Verdad? —dijo con un resoplido.

—Sí. Dijo que no te ibas a ir con él, pero tienes que irte con alguien, así que aquí estoy.

No se sintió ni un poco cálido al saber que ese hombre no lo había dejado abandonado a su suerte, para nada.

Su hermana lo ayudó a ponerse de pie.

—Estoy bien —dijo Nico, aunque no era del todo verdad porque se sentía extraño en su propio cuerpo, este cuerpo que había dejado de conocer.

Hazel de todas maneras lo ayudó, luego recogió la bolsa donde estaban guardadas sus cosas y también iba a agarrar el sobre, Nico se adelantó.

—Este me lo llevo yo —y pegó el sobre a su pecho.

Hazel lo miró con extrañeza, pero no hizo ninguna pregunta. Salieron lentamente del cuarto y aún más lentamente del hospital, se dio cuenta que muchos de los doctores, enfermeros y demás se le quedaban viendo con una mirada muy particular, como si fuera una especie de familiar que había logrado salir de ahí.

—¿Por qué todos se me quedan viendo como si me conocieran o algo así?

Hazel les sonrió a todos —Will trabaja aquí, te conocen.

Nico se puso tenso, claro que sí, ese hombre estaba en todos lados, esperaba ya no saber más de él, era como si su otro yo hubiera estado viviendo en una alucinación.

Tardaron demasiado en llegar al auto de Hazel, un auto que no había visto nunca, se veía bastante decente, pero no como algo que hubiera comprado Hades di Angelo.

—Lo compré sin ayuda de nuestro padre —dijo su hermana demasiado satisfecha consigo misma.

—Es increíble —asintió Nico y lo decía en serio.

También lo tuvo que ayudar a subir y cuando todo estuvo listo Hazel arrancó.

Nico se relajó contra el asiento de pasajero, estaba un poco ansioso por esta nueva oportunidad que se le daba, estaba dispuesto a todo con tal de que su padre se diera cuenta que había aprendido de sus errores.

Solo había algo parecido a la culpa por aquella niñita de la que le había platicado Reyna.

Después de que se había lanzado la segunda bomba Nico se rió de puros nervios y un poco histerico porque sencillamente era una tontería.

¿Él? ¿Él siendo padre de una niña adoptada junto con otro hombre?

Su vida sonaba a novela cómica.

Esa niña que llevaba el nombre de su hermana le causaba ansiedad, no sabía qué hacer con ella, tal vez su padre tenía razón, alejarse y que ella pudiera tener una familia normal sería lo mejor, pero si una familia así era lo que esa niña requería ¿por qué había necesitado ser adoptada en primer lugar?

Además no era su hija porque no llevaba su sangre ¿verdad? Y era pequeña, podía adaptarse a la situación fácilmente.

Tomó una decisión, sí, eso era lo correcto.

Suponía que al final de cuentas iba a volver a ver a William, le daría los papeles del divorcio y le daría una buena cantidad de dinero para que no le faltara nada a esa niña, luego no se tendrían que volver a ver, y si no conocía nunca a la niña, aún mejor.

Sí, todo podía volver a ser como debía.

Salió de sus pensamientos cuando se dio cuenta que Hazel lo estaba llevando a un lugar que no conocía.

—¿Dónde estamos? —preguntó Nico con desconfianza.

—Te estoy llevando a casa —dijo Hazel complacida.

Sabía que se había perdido nueve años de su vida, pero estaba muy seguro que por ahí no era su casa.

—Creo que te equivocaste de camino.

—Nop, te estoy llevando a tu casa.

Tardó un minuto en comprender a lo que se refería su hermana.

—No. ¡No me puedes hacer esto Hazel! —prácticamente chilló, se sentía como si estuviera bajo el agua, su corazón se aceleró y un zumbido llenó su cabeza.

No, no, no. ¡No!

—¿Hacer qué? ¿Liberarte de nuestro padre? ¿Ayudar a que recuperes a tu familia?

—¡Ellos no son mi familia!

—Lo son y te están esperando.

—¡¿Ese fue el plan todo el tiempo?! — replicó molesto.

—Will no lo sabía. Se suponía que te llevaría a otro lado y luego él intentaría hablar contigo, pero te conozco, si no vas ahora, vas a fingir que esto nunca pasó y vas a arruinarte la vida, la de Will y la de Bianca.

Bueno, eso era bastante preciso.

—¿Por qué me estás haciendo esto? ¡¿Por qué no entiendes?!

—Porque no puedes decidir no tener nada que ver con ellos si ni siquiera haces el intento —dijo Hazel de manera calmada—. No conoces a ninguno de los dos, amaste a Bianca desde el primer momento ¿por qué no amarla ahora?

Esto era todo lo contrario a lo que quería hacer.

—Porque eso fue un error, ella necesita otro tipo de familia.

—No dejes que las palabras de nuestro padre se metan en tu cerebro, él ve el mundo de manera distinta, de una manera equivocada, de una manera que te está haciendo daño.

—Por favor —suplicó Nico.

Hazel estaba entrando por unas calles —que definitivamente Nico nunca había visitado—, y se estacionó. Lo volteó a ver y le dio una sonrisa un poco triste.

—Te amo, y porque lo hago necesito regresarte con tu familia, necesito ponerte en camino para que recuperes tu felicidad. Bianca te adora, eres para ella el padre que nunca tuvimos y has pasado tantas cosas con Will, te enseñó un mundo que nunca habías visto y que necesitas recuperar.

Con tantas cosas que había mal en él, ¿cómo iba a ser bueno para alguien?

Nico nunca se pondría a llorar, era un hombre, por Dios, no era un bebé, pero sintió un nudo en la garganta.

—No puedo hacerlo.

Su hermana suspiró —Vamos a hacer un trato, como los que hacíamos de niños.

Nico no quería, lo mejor sería obligar a su hermana a que lo llevara a casa, su verdadera casa, pero al mismo tiempo nunca le había podido negar nada, ya le había quitado mucho. Hizo un gesto para que supiera que estaba escuchando.

—Inténtalo por unos meses y si al final te quieres ir y no quieres volver a verlos en tu vida, yo te ayudo.

—¿Así cómo me estás ayudando ahorita? —replicó en tono mordaz.

—Te prometo que si no quieres nada con ellos, estoy dispuesta a ayudarte a que nunca los vuelvas a ver ni por equivocación, incluso yo voy a cortar todo el contacto para que absolutamente nada los una.

Nico se dio cuenta cuánto le dolía a su hermana decir esas palabras.

—Por favor, hazlo por mí —pidió Hazel con sus artimañas de hermana menor.

—Pero nuestro padre...

—Yo te ayudaré con él —Hazel puso la mirada más inocente que tenía—. Por favor, te prometo que nunca te voy a pedir nada más en mi vida.

Nico lo consideró, este era un trato terrible, un trato que podría provocar aún más la decepción de su padre, pero había una diminuta parte de él que tenía curiosidad, pero también estaba aterrorizado, y su hermana viéndolo con esa cara era su perdición.

—¿Cuánto es unos meses?

—Diez meses.

Ella estaba loca. Ese era el suficiente tiempo para que pudiera encariñarse con alguien y Nico no lo iba a hacer.

—Dos.

—Ocho —negoció Hazel.

—Tres.

—Siete.

—Seis —dijo Nico con expresión de que era su última oferta.

Aun así Hazel sonrió como el gato de Cheshire y Nico se dio cuenta que había caído en una trampa.

—Qué sean seis —asintió su hermana—. Incluso es el suficiente tiempo para que los recuerdos puedan volver.

Y Nico esperaba que no lo hicieran, eso solo lo complicaría más.

Cerraron el trato como cuando eran niños, chocando los puños.

Esperaba que este trato no fuera su ruina.

Al final el plan no tenía que cambiar, solo se ponía en espera, porque seis meses no era suficiente tiempo para nada ¿verdad?.

Convive lo menos posible, no seas parte de su vida, dar los papeles del divorcio, asegurar dinero para esa niña y esperar seis meses para ser libre.

Sí, podía hacerlo.

Treinta minutos después Hazel anunció —Bienvenido a casa. 

Continue Reading

You'll Also Like

596K 79.9K 46
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
163K 4.4K 30
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...
51.1K 4.1K 129
¡Un lugar para divertirse y retar la imaginación! Cada cierto tiempo publicaremos un reto para ustedes, con el simple objetivo de divertirse y dar ri...
986K 104K 142
1era y 2da temporada ♥️ Sinopsis: En donde Jimin es un Omega mimado y Jungkook un Alfa amargado, los dos se casan por sus propias conveniencias. ⚠️...