♡¸.•*'𝐃𝐫𝐞𝐬𝐬 𝐘𝐨𝐮 𝐔𝐩'...

By CelesteEstrada365

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˚'✦ ゚꒰ ʚ🧵ɞ┊𝐃𝐫𝐞𝐬𝐬 𝐘𝐨𝐮 𝐔𝐩 ꒱ ˚ʚ♡ɞ˚〔 𝙁𝙚𝙚𝙡 𝙩𝙝𝙚 𝙨𝙞𝙡𝙠𝙮 𝙩𝙤𝙪𝙘𝙝 𝙤𝙛 𝙢𝙮 𝙘𝙖𝙧𝙚𝙨𝙨𝙚𝙨... More

꒰𓆩🌙𓆪꒱≡ 𝐀𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐞𝐞𝐫
⚠️  | 𝐀 𝐃 𝐕 𝐄 𝐑 𝐓 𝐄 𝐍 𝐂 𝐈 𝐀

༉‧₊˚° «𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐔𝐧𝐢𝐜𝐚»˚°

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By CelesteEstrada365



Si algo había que le gustaba Yui de las calles de Tokyo por la noche eran los hermosos escenarios que le podía ofrecer en cualquier sitio, probablemente uno pensaría que en una de las ciudades más pobladas del mundo encontrar algún momento en específico para poder tomar una sola foto podría ser agotador, las calles llenas de aglomeraciones de gente no sirve de mucho al igual el ruido de los alrededores distrae a cualquiera, sin mencionar que la temperatura del invierno se hacía más fría con el paso de la noche; pero la terquedad de la morena hacía que ignorara estos factores, ya que se estaba más centrada observando detrás del lente de su cámara, en las transitadas avenidas, en los enormes edificios iluminados, en los escaparates de color neón, en las diversas personas que vienen de otros países que llegan a disfrutar de su estadía, son algo bello que ella considera que debería ser compartido por los demás. Esa era su filosofía. Mostrarle las bellezas del mundo a las personas para que puedan sentir lo mismo que ella ve. Teniendo su cámara lista estaba lista para oprimir el botón y capturar la vista que tenía frente a ella.

Si no fuera por el sonido de su celular que la había desconcentrado.

Al buscar por su pequeña mochila el objeto en cuestión se dio cuenta de que la estaban llamando, pero antes de que ella contestara, colgaron, al revisar se fijó que aparecía en la pantalla el nombre de Mr.Fashion <3 y supo de inmediato de que se trataba.

Estaba llegando tarde a su reunión con Takashi. Otra vez.

Guardó su celular y su cámara con rapidez para después pedir un taxi de manera urgente. En el trayecto a la casa de su amigo solo podía pensar en pedirle disculpas por llegar atrasada, aunque sabía muy bien que el peli morado no estaría enojado con ella, sino que actuaría comprensivo, no pudo evitar sentir vergüenza, no sólo por el hecho de llagar tarde, sino que esta era la segunda vez que le pasaba esto. Se suponía que esta reunión era para ver el nuevo traje que Takashi diseñó para la nueva colección que piensa sacar el próximo año, además de que le pidió que llevara su cámara para que le tomara fotos a la modelo usando dicho traje, dijo que necesitaba las fotos porque se las mandaría mañana a sus asesores para discutir sobre los nuevos conjuntos, además de que también maquillaría a la modelo, así que era de suma importancia que llegara a la casa de su amigo. Sin darse cuenta llegó a su destino, le pago al taxista y entró al edificio de departamentos para dirigirse al lugar en donde residía el diseñador.

Estando frente a su puerta le mando un mensaje para avisarle que ya estaba aquí. Esperó un momento para ser recibida por una cálida sonrisa y unos ojos violetas brillantes.

–Buenas noches, Yui– habló de forma burlesca hacia la muchacha que estaba entrando a la residencia –Ya estaba pensando en que no vendrías.

–¡Perdón! ¡Perdón! ¡Perdón! Ya estaba yendo a tu casa pero en el camino compre unos postres para los dos pero cuando estaba saliendo de la tienda había una buen plano y un gran panorama en la avenida principal que me dije "Tengo que tomar una foto pero ya" y me entretuve tanto que no me fijé en la hora. En serio lo siento– mientras hablaba se quitaba su abrigo beige y dejaba su mochila en la sala de estar, miró alrededor de la sala buscando a la modelo "Oh, no ha llegado aún ¿Se le habrá hecho tarde como a mí?".

–No tienes por qué preocuparte, sé muy bien que aprovechas cualquier momento para tomar fotos, además de que no debías darme ningún postre, eres mi invitada, yo te pedí que estuvieras aquí así que yo debería de ofrecerlos– observó a Yui sacar un pequeño paquete de pastelillos y ponerlos en la mesa de café que había en la sala.

–Ah no Takashi, no es tu deber ofrecerme nada, tómalo como disculpa por llegar tarde hoy.... Y la vez pasada, y por las veces que me he quedado a dormir aquí– dijo con un sonrojo en el rostro.

Takashi sonrió al ver su reacción –Esta bien, lo aceptaré porque si no nunca vamos acabar y no te podré mostrar el nuevo vestido– Takashi hizo un ademán con su mano para que Yui lo siguiera mientras caminaba hacia su estudio de costura.

–¡Ay cielos es verdad! ¡Ya quiero verlo por completo! La última vez que vine se veía muy muy muy bien–

Estaba muy entusiasmada por ver el diseño terminado, el trabajo que realiza Takashi es algo que admira bastante, considera que él tiene un talento es excepcional, desde que se conocieron por un trabajo colaborativo entre sus clubes de la secundaria en la que ambos asistían ella veía los diseños que dibujaba en su libreta y la ropa que hacía para el club de costura, los trajes que hizo para la pandilla que formo junto con sus amigos cuando estaban en su adolescencia también eran impresionantes; Yui observó a través de los años como su talento evolucionaba, viendo sus obras pasar por concursos y pasarelas en distintos lugares, incluso ha tenido la oportunidad de llevarlos puestos cuando Takashi le pide que sea su modelo para uno de estos, algo que está más que dispuesta a aceptar, una vez en una de sus presentaciones Takashi le dijo que una de las razones por la que le pide que los use es porque se alegra que su ropa la pueda usar una de las personas que más aprecia en el mundo, una vez que lo escuchó decir eso no pudo evitar abrazarlo con fuerza aun cuando este le dijo que tuviera cuidado de arrugar el traje, algo que obviamente ignoro para seguir abrazándolo; Yui sabe en el fondo de su corazón que, incluso si no fuera su mejor amigo lo haría con mucho gusto porque le gusta la felicidad que aparece en su rostro al ver sus diseños puestos en ella.

–Por suerte para ti, no tienes que esperar mucho porque– abriendo la puerta de la habitación, le reveló a sus ojos el conjunto que esperaba ver –está listo.

En medio del estudio se encontraba un vestido corto negro que se asemejaba al estilo gótico, las mangas eran largas, la mitad de estas desplegaban el encaje, además de que también estaba presente un encaje blanco en la orilla de la falda que lo estaba complementando, el corsé en forma de corazón le daba una silueta perfecta. Yui estaba observándolo en silencio asombrada por la pieza frente a ella, al parecer no tenía palabras para poder describirlo en ese momento, solo se fijaba en él, como si no hubiera algo más en la habitación.

Cuanto más se acercaba al vestido, más se daba cuanta de los detalles que traía este, se fijó que tenía patrones rosas, de hecho había rosas en todas partes, parecían que ese era el foco principal del vestido. Probablemente esa sea la temática de la nueva colección. Las rosas.

–¿Y bien? ¿Estas sorprendida?– la voz de su amigo la desconcertó por completo.

–Sorprendida es poco ¡Taka, casi me desmayo!– agitó sus manos con emoción para recalcar su punto –Si esto es sólo el primer traje para tu nueva colección no me imagino lo que tienes para el resto.

–Me alegra que te guste mucho, porque me llevé bastante tiempo en coserlo ¿Sabes lo difícil que unir las rosas a la tela una por una sin estropearlas? Te juro que no dormí toda una noche para que se vieran perfectas– la pelinegra escuchaba atentamente lo aquel hombre decía mientras giraba alrededor del vestido para poder apreciarlo mejor.

–Si lo sé, de solo ver tu cara de muerto que traes puedo ver tu sufrimiento– no pudo evitar reírse de su propio chiste, aunque fuera pésimo.

–Por burlarte de mí insomnio ya no te pediré que lo uses para las fotos que necesito.

Yui paró su risa al escuchar eso –Espera ¿No que habías contratado a una modelo para eso?– preguntó confundida.

–Quería decírtelo en cuanto llegaras pero como entraste tirando disculpas se me pasó. La modelo no vendrá esta noche porque avisó que está enferma y no se repondrá hasta dentro de una semana, y como las fotos las necesito urgentemente quería pedirte de favor que si podrías ser mi modelo esta vez– eso explicaba porque cuando llegó al departamento no había ninguna señal de que ahí estuviera la modelo.

–Takashi claro que te ayudaré ¿Pero estas seguro? No me molesta pero no estoy maquillada para la ocasión, además si soy la modelo ¿Quién tomará las fotos?

–El maquillaje que traes puesto parece ser el indicado y yo tomaré las fotos, tome unos cursos por si en algún momento no tenía a algún fotógrafo a la mano– se acercó colocando sus manos sobre los hombros de la mujer –Sólo relájate, eres la indicada para hacer esto, sino, no te lo pediría– habló con una voz tranquila y le dio una sonrisa para poder convencerla.

Yui suspiró y le dio una sonrisa de aprobación –Bien, lo haré. Por ti y porque sé que me veré fabulosa con el vestido.

–Sé que te verás muy bien– sacó el vestido con delicadeza del maniquí, lo colocó en un gancho y se le entregó en las manos de la morena, también le dio una caja de zapatos de marca. La mujer fue a la mampara que estaba del otro lado de la habitación, al estar detrás de estas pudo escuchar que Takashi salió de la habitación, dejándola sola, con cuidado colocó el vestido en una percha para poder empezar a quitarse la ropa que traía puesta, al estar con sólo su ropa interior, empezó a ponerse el vestido con cuidado, tratando de no rasgarlo o romperlo, cuando el vestido cubría su cuerpo por completo sacó los tacones que estaban dentro de la caja que Takashi le había dado. Se fijó que eran unos tacones de plataforma de terciopelo negro, con el tacón grueso, se fijó que arriba del talón había unas cintas largas blancas, se puso los tacones y amarró las cintas alrededor de sus tobillos y parte de sus piernas, al ya tenerlos puesto se dio cuenta de que los listones daban una ilusión a que el calzado fueran unas zapatillas de ballet.

– ¿Estas lista Cenicienta? Ya casi es media noche y aún no he visto cómo te queda el vestido– la voz de Takashi hizo que Yui se asustara y diera un pequeño grito.

–Takashi un día de estos me vas a matar del susto.

–Perdón por eso ¿Aun no has terminado?– Yui no le dio ninguna respuesta. Quería hacer hacerlo esperar un poco más para sorprenderlo.

Después de unos segundos la muchacha salió de la mampara para por fin revelar su figura.

Yui empezó a caminar con una sonrisa en el rostro, lentamente hacia él de forma recta, de la misma forma que él le había pedido las veces que se prestaba para esto, al estar frente a Takashi, no pudo evitar sentirse nerviosa por la mirada intensa que este le brindaba junto con una sonrisa que se agrandaba cada vez más y el silencio había en la habitación no le ayudaba bastante, sólo se escuchaba el ruido de la cuidad; Takashi siempre tiene esas mismas reacciones cada vez que es su modelo, cuando se lo ha preguntado, el responde que es porque se asegura si el conjunto no tiene ninguna falla que deba de arreglar y que si sonríe es porque el conjunto está perfecto.

–¿Y? ¿Cómo me veo?

–Fantástica. Solo faltan algunos accesorios y podremos comenzar con las fotos- se acercó a su mesa de utilera y sacar unos aretes plateados, volvió hacia ella y se los colocó en sus orejas –Necesito algo para la cabeza pero no se me ocurre nada ¿Tu qué opinas?

–Mmm ¡Oh ya se! ¿Te sobró alguna rosa? Siento que quedaría bien si me pongo una entre mi oreja.

–Buena idea Cenicienta– regresó con una rosa blanca y la aseguró entre su oreja y los rizos negros de su pelo –Ahora está perfecto, muy bien, comencemos– agarró la cámara de Yui, la llevó cerca de la gran ventana, le dio indicaciones para que empezará a posar y así, inició a tomarle fotos.

No tardaron menos de 45 minutos, Takashi tomó fotos de todos los ángulos posibles quería que se apreciara detenidamente el conjunto, además de que Yui también influyó porque ella también quería tener fotos vestida así. Al asegurarse de que ambos les gustaran las fotos se dio por terminada la improvisada sesión, la morena volvió a ir a la mampara para vestirse con la ropa que traía puesta anteriormente, al estar lista agarró su cámara, se dirigió a la sala de estar y se sentó en el sofá negro que allí había.

–Muchas gracias por tu ayuda Yui, enserio me salvaste– le entregó un vaso con agua que le había pedido antes de que se cambiara de ropa.

–Ay no agradezcas, si puedo ayudarte con algo, lo haré sin problemas– la muchacha tomó un gran sorbo del vaso para calmar su sed.

–¿Y cómo te ha ido con tu proyecto de invierno? ¿Ha salido todo bien?– habló desde la cocina mientras sacaba los pastelillos de la caja.

–Se ha estado complicado por el clima que hay, los días nevados son muy bellos para un buen cuadro pero no ayudan mucho si cuando está nevando viene un aire que hace que mis cosas se caigan. No he podido dormir bien por quedarme hasta muy noche en el parque central tratando de tomar una mísera foto.

–Eso suena frustrante– regresó de la cocina con los pastelillos en una charola y lo puso en la mesa de café para después volver a la cocina –¿Quieres un poco de té? Eso te puede ayudar a desestresarte.

–Si por favor, Taka. Lo es, pero sé que esos vientos no duraran mucho y en unos días de estos– agarró uno de los pastelillos y se lo llevó a la boca para morderlo –podré tomar unas fotos muy buenas.

–Por cierto ¿Cómo te fue en la cita que tuviste con el chico con el que te escribías? Ya no me contaste nada.

–Amm pues salió bien. Salió....bien– se quedó callada después de responder su pregunta.

Takashi detuvo lo que estaba haciendo al escuchar su respuesta –Yui sé que no puedo verte ahora pero te puedo asegurar de que luces triste. Dime que pasó.

–No pasó nada, solo fue una cita normal eso es todo– mientras hablaba se le empezaba a apagar la voz.

A Takashi no le gustó como sonó eso.

Salió de la cocina para sentarse en el sofá junto a ella. Estaba cabizbaja.

–¿Qué pasó en esa cita? Puedes decírmelo con confianza– colocó sus brazos entre sus rodillas para poder verle el rostro.

Después de un silencio, se pudo escuchar un pequeño sollozo, proveniente de ella.

–No pasó nada, porque no pasó nada literalmente– levantó su cabeza para voltearlo a ver, en su rostro se podían ver sus lágrimas caer de los llorosos ojos rosas. –Él nunca vino Takashi– se abrazó a sí misma, encogiéndose en su lugar.

Takashi la abrazó inmediatamente, acercándola a su pecho, acarició lentamente su brazo y colocó su mentón encima de la cabeza de ella.

–¿Cómo qué no vino? Si él fue el que te pidió la cita ¿No?– dijo confundido.

–Se suponía que nos veríamos en enfrente de una cafetería por la tarde pero pasaron las horas y nunca llegó. Incluso le mande mensaje y le llamé y nunca me contestó. Fue hasta que llegué a mi casa que me mandó un mensaje– al mencionar eso empezó a llorar más fuerte.

Takashi acarició su cabeza –¿Puedes decirme que te dijo?– escuchó como respiraba entrecortadamente.

–Dijo que sólo me escribía para darle celos a su novia, una cosa rara que ellos hacen, se dan celos con cualquier persona, dijo que cuando él iba a nuestra cita llegó ella y empezaron coger y que por eso no atendía mis llamadas. Cuando terminaron me llamó para explicarme que pasó y que ya no le volviera a hablar– mientras más le contaba más se le quebraba la voz –¡Y para rematar, el desgraciado me manda una foto de su novia y él juntos!

Takashi solo se quedó callado mientras seguía consolándola.

–¿Takashi qué hice para merecer esto?– habló mientras escondía su rostro en el pecho del de piel nívea.

–No hiciste nada, sólo tuviste mala suerte.

–Pero ¿Por qué? ¿Por qué no puedo encontrar a alguien que me quiera? ¿Tan poco valgo para recibir amor?– las lágrimas continuaron esparciendose en su rostro.

Takashi colocó sus labios en la cien y dar un pequeño beso para reconfortarla, al parecer eso sirvió porque empezó a calmarse.

–Escúchame con atención ¿Esta bien?– esperó un momento, al escuchar un débil sí siguió –Tú eres alguien increíble, eres preciosa por dentro y por fuera, ayudas a los demás sin dudarlo inluso si son desconocidos les brindas una mano, aun cuando las cosas te salen mal no te rindes, sonries hacialas adeversidades, tu corazón vale millones por eso al igual que tu ¿Quién no querría estar contigo? Personas como tu ya no quedan en este mundo– cada palabra que salia de la boca de Takashi, ella no escuchaba atentamente, hacía que parara de llorar y sintiera una calidez en su pecho –Encontrarás a alguien que te valore como se debe, que te ame con todas sus fuerzas, ya lo verás, sólo espéralo, pero no debes de seguir lamentándote por alguien que no lo vale– agarró su rostro para secarle todo rastro de lágrimas de sus mejillas con sus dedos –Ahora guarda tus lágrimas, las lágrimas sólo deben de salir cuando sean de felicidad ¿Esta bien?

Yui refregó sus ojos, y con una pequeña sonrisa asintió.

–Muy bien– le dio un último abrazo para después despegarse –En momentos como estos es cuando se necesita un té para sentirse mucho mejor, ahora regreso– se levantó y caminó hacia la cocina.

Es cierto, lo había interrumpido de hacer el té para contarle su problema, pero al final si sirvió de algo.

Takashi trajo dos tazas en sus manos volvió a sentarse y le entregó su taza –Bébelo con cuidado, aún sigue caliente.

Le dio una pequeña sonrisa y empezó a tomarlo lentamente –Muchas gracias Takashi, en serio.

–No es nada, sabes que estoy aquí cuando lo necesites. Y si otro imbécil te hace algo como eso, no te olvides que estuve en una pandilla y puedo tener una buena "conversación" con el– no puedo evitar reírse del comentario que el peli lavanda le dijo. Al parecer tener como mejor amigo a un ex-capitán de una de las pandillas más peligrosas de Tokyo sirve de mucho.

La muchacha empezó a bostezar después de un rato de plática. Al darse cuenta jadeó

–Ay no de nuevo.

–¿Qué pasa?– preguntó Takashi.

–Otra vez me estoy quedando dormida– dijo cansada.

–Sabes que no me molesta que pases la noche aquí.

–Pero no me gusta quedarme dormida cada vez que vengo a verte. Siento que me aprovecho de tu hospitalidad– estaba arrastrando las palabras, eso hacía que no se le entendiera con claridad.

Era algo raro que le pasaba a Yui, por alguna extraña razón, cada vez que se reunían en la casa de Takashi se queda dormida en medio de sus conversaciones y al despertar estaba acostada en el habitación de huéspedes, que para este punto es más suyo que de huéspedes. No importa la ocasión, si es reunión para platicar, para ver los avances de su nuevo trabajo, si regresaban de alguna salida y se quedaban en la casa para descansar un momento, o si sólo eran para reunirse a ver películas de comedia de bajo presupuesto, Yui siempre se queda dormida. Esta empezando a considerar si el sofá de Takashi hace que tenga Narcolepsia. Pero hay algo que agradece de esto es que puede desayunar la rica comida que hace Takashi. Es el único lado bueno que le ve a esto.

–Probablemente estés cansada por todo lo de tu trabajo y por todo lo que me contaste, es normal que uno empiece a agotarse con todo eso.

–Pero si me quedo dormida ya no podré seguir chismeando contigo, y sé que te gusta el chisme.

–Y también me gusta que la gente que se siente cansada se relaje, ya mañana me sigues contando que pasó.

–Noooo, si aún no estoy cansada– la verdad era que no podía seguir aguantando tener los ojos abiertos, pero aun así siguió hablando por un buen rato hasta que ya no pudo más

La muchacha empezó a cabecear con agotamiento, el rosado de sus ojos empezaron a oscurecerse e inevitablemente se cerraron, no pudo evitar sucumbir al cansancio metiéndose en un pacífico y tranquilo sueño, dejando su cuerpo a la deriva del hombre a su lado. Takashi acarició el brazo de la más baja para saber si realmente seguía despierta, no había ninguna reacción por su parte.

–¿Yui?– sólo obtuvo como respuesta el movimiento calmado de su pecho, Yui no se movió para nada ni se inmutó cuando el peli lila acarició suavemente su mejilla.

En el instante en el que su cabeza golpeó la almohadilla del sofá, todas las intenciones que había estado guardado hasta ese momento, por fin fueron liberadas, oscuras intenciones guardadas dentro de un retorcido corazón. En el mismo instante en que sus ojos se cerraron, fue el momento en el que la mujer sucumbió a la droga que había sido agregada a su taza. 





Mitsuya no pudo evitar esbozar una sonrisa llena de emoción. Emoción que siempre siente cada vez que tienen sus "juegos especiales".

–Incluso dormida, sigues siendo igual de preciosa– dejando de acariciarle la mejilla, movió sus brazos por debajo de su espalda y de sus piernas, cargándola con delicadeza como si fuera una muñeca -su muñeca- llevándola a una habitación, la habitación de huéspedes específicamente. Mitsuya nunca la lleva a su habitación para sus sesiones de "juego", ya que para él le es más fácil que, cuando terminen sus sesiones, limpiarla y dejarla descansar en un mismo lugar en vez de limpiarla, llevarla al cuarto de huéspedes y acomodarla para que descanse; además él considera que su cuarto está reservado para cuando ambos ya hayan confesado sus sentimientos mutuamente, puedan hacer el amor de la manera más dulce y excitante que pueda haber y, por supuesto, cuando la pelinegra esté por completo despierta.

Al entrar a la habitación acomodó gentilmente el cuerpo de la morena en la cama, situándola en medio, asegurándose de que su cabeza estuviera justo sobre la almohada, odiaría que su amada estuviera incómoda en medio de sus secciones especiales, incluso si ella no tiene la forma para comunicárselo. Sus manos se estiran hacia el dobladillo del suéter blanco, sus dedos se curvan para subirlo lentamente por su torso, rozando la piel acaramelada con sus dedos. Revelando sus tiernos pechos, Mitsuya no pudo evitar lanzar una mirada llena de lujuria, desde que había visto sus pechos siendo alzados por el corsé que los apretaba con fuerza, que obviamente lo había hecho esa parte de forma intencional, ya tenía ansias de volverlos a tocar, pero se controló lo más que puedo para no arruinar la noche

Una vez que la camisa estuvo fuera del cuerpo de la fémina, deslizó una mano por debajo de la espalda para desabrocharle el sostén de color blanco. Al ser liberados, el aire frío hizo contacto con sus pezones, haciendo que se endurecieran. Con una fuerza de voluntad, que no sabía que él mismo tenía, se resistió el chuparlos fuertemente y manosearlos cual juguete. No, no podía adelantarse, su dulce muñequita debe ser tratada con adoración y cariño, no con brusquedad, pudo resistir dos semanas desde la última vez, podía resistir unos minutos más.

Descartando la idea, dejó un tierno beso entre sus senos, para después empezar a moverse hacia abajo. Cuando tocó la tela de la falda verde, la desabrochó y la arrastró por los gruesos y hermosos muslos. Levantó sus piernas para quitársela por completo dejando a la vista su coño, que se encontraba atrapado por sus bragas blancas. Un poco desilusionado al ver que no traía puesto una ropa interior que era el favorito del depravado este.

–Oh dulzura, esperaba que usarás las bragas rosadas que tanto me encantan. Pero oh Dios, siempre tratando de que toda tu ropa combine a la perfección, incluso la ropa interior. Jeje tan adorable⁓.

Mitsuya entró en un pequeño debate consigo mismo porque no sabía si dejarle puestas sus medias, porque amaba ver esos muslos carnosos siendo apretados a la perfección por sus adorables medias mientras hacía maravillas con su cuerpo, o quitarlas, porque no quería ensuciarlas con los fluidos de amor que saldrían de su preciosa Yui. Ambas ideas eran buenas pero se declinó por la segunda, sería un problema si Yui se pregunta porque sus medias están siendo lavadas y secadas si se supone que no habían sido ensuciadas en el tiempo que estaba siendo consciente de su entorno. Así que se las quitó, alzando una por una esas piernas que tanto lo vuelven loco, y de paso también quitarle sus bragas.

Finalmente despojó sus propias ropas para estar más cómodo a lo que se avecinaba, en eso no tuvo reparos en hacerlo de forma apresurada, al tener la última prenda fuera de su cuerpo se arrodilló frente a ella, cual seguidor que se inclina ante su deidad.

Un cuerpo completamente al descubierto era lo que se encontraba en la cama, observó el cuerpo inerte de la mujer, admirándolo cual una obra de arte -su propia obra de arte-. Su mirada iba desde arriba hacia abajo, todo su cuerpo expuesto y abierto ante él como un regalo, un regalo que siempre está dispuesto a (usar) cuidar y amar, el rostro inerte frente a él refleja tranquilidad, una vista opuesta del ambiente disruptivo en el que se encuentra. Dejando un suspiro al aire, Yui estiró su cuello cual cisne, dejándolo a la vista de su depredador que tanto quería marcar. Abriéndole las piernas para colarse en medio de estas, se cernió sobre ella para poder estar más cerca de su amada. Dios, era preciosa, la persona más hermosa en el mundo estando frente él hace que su corazón se acelere, y su miembro palpite hasta estallar. Estaba esperando poder tocar por fin ese cuerpo que siempre lo tienta, incluso cuando estaba ella estaba caminando lentamente hacia él con el vestido que le hizo especialmente para ella, esa sonrisa que lo hace delirar, viendo sus caderas moverse al compás de su andar de una manera hipnótica -lo hace apropósito para que pierda los estribos- tenía ganas de follarla ahí mismo, arrancarle tela por tela. Pero al fin ya no tenía que esperar más.

–Muy bien amor, comencemos– dicho esto, dejó un beso en su frente para dar paso a su enfermo juego de perversión.

Mitsuya siempre inicia con besos esparciéndolos por toda su rostro, por sus párpados cerrados, sus mejillas regordetas, su adorable nariz, nunca deja un lugar sin besar y menos sus labios. Claro que no, aquellos labios que ama besar con tanto fervor, que cada día están pintados con un diferente color acorde al conjunto que lleva puesto "Esta noche trae puesto los de cereza, tan deliciosos" lo descubrió después de darle un simple beso en los labios que después se incrementaron a más, cada beso más intenso que el anterior. Su lengua recorrió el interior de la cavidad bucal de la chica, asegurándose de saborear por completo su boca, pareciera que la boca de la pelinegra absorbe los fuertes gemidos que deja el de piel nívea. Mientras chupaba y mordía los labios de la mujer dormida, la mano inquieta acaricia con cariño su cintura y cadera derecha.

Dejando un camino de besos desde la comisura de su boca hasta el cuello y la clavícula, besos que quería convertir en chupetones y mordidas, mordidas de amor que reflejan su dominio ante los demás. Descartó ese pensamiento al recordarse que no debía de hacerlos -aún- resignándose a dejar amorosos besos. Llegando a la parte del pecho agarró el seno derecho sintiendo que la suavidad llenaba su mano. Su palma lo apretó, pellizcando justo en el pezón, no tan fuerte para lastimarla pero si lo suficiente para que siguiera erguido, haciéndolo rodar entre sus largos dedos. Mientras hacía eso con el pecho izquierdo, presionó sus labios contra el montículo de carne con un profundo gemido, su lengua estaba girando alrededor del pezón saboreando su dulce sabor. "Ahg, sabes tan bien cariño" pensó mientras seguía succionando con fuerza su seno. Repitió las mismas acciones pero esta vez con el pecho izquierdo siendo succionado y el derecho siendo toqueteado, murmurando alabanzas en su piel.

Decidió separarse de esos jugosos pechos porque sabía muy bien que podía quedarse toda la noche adorándolos, y lo sabe porque ya le ocurrió una vez, tuvo que ingeniárselas para que Yui no se diera cuenta de lo ocurrido. Pegando sus labios por todo su abdomen llegó al lugar que más estaba ansiando, ese dulce coño que necesitaba sentir, sentir su abrasador calor húmedo alrededor de su polla, necesitaba llenarla con todo su amor, hasta que quede goteando. Su deseo lo estaba matando, lo necesitaba tanto. Agarró su gran miembro goteante acariciándolo lentamente, quitando aunque sea la tensión que había allí, exigiendo ser liberada de una vez por todas; se colocó un condón y esparció alrededor una generosa cantidad de lubricante metiendo los dedos de su otra mano dentro del pequeño y apretado agujero, extendiéndolo y empezando a chorrear por todo su alrededor, aunque quisiera lubricar a Yui con su propio método, tenía que ser cuidadoso para que su pequeño pedazo de cielo no sintiera ningún dolor al día siguiente, "Puedo esperar hasta que ella acepte que me ama para poder hacerlo sin problemas" el hecho de que se quede dormida cuando tienen sus reuniones hace que comience a sospechar

Aunque su método de ponerle cosas a su té para después tenerla a su merced es efectivo, ya está empezando a cansarse que deba ser así las circunstancias para que pueda tener una oportunidad. Él quiere que lo ame, desde hace años lo pide con fervor al universo que suceda pronto, pero pareciera que ignora sus súplicas y se burla de él a propósito. Cada vez que tiene una oportunidad, una oportunidad real de estar con ella, de darle indicios de que él es el mejor -y único- digno para merecer su amor, algo tiene que arruinar sus planes, entre una de esas cosas está su insistencia de encontrar pareja con cualquier hombre que no sea él.

Y eso le hierve la sangre. Porque no se da cuenta de que el que puede darle todo lo que desea si lo mira con ojos de amor, que puede cubrirla con besos de terciopelo por todo el cuerpo, que puede vestirla con las telas más finas que son sólo ella está destinada a usar, que puede cumplir su sueño de llevar a conocer nuevos lugares que hay en el puedo, que puede convertirla en una belleza que no es digna que los ojos de los demás lo vean y que debe de estar guardada dentro de un lugar seguro para que su belleza no sea ensuciada por las perversiones del mundo. Pareciera que ella ignora que puede tener todo al alcance de su mano.

Lo hace enloquecer que esté enviándole esa dulce y soleada sonrisa, esas miradas brillantes, ese cariño y encanto a seres que no son dignos de su amor, por eso debe de encargarse de "quitar de en medio" esos contratiempos, usando los diferentes que tiene a su disipación, como el dinero e influencias que ha estado acumulando a lo largo de los años o con su misma experiencia de ex-pandillero deshaciéndolos con sus propias manos. Lo único que agradece de la última cita es el imbécil que consiguió su pobre muñequita sirvió para algo; tenía planeado ir a su casa y tener una "conversación"con él para disuadirlo de no ir, como en las otras ocasiones, pero al ver que entro una chica desconocida a su casa y escuchar los sonidos provenientes de ahí, mejor se retiró del lugar y se marchó, le ahorraron bastante el trabajo, lo que sirvió de que la cita fuera un desastre y que Yui se sintiera muy mal por unos días, le dolió bastante verla deprimida pero era necesario, debe darse cuenta de que nadie más merece amarlo con todas sus fuerzas, que él es el único que merece su cariño incondicional, que él es el único que la puede hacer disfrutar sus besos y caricias, que él es el único que pueda llevarla un placer inimaginable.

Cuando estuvo lo suficientemente estirado, quitó los dedos mirando la resbaladiza que se volvía la entrada cálida que atento esperaba. Separó sus muslos, levantando tus piernas para envolverlas alrededor de sus caderas. Acercando su polla, mientras que la sujetaba de la cintura, presionó su punta hinchada contra la entrada y empujó hacia adentro, gimió ante el calor húmedo, cómo apretaba a su alrededor tan deliciosamente. Sabe muy bien que puede tomar su gran polla gorda sin problemas, se aseguró de ello muchas veces. Se retiró una vez más para entrar de lleno de una vez.

Mitsuya dejó escapar un gemido áspero y profundo, con la cabeza echada hacia atrás mientras temblaba contra. Sintió las suaves paredes alrededor de su polla mientras su pequeño coño se adapta al estiramiento. Extrañaba tanto esa sensación que casi lo hacía desmayar. Yui frunció un poco el ceño ante la intrusión, para después dar un suave gemido.

Se la quedó mirando por un momento, observando el cuerpo que estaba invadiendo. Lo sentía impuro. Porque eso era lo ella le hacía, el querer manchar el cuerpo de su inocente muñequita para su propia necesidad.

–Ah bebé, mira lo que me haces hacerte ¿Te gusta que te use de esta manera, verdad?⁓ Niña traviesa⁓– hablo de manera agitada ante todas las sensaciones a su alrededor. Se echó hacia atrás para dar un empujón hacia adentro. Siguió moviendo sus caderas suavemente para moverse dentro ella; cuando estuvo seguro de que ya no te resistiría, empezó a follarla más rápido, presionando centímetro tras centímetro adentro de las paredes gomosas

Los sonidos presentes en la habitación eran los crujidos de la cama, el golpe húmedo de sus cuerpos encontrándose, los gemidos y gruñidos guturales que ya no podía contener. Una vez que tuvo un ritmo adecuado, se inclinó sobre Yui para besar su cuello y su hombro.

–Cariño, oh⁓– no paraba de gemir cerca de la curvatura de su cuello, su placer solo seguía y seguía –Tomando muy bien mi polla, cariño⁓ Carajo, estás hecha sólo para mí, tu cuerpo me lo comprueba siempre⁓

Ella le responde con pequeños gemidos, se pregunta si está consciente de lo que él le está haciendo, es obvio que sigue dormida, en ese caso, se pregunta si estará soñando con él, imaginando haciéndole el amor tan dulcemente como él siempre lo hace. Pensar en eso lo hizo volverse loco, casi perdiéndose por completo dentro con cada movimiento de sus caderas.

–Tan mojada para mí, bebé⁓- gimió con voracidad, luchando por seguir manteniendo el control -Mmmm tu dulce coñito sigue absorbiéndome. T-tan jodidamente c-codiciosa ⁓

Apenas podía mantener el control cuando comenzó a golpear dentro de Yui, goteando una sustancia caliente de tu cuerpo cada vez que tocaba fondo. Sus ojos casi se pusieron en blanco ante el delicioso pulso de tu coño a su alrededor A-ah, desearía que e-estuvieras despierta para que puedas s-sentir todo esto– Lo que no le gustaba de sus sesiones de juego era que no podía ver las expresiones de sus adorable muñequita estando en éxtasis ni escuchar sus deliciosos gemidos abrumada por el placer.

El deseo de ir más rápido consumió el cuerpo del ojimorado, llenándolo de un calor insaciable en su cuerpo tonificado, llenándolo de una lujuria adictiva. Dejando escapar un profundo gemido sintió su interior palpitar, pudo sentir que comenzaba a correrse. Sus caderas se rompieron mientras golpeaba dentro de la mujer una y otra vez, hasta que sus muslos se detuvieron y temblaron. Su cabeza se alzaba hacia atrás, sus ojos morados estaban brillantes y muy abiertos, sintió su abundante semen brotando alrededor de su longitud, siendo atrapado por el condón.

Cuando se despegó lentamente del cuerpo de Yui, observando sus labios hinchados apretando la nada, como si estuvieran ansiosos por más, la humedad que esparcía alrededor de estos estaba manchado la sábana de la cama, la vista hizo que inmediatamente se pusiera duro de nuevo, su deseo de tenerla de nuevo era estaba creciendo con más fuerza, pero luego respiró hondo para poder calmarse. Sabía que más temprano que tarde que el efecto de la droga se desvanecería así que debía dejar las cosas hasta aquí.

Antes de quitarse encima observó detenidamente su figura: piel sudorosa, rostro sonrojado, respiración serena, cuerpo escurriendo sus fluidos corporales. Al sentir unos nudillos acariciándole su mejilla emitió un pequeño gemido al sentir su calidez, esto hizo que su desenfrenado corazón palpitara aún más; Dios, todo le pareció tan bello, tan precioso, tan bonito, que le hacían querer conservar ese hermoso momento para toda la eternidad. Se levantó con cuidado para no perturbarla, y fue a la sala, al regresar con las manos con el objeto que quería volvió a colocarse encima de la cama arrodillado frente a ella, asegurándose que aún seguía dormida, enfocó el lente hacia el cuerpo de su amada y apretó el botón de la cámara reflejando un pequeño flash que pasó desapercibido para la muchacha, saliendo del aparato un foto polaroid que enmarcaba el resultado de aquella asquerosa noche.





Lo primero que sintió fue algo suave que estaba debajo de su mejilla, luego una calidez que envolvía rodo su cuerpo, después una mano que frotaba alrededor de su hombro y finalmente el timbre de una suave voz que conocía muy bien –Vamos Yui, despierta.

Sus ojos empezaron a abrirse, los parpados revelaron unos ojos rosados llenos de cansancio, su mirada trataban de adaptarse a la luz que emitía la ventana de la habitación en donde se hallaba. Al tener una mínima conciencia de donde estaba se enfocó en la persona que estaba cerca de ella, que seguía acariciando su hombro con lentitud –Ahí está, ¿Ya te sientes menos cansada? ¿No?– Mitsuya sonrió al ver su rostro recién levantado, le parecía tan adorable que no podía evitar las ganas de querer darle besos por todo su cara hasta que ella estuviera cien por ciento despierta.

–Sí, muchísimas gracias Takashi, por lo de anoche, y perdón por quedarme dormida, de nuevo– avergonzada bajó su mirada hacia las sabanas que tapaban sus piernas.

–Oh ya sabes que no tengo problemas con esto. Si tengo algo con que ayudarte, te lo ofreceré sin dudarlo.

Al escuchar eso, Yui le dio un abrazo como agradecimiento, abrazo que obviamente Mitsuya no se pudo negar. Al despegarse, la morena se fijó en una pequeña bandeja con platos de comida y dos tazas de café, uno más claro que el otro.

–Nos preparé el desayuno, espero y no te importe que lo comamos aquí en vez de en el comedor– agarró la bandeja y lo colocó en medio de ambos.

–Claro que no, además así no me tengo que despegar de esta deliciosa cama– se rio ante su comentario mientras el peli lavanda le pasaba una de las tazas de café, la que era más clara de las dos.

–Le puse más azúcar a tu café pero no sé si me excedí de dulce.

Tomando un gran sorbo le dio un sonido de negación, Yui se preguntaba cómo le hacía para saber sus gusto muy bien, incluso para saber cómo le gusta de dulce su café, luego pensaba averiguarlo.

–Oye y sobre la nueva línea colección– Takashi le dio un sorbo a su café, haciendo que ocultara su sonrisa siniestra –Creo que deberíamos reunirnos otra vez para que te pruebes otro modelo.




🐰ੈ₊˚༅༴│↷◌⁺˖ [Esta cosa tiene casi 7 mil palabras, mi cerebro se volvió una esponja despues de esto, ya no da para más]

🐰ੈ₊˚༅༴│↷◌⁺˖ [No esperen ningún fanfic dentro de pronto. Volveré a escribir en unos 3 años, o más chao]


⋅ ⋅❲ ❘ ︶︶︶︶︶ ❝ 🧵 ❞ ︶︶︶︶︶ ❘ ❳⋅ ⋅


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