Entre el amor y el compromiso

By LucianadelaLuna

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Estar comprometida mientras conoces al hombre de tu vida, esa es mi situación actual. Le dí mí palaba a Andre... More

Primer encuentro
Un nuevo inicio
Cambios
Apuesta
Dolor de cabeza
Una Diosa
Realidad
Encuentros
Día extraño
El plan
Una cita extraña
Brujas
Celos
Tensión
Alma Gemela
Te Amo
Diamante
Villanos a la vista
Leonardo
Veneno
Nuevos sentimientos
La cabaña
Michiru
Opresión
La verdad
Cena de compromiso
Mi historia
El amor de una madre
Historias cruzadas
Una inesperada reunión
Nada es lo que parece
Salida de chicas
Justicia
Amor y Compromiso

Salvarlos

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By LucianadelaLuna


Mina

Estos últimos meses han sido una completa basura. He tenido que restringir significativamente todos mis gastos gracias a mí hermana. Ikuko y Kenji cancelaron todas mis tarjetas y ahora solo vivo con lo que tenía "ahorrado" que se reduce a una miseria. Mí hermana quiere que cumpla la voluntad de nuestra tía Mimet, conseguir un trabajo, volverme socia y valerme por si misma. Con eso podría obtener mi parte de la herencia. Suena fácil, pero no lo es. Odio trabajar, no me gusta aceptar órdenes de otras personas, no quise estudiar por lo mismo. Mi vida siempre fue de viajes, excesos y fiestas, pero ahora viendo el refrigerador vacío, el departamento en completo estado de suciedad y las cuentas acumulándose, puedo sentir que la ruina me está acechando. Mí familia cree que estoy de viaje por la carta que le envié a Kenji. Pobres tontos, ¿con qué dinero podría viajar? Estoy segura que Ikuko conoce mi estado, pero con todo el mal que le he hecho a ella y la princesa dudo mucho que se conmueva por mi situación. Vuelvo a mirar el desastre de lugar en el que vivo y decido salir para imaginar por un momento que aún tengo la vida de mujer millonaria. Camino por las calles y veo gente enamorada a mi paso ¡que envidia me dan! Si tan solo Kenji me hubiese visto primero, estoy segura que lo hubiese hecho tan feliz. Ikuko tenía tantos hombres para escoger, ella pudo ser feliz con cualquiera, tiene sus encantos, elegancia, sin embargo eligió al hombre que yo amaba. La obsesión por Kenji me ha hecho hacer tantas cosas, mi familia apenas sabe una parte y doy gracias a Dios, si es que existe que no se han enterado aún de lo peor. Me siento sola y es porque estoy totalmente sola, Andrew no regresa ninguna de mis llamadas o mensajes, sé que no lo amo, pero era una compañía en los días grises. Entro a una cafetería exclusiva, me siento como toda una dama de sociedad que ya no soy y miro atenta los precios, solo me alcanza para un café. Tengo que hacer algo, no puedo seguir aguantando hambre, vendiendo mis joyas y sufriendo en la pobreza, podría perder mi departamento. El pago de la hipoteca está próximo a vencer y no tengo ni idea de dónde sacaré el dinero ¡¿qué voy hacer?!

– Por fin te encuentro – habla la última persona con la que quería verme. Diamante se sienta frente a mí. Su mirada es severa, por primera vez siento miedo a su lado

– ¿Qué quieres? – pregunto, no voy a dejar que sepa que estoy arruinada y mucho menos asustada

– Necesitamos hablar y es muy urgente – estaba muy ansioso – tienes que decirme la verdad Mina, por favor

– No entiendo, ¿qué verdad? – pregunto tomando un sorbo de café

– ¿Quién es el verdadero padre de Helios? – su pregunta hace que me quede con la taza en la boca, de un momento a otro la respiración se me corta – no trates de negar, ni inventar historias. Desde hace años sé que Helios no es mí hijo – trato de recuperar la compostura y recurro a mi frialdad

– ¿Qué te hace pensar que Helios no es tuyo? – el ríe de manera sarcástica

– Sabía que lo ibas a negar. Eres una mujer sin sentimientos, una arpía – escucharlo me molesta, trato de levantarme, pero el me toma muy fuerte del brazo y me hace sentar – ni se te ocurra irte, porque te juro por Dios Mina que soy capaz de olvidarme que soy un caballero y tú una dama. Por Helios soy capaz de golpearte sin misericordia ¡quiero la verdad! – ahora si estoy asustada, mi respiración es intermitente, nunca había visto así a Diamante

– Helios es nuestro hijo – digo temblorosa

– ¡Mientes! – dice mientras golpea la mesa. La gente nos mira, pero eso no le interesa a mí acompañante – cuando Helios era tan solo un niño, tuvo leucemia – <<, eso era cierto>> – necesitaba un transplante y obviamente yo pedí que tomaran mi muestra. Helios es mí mundo Mina, es todo para mí – el hombre furioso desaparecía y ahora quedaba un padre preocupado lleno de lágrimas. Sentí mucha pena – mi sorpresa fue gigante cuando yo no tenía compatibilidad con Helios, yo no era su padre – Diamante solloza como un niño pequeño. Me cuenta toda la historia de la enfermedad de su hijo, sin saber que yo la conocía como la palma de mi mano

– Helios ya está bien – digo sin demostrar todos los sentimientos que estallan en mi interior – ¿por qué quieres desenterrar el pasado? Para Helios, tú eres su padre

– ¡Y el es mí hijo! – grita – pero... mí muchacho no ha estado muy bien últimamente. Creí que era porque Beryl no lo había aceptado o por mí historia con ella, pero no era nada de eso. Helios ha sufrido de nuevo desmayos, no se ha sentido bien y tengo el temor que ese monstruo haya regresado – se limpia las lágrimas y toma mis manos – por favor, te lo suplico. Necesito saber quién es su padre biológico y que tú te hagas las pruebas también

– Hace unos años lo pudiste arreglar – digo como si fuera un robot

– Hace unos años, un ángel llegó y me ayudó. Hicieron una donación anónima a nombre de Helios Black y nunca supe quién fue, por más que ofrecí dinero a la clínica, nunca quisieron decirme, ¿fuiste tú? – pregunta esperanzado. Quisiera de corazón decirle que sí, pero sería mentir

– No, no fui yo – respondo con la verdad

– ¿Te harías la prueba? – suplica

– Está bien – contesto – ¿quieres que vaya ahora mismo? – el se sorprende al ver mi determinación

– Sí – se limpia las lágrimas – yo te puedo llevar – deja unos billetes en la mesa y me conduce a su automóvil. Por primera vez desde que era niña oré. Le pedí a Dios que yo fuera compatible con Helios, por lo menos hacer una buena acción en mí vida, aunque tenía que ser sincera, no creo que lo fuera.

El procedimiento fue bastante sencillo, tomaron mi muestra y dijeron que en unos días estará el resultado, me despedí de Diamante, el me abrazó y agradeció por intentar ayudar a mí hijo. Me sentí asqueada de mi misma. Soy una mala madre, mujer y hermana. De regreso al departamento recordaba una y otra vez el día que Ikuko y yo dimos a luz. Ese día la envidié tanto, ella se veía tan esperanzada, tan feliz. Odiaba que ella pudiera darle un hijo a Kenji, y yo no.

Ingresé al lugar que llamaba hogar y me envolví en una gran cobija, hoy no quería existir, hoy me dí cuenta que merecía morir, pensando en ello me sumergí en un largo sueño.

El despertar no fue tan duro. Observé mi casa y pensé que si quería ser una mejor persona tendría que cambiar. Mí bebé merecía algo mejor que mi versión actual. Por primera vez en toda mi vida, tomé un trapo, comencé a sacudir, lavar platos, tirar basura, por fin todo lo que me inculcaba Ikuko daba resultado. Cuando intenté usar el lavarropa tuve que ver videos de youtube, me reí al hacer la búsqueda <<¿cómo lavar la ropa?>> soy un completo desastre lo sé, pero estoy intentando mejorar. La primera vez apliqué mucho jabón, hice un desastre. La espuma recubría el lavarropa, recordé cuando mi hermana hacía burbujas para mí y yo saltaba para hacerlas estallar <<ella era prácticamente tu madre>> dice mi interior. Tuve que limpiar todo de nuevo, y por más extraño que pareciera no me desagradó del todo. Mi manicure estaba arruinado, pero por primera vez me sentí útil. En ese nuevo impulso de sentirme autosuficiente, hice una lista para el supermecado, salí y compré frutas, verduras, quesos. Yo nunca cocinaba, pero parece que ya era hora de poner mi vida en orden. Me sentía tan feliz, como hace rato no lo hacía. Ni siquiera la carta que encontré en el buzón del vencimiento de hipoteca pudo bajar mí ánimo, yo estaba dispuesta a trabajar, sin embargo la vida pone muchos obstáculos y yo encontré el mío al abrir la puerta. Ella me esperaba en el sofá con las piernas cruzadas y su sonrisa malévola.

– Me sorprendes querida Mina – dijo – pensé que tu casa sería un desastre, pero mira – señaló todo a su alrededor – está impecable. Lástima que tu conciencia no sea así

– ¿Qué quieres Michiru? – dije dejando las compras en el mesón de la cocina – recuerdo que tú y yo rompimos relaciones hace meses

– Lo sé – dice haciendo un puchero – lamento mucho no haberte ayudado cuando viniste por dinero, pero es que no me podía relacionar con alguien que los Tsukino ya habían sacado de sus vidas

– Por eso trajiste a tu amante – respondí ingresando las compras al refrigerador. Ella alzó una ceja – sí, sé que el padre de Darien está acá y no me trago ese cuento de que cambió – Michiru se acerca y se ríe

– Entre serpientes nos conocemos – responde confirmando mis sospechas

– ¿Qué haces acá? – pregunto

– Vaya que eres directa

– Odio que le den vueltas a las cosas y lo sabes muy bien

– Necesito un favor – pidió mientras se veía las uñas – necesito secuestrar a Serena y hacerla desaparecer – escuchar sus palabras hizo que el jugo que iba a guardar se cayera

– ¡Estas loca! – grité – yo nunca haría nada en contra de Serena – Michiru comienza a reir

– Claro que no, solo te acostarías con su prometido, querías casarla con un hombre que no la quería y que ella no quería, engañarla diciendo que eras su madre y muchas cosas más – me tomó fuerte de la muñeca y me acercó a ella, sus ojos eran fuego – no seas hipócrita Mina, tú no eres mejor que yo

– Me refiero a que jamás la dañaría físicamente – respondí sin miedo

– Pues no tienes opción – me soltó y comenzó a caminar por la cocina – estoy harta de esa @ mujer. Darien solo respira por ella, hasta la ridícula de Luna Moon la adora

– Tú estás con Armando Shields

– No seas 1d10t@, el viejo lo usé para tener las empresas. El amor de mí vida es Darien Shields, necesito que vuelva y no lo va hacer si esa mujer sigue interponiéndose – esta vez fui yo quien rió

– Michiru, así Serena desaparezca, Darien NUNCA volvería contigo. Él te aborrece – la furia en Michiru se hizo presente y me lanzó un vaso que gracias a Dios pude esquivar – ¡estás loca!

– Darien me ama. El y yo vamos a estar juntos de nuevo

– Pues no cuentes conmigo – le dije mientras me acercaba como una leona hacia ella – y te advierto, a Serena no le vas a tocar ni un cabello

– ¿Estás segura? – preguntó con esa sonrisa de maldad. Yo estaba decidida a sacarla de mí casa, pero mi celular comenzó a sonar insistentemente – contesta, es algo importante – se acercó a mi oido y susurró – yo sé por qué te lo digo. Busqué mi celular, y vi que la pantalla se iluminaba con el nombre de Diamante. Desde el día en que me hice los análisis le había dado mí número para estar en contacto

– Hola – saludé

– ¡No aparece! – gritó Diamante desesperado – alguien lo tiene, Mina

– ¿Qué dices Diamante? – pregunté – no te entiendo, ¿quién no aparece?

– Helios – contestó – tenía que venir hoy a la clínica para que lo revisaran y no ha venido. Lo busqué en su casa, la oficina y nadie da razón de él. Me acaba de llegar una foto, alguien lo tiene secuestrado. Mi pequeño está amarrado y con sus ojos vendados Mina, alguien le quiere hacer daño – de inmediato giré y miré a Michiru quien sostenía su celular y me mostraba la foto que Diamante describía

– No puede ser – susurré sin aliento

– Estoy desesperado Mina. Helios comenzaba su tratamiento hoy, nuestro hijo puede morir

– No lo va hacer – le dije muy seria – yo te voy a devolver a tu hijo Diamante. Te lo juro – antes de que el pudiera contestar colgué y me acerqué al demonio que tenía en casa

– ¿Qué quieres que haga?

– Ahora si nos entendemos – respondió – trae a Serena y yo te daré a tu hijo.

Seguir a Serena no me resultó tan difícil. Estuvo con Ikuko todo el día, se veían tan felices, yo me odiaba por saber lo que tenía que hacer, pero debía salvar a mí bebé. Esperé que Serena estuviera a solas, ya sé por qué Michiru me necesitaba. La familia había contratado seguridad privada y nadie podría acercárse a Serena. Esperé que ingresara a la cabaña, la dejé un buen tiempo a solas y cuando ya se hacía tarde me presenté ante el guardia quien al ver que yo era su tía no tuvo objeción alguna. Toqué la puerta levemente y pronto la princesa abrió. Se sorprendió al verme, pero como siempre no fue tosca, ni me reclamó simplemente me dejó entrar.

– Mina, ¿qué haces aquí? – preguntó. Yo estaba maravillada con la decoración de la cabaña, todo se veía hermoso

– Esas flores son hermosas – dije señalando al centro de mesa, pude ver que había una tarjeta

– Sí, son para Darien – dijo risueña – ¡tengo que mostrarte! – habló emocionada. Abrió la tarjeta y pude ver una ecografía – ¡vamos a tener gemelos! – gritó emocionada. Yo no pude aguantar y comencé a llorar desconsoladamente, me senté sin fuerzas – Mina, tranquila. Todo va a estar bien, en casa te extrañamos mucho y ya vas a ver que ahora sí vamos a ser una gran familia

– Yo no te merezco princesa. Eres demasiado buena – dije sollozando

– Todos merecemos una segunda oportunidad y Dios me está dando una oportunidad de perdonar – habló tocando su vientre – quiero que mis hijos conozcan a la hermosa Mina

– ¿En serio? – pregunté esperanzada

– ¡Claro que sí! – respondió – los bebés son para acercárnos. La boda será la próxima semana y me encantaría que estuvieras con mamá ayudándome con mi ajuar. Ella me dijo que te iba a localizar

– ¿Ikuko dijo eso? – pregunté

– ¡Sí! Hoy mientras salíamos de consulta con la doctora, me dijo que te iba a llamar para organizar la boda ¿vas a ir? – preguntó esperanzada, cuando yo iba a contestar un disparo se escuchó. Esa era la señal. Serena al escucharlo se puso nerviosa

– Haré todo lo posible para rescatar a mí bebé – dije mientras le inyectaba un fuerte somnífero – lo lamento mucho princesa – susurré mientras la tomaba en brazos e ingresaban los hombres de Michiru.

El camino se me hizo eterno. Me opuse a que alguien más tomara a Serena, yo me encargué de ella. Estaba dormida en mis brazos como cuando era una niña. Era extraño, por dentro estaba deshecha y por fuera me comportaba como una mujer fría y sin sentimientos. De algo debía servirme mis años de actuación perversa. Llegamos a una de las oficinas de las empresas Shields en Tokyo. Estaban rodeadas por una gran fuerza de seguridad. Michiru había pensado muy bien en todo, esa mujer es la reeencarnación del mal. Pedí ayuda a un guardia para que cargara con cuidado a Serena, yo solo pensaba en las dos vidas que estaba gestando la princesa. No merecían sufrir, pero yo necesitaba salvar a Helios, se lo había prometido a Diamante.

– Me encanta que seas una mujer de palabra – dijo Michiru al verme entrar con Serena detrás

– ¿Dónde está Helios? – pregunté de una vez

– Tranquila, no le hemos hecho nada... aún – señaló hacia un rincón y pude verlo amarrado. Sin pensarlo dos veces corrí hacia él

– Helios – le hablé – Helios, por favor contéstame

– ¿Quién eres? – preguntó débil. Estaba sangrando por la nariz

– ¡Lo golpeaste! – grité en dirección hacia Michiru

– Esa sangre salió solita – habló la mujer demonio – creo que debes llevarlo a un doctor – dijo sarcástica. Está muy pálido

– ¡Está enfermo! – grité – tranquilo Helios, yo voy a llevarte con tu padre – acaricé su rostro y besé sus mejillas – te juro que voy a salvarte

– ¡Que linda! – dijo Michiru – eres una madre excepcional

– Y tú una bruja infértil – repliqué enfrentándola. Ella se asombró de mis palabras – ¿qué crees que no lo sabía? Tú no le puedes dar hijos a nadie

– ¿Cómo?, ¿cómo? – hablababa

– ¿Cómo me enteré? – pregunté risueña – digamos que Armando le gusta hablar mientras bebe – está tan decepcionado de que no le puedes dar un heredero

– ¡ Armando! – gritó como loca – voy hablar con él ahora mismo – comenzó a caminar, pero se detuvo abruptamente – guardia – habló al chico que sentaba y amarraba a la princesa – ven conmigo, tenemos que hacer la cuartada – luego me miró y sentí tanto miedo – en una hora vendrán por ti y tu hijo – sonrió – y solo podrán salir de aquí para que el reciba su transfusión de sangre, si esa princesita bonita... está muerta. Si, tú tienes que matarla. Dijo mientras me tiraba una daga.

Ikuko

El mundo había perdido sus colores. Desde que Darien llamó para informar que Michiru tenía a Serena yo estaba muerta en vida. Mi pequeña estaba en manos de una criminal. La policía se hizo presente en casa, veía la gente en computadores, celulares, investigando, pero nada me daba esperanza. Quería a mí bebé conmigo. Kenji intentaba consolarme, pero no era suficiente, una parte de mí corazón estaba sin latido. La opresión que tenía era insoportable y ver a Darien tan destruido incrementaba más mí dolor. Diamante llegó desesperado anunciando que a Helios también lo habían secuestrado. Todo iba de mal en peor. Luna lo abrazó e intentó darle todo su apoyo, fue la forma más extraña de mostrar que esos dos habían iniciado una relación, hace tiempo. Por más que Hotaru intentara animarme con sus chistes y palabras de aliento, nada podía sacarme de mi estado de shock. Supe que todo estaba mal cuando ni Seiya respondía a las palabras de su novia. Me aferré a una fotografía de Serena y miré el cuadro de nuestra madre Selene, le supliqué hablara con Dios y trajera a mi hija y sobrino con bien y parece que después de un tiempo me escuchó. Mi celular vibró y vi un mensaje de quien menos lo esperaba

<<Lamento mucho lo que voy hacer, pero es la única forma de salvar a mí bebé. Nunca te lo dije, pero en el odio que mostré, siempre te amé.

Mina>>

Seguido del mensaje adjuntaba una ubicación. De inmediato se lo mostré a todos y Darien dijo que era las oficinas de las empresas Shields. Todos corrimos sin pensar hacia ese lugar que mantenía cautivo a mi hija y mi sobrino. La policía no quería que entráramos, pero ellos no sabían contra quien se enfrentaban. Una familia unida para recuperar a los suyos. Los detuvieron a todos, pero no contaban que Luna conocía el lugar como la palma de su mano, ella comprendía lo que yo estaba viviendo como madre, así que me guió hacia el lugar que indicaba el celular. Antes de que ingresáramos escuchamos dos disparos, sin pensar en mi seguridad abrí la puerta y ahí estaban todos.

– Llama a la policía – le dije a Luna

– Pero...

– Hazlo – hablé fuerte sin verla. Ella asintió sin medir palabras, y yo comencé a caminar hacia ella. Pasé sobre el cuerpo sin vida de Michiru y llegué hacia mi ángel. Estaba muriendo y lo hacía en mis manos, yo ví como esa bebé llegó a este mundo y ahora veía como se despedía.

– Perdón – dijo llorando – tenía que salvarlos

– Lo sé – respondí con lágrimas – lo sé

– Fuiste lo mejor de mí vida Ikuko

– Y tú, mi bebé Mina

– Serena – habló tosiendo sangre – solo está dormida y Helios deben hacerle una transfusión urgente. Por favor sálvalo, vuelve hacer el favor de hace años

– No entiendo, ¿cuál favor? – pregunté

– Salvar la vida de un niño moribundo, ¿recuerdas? Era Helios – yo iba a preguntar, pero el tiempo de Mina no era suficiente – Lo siento tanto, nunca debí dejar que el amor de un hombre superara el amor que te tengo. En mi carta de despedida encontrarás todas las respuestas, ahora por favor ¿me cantas como cuando era niña? Quiero dormir – yo asentí y comencé arrullarla, besaba su frente y manos. Todo mientras la policía entraba, las sirenas sonaban y Armando gritaba. Mientras el mundo se derrumbaba yo decía adiós a mi hemana. 

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