El príncipe y el demonio. Ji...

By Morgan9595

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SeokJin es el nuevo rey pero su pueblo no confía en él, después de todo siempre ah sido un príncipe altanero... More

El nombre del Demonio
Que es un demonio p.1
Las memorias de Taehyung
El don.
Semilla de convencimiento
De donde viene un demonio.
Dias de fiebre.

Capitulo 1, El demonio.

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By Morgan9595



Los días de sol se terminaban, el trillar de las aves se había ido, las mejillas de las personas comenzaban a tornarse pálidas, era casi invierno cuando el segundo hijo del rey Kim SeokJin, ascendió al trono del reino de Sunce.

Hacia muchos años que un segundo hijo había tomado el trono, la tradición de la gente de Zece como se hacían llamar era que el hijo bendecido por el primer rayo del sol tomara el liderazgo. Ahora la incertidumbre reinaba entre los pobladores, la poca confianza que se tenia en un príncipe extraño que pocas veces salía del palacio real, un príncipe que no miraba a su gente hacían que el miedo se instalara en sus corazones y de sus bocas el chismorreo se dispersara en casa casa.

"Quien defenderá nuestras tierras" "Es demasiado joven" "Sera un rey endemoniado".

Las palabras no llegaban a los odios del príncipe, pero si al de las casas nobles, cada líder miraba con ojos vigilantes los siguientes movimientos del nuevo monarca y le apodaron "títere segundo" a sabiendas que seria el consejo de ancianos quienes domarían su espíritu y mente como se era costumbre, un rey de mentiras, un patanatas.

Aun con todo eso, esos nobles, esa gente, militares y generales, todos fueron a recorrer junto al nuevo líder el camino que hacia para ser bendecido, y en el es desfile donde su real majestad se paseo arriba de su propia urna divina, dorada y costosa, la gente gritaba, lloraba y admiraba, por que la ostentosidad siempre ah sido el alimento de los abatidos, los chismosos, los juzgones.

Aquellos que no pudieron ver mas que la mano de su monarca quien con desdén no asomo ni la cabeza de su carruaje sagrado...tan diferente a su otro rey.

Entonces durante la ceremonia dentro del palacio, los nobles actuaban del mismo modo, se acercaban al príncipe con sus sonrisas de zorro, y ofrecían dinero, una "mano" y claro a sus hijas, por que nadie se negara a un futuro prospero, uniendo a sus queridas hijas (Inservibles antes sus ojos) con el títere que tenían como nuevo rey.

"Esta es mi hija, tiene catorce años, ¿No es linda?!" "Mi señor, mi querida sobrina es muy hábil en la lectura" "Usted necesita una flor preciosa que de honor a un reinado prospero, mi querida hija es..."

Cada uno adulando, cada uno deseoso como los cerdos ante la pila de comida tras averse revolcado en la mierda, hasta que en cierto punto un hombre apareció, este hombre era un general, alguien importante, tan importante que la gente observo minuciosamente su extraño acercamiento ante el príncipe.

Detrás del general venia una muchacha, humilde, tímida, un retoño que en vez de florecer parecía a ver sido cridada entre la maleza.

—La señorita, ¿Cuál es su nombre? — inesperadamente el nuevo rey le pregunto, sus ojos fueron a dar sobre el rostro de una muchacha que tembló ante su presencia, para luego mirarle con cierto respeto.

—Dah-yun— el general pronuncio el nombre con recelo, como si no quisiera que nadie mas que el mismo lo oyera, con las letras arrastrándose en la lengua, mirando a la muchacha como regañándola por algo que ni ella misma entendía —Y es mi hermana menor, perdone por traerla—

El rey poso sus ojos una vez mas sobre la joven, alzo una ceja y entre abrió los labios.

—Dah-yun— suspiro recargado sobre su muñeca y le indico que se marchara.

La ceremonia luego de eso transcurrió con calma, se había bebido te de Anhui, comido pasteles de arroz, se bebió algo de suju y luego vinieron unas bailarinas para festejo del nuevo rey.

Pero una bienvenida tan ajetreada para un príncipe cuyo perfil era tan bajo, hizo que el mismo saliera de su propia fiesta a despejarse.

Su majestad camino por el palacio, miro hacia uno de los pasillos donde se colocaban las flores mas bellas y entre ellas vio a una muchacha, era la hermana del general.

Se acerco con lentitud, como alguien se acerca a una diminuta paloma, la joven estaba mirando con intensidad a una polilla posada sobre una de las maderas que sostenían las macetas.

Lo hacia por inocencia, o por mera curiosidad, sus dedos rozaron con lentitud al animal que solo sacudió sus alas y volvió a quedarse tan estático como en un inicio.

—Interesante— el monarca dijo, la joven le miro asustada para luego bajar la mirada, sus dedos se ocultaron tras su espalda y luego se incluso de forma respetuosa.

—Mi señor, por favor, discúlpeme, no debería estar aquí, le ruego a mi señor ser piadoso, y no le diga nada de esto a mi hermano—

—¿Me pides que mienta?, a mi, tu rey— el hombre alzo la barbilla y se acerco —¿Eres tan descarada?—

—Mi señor, usted puede desquitar su ira sobre mi, pero no le haga daño a mi querido hermano— la vio quedarse quieta como la polilla, su respiración se contrajo y ahora solo observaba a un punto ciego, la muchacha lo evadía de forma silenciosa.

Comenzó a reírse, le parecía gracioso, la joven lo miro algo sorprendida y luego rio levemente.

—¿Por qué te Ries?— se acerco a su rostro —¿Qué es gracioso?—

—Lo siento mi señor, es solo que usted...— ella rasco su mejilla —¿Piensa que soy como la polilla ¿No es cierto?— tras la respuesta inesperada pero acertada el príncipe volvió a reir asintiendo, la tomo de los hombros y le acerco a su rostro.

Sin pensarlo mucho comenzó a besarla.

Y la joven se tensó, sus manos se apretaron en puños, su beso fue torpe, atropellado y amargo, pues el licor que el nuevo rey ingirió se había mezclado con la inexperiencia de la joven.

Esos besos se volvieron en un abrazo, ese abrazo se volvió en miedo, pero el placer domino lo que siguió luego de eso.

Y cuando el sol había iluminado los aposentos de su majestad, la joven se había encontrado llorando en una esquina cubriendo su delgada figura.

—Deja esas lagrimas— se puso de pie poniéndose su bata para luego tomar su muñeca, la levanto del suelo y apretó sus mejillas —¿Es por miedo o porque me odias?—

—No lo odio— ella sorbio su nariz, —Pero eh defraudado gravemente a mi hermano, el jamás va a perdonarme que no fui a casa, el no va a quererme mas, el me odiara, y creo que por eso ahora mismo si lo odio—

La muchacha siguió llorando, su majestad observo la sabana cubierta de rojo y luego suspiro.

—Yo te cubriré, para ya—

—Pero— ella insistió

—Le dirás, que tu señor te tomo como una doncella de su palacio, que te dará una educación como una buena mujer, y que si sale todo bien, serás parte de mi harem—

—¿Qué?— ella le miro tímida —Pero hace años no tenemos harem—

—Ahora si— le cubrió con una sábana, luego beso su boca —Tu eres mía a partir de ahora—

La joven se calmó, sonrió levemente y luego se recargo a su pecho, el cabello obscuro cayo sobre su rostro juvenil, el príncipe le limpio la mejilla y luego le beso la frente.

La dejo ir mas tarde, con sus ropas de doncella puestas, mando a limpiar sus aposentos con total discreción y luego dio un paseo por el jardín.

—La vida es buena— susurro para si mismo viendo la fuente de agua en el patio principal.

—Mi señor, esa chica es la hermana menor del general Jeon, ¿Esta seguro de lo que hizo?, el general Jeon no es una persona amable cuando se trata de su hermana y tiene poder e influencia militar— su mano derecha había llegado inesperadamente, el hombre que le sabia todo y también su amigo de la infancia, Jimin le miro con severidad, pero el rey bostezo.

—¿Y?, ella no dirá nada—

—¿Y si la embaraza? —

—Un bastardo mas uno menos— el Rey suspiro—La "Polilla" es bonita, ¿Cuál es tu queja?—

—Sus hijos deberían venir de una alianza— Jimin agrego, el príncipe se le acerco y sonrió.

—Eso lo se— le palmeo el hombro para entrar al palacio real.

Y como se dijo, la joven volvió, Dahyun se volvió una doncella, pero el rey no la volvió a llamar.

Una noche de tormenta su majestad había bebido, en su embrides busco a la joven en la casa donde las doncellas duermen, pero fue echado por la jefa de todas ellas, de una manera respetuosa, la virtuosa mujer le dijo, que el salón donde dormían era sagrado.

El príncipe salió riéndose de la ironía de no entrar a su propio palacio cuando se le diera la gana y se acerco a una joven cocinera para tomar su cintura y rosarse en sus muslos, la joven le miro en silencio y bajo la mirada, el rey quien había vivido ahí tantos años sabia lo que eso significaba y no tardo en ir a una de las bodegas para darle rienda suelta su antojo.

Y cuando terminaron, la chica salió de ahí con una risa traviesa, su majestad le miro irse observando sus muslos para luego caer entre la paja oyendo los rayos caer.

"A ella le dan miedo los rayos" su majestad rio —Bah a que mujer no— y se giro viendo a la puerta.

A su hermana menor no le daba miedo, a quien recordaba era a otra mujer, se tomo de los cabellos intentando no pensar en el tormentoso pasado y luego escucho otro rayo más.

"Ella realmente tiene miedo, déjame ir por ella"

La voz de sus memorias pasadas de nuevo volvió a presentarse en sus oídos, el susurro de algo ocurrido hace tiempo, hizo que se sintiera adolorido de la cabeza, tras el siguiente rayo pensó que la única forma de terminar con sus delirios era dándole fin a ese recuerdo, y tomando una botella de licor se fue a la parte trasera de la cocina del palacio real.

"Hay una leyenda dicha de boca en boca" su mente pensó "Que jamás debes ir la parte trasera de la casa, en la única bodega abandonada" el rey rio "Los niños varones jamás deben ir por que ahí vive un demonio, te devorara las entrañas y se comerá tu corazón"

El rey tomo la botella y encendió fuego sobre ella para luego alzar su mano y lanzarla sobre la diminuta casa tras la cocina real.

Y el fuego se expandió por la parte derecha comenzando a incendiarse entre la obscuridad.

"Y el demonio será parte de tu mente y entonces será tu fin"

—¡¿Dónde estas ahora pequeña mierda?!, ahora dime que vas a comerme, ¡No puedes!— grito en una risa irónica mas llena de rabia que de diversión, comenzó a lanzar piedras divertido y hasta extasiado con su obra maestra que a pesar de la lluvia no se había apagado.

—¡Jodete!— grito —¡Déjame en paz!— se acerco cuando las llamas comenzaron a crecer, el fuego se hizo tan grande que algo exploto, su majestad retrocedió cubriendo su rostro.

Apenas y logro entre ver a una figura caminar hacia fuera de la casa, quizás sus recuerdos lo habían vuelto loco, se acerco tomando de su cintura su pequeña daga y amenazo a la criatura que camino descanso hacia él.

—¡No, aléjate!— le empujo sintiendo su calor en su cintura —¡Que me dejes, te voy a matar!—

Empujo su cabeza y la golpeo, miro al suelo agitado viendo hecho una sopa a un pequeño joven que le miraba con la nariz ensangrentada, la vio lamerse adolorido y volver a acercarse.

Su cabello era blanco, como la nieve que se iba acercando, aunque estaba lleno de lodo, no pudo ver bien su rostro, pero sus ojos brillantes y dorados si que lo vieron a él.

Y el rey altanero, el que nunca miraba a nadie le cogió del brazo y le arrastro para llevarlo lejos del fuego que ya se había pagado.

Su corazón estaba completamente agitado y de cierto modo sorprendido. 

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