Sunoo llegaba algo tarde a la casa de Sunghoon. Aunque culpa suya no era porque había sido completamente inesperado y el mensaje llegó cuando recién estaba saliendo del trabajo ese viernes a la noche.
Todos lo saludaron con un choque de manos o de puños, y gracias a esto notaron los colores horrendamente pintados en las uñas de Kim.
—Boludo, ¿qué hacés con las uñas pintadas? — preguntó Heeseung casi riéndose.
Ante eso, Sunoo negó con la cabeza y una sonrisa en el rostro. Jungwon a su lado exageró un sonido de indignación y se puso adelante de Kim para hacerle frente al mayor de todos.
—¿No puede? ¿Eeeh?
Heeseung se hizo para atrás riéndose.
—Que haga lo que quiera él, lo digo porque se las pintó como el orto. — se defendió cruzando sus brazos.
Sunoo rió, y con tan solo unas palabras salir de su boca ya todos sabían quien era la culpable del desastre en sus manos.
—Hoy laburé, con Ame.
Jungwon abrió su boca con sorpresa.
—Aaaaaah, con razón...
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Horas antes, Sunoo terminaba de lavar los platos en esa casa ajena. No era la suya, sino la de la nena a la que cuidaba, una hermosa, cariñosa y alegre nena llamada Amelia que alegraba sus tardes-noches de aquellos días hábiles de la semana.
La niña miraba la tele mientras movía sus pies que no llegaban al suelo por la altura de la silla mientras él se secaba las manos mirando el reloj en la pared. Era al rededor de las 20:15, pero Amelia ya había cenado, ya que la pobre esos días se iba a dormir demasiado temprano y sí o sí tenía que cenar.
Cuando terminó de secarse las manos, dejó el repasador colgado en la manija del horno y se acercó a la mesa del comedor.
Ame lo miró, y sonrió de oreja a oreja contagiándolo. Sunoo podía jurar estar feliz con tan solo verla sonreír.
—Suniiiiiiiii — llamó estirando su cuello para verlo a lo alto. —, ¿te puedo pintar las uñas? — preguntó.
Sunoo rió por lo bajo, mientras se sentaba en una silla que estaba del otro lado de la mesa.
—Sí, obvio, linda. ¿Qué color vas a usar? — preguntó mirándola correr hasta el living.
Ella ni bien había escuchado su "sí", ya se había bajado de la silla para ir a buscar el neceser en donde su mamá guardaba sus productos para las uñas.
A los segundos, ella llegó con tres esmaltes: dos en su manito derecha y uno en la izquierda.
—¡Violeta, y verde y rojo! — gritó emocionada.
—¡Que lindas van a quedar!
Obviamente no iban a quedar del todo lindas, pero Sunoo no podía decírselo, no podía decirle que no si ella corría emocionada y sonreía tanto que se le formaban hoyuelos en los cachetes y estos se tornaban algo coloraditos.
Él puso sus manos en la mesa, mientras ella dejaba sus esmaltes ahí y acercaba la silla para pararse en esta y acostarse boca a boca en la mesa, alcanzando para poder pintar las uñas de su amoroso y paciente niñero.
—Ayy, que profesional, che — bromeó al verla mover su pelo para ver bien, ella levantó su cabeza para mirarlo y agrandó su sonrisa. —. ¿Con cuál vas a empezar?
Amelia pensó.
—¿Con cuál querés que empiece? — preguntó dejando frente a él los tres esmaltes.
—Mmmh... Con el violeta. — señaló con su mano sonriendo.
—¡Okay! — sonrió agarrando el que él había señalado. Lo abrió y sin siquiera sacar el exceso, agarró la mano izquierda del mayor para empezar a pintar deprolijamente. —... Suni, ¿podemos salir algún día? — preguntó concentrada en su trabajo.
Sunoo hizo una mueca de pena. A ella la cuidaba desde hace ya tres años, cuando esta casi solo hablaba con monosílabos, y en el verano solía llevarla a muchos lugares para que no se aburriera, pero siendo invierno y con la corta tarde en sus días, hacía bastante no la sacaba de casa. Y ella se lo venía pidiendo hace dos semanas.
—Pero, linda, ahora en invierno yo vengo y ya casi es de noche — dijo con pena, acariciando su cabecita con su otra mano. Al ver los labios de esta hacer un puchero tratando de convenverlo con todas sus fuerzas él sonrió. —. Te prometo que en verano voy a ver si podemos salir un ratito. — finalizó, sacándole una sonrisa.
—Okay, gracias.
Ahora había vuelto a sonreír. Los dos se la pasaron hablando y riendo mientras ella le pintaba las uñas de manera deprolija, pero con todo el amor y la dedicación del mundo. Él la adoraba, y no le importaba tener las manos hechas un lío si la veía feliz al hacerlo.
Cuando por fin terminó, él sonrió viéndolas: eran un desastre, pero ella estaba tan alegre y orgullosa que de manera genuina sonrió y soltó varias risitas de ternura.
—¡Que hermosas! ¿Nos sacamos una foto? — dijo señalando con su cabeza su teléfono celular.
Amelia abrió los ojos y asintió con emoción.
—¡Primero vos! — dijo gateando por la mesa hasta agarrar el celular.
La cámara trasera apuntó a Sunoo y él posó mostrando sus uñas y sacando sus labios, haciendo reír a la nena que sacó como cinco fotos de él así.
—Vení — dijo ahora, para sacarse unas juntos. Ella se sentó en la mesa adelante de él y se sacaron unas cuantas selfies juntos, siendo tomadas por la nena. Sunoo posaba con sus manos mientras los dos hacían diferentes caras en conjunto. Después de verlas, él señaló una en específico. —. Que bonita está estaaa, ¿querés mandársela a mamá? — preguntó mirando a Amelia.
—¡Sí!
Sunoo le desbloqueó el celular con su rostro y ella se manejó por su WhatsApp hasta encontrar el contacto de su mamá, el que estaba lleno de fotos de ellos dos que la madre y Amelia querían tener.
Ella envió todas las fotos, y al contestar al instante con risas y un "Que hermosos 💕💕" ambos se quedaron hablando un rato con la mujer. Amelia mandaba audios, mientras Sunoo le leía los mensajes a la nena que todavía no estaba muy familiarizada con eso.....
Poco después, Sunoo ya tenía el esmalte de las uñas seco y Ame se había quedado dormida en el sillón de la casa mientras miraba tele.
Él la levantó en su brazos despacio, agarró el peluche que la acompañaba y los llevó para la habitación de esta. Amelia nunca se despertó, mientras Sunoo la tapaba para que no pase frío y dejaba entre sus bracitos el conejo hecho de crochet.
Al dar media vuelta y salir, escuchó movimiento en el departamento. No le pareció raro, ya que hacía cinco minutos tendría que haber llegado el papá de la criaturita. Por lo que siguió caminando y se encontró con este acomodando sus cosas en un perchero.
Ambos se saludaron y hablaron unos pocos minutos, hasta que el mayor recordó la paga de ese día y sacó su billetera.
—No puedo creer a la tortura que te somete la pendeja, eso se lo enseñó su madre. — dijo riendo cuando al darle la plata, le vio las uñas.
Sunoo soltó una caracajada, mientras negaba con la cabeza y recibía los billetes.
—No pasa nada, es un amor ella. — dijo tranquilo.
—Bueno, gracias por esperar, Sunwoo.
—No pasa nada — respondió sin problema, para después mirar a la puerta y despedirse, ya que ya tenía que ir yendo a casa. —Nos vemos el lunes, chau. Buenas noches.
—Buenas noches.
Al salir, su bolsillo vibró gracias a una notificación de WhatsApp, la cual era de Sunghoon a través del grupo de él y sus amigos. Sunoo suspiró, pero igual sonrió. Al parecer, no iba a cenar en casa esa noche.
"Amigos, en mi casa"
"A cenar"
"Ahora"
"Ya"
"Me aburro"
"Vengan 😼😼"
𖦹 -ˏˋ las actus d hoy
fueron full
sunoo, de 4, 3 los
tienen a él
KFKNWKKDKWKF
Te queremos mucho
nono ♡♡