ᴍɪᴅɴɪɢʜᴛ | ᵀʰᵉ ʷᵃˡᵏⁱⁿᵍ ᵈᵉᵃᵈ

By Mishi370

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ᴴᵉ ʷᵃˢ ˢᵘⁿˢʰⁱⁿᵉ, ᴵ ʷᵃˢ ᵐⁱᵈⁿⁱᵍʰᵗ ʳᵃⁱⁿ Diecisiete años tenía Leah cuando el mundo se vino abajo. Aprender a so... More

ᴍɪᴅɴɪɢʜᴛ
ɢʀᴀᴘʜɪᴄ ᴀʀᴇᴀ
ᴀᴄʟᴀʀᴀᴄɪᴏɴᴇꜱ
ᴠᴏʟ 1 | ᴍᴀꜱᴛᴇʀᴍɪɴᴅ
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 1
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 2
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 3
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 4
ᴠᴏʟ 2 | ʟᴀᴠᴀɴᴅᴇʀ ʜᴀᴢᴇ
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 5
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 6
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 7
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 8
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 9
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 11
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 12
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 13
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 14
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 15
Duda
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 16
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 17
ᴠᴏʟ 3 | ᴍᴀʀᴏᴏɴ
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 18
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 19
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 20
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 21
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 22
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 23

ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 10

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By Mishi370

El amanecer de un nuevo día no tardó en llegar y con él la duda de que hacer al respecto. Luego de subir al granero, Maggie había llegado corriendo a ellos, preocupada. Ella los había visto ir en esa dirección y temiendo lo peor fue a por ellos.

― ¿Quieres dejar de ser tan obvio? ―preguntó la castaña con molestia hacía Glenn que no dejaba de mirar el granero con sus binoculares.

―Ella tiene razón ―murmuró Leah sentada en el suelo abrazando sus piernas ―, eres demasiado obvio, solo te falta ponerte un letrero de luces con una flecha que diga "zona V.I.P de caminantes".

―Lo siento, yo...

―Tengan, provecho ―cortó Maggie ofreciéndoles fruta.

Leah enarcó una ceja.

― ¿Quieres comprar nuestro silencio con fruta? ―pronunciaron ambos a la vez.

Maggie rodó los ojos.

―Claro que no. También hay carne.

―Bueno ―Leah suspiró―, haré el sacrificio de aceptarla.

―Leah... ―Glenn la miró con el ceño fruncido, ella solo se encogió de hombros ―. Dinos, ¿por qué tú papá tiene un granero lleno de caminantes? ―volteo a ver a Maggie ―. Da miedo. Lo sabes, ¿no?

―Solo confíen en mí ―pronunció mirándolos a ambos.

―Glenn no sabe mentir ―agregó Leah con burla ―. Apenas pueda soltará la sopa, en el mejor de los casos a alguien como Lori o Carol y en el peor, al imbécil de Shane.

―Es cierto, soy terrible para mentir ―confirmó él―. No puedo ni jugar al póquer y eso es lo más parecido a mentir.

―Solo tienen que guardar el secreto. Ya les expliqué el motivo. Por favor.

Sin esperar una respuesta se alejó, Leah bufó poniéndose de pie para ir a buscar a Carl que por fin había vuelto a estar de pie.

―No hagas ninguna estupidez, te veo ahorita ―susurró acariciando el brazo de Glenn con cariño.

Leah le sonrió y se marchó con miles de dudas danzando alrededor de su mente. Podría decir la verdad, pero eso solo afectaría la estancia que de momento habían obtenido. No se sentía lista para abandonar la granja, no aún que Sophia parecía estar cada vez más cerca.

Observó a lo lejos a su hermano caminar alrededor de una revoltosa cabellera rubia que parecía danzar a su alrededor, sonrió al verlos reír. Incapaz de romper la burbuja de felicidad que ambos tenían decidió cambiar el rumbo; iría a ver a Daryl.

―Hola ―murmuró asomando su cabeza dentro de la tienda de campaña.

― ¿Acaso no te enseñaron a tocar?

― ¿La puerta invisible que no tienes? No lo siento.

Daryl bufó.

― ¿Qué quieres? Vienes a contarme que el chino ya te pidió matrimonio.

Leah rodó los ojos.

―Es coreano ―informó adentrándose en la tienda ―, además somos amigos.

―Amigo el gato y el perro.

―Ese disparo te afectó bastante, ¿no? ―bromeo Leah intentando cambiar el tema, Daryl rio.

―No lo suficiente para no darme cuenta de que entre ustedes hay algo.

― ¿A dónde quieres llegar? ―preguntó tomando asiento a su lado a la vez que enarcaba una de sus cejas mirándolo.

―A ningún lado en realidad, me importa poco lo que hagan ―comentó con desinterés mirando sus uñas ―, solo creo que ambos son estúpidos, pasan jugando a ser "amigos" delante de todos y para su sorpresa todos ya saben que entre ustedes hay algo, que no lo digan es diferente.

Leah quiso contradecir aquello sin saber cómo hacerlo.

¿Eran tan obvios?, se preguntó.

Abrió su boca un par de veces sin saber qué decir, miró a Daryl una vez más y se puso de pie para marcharse en silencio de la carpa.

Carl observó el cabello de Lili brillar bajo el sol haciendo que sonriera sin pensar, la niña se detuvo cubriendo con sus pequeñas manos su rostro arrugando su nariz al serle imposible ver con claridad.

― ¿Qué sucede?

― ¿De qué? ― Carl dio un par de pasos adelante, desviando la mirada con pena.

―Es que me mirabas raro ―murmuró dando saltitos para alcanzarlo ―. ¿Hay algo raro en mí?

―Claro que no ―negó de inmediato girando su rostro para mirarla ―. Es que tu cabello brilla muy bonito bajo el sol.

Lili abrió sus ojos con sorpresa sin saber que decir.

― ¿Te gusta el pastel de zanahoria? ―soltó nerviosa.

― ¿Qué?

―Perdón, yo...

Al verla bajar la mirada, Carl se acercó a ella y tomo su mano con cariño. Era imposible no encariñarse con una niña como ella, era su nueva amiga y la cuidaría.

―Me encanta el pastel de zanahoria ―contestó provocando una sonrisa en la rubiecita.

Ella asintió y ambos siguieron caminando hasta llegar a la caravana en donde separaron sus manos. Lili tomó asiento en el suelo y Carl se recostó en la pared a su lado.

―Lindo sombrero amiguito ―la voz del hombre llamado Shane la hizo girar el rostro. Él se acercó a ellos tocando por un segundo el sombrero que el señor Rick le había dado a Carl ―. ¿Qué sucede?

O él no la notaba o solo la ignoraba.

Carl le pidió disculpas con la mirada antes de seguir a Shane.

―Quiero aprender a disparar, ¿me enseñas?

Sin emitir ni una sola palabra Lili los observó. Carl llevó la mano a su espalda causando que la niña entrecerrará los ojos y luego él la alejó.

―Pues depende de lo que digan tus padres ―aunque no lo veía, ella sabía que él estaba cerca.

― ¿Puedes hablarles? ―preguntó Carl haciendo que Shane suspirara―. A ti te hacen caso.

―Veremos, ¿sí?

Carl asintió girando su cuerpo para volver con ella hasta que la voz de Shane lo hizo detenerse.

―Hey ―le llamó ―. Muéstrame que tienes ahí...

Carl le lanzó una mirada que ella no supo descifrar y luego se acercó a Shane. Los ojos de Lili se abrieron con sorpresa al ver el arma que Carl portaba. Se levantó como un resorte del suelo y se acercó a él.

― ¡Carl! ―exclamó antes de sobresaltarse por la reacción que el mayor mostró.

Sin decir ni una palabra Shane tomó a ambos de los brazos para arrastrarlos con los padres de Carl y el señor Dale en donde una larga charla comenzó.

―Lo siento ―susurró Carl a su lado mientras su madre se encontraba histérica.

― ¿Cómo rayos pasó esto? ―preguntó la señora Grimes guardando el arma.

―Bueno, es mi culpa. Lo deje entrar a la casa rodante ―se disculpó Dale mirando a los mayores ―. Dijo que quería un transmisor, que tú le habías pedido.

―Así que, además, mintió.

Carl bajó la mirada y Lili entrelazo su mano con la de él en señal de apoyo.

Sabía que lo que Carl había hecho estaba mal, sin embargo, quería creer que tenía sus razones. Una galaxia no se formaba solo porque sí.

―Quiere aprender a disparar ―el hombre calvo habló ―. Me pidió que le enseñe, tal vez su nueva noviecita le metió ideas, aunque sé que no es asunto mío, pero lo haría con gusto. Es su decisión.

―Lili no me metió ninguna idea, Shane ―por primera vez Carl habló para defenderla.

―Bueno, no me agrada la idea ―informó Lori.

Rick y Shane miraron a la mujer.

―No me hagas quedar como la irracional aquí, ¿Rick?

―Lo sé, también me preocupa, pero...

―Pero ¿qué? ―lo interrumpió Lori ―. Le acaban de disparar ―miró a su esposo ―. Recién vuelve a caminar y ¿ya quiere un arma?

Lili miró a Dale incomoda, el anciano le sonrió con cariño.

―Es mejor que si les tuviera miedo ―contraataco Rick ―. Por algo hay armas en el campamento. Debería aprender a usarlas.

― ¿Sucede algo? ―preguntó Leah apareciendo.

La chica miró con cariño a ambos niños y a los demás de forma amistosa, excepto a Shane. El hombre la miró de arriba a abajo con descaro. Ella frunció el ceño.

― ¿Se te perdió algo, imbécil?

Shane la ignoro.

―Carl se metió en problemas ―susurró Lili para evitar ser regañada, Leah miró al niño con una ceja elevada.

― ¿Qué hiciste?

―Tomé un arma de la caravana, ayúdame a poder usarla, Leah ―con cara de perrito mojado Carl miró a su hermana, ella rodó los ojos.

―Esperemos a ver qué sucede ―susurró para tomar asiento al lado de ambos y poner atención a lo que estaban hablando los demás. Carl asintió.

―Debemos empezar a tratarlo como un adulto ―discutió Rick.

―Bien, que actúe como tal ―atacó Lori ―. Aún no es tan maduro como para llevar un arma.

Antes de que cualquiera de las dos pudiera detenerlo, Carl se puso de pie soltando la mano de Lili para acercarse a sus padres, decidido.

―No voy a jugar con ella, mamá. Sé que no es un juguete. Siento haberte decepcionado, pero quiero proteger a Lili, ayudar a encontrar a Sophia y defender nuestro campamento ―los mayores se quedaron sin habla y Leah sonrió orgullosa de su hermanito―. No puedo hacerlo sin un arma.

Lili miró con una sonrisa a Carl y deseo de todo corazón que sus padres le permitieran cumplir su deseo. No porque la protegiera, sino para que pudieran encontrar a la otra niña desaparecida. No quería imaginar el miedo que debía estar sintiendo, si fuera ella estaría aterrada de estar lejos de su madre.

Salió de sus pensamientos al ver a la señora Grimes acercarse a Carl.

―Lo tomaras enserio y serás responsable ―tomando el mentón de su hijo, hablo ―, y si llego a enterarme de que no estás cumpliendo con las expectativas, juro que...

―No te defraudara―Rick dio su voto de confianza.

―Cierto ―confirmó Carl.

Lori miró una última vez su hijo antes de alejarse con Leah detrás.

Minutos después la familia de Lili llegó y ella no dudo en correr hasta ellos. Su pequeño cuerpo chocó con el de su tía que no dudo en abrazarla ni un segundo.

― ¿Dónde estabas? Maggie te estaba buscando como loca.

―Salí a acompañar a Carl a caminar.

― ¿Al niño que te está mirando en este momento? ―Beth no pudo evitar reír al ver como su sobrina adquiría el color de un tomate ―. Ve a despedirte. Te veo luego.

― ¿Adónde irás? ―Lili frunció el ceño extrañada.

―Papá nos dejó ir a las clases de tiro.

Lili la miró con sorpresa, asintió y sin decir nada más se despidió con un abrazo para volver con su amigo.

― ¿Te veo más tarde? ―preguntó Carl ni bien ella había llegado a su lado.

―Sí, espero aprendas mucho hoy ―su voz fue disminuyendo hasta convertirse en susurros.

― ¿Pasa algo?

―No ―suspiró ―. Solo que yo también... bueno a mí me gustaría aprender para proteger a mi tito, a mamá y a todos, pero mi tito no me va a dejar.

―No te preocupes Lili ―Carl sonrió acercándose a ella ―. Yo te protegeré y a tu familia también. Lo prometo.

Sin que Carl lo esperará, Lili se lanzó a sus brazos con alegría y, de paso, deposito un beso en su mejilla con ternura antes de separarse y empezar a correr a su casa sin mirar atrás.

Cuando a Leah le dijeron que Glenn había ido con Maggie a la farmacia una extraña sensación le recorrió el cuerpo provocándole náuseas. Fingía escuchar a Lori hablar cuando en realidad su mente se encontraba contando cada segundo y minuto que pasaba.

―Leah, cariño, ¿estás bien? ―por primera vez la voz de Lori se coló por su oído dejando de ser solo sonidos lejanos.

―Sí, ¿por qué?

―Te ves algo... pálida.

T-Dog que estaba sentado cerca de la fogata, rio.

―Seguro fue el durazno que comí ―mintió.

―Oh, sí claro, el durazno chino ―comentó T-Dog entre risas.

―Cállate, carbón ―masculló entre dientes la menor.

Lori rio por lo bajo.

― ¿Ya no soy un chocolate hermoso? ―preguntó sin dejar de reír, burlón.

―Eres uno rancio y peor aún de los baratos ―farfulló poniéndose de pie para alejarse, T-Dog hizo lo mismo yendo por agua.

Observó a la distancia a Maggie abrir el portón con molestia y Glenn venir detrás como un perrito faldero. Frunció el ceño sin poderlo evitar.

―Oye, tenemos tus cosas ―gritó acercándose, Lili que se encontraba hablando con Dale corrió al lado de ambas.

―Maggie, espera, por favor.

Estúpido chino, pensó Leah.

―Vengan por aquí ―pidió Lori dejando la ropa que doblaba sobre una mesa.

Leah la miró sin entender qué rayos sucedía.

― ¿Por qué? No hay nada que esconder ―ambos pasaron a su lado yendo detrás de Lori ―. Tenemos tu entrega especial aquí, trajimos; la crema, el acondicionador y tu revista de novelas ―exclamó tirando todo al suelo ―. La próxima vez que quieras algo, hazlo tú. No somos tus sirvientes.

― ¿Mami? ―susurró Lili con temor acercándose a ella.

―Cariño, yo... ―Leah bajó la mirada a la misma vez que Lori, notando un paquete de pastillas tiradas en el suelo.

¿Qué rayos estaba sucediendo?

― ¡Aquí están tus pastillas abortivas! ―exclamó lo último agachándose a recogerlas para terminar lanzándoselas.

Sin esperar una respuesta Maggie tomó de la mano a su hija para llevarla con ella lejos de ahí. Leah miró a Lori y por primera vez no supo qué decir.

¿Lori estaba embarazada?

¿Era de Shane o de Rick?

Estuvo a punto de preguntarle, sin embargo, el idiota de Glenn se marchó y ella, bueno, ella quería decirle que era un imbécil. Miro a Lori una última vez antes de girarse y seguirlo.

Lo siguió en silencio por un pequeño trayecto hasta que sintió como la tierra bajo sus pies se derrumbó al verlo acercarse a Maggie que se encontraba sola.

―Eso no estuvo bien ―lo escuchó decir.

Antes de que alguno pudiera verla, corrió a esconderse detrás de un árbol.

― ¿Qué parte? ¿La parte en la que esa arpía casi hace que nos maten?

―Debí haber ido solo.

Claro que debiste, tarado, pensó Leah mordiéndose la lengua para no gritárselo ahí mismo.

―Si quieres cúlpame a mí ―continúo diciendo.

Maggie que se había alejado se giró a mirarlo.

―Claro, asume la culpa ―escupió molesta ―. Sabes que, para ser listo, eres bastante estúpido.

Glenn la miró sin entender.

―Bueno, estoy confundido ―pronunció ―, porque me hiciste un cumplido, pero lo hiciste...

Los ojos de Leah ardieron, sin despegar la mirada del frente llevo sus manos a sus mejillas que se encontraban húmedas a causa de las lágrimas que habían escapado de sus ojos sin darse cuenta. Con el corazón en mil pedazos y sin importarle que la vieran se alejó a toda prisa de ahí.

Alejándose de Glenn.

Alejándose de Maggie.

Y del beso que ella le dio.

¿Creen que sea un mal entendido? ¿O el coreano le jugó chueco a nuestra Leah?

Gracias por sus comentarios y apoyo, los leo todos y contesto con mucho amor.

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