Still Loving You.

By Carminum_07

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Sebastian es un pianista que por insistencia de sus padres llega a una escuela nueva. Victoria, por otro lad... More

Capítulo I: La bella durmiente
Capítulo II: Toccata y fuga
Capítulo III: Anastasia parte 1.
Capítulo IV: Layla.
Capítulo V: Don't stop me now.
Capítulo VI: Anastasia parte 2.
Capítulo VII: Crazy Little thing called love
Capítulo VIII: Pride and Joy
Capítulo IX: Somebody to love
Capítulo X: No One like You
Capítulo XI: Moonlight Sonata

Capítulo XII: Love of My life

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By Carminum_07

Notas preliminares: Este capítulo es algo emotivo, traté de resignificar la canción. Elegí la versión en vivo porque la versión de estudio es muy bonita, pero el añadido de la docerola(guitarra de doce cuerdas), le da algo muy especial a esta canción y la relaciona más con la novela.

Victoria

Había estado resfriada, muy resfriada, casi muero del resfrío, cuando me empecé a sentir


mejor di gracias al cielo porque Seb me hubiera llevado aquellos pastelillos. Me sentía genial, era viernes por la mañana y luego de estar algunos días en cama y de que Seb me llevase las notas a mi casa estaba preparada para volver al fin a la escuela, hoy empezamos con historia y no podía esperar a llegar a la escuela.



Llegué con toda la energía al aula veo justo lo que moría por ver, a Seb sentado con sus audífonos, en el aula goloseando con sus típicas galletas y un jugo de manzana... para mí en este punto era como si fuese navidad. Ya representaba que todo volvía a la normalidad después del percance anterior. No pude resistirme a jugar un poco con él, así que me le abalancé por la espalda y le di un beso en la mejilla.



-¡Victoria! -exclamó asustado quitándose los audífonos-. Me vas a causar un paro un día de estos.



Solté una carcajada



-Lo siento -respondí riendo por su reacción-, no me pude resistir.



-¿A darme un ataque cardíaco?



-Algo así al parecer ojos grises.



Él suspiró luego no le quedó de otra que reír. Me sorprendió al voltear la cabeza y devolverme el beso en la mejilla... Era la primera vez que lo hacía.



-Bienvenida, genio.



Me puse roja como tomate... no me los esperaba de él. Bueno es verdad que mi madre me dijo que él estuvo cuidándome durante casi toda la tarde hasta que llegó mi hermano, lo encontré al pie de mi cama cuando desperté... me hizo muy feliz. Lo sujeté fuerte contra mi pecho.



-¡Suéltame! Tienes mucha más fuerza de lo que imaginaba, me estás ahogando -exclamó él riendo avergonzado.



-¡Jamás! No te voy a dejar ir nunca, eres mío -respondí sin pensar.



Nuestros ojos entonces se encontraron. ¡Dios mío esos bellos ojos grises! Podría sumergirme en ellos y no volver a salir jamás. Nos ruborizamos y apartamos la mirada... Pero no lo solté hasta que sonó la campana, no lo quería soltar jamás.



Después de historia teníamos español y luego teníamos clases de área así que ya no vería a Seb, quería salir con él en la tarde así que español era mi última oportunidad de decirle.



-Oye Seb, ¿quieres ir a explorar la ciudad más tarde? -pregunté nerviosa mientras cambiábamos de aula.



¿Por qué estoy tan nerviosa? Él dirá que sí... ahora sentía que nuestra relación había cambiado mucho pero, ¿por qué? Él es un dulce, nunca me rechazaría, pero por alguna razón ahora sentía la necesidad de que me dijera que sí.



-Bueno, he visto tus quices de historia y de matemáticas así que supongo que puedes permitirte un descanso -respondió fríamente...



Esto es tan típico de él... pensando en si esto me beneficia o no, también pensando en las promesa que me había hecho.



-¿Es un sí?-vuelvo a preguntar algo molesta.



-Por supuesto que sí -responde sonriendo maliciosamente-. Yo voy hasta a la luna si tú me quieres llevar...



Me sentí aliviada. Pero es un idiota... me saca de quicio.



Entramos a clase de español y la clase sucedió con normalidad, pero sentía algo raro, no me había dado cuenta, pero hasta ahora Azul no me ha hablado en todo el día... y la verdad las cosas han estado raras entre Seb y ella. ¿Habrá pasado algo mientras no estuve? ¿Qué tengo que ver yo en todo esto? Porque sea lo que sea que haya pasado, yo estoy incluida, de eso estoy segura. Las palabras del profesor de español me sacaron de mi letargo.



-De acuerdo chicos. Hoy haremos algo diferente, vamos a hacer un ejercicio creativo. Van a escribir un poema, del tema que ustedes quieran. Tienen quince minutos a partir de ya.



Esto último me prendió un switch, y entonces la inspiración corrió por todo mi cuerpo como un torrente eléctrico. Entonces mi pluma era mi púa y los renglones mis cuerdas. Así escribí lo que estaba en mi mente en ese instante.



-Bien chicos, terminó el tiempo. ¿Quién quiere leer lo que escribió -dijo el profesor cerrando el libro que estaba leyendo-. Si les parece yo escribí algo, así que puedo empezar para que alguien más se anime. De todas maneras tienen que traerme el poema para verificar su trabajo en clase de hoy.



-¡Si!-respondió toda la clase.



-Bien, comenzaré entonces -dijo el profesor, abriendo uno de sus cuadernos:


"¿No es verdad que la belleza verdadera no


se consigue sino es a través de la perfección?


Falso. La belleza, la belleza real es imperfecta.


Un fruto del balance de nuestras naturalezas.


Tanto buena como mala, de luz y de oscuridad,


de maldad y de bondad. Todo lo que nos


hace más hermosos, más imperfectos,


definitivamente más humanos"



Todos aplaudimos, es una reflexión bastante bonita, pero me pareció poco lírico, me hubiese gustado algo de rima, y métrica, algo.



-Muchas gracias chicos, ¿quién quiere continuar?



Yo levanté la mano tímidamente. Lo hice casi por instinto, no pude evitarlo.



-Bien señorita Victoria, que bien que ya se siente mejor, bienvenida de vuelta. Puede proceder, pongan atención -me respondió con una sonrisa en el rostro



-Si señor, muchas gracias -respondí mientras me fijaba en lo que escribí:


"El cielo de tus ojos, que me miran sin cesar


llena mi alma y al ver que en el espejo


de tu alma me puedo encontrar.


Ahí entre tus locuras, tus inseguridades


y tu memoria mirándote.


No al tú que todos miran, al tú qué solo me mira a mí


y solo yo mirar puedo.


Entre luz y sombras, entre recuerdos de cálida frialdad


solo; entre pesadillas de luminosa oscuridad


que me sofoca entre el llameante infierno que es el tú de tu realidad."



Todos quedaron en silencio, vi el rostro de Seb, al parecer la indirecta había llegado fuerte y clara, estaba rojo como fresa madura... de alguna manera me sentí aliviada, los demás lo voltearon a ver... También habían captado la indirecta, ahora me sentía muy avergonzada, Priscilla se levantó de la mesa y salió del aula sin más.



-¡Señorita Priscilla! ¿A dónde va? -exclamó el profesor mientras Priscilla salía por la puerta-. ¡Señorita!



Entonces Priscilla salió corriendo a toda velocidad.



-Voy a ver qué le pasó, chicos; sigan con la práctica de Sintaxis del lunes...



Y ahora estaba aún más intrigada. ¿Qué pasó? Necesito preguntarle a Seb esto, pero no quiero arruinarle la tarde a mi chico después... ¿Mi chico? Es raro, pero ahora pienso en él como tal. Me estoy adelantando a los acontecimientos...



Cómo sea el resto de la clase Azul no volvió, el profesor sólo llegó y se sentó con tristeza en el escritorio. El profesor era severo, pero era buen profesor, se entristecía cuando uno de sus alumnos elegía estar en otro lugar y no en su clase... el pobre profesor había pagado todo este conflicto que al parecer era entre yo misma y Azul.



Al terminar la clase, en el almuerzo Seb me cachó mirando a la nada. Se acercó de sorpresa y puso su frente contra la mía.



-¿Qué haces? -pregunté con sorpresa pero no traté de apartarme.



-No tienes fiebre, estabas tan ida que pensé que tu fiebre había vuelto -respondió seriamente-. ¿Estás pensando en Priscilla?



Asentí con la cabeza.



-¿Pasó algo mientras no estaba? -pregunté mirándolo a los ojos-. No me mientas, Sebastian.



Él se puso una mano en la barbilla.



-Bueno, en cuanto supe que estabas enferma le pedí que me llevara a la sala de ensayo...



Me acerqué y me le recosté en el brazo.



-¿Y luego qué pasó?



-Se enojó conmigo porque no acepté que me invitara a un helado en vez de ir a verte... yo le dije que fuera a verte y me dijo que me largara...




No lo podía creer del todo, pero Seb es literalmente incapaz de mentir aunque quisiera, él dice las cosas como son. Así que no me queda de otra que asumir que lo que dice es verdad.



Suspiré decepcionada.



-Gracias por decirme eso Seb, sé que tú no tienes nada que ver con su comportamiento... ella debería haber sido sincera conmigo.



-Deberías darle algo de tiempo... siento que en parte es culpa mía, tal vez debí hablar con ella al día siguiente.



-Deja que yo me encargue, ojos grises, luego hablaré con ella -prometí.



No quise indagar más por el momento, la charla siguió por otros lugares hasta que terminamos de almorzar.



Al terminar las clases, me encontré con Seb por la salida principal y me subí a su bici como ya era costumbre. Apoyé mi cabeza en su amplia espalda y me dejé llevar.



-¿A dónde vamos hoy? -preguntó mientras empezaba a pedalear.



-No lo sé, ¿nos perdemos? Exploremos un poco.



-Suena a un plan para mí -respondió mientras daba la vuelta en una esquina cualquiera.



Así dimos vueltas por toda la ciudad, habían lugares que no conocía, un mariposario hermoso al que entramos, los colores brotaban aquí y allá volaron por encima de nuestras cabezas. Luego encontramos un vivero, estaba lleno de muchas plantas que no había visto nunca, tulipanes, guarias moradas, Dalias, también plantas comestibles como, albahaca, romero, pequeñas tomateras, incluso pequeños melocotones. Luego empecé a recordar el camino por dónde íbamos... no me gustó nada hacía dónde pedaleaba. Quise volver pero antes de pedírselo a Seb era demasiado tarde...




-¿Qué es este lugar?



Un edificio desgastado y abandonado se exhibía frente a nosotros. Tenía los techos rojos y aunque ya casi no se notaba a nivel del rodapié iba a cuadros blancos y negros.



-"¿Que era?" Sería la pregunta correcta -respondí con los ojos vidriosos-. Era un autódromo. Antes se disputaban carreras de todo tipo aquí, tenía tres circuitos, uno para monoplazas, uno para karts, y el otro para coches de stock. Antes se hacían incluso grandes premios en esta pista. ¿Podríamos volver por favor?



Suspiré tratando contener el llanto.



-Si quieres, pero tú eras la que quería explorar -preguntó efusiva e inocentemente-. Pareces saber mucho de esto. ¿Estás segura de que no quieres contarme más de este lugar?



Me calmé un poco y camine hacia la entrada. Saqué mi llaves y entre todas ellas encontré una olvidada.



-Ven, te lo voy a contar, tenía ganas de hacerlo pero no sabía cómo -dije mientras abría la puerta del vestíbulo.



Estaba sorprendido con lo que acababa de hacer. No parecía entender muy bien lo que estaba pasando. Esperé a que llegáramos a la pista más grande.



-Antes te había dicho que mi padre era músico -empecé a narrar-, verás, eso sí era cierto, pero también era piloto. Uno bastante bueno si lo puedo mencionar. Esta pista que ves me hacía las de campo de juego, solía acompañar a mi padre y verlo correr. Me enseñó incluso a manejar Karts desde que tenía cinco o seis años, así que conozco el circuito pequeño más de lo que me gustaría admitir... Mi padre era todo para mí. Cómo te conté antes yo era la niña de los ojos de mi padre, a mi hermano nunca le ha importado mucho que yo haga la afirmación de ser su favorita.



-Wau tu papá era genial...-respondió sentándose al borde del antiguo y desgastado piano.



-Lo era en verdad -dije sentándome junto a él y acurrucándome en su hombro.



-¿Y qué pasó?



-Bueno, 21 de abril hace 7 años, era mi cumpleaños, iba a cumplir diez. Iríamos a ver a papá correr y luego habría una fiesta para mí. Todo iba muy bien, habíamos llegado temprano a la pista y me habían dejado quedar en la torre para ver a papá, él corría en un equipo pequeño y local, patrocinado por una compañía de autos pequeña. Cómo sea, se había logrado colar en el octavo puesto a base de... bueno de ser más terco que su hija -respondí con nostalgia mientras jugueteaba con el cabello de Seb.



Él alzó el brazo y me abrazó contra su pecho. Yo seguí jugando con su cabello como si nada.



-Todo iba bien, iban por la vuelta cincuenta... pero mi papá terco, como era quería llegar al menos a la cuarta posición, y adelantó uno tras otro a todos sus oponentes, eso lo escuché decir por el radio. Pero a nivel de la primera curva-dije señalando la curva que estaba a unos doscientos metros de nosotros-, quiso adelantar uno más... el otro piloto perdió el control e hizo que papá se estrellara contra el paredón, papá dió mil y un vueltas en el aire... el auto cayó con el eje trasero, eso rompió el bloque del motor, el auto explotó... pero no importaba mucho, papá había muerto en el aire, se quebró el cuello -dije con una lágrima en el rostro-. Con el accidente también murió el piloto que había perdido el control antes.



-Lo siento mucho Vic...



-Ya fue hace años Seb, solo no sabía cómo contarte todo esto -respondí mientras me acostaba en su regazo-. Con el accidente de mi papá al pueblo le dio pánico, exigió que el autódromo se cerrara y dos años después también se cerró el circuito de karts por falta de fondos, a pesar de la insistencia de mamá porque lo mantuvieran en memoria de mi papá. Con el tiempo el ayuntamiento nos cedió el autódromo cómo parte de la indemnización por la muerte de papá. La otra parte fue a nuestros fondos para la universidad. Así llegamos aquí a este punto, siempre llevo una copia de la llave de la entrada principal y de la salida a la pista, aunque nunca la había usado.



-Es una lástima que ya no se corra nada aquí... parecía ser un lugar genial, no sé mucho de carreras, pero definitivamente parecía un buen lugar para pasar un sábado.



-Lo era... No me gusta mucho mi cumpleaños, pero mamá insiste en celebrarlo, dice: «celebrar tu cumpleaños es mantener vivo el legado de tu padre». Yo puedo creer que tiene razón, ¿vendrás, verdad? -respondo tratando de alegrar un poco el tema.



-Por supuesto que lo haré, no me lo perdería por nada del mundo, ¿nos vamos? Tu madre me matará si llegamos tarde sin avisar.



-Sip -respondí poniéndome de pie-. ¿Me invitas a un helado de camino?



-Estaba a punto de sugerir lo mismo genio -dijo mientras lo ayudaba a ponerse de pie.



Así nos fuimos de la pista, cerré la puerta y nos fuimos... Tenía años de no ir a la pista, ahora que volví quiero volver tan pronto como sea posible, se siente el espíritu de mi papá en todos lados. Algunos dicen que para las niñas hay dos amores de sus vidas, su padre y el hombre con el que tal vez me case algún día. Aunque el pensamiento del matrimonio me parece anticuado, si alguien se acercaba a ese concepto de amor de mi vida era mi padre. Así que salí de la pista pensando en que, tal vez mamá tenía razón con la pista. Él amaba hacer tres cosas más que nada en este mundo, ser mi papá, ser músico y ser piloto; para mí era el mejor en las tres.





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