Cuando las palabras ya no dej...

By Valuvm

4.2K 474 105

"Dudé de mí, de mis cualidades, de mis emociones. Dudé si en realidad era bonita, si no era lo demasiado alta... More

Sinopsis
Nota.
Prólogo
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26

Capítulo 15

95 12 0
By Valuvm

¿De verdad le intereso?
¿Quiere estar conmigo o solo está mintiendo?
¿Puedo confiar en él?

—Diez.

Dejo que mi espalda choque contra la silla mientras escucho a Clau responder todas las preguntas de la profesora de matemática.

Cuando dice que es su clase favorita, lo hace en serio. Es un cerebrito con todo lo que tiene que ver con números.

—Y eso se lleva a… —empieza la profesora, pero es interrumpida de nuevo.

—A una raíz cúbica con un resultado de: dos coma quince mil cuatrocientos cuarenta y tres.

Ella sonríe con orgullo en cuanto Clau termina de hablar, es su alumna favorita, para sorpresa de todos.

Suspiro al darme cuenta de unos ojos que no se apartan de mí. Mi corazón golpea con demasiada fuerza al yo observarlo también. Nathan parece querer desaparecerme con la mirada. No puedo creer que lo está haciendo, ¿por qué se molesta tanto? Si alguien va a asesinar a alguien con la mirada, esa podría ser yo a él.

Pero él es así. Y aún no puedo creer cómo es que me dejé engañar antes.

Bien, pasando a temas más importantes…

Ayer, cuando papá se fue, mi hermano se ofreció a hacer la cena, creo que quería aligerar el ambiente tenso que se había creado. Cuando llegamos a comer decidí hablarle de Roman, de lo poco que sabía. Solo quería dejarlo salir todo. Y él me escuchó cada segundo, atento.

Sé que puedo contar con él en momentos en los que quisiera desahogarme, pero es… complicado tan solo pensar en admitir algo frente a alguien, frustrante por no dejar de darle vueltas a lo que podría pensar esa persona.

Por eso casi no digo lo que pienso.

La campana suena, como desgracia para mí, haciéndonos saber que la hora ya se ha acabado. No he entendido casi nada de la clase, además, ahora tenemos que ir a nuestros clubes y… no quiero hacerlo.

No cuando sé que Bradley Elliat va a estar ahí.

Ya estoy segura de que no quiero volver allí.

Es decir, jamás lo he querido, en realidad. Pero no tengo más opción.

No quiero volver a enfrentarme a Bradley luego de sus palabras. No me atrevo. Mucho menos después de haber salido corriendo así.

¿Y si eran sinceras? ¿Y si en realidad sí siente todo aquello?

¿Pero y si solo estaba haciéndome una broma? ¿Engañandome como ya lo había hecho antes?

No sé qué pensar.

—¿Ya te vas al club? —le pregunto a Clau  cuando salimos del salón.

—Sí. ¿Dónde está Natele? —levanta la vista un poco, pero parece no verla cerca—. También debería estar en ese camino.

—A lo mejor y sí lo está. Vamos antes de que podamos llegar tarde.

No dice nada ya que prácticamente la arrastro a los pasillos en que los clubes aguardan para no tener que hacerlo sola. Ella empieza a parlotear de no-sé-qué mientras caminamos hasta nuestros respectivos salones, yo lo único que hago es asentir cuando lo siento necesario.

Mi mente solo piensa en que detrás de esa puerta estará Bradley y yo… no sé qué voy a hacer.

—¡Suerte, June! —Clau se desvía para llegar a la puerta del club de pintura y yo tengo que dar los siguientes pasos sola.

En cuanto balbuceo una despedida, reanudo mi camino, sin prestar la más mínima atención a mis alrededores. Lo menos que quiero ahora es encontrarme con alguna mirada burlona. Llego por fin a la puerta correspondiente, entro y observo a los lados. No hay muchos alumnos aquí, uno que otro hablando entre ellos. Está temprano, es normal que falten varios, por lo general, yo siempre llego cuando la campana de entrada suena, así que es nuevo verme a esta hora por aquí.

Me decido por ir a buscar la guitarra y practicar un poco sobre lo que sé —que no es mucho—, para pasar el tiempo.

Pero me detengo al ver a la persona que está tocando su guitarra, sentado cerca del resto de ellas, parece concentrado, de espaldas a mí, mientras la melodía sale. Lenta y hermosa.

Creo que tardaré mucho en acostumbrarme a escuchar a Bradley tocar. Es nada más que… increíble.

—Hola, June.

No he tenido tiempo de escapar, tampoco es que hubiera podido hacerlo. Pero Bradley ni siquiera ha volteado, tampoco dejado de tocar, solo… lo dijo, de alguna manera sabe que me encuentro tras él.

No digo nada, tal vez esperando que así, de una manera muy tonta, ignore mi presencia.

Estoy un tres porciento preparada para este momento.

—Ven, siéntate junto a mí. —palpa la silla a su lado, ahora observandome de reojo.

Incomodidad, es la palabra con la que puedo definirme en este momento. Igual me obligo a caminar hasta donde me indica, demostrando que no siento nada por su presencia, a pesar de que es todo lo contrario.

Me acomodo en el taburete a unos quince centímetros de él. Puedo oler su varonil y perfecto perfume, escuchar su respiración, también sentir la pequeña mirada que me dirige. Jamás sentiría tan profunda una mirada como la suya, estoy segura de eso.

—¿Cómo te ha ido?

Su enorme sonrisa no está, su buen humor parece haberse esfumado, sus ojos, a pesar de lo profundos que aún pueden ser, se ven… apagados. No parece al Bradley Elliat que conozco.

Y aún así se esfuerza por hablarme.

No lo entiendo.

—Bien, supongo. —contesto tan rápido como las palabras logran llegar a mi boca.

Un pequeño silencio surge de un momento a otro. Algo nuevo, Bradley siempre tiene algo que decir, él siempre tiene algo a lo que yo pueda reprocharle.

Vuelve a lo que hacía antes de yo llegar, empieza a tocar. Su vista apenas ve las cuerdas, sus manos empiezan a moverse con delicadeza mientras la melodía llega a mis oídos. Es lenta, parece melancólica… triste.

Entonces nuestras miradas conectan. Sus ojos verde manzana me atraviesan. Sus manos siguen moviéndose en el instrumento mientras me ve. Y yo no puedo apartar la vista, por más que así lo desee.

O tal vez no lo desee en lo absoluto.

—¿Alguna vez hay escuchado cómo existen personas que se desenvuelven mejor a través de la música?

Niego con la cabeza, aún admirando el verde que adorna su iris.

—Bueno, soy una de ellas. —admite, yo ingiero sus palabras, una por una—. Me resulta mucho más fácil decir lo que siento a través de la melodía de mi guitarra. No lo sé, es algo que solo hago.

Un ápice de sonrisa aparece en sus labios, pero de deshace casi de inmediato. Parece distinto, y temo haber sido yo la que ha causado esto.

Pero, ¿qué digo? Eso no puede ser posible, no podía estar así por mí… ¿verdad?

—¿Cómo suena esto? —pregunta él,  sigue moviendo sus manos contra las cuerdas.

Es el mismo ritmo de antes, lento. Transmite…

—Aflicción, tristeza, pesadez… dolor. —pronuncio, mi voz haciéndose más baja de acuerdo al momento en que decía otra palabra.

Él asiente, aún observandome. Su vista cae en un punto vacío por un momento, pero casi de inmediato vuelve a mis ojos.

—Exactamente. —detiene las cuerdas, sus manos ya no se mueven, pero sus ojos parecen detallar mi rostro y tengo que contenerme a no ocultar alguna imperfección ocurrente—. June, no sé qué imagen tienes de mí, pero cada vez estoy más seguro que no es la que yo quisiera.

—¿Y… qué imagen quieres que tenga? —me atrevo a preguntar, luego de pelear en mi cabeza si debía soltarlo o no.

—Para ti soy el chico nuevo, mentiroso patológico y novio de una loca. Alguien a quien quieres mantener alejado, ¿verdad? —dice en su lugar, ignorando mis palabras.

No sé qué reacción sería la mejor, ¿la sorpresa? ¿el arrepentimiento? Así que solo hago una pequeña mueca con mis labios. No respondo, pero creo que es acto suficiente para hacerlo.

—Sí, supongo que podría entenderte si estuviera en tu lugar. —asiente, desviando su vista, luego de tanto tiempo, a un punto vacío—. Lo que no tengo muy claro es por qué no crees en nada de lo que digo. No tiendo a frustrarme con facilidad, pero cuando veo en tus ojos que piensas que solo digo mentiras… es difícil no hacerlo.

—Yo… lo siento —y lo digo en serio, sí que lamento esto.

Siento esto, siento tener que verlo tan decaído. Siento las enormes ganas que tengo por acercarme más.

También lo mucho que me cuesta confiar en alguien externo desde lo que Nathan me hizo. Gracias a él no puedo si quiera abrirme con August, es agotador, y muy, muy frustrante.

Jamás fui la persona más abierta del mundo, pero sí hacía el intento. Y desde esa noche… mi cambio fue radical. Mi inseguridad creció y mi miedo a acercarme a alguien también. Los nervios al hablar se intestificaron, el pánico y las terribles ganas de llorar me azotaron todos los días.

Odio no poder confiar en nadie.

Odio sentirme tan débil.

Odio mi vida.

—No, no quiero tus disculpas. —niega, sacándome de mis pensamientos—. No lo hagas, por favor. Yo…

—¿Te puedo hacer una pregunta? —pregunto antes de poder arrepentirme—. Pero, por favor, necesito que seas sincero. —suplico.

—Claro que lo seré, te lo juro. —no duda en decir.

Sus palabras casi me hacen arrepentirme. Tal vez es cosa mía, pero suena un poco… desesperado.

—¿Por qué me has mentido con respecto al video?

Cierra los ojos. Me obligo a mantenerme firme en mi posición mientras espero su respuesta, pero él solo dice:

—June, te he dicho que no sé de qué video me estás hablando.

Yo asiento poco a poco, buscando mi celular en uno de mis bolsillos.

—¿Que no lo has visto? Bien. Pues te lo enseño.

No sé de dónde saco el valor. No sé hasta qué punto he querido mostrárselo de verdad. Pero aquí estoy, buscando el video que tengo guardado en mi celular para torturarme por las noches. El mismo que me quitó el sueño muchas veces. Por el que recibí miles de burlas y comentarios críticos.

Ese que me hizo empezar a dudar de mí.

Bradley toma el celular con las cejas juntas, parece de verdad confuso, y lleva a sus ojos verdes a ver la pantalla de mi celular.

Ya sé lo que ocurre de memoria, los cortes para que la cara de Nathan no aparezca en pantalla y los momentos más vergonzosos en primera plana. Puedo decir sus diálogos sin siquiera pestañear.

Entonces termina, el video llega a su final y Bradley sigue observando a la pantalla, parece tenso, mucho, a decir verdad.

—¿Quién hizo eso?

—¿Ya me dirás que no lo habías visto?

—June, te juro que jamás había llegado a mis manos eso —suelta, negando con la cabeza demasiado rápido—. Dime quién lo hizo.

—Eso no importa.

—Importa más de lo que crees.

Parece en verdad preocupado, sus cejas juntas permanecen así por un muy largo rato, sus ojos verdes están algo… oscuros, si es que eso es posible, y sus labios forman una mueca.

—¿Es por esto que muchos se molestan tanto en soltar todas esas palabras contra ti?

Asiento, sin saber muy bien cómo reaccionar a su bardo de preguntas.

—June, dime por favor quién fue el responsable.

—¿Para qué? —mis cejas se hunden—. Fue hace mucho, ya no importa.

—¿Hace cuánto?

¿Por qué tantas preguntas?

—Mes y medio —bramo, no tan segura—. ¡No lo sé, Bradley!

—¿Mes y medio? June, fue demasiado reciente. Dime, por favor, quién ha sido el causante de eso.

Se ha despojado de su guitarra y doblado su cuerpo para estar frente a mí. Ahora no son solo los ojos. Estamos casi cuerpo a cuerpo.

—Por favor.

Es una suplica. Sigo sin entender bien el porqué de su insistencia, pero estoy segura que no quiero que siga suplicando.

—Nathan Hart. ¿Ya?

Pestañea un par de veces, al parecer sorprendido por mi confesión.

—¿El hijo de la profesora Mark?

—Sep. —asiento, con un sabor amargo apareciendo en mi boca—. Salimos un tiempo… aunque al final todo resultó ser una trampa para crear… eso.

Veo su cuerpo tensarse. Baja su vista un poco y junta sus cejas.

—Tal vez no me creas, y no te culpo porque...

—Te creo, claro que lo hago. —me interrumpe—. Es solo que estoy procesando todo esto. Nathan siempre me pareció un idiota, ahora sé que es más que eso.

No pude evitar hacer una mueca.

—Lo siento tanto, tanto, June. Tal vez no haya tenido nada que ver, pero estoy seguro que solo la persona más cabrona del universo es capaz de hacer algo como esto. No lo merecías.

—Sí, Nathan lo es. —me escucho decir casi en un susurro.

—Él no te merece —niega con la cabeza—. Jamás lo hizo. Qué idiota.

Sus palabras parecen tan sinceras. Sus ojos llegan hasta mí rostro, pero sigo viendo la tristeza en ellos.

Parezco no ser yo en este momento, porque no puedo evitar acercar mi mano a su mejilla, no la toco, pero he estado a punto de ello.

—June, lo que te dije ayer… —me tenso demasiado rápido, no creí que hablaría al respecto—. Solo quiero decirte que no me arrepiento, cada palabra, cada una de ellas, fue verdadera. Este sentimiento es verdadero. Perdóname si te asusté, no quise hacerlo de verdad, ni siquiera sabía sobre esto, si lo hubiera…

Silencio. Parece que se ha arrepentido de las palabras a continuación. Pero una pequeña risa atravesó por sus labios. La primera del día. Hace que mis músculos se relajen, de verdad que me gusta mucho escuchar lo armoniosa que es.

—Tengo también una pequeña fama con ser muy directo. No me gusta guardarme nada.

—Lo noté.

—De verdad que no quise incomodarte.

—No lo haces. Ya no, tranquilo.

Él asiente. Parece que va a decir algo más, pero un carraspeo le interrumpe.

—Okey. Parecen muy entretenidos hablando tan silenciosos así. Pero quería avisarles que la campana sonó hace cinco minutos —la voz de Gabdel se escucha en mi espalda—. Es decir, que llevamos cinco minutos viéndolos tontear.

Y rápido me doy cuenta de verdad en cómo estamos. Nos encontramos muy, muy cerca. Así que me alejo de inmediato, saliendo de mi insimismamiento.

Levanto la vista, solo para ver otra cosa que no pudiera tratarse del suelo… o Bradley. Logrando así que los ojos grises de Roman me intercepten, haciéndome recordar todo lo que había ocurrido la noche anterior.

Continue Reading

You'll Also Like

104K 3K 23
Una autocaravana era la solución para sobrevivir durante una semana, ¿pero y luego..? ¿Cuál era el plan? ¿Volver a Londres y vivir del cuento? ¿O sim...
5K 350 39
lo que dice el título, así que entren si les gusta el yaoi
3.4K 429 21
Amanda había ido junto con su mejor amiga a un hotel para las fechas de navidad con el único objetivo de pasarla bien. Lo que ellas no se imaginaron...
1.4M 71.3K 40
Ruda, complicada, y problemática. El diablo tiene los ojos verdes y el pelo castaño rubio. Su mirada es fría y cruel y su sonrisa torcida. El diablo...