Invierno de colores✓

By Mari_p08

187K 15K 6.2K

LIBRO 3. SAGA «COX» Ethan es el prototipo de chico tímido que por lo general no tiene muchos amigos. Mack es... More

SINOPSIS.
UNO
DOS
TRES
CUATRO
CINCO
SEIS
SIETE
OCHO
NUEVE
DIEZ
ONCE
DOCE
TRECE
CATORCE
QUINCE
DIECISEIS
DIECISIETE
DIECIOCHO
DIECINUEVE
VEINTE
VEINTIUNO
VEINTIDOS
VEINTITRES
VEINTICUATRO
VEINTICINCO
VEINTISIETE
VEINTIOCHO
VEINTINUEVE
TREINTA
TREINTA Y UNO
TREINTA Y DOS
TREINTA Y TRES
TREINTA Y CUATRO
TREINTA Y CINCO
EPÍLOGO

VEINTISÉIS

3.3K 313 98
By Mari_p08

26. Feliz navidad, galán

Me removí un poco en el suave colchón donde se encontraba todo mi cuerpo. Solté una profunda exhalación, acomodándome mejor en la superficie con tal de seguir flotando en ese sueño que me tenía casi sonriendo.

Nos veía. A mi novio y a mí. Estábamos en una especie de campo verde con los pajaritos cantando, el sol alumbrando en todo su esplendor, la paz y la tranquilidad. Estábamos juntos, en aquella banca, él abrazándome, yo abrazándolo. Mirando hacia un hermoso día.

Es cierto eso que dicen.

Cuando te enamoras sólo piensas en esa persona.

Y desde que yo lo admití, siempre ha sido así.

Mi sueño se vio interrumpido por algunas pisadas. No reconocía bien si se trataba de ello o no, pero no quería que me impidieran soñar. Intenté ignorarlas, lo que no conseguí, porque se hicieron cada vez más intensas, hasta que reconocí el ruido de una puerta abriéndose.

Mi mente reaccionó al ahora, despertándome en segundos. Me mantuve quieta, con mi rostro escondido en la almohada y mi cabello cayendo distraídamente a ambos lados.

Por un momento, los pasos fueron sigilosos. Mientras más se iba acercando, más empecé a notar su presencia. Y entonces, algo tocó mi mejilla dos veces.

—Mack —susurró bajito

Solté un gruñido lanzando un manotazo que no le dio

—Mack —insistió, esta vez empezando a mover mi espalda muchas veces—. Mack, despierta. Necesito que te levantes ya, ¿okey?

—Jonas —me quejé—. Déjame y ve a dormir.

—Es hoy —se inclinó para murmurar—. Santa visitó nuestra casa anoche. Hay regalos debajo del árbol, tenemos que abrirlos.

Eso poco a poco me hizo despertar mejor.

Me incorporé, levantando la cabeza de la almohada suave en donde la tenía apoyada. Pestañeé, poniendo una mueca. Mi pequeño hermano me miraba con ilusión en sus ojos. Algo que quise borrarle del enfado por haberme despertado.

No hice tal cosa. Emití un carraspeo, quitándome el cabello de la cara

—¿Qué dijiste? —terminé por preguntar

—Los regalos bajo el árbol —saltó a mi cama, cayendo de rodillas—. Hay muchos. Tengo que mirarlos todos, ¿de acuerdo?

—No sabes si todos son para ti.

—Claro que sí. Soy el niño de la casa, es obvio que todos son para mí.

—Entonces ve a abrirlos sólo.

—No quiero hacerlo sólo —casi pone una mueca lastimera—. Mack acompáñame, ¿sí? Intenté decirle a mamá, pero está dormida con papá y no quiero molestar.

Eso por poco me deja sentada abruptamente

—¿Dijiste... papá? —intenté procesar sus palabras—. ¿Él está aquí? ¿Dormido?

—Sí —asintió muchas veces

Consideré todo eso en mi cabeza

Si papá no se ha ido al trabajo quiere decir que quizás su alarma no sonó y ahora se despertará enojado con el mundo porque su teléfono no lo despertó. Eso, o definitivamente este día no puede ser más raro.

¿Papá no fue al trabajo?

Ahora qué sigue, ¿Qué Mike se despierte antes de las once de la mañana?

¡Ja! Eso sí que sería un milagro.

La puerta de mi cuarto se abrió otro tanto, sacándome de mis pensamientos. Giré mi cabeza con lentitud, precisamente para arrugar el ceño cuando pude identificar al rubio de mi hermano mayor asomándose por la entrada

Nos miró a Jonas y a mí

—¿Abrimos los regalos o qué?

Dicho eso, salió como si nada

Tuve que volver a parpadear un par de veces

—¿Eso... acaba de pasar? —le pregunté a él

—Sí —se encogió de hombros—. Como sea, no tardes, ¿sí? Quiero que veas todos los obsequios que Santa trajo para mí porque soy su favorito, te sentirás mal cuando notes que a ti no te trajo nada.

Se bajó de un salto y emprendió su caminar hacia la salida, donde se fue dejando la puerta todavía más abierta de lo que ya estaba.

Resoplé, moviendo un mechón de mi cabello

Te sentirás mal cuando notes que a ti no te trajo nada —repetí con un tono de voz más chillón. Me puse de pie, yendo entre quejidos por medio de susurros hasta el cuarto de baño—. No me interesa un estúpido regalo.

Una vez dentro, no pude evitar pensar

¿En serio todos eran para él?

Es injusto.

Es el ser humano que peor se comporta en el mundo. Al menos yo he hecho cosas buenas de las cuales me enorgullezco. Cosas, que por supuesto servirían para que Santa me trajera muchos obsequios.

No puedo creer que discuta por ello.

Ignorando la situación, me cepillé los dientes, hice mis necesidades, amarré mi cabello en una trenza, y bajé los escalones de camino al primer piso.

Sostenía mi teléfono en manos, el que por poco se cae cuando me di cuenta de que mis hermanos no eran los únicos en la sala

Mamá y papá también estaban ahí.

Ambos en pijama.

¿Papá en pijama?

Alto. ¿Acaso no piensa irse al trabajo?

Al parecer me esperaban, pues, todos se giraron abruptamente al oír mis pisadas en mis pantuflas. Me adentré a la estancia, frotando mis ojos para verificar que no estaba soñando.

No. Era la mañana de navidad.

Y mi familia estaba casi reunida.

¿Puede ser un día más raro?

Carraspeé, deteniéndome en el sofá más grande. Jonas ya estaba en el suelo debajo del árbol con la primera caja que estaba a punto de abrir. Mike estaba sentado, mamá y papá de pie, y yo, puse la cámara en mi teléfono para grabar las reacciones de mi hermanito

—Al menos actúa como que no espiaste cuando los empacábamos —le indiqué

Me miró mal

—Cállate. Los trajo Santa —rasgó el papel sin importancia, tantas veces que por poco rompe también el obsequio. Al abrir la caja, se topó con una figura de acción de esas que estaba soñando tener. Parecía una especie de robot. Su sonrisa era amplia—. ¿Ven? Les dije que Santa nos conocía.

Mike simuló una tos

—Es de mamá —susurró

—Oye —la nombrada le dio una palmadita en el hombro

—Bueno, ve con el siguiente —animó papá

De nuevo, mis cejas de arrugaron

Menos mal estoy grabando todo, o si no, no me creerían si sólo lo cuento

Jonas dejó su robot de lado y tomó otra caja, esta vez más grande. De nuevo, el suelo quedó lleno de envoltura rota, mientras mi hermanito se interesó, por obvias razones, en lo que estaba dentro.

Al abrirlo, se topó con lo que parecían ser unos patines

Los sacó, esbozando una radiante sonrisa

—Son... míos —celebró, empezando a dar saltitos sentado—. ¡Mamá, mira! ¡Son azules!

—Eso veo, mi cielo —le sonrió con ternura

El hombre de la casa, también terminó sonriendo. Eso me hizo saber que había sido su obsequio.

¿Le compró algo que le gusta y está aquí para ver su reacción?

De acuerdo, es momento de pellizcarme para confirmar que no estoy soñando.

Jonas dejó todo suavemente a un lado y pasó a tomar otra caja. Confuso, porque esta, estaba envuelta en un color rosa suave. Pareció leer la etiqueta, y luego soltó un bufido

—Para Mack —lo arrojó sin importancia

—¡Oye! —me apresuré a tomarlo, dejando el teléfono pausado a un lado. Oí un estruendo y eso me hizo agarrarlo rápidamente por si acaso algo se había roto

¿Para mí?

Volví a mi asiento, empezando a abrirlo. Mamá pareció susurrarle a Jonas que esperara mientras yo abría mi obsequio y al menos el enano, de mala gana, se mantuvo quieto.

Todas las miradas se posaron en mí

Leí la etiqueta por completo

De papá y mamá

Volteé a verlos, la mujer me guiñó un ojo.

Soltando un suspiro, volví a concentrarme en mi labor. Me encontré con una nueva agenda y muchos plumones de colores. Eso me hizo sonreír, más abajo, otra cajita que tomé entre mis manos.

Eran unos pendientes en forma de diamante.

Les sonreí a los dos

—Gracias —murmuré

—Sí, sí, como sea —Jonas le restó importancia—. Centrémonos en mí, ¿quieren?

Dejando todo de lado, volví a tomar el aparato para grabar. Esta vez, tomó una caja color rojo. Leyó la etiqueta con una sonrisa, en segundos, la borró inmediatamente, quedando casi mudo.

Nos miró a todos

—Es para Mike —susurró

El nombrado se quedó helado

—Eh, no importa —se lo lanzó con fuerza. El rubio tuvo que hacer maniobras para tomarlo, hasta que consiguió tenerlo en sus manos—. Sigamos con otro para mí.

—¿Quieres abrirlo? —le preguntó mamá a mi hermano mayor

Este lo hizo.

Y no sabía qué era más confuso.

Que papá hubiese colaborado para comprarle un nuevo suéter a Mike, que Mike les agradeciera a ambos, o que tanto mi hermano como yo hayamos recibido obsequios de parte de nuestro querido padre.

No se supone que nos extrañemos tanto.

Pero lo cierto, es que era algo insólito.

Ojalá Jasmine hubiese estado aquí.

❄️

Luego de terminar de abrir nuestros obsequios, Jonas se vio más feliz de tener un montón de juguetes nuevos, por lo que, fue el único que se quedó en la sala jugando con ellos. Mamá se fue a hacer el desayuno, papá se fue a la habitación, Mike fue a arreglarse para ir con Wendy, así que me dio una idea de hacer lo mismo.

Saqué de mi habitación una nueva caja que había guardado bajo mi cama, tomé mi abrigo en la entrada, le dije a mamá hacia donde iba, y emprendí mi caminar fuera de casa.

Crucé la calle, subiendo los escalones para entonces tocar la puerta con mis nudillos

Del otro lado no tardaron ni dos segundos en abrir. Ethan me obsequió una radiante sonrisa

—Te vi viniendo hacia acá —reveló

—¿Así que me estabas espiando?

—Sólo quería saber a qué hora estarías libre.

—Lo estoy ahora —escondí mis manos detrás de mi espalda—. Y no vas a creerlo, Santa visitó mi casa anoche y dejó una caja que dice tu nombre, ¿no es extraño? Le dije que no vivías aquí, pero me dijo que yo sería la más indicada para dártelo.

Su sonrisa se agrandó

—¿Lo dices enserio?

Me encogí de hombros

—Podrías tomarlo y ver qué tal te parece.

Salió un poco de la entrada, acercándose un paso, miró hacia mi casa, pasó a mirar lado a lado, e incluso detrás de él. Y sólo cuando pudo comprobar que nadie nos veía, fue cuando volvió a mí

—¿Me dejarás entrar? Tengo...

No me dejó completar la frase. Sus brazos rodearon mi cintura y se acercó lo suficiente a mí. Mi cuerpo se fue hacia atrás, me sostuvo para no caer mientras juntaba nuestros labios en un muy alocado beso.

Literalmente, quedamos en una posición de película

Sólo pude reír, correspondiendo a su acción con muchas ganas.

Acaricié su mejilla, devolviéndole el beso suavemente

Al separarnos, volvió a ponerme de pie, con él frente a mí sin soltar su agarre de mi cuerpo. Tomé aire

—¿Qué fue eso? —pregunté

—Santa también dejó algo para ti —reveló—. En mi habitación, ¿puedes creerlo?

Me reí, tomando el cuello de su sudadera

—Lo creo —besé sus labios—. Quiero ver de qué se trata.

Se tomó un momento para escudriñar mi vestimenta

—¿Saliste de tu casa en pijama?

—¿Se ve mal?

—No —negó rápidamente. Acarició mi mejilla al retirar un mechón de mi cabello—. Con todo te ves hermosa.

—¿Incluso recién despierta?

En especial recién despierta.

—Qué bueno que aún te gusto —canturreé

—Siempre vas a gustarme —me dio otro corto beso—. Ya, entremos. Debes estar congelándote aquí afuera.

—Claro. Quiero ver ese obsequio —le saqué una risita cuando le pasé por el lado, sujetando su mano para jalarlo. Apenas y alcanzó a cerrar la puerta con torpeza. Me siguió en medio de un pequeño trote hacia las escaleras—. ¡Buenos días, señor y señora Houston!

—Buenos días, Mack —me respondieron

Subimos de dos en dos, deteniéndonos en su puerta. Ethan la abrió para mí. Emocionada, me adentré rápidamente y me detuve en el centro de esta

—¿Y bien? —presioné, con la respiración acelerada

Cerró, con una sonrisa

—Mack... primero quiero que sepas que no es gran cosa —se rascó la nuca—. Digo, no quiere decir que sea poco, hablo de que...

—Me encantará —le aseguré, interrumpiéndolo—. ¿Puedes dármelo?

Con un suspiro, se acercó a su escritorio y abrió el cajón de este. Sacó una pequeña caja rosa con un moño y me la tendió. La tomé para abrirla rápidamente.

Su mirada se desvió, como si estuviera nervioso.

Dentro, me topé con una especie de collar. No cualquier collar. Este tenía un dije en forma de corazón rojo con una vendita, y la cadena era dorada.

Lo sujeté para ojear

—Espero que te guste —murmuró

—Ethan, es precioso —exclamé

—¿En serio?

—Me encanta—lo saqué por completo y le di la espalda—. Pónmelo, por favor.

Me lo recibió. Hice mi cabello a un lado y le permití posarse lo suficientemente cerca para pasar el dije frente a mí. Tan pronto lo abrochó, no pude dejar de mirarlo con una sonrisa

Volteé hacia él

—Ahora quiero que me digas cuál es su significado especial —pedí

—¿Cómo sabes que tiene uno?

—Porque eres tú.

Eso volvió a hacerlo sonreír. Se tomó un momento, pasando saliva

—Serás una grandiosa doctora, Mack —acarició el objeto con delicadeza—. Quiero que salves vidas, así como salvaste mi corazón.

Mi sonrisa se borró lentamente, y mis ojos se llenaron de lágrimas

—¿Lo dices de verdad?

Asintió poco a poco, mirándome con fijeza

—Estoy... —se cortó a sí mismo, soltando un largo suspiro—. Tan enamorado de ti.

No fui capaz de responder por unos segundos

—Me diste un significado del amor completamente diferente al que conocí. —continuó—. Convertiste esa parte de mi vida en una total felicidad. Tú me haces sentir que todo vale la pena cuando te veo. Y que lo valdrá siempre y cuando estés conmigo.

Me adelanté, dando un paso. Tomé su rostro y junté nuestras frentes

—Eso suena a que me amas —susurré

Volvió a sonreír, dándome un ligero asentimiento

Mi pulso se disparó. Junté nuestros labios otra vez, en esta ocasión muy diferente a como había sido antes. Como si fuese el momento más especial de nuestras vidas, como si por fin, hubiésemos podido decir lo que tanto estábamos sintiendo desde hace mucho tiempo.

Atraje su boca a la mía, choqué nuestras lenguas y la moví lentamente, demasiado lento y largo, queriendo que estuviéramos así para siempre. Mis manos bajaron por su pecho, hice puños su camisa. Ethan sujetó mejor mis mejillas y ladeó mi cabeza, devolviéndome el gesto de la misma forma, con las mismas ganas y las mismas emociones.

Qué tanto bien había hecho en mi vida.

Como para merecerlo.

El aire se nos terminó, me separé poco a poco, dejando la misma reducida distancia. Nos sonreímos de la misma forma

—También estoy muy enamorada de ti, Ethan Cox. Mi corazón te pertenece.

—Te aseguro que lo cuidaré como no lo imaginas.

—Confío en ti —dejé un último beso—. Ahora mi obsequio.

Me dio algo de espacio. Le tendí la cajita que recibió felizmente. Esperé lo que tuviera por decir, poniendo mis brazos atrás de mi espalda y balanceando mi cuerpo hacia adelante y hacia atrás.

Ansiosa.

Al abrirlo, se encontró con nada más y nada menos que una pulsera. No era cualquier pulsera, tenía distintos dijes colgando. Entre esos, dos iniciales.

E & M

—Así me recordarás mientras la lleves.

—Mack, tú vives en mi cabeza las veinticuatro horas de cada día —relamió sus labios—. Es hermosa.

—Te la pongo —le ayudé a abrocharla en su mano izquierda

Volvió a besarme cuando terminé

—Feliz navidad —susurró sobre mis labios

—Feliz navidad, galán.

Esperaba que esta, tan sólo fuese la primera de muchas más.

❄️

—El amor es hermoso.

—Lo sé, es taaaaaaaaaan lindo.

—Es verdad eso que dicen, todo tiene más color y es más... feliz.

—Creo que las estrellas dicen su nombre cada vez que alumbran el cielo.

—Creo que todo tiene sentido en esta vida si estamos juntos.

Nos quedamos un momento en silencio.

Sí, habíamos dejado de juntarnos para hablar muchas cosas de muchas personas, algunas que ni conocíamos. Ahora nos juntábamos para hablar de dos... dos seres humanos que se habían ganado todo nuestro amor en tan poco tiempo.

Wendy y Mike

Ethan y yo

Ahora veíamos la vida de forma diferente.

Oh, bueno, quizás digo eso porque en estos momentos estamos en el sofá, de cabeza y probablemente la sangre ya se haya subido hacia nuestro cerebro y eso significa que cuando nos levantemos daremos muchas vueltas en el mismo punto.

Pero eso no importa

Me obsequió un collar

Me empecé a reír, no una risa divertida sino más bien, embelesada

—Amiga —me codeó—. Estamos tan perdidas.

—Sí, eso creo.

—No es malo completamente, ¿o sí?

—No lo sé

—No parece.

—Entonces no lo es.

Nos quedamos un momento en silencio

—¿Está mal si te digo que amo a tu hermano?

—Es normal, mi hermano te ama —me encogí de hombros—. Es bonito cuando es correspondido. Significa que estarán juntos para siempre.

—¿Significa que la distancia no será un problema?

—¿Se distanciarán? —pregunté, confundida

—No lo sé —lo consideró por un momento—. Recibí dos cartas de aceptación. Una de la universidad de aquí en Oxford, estudiaría ciencias de la computación, pero si me voy a Nueva York estudiaría en la MIT. De las dos formas sería un cerebrito.

—No es tu culpa que esas cosas se te hagan tan sencillas.

—El punto es que no sé. Mi madre dice que Oxford es la mejor universidad.

—Pero...

—Pero estaríamos muy lejos. Y en Nueva York también tendría un buen futuro.

Suspiré

—Tu vida es complicada.

—No tanto como la tuya. —sentía su mirada puesta en mí, estiré mis dedos para mirar mis uñas—. ¿Ya pensaste en lo que harás? Tu padre sabe que las cartas de admisión llegaron hace una semana. ¿De verdad no te ha preguntado nada?

—No...—fruncí el ceño—. Es raro, ¿verdad?

—Igual tienes que decirle que no aplicaste a lo que él quería, sino que te irás a Columbia el próximo año.

—No es tan fácil —me quejé, soltando un bufido

—Mack, tarde o temprano lo sabrá.

Pasé saliva, considerándolo

No tiene caso. Wendy tiene razón, no tiene caso que no le diga nada, tarde o temprano lo sabrá. Pero no sé bien cómo empezar.

¡Hey, papá! ¿Recuerdas que querías que fuese quien heredara las empresas? Pues lo cierto es que no lo haré porque quiero ser doctora. Espero me apoyes en este nuevo sueño y consideres enviarme una mensualidad sin falta para mis gastos en una universidad a la que tú no querías que asistiera.

Cerré un momento mis ojos

Estoy tan frita.

El sonido del timbre abruptamente me sacó de mis pensamientos. De la impresión, intenté ponerme en pie demasiado rápido y terminé girando mi cuerpo hacia donde no debía. Lo próximo que pude sentir fue como caí directo a la mesa de vidrio con la que terminé golpeándome la frente. Solté un gruñido, terminando en el suelo

Wendy se incorporó, mirándome con extrañeza

—¿Acabas de dar un giro mortal?

Me quejé

—Creo que sí. Auch.

El timbre volvió

—¡Ya voy!

Se puso de pie y se fue en medio de tropiezos hacia la puerta. Al abrir, supongo que Mike la sostuvo cuando casi se cae. Escuché muchas voces, por lo que terminé sentándome en la superficie, aún con mi zona golpeada palpitando

Puse una mueca

—¡Ethan! —al verlo, me puse de pie rápidamente. Me fui a su encuentro, rodeando su torso con mis brazos—. Te extrañé.

—Ahm... claro. ¿Acaso comieron algo que no debían?

—¿Por qué lo preguntas? —lo miré desde mi posición

Estudió mi rostro, deteniéndose en mis ojos. Sujetó mis mejillas con sus dos manos

—Tienes las pupilas dilatadas.

—Oh —me reí—. Es que Wendy encontró dos brownies en la despensa. ¿Puedes creer que llevaban mucho tiempo allí? Que suerte que no los desperdiciamos, ¿verdad? Joder, debí guardarte un poco.

Pasó a mirar mi frente

—Estás sangrando. ¿Qué diablos fue lo que sucedió?

—Se cayó y se golpeó —Wendy se rio hacia Mike—. ¿Vamos a mi habitación?

—¿Están locas? —preguntó mi hermano—. ¿Por qué comen algo como eso? O mejor aún, ¿de dónde sacaste eso, Wendy?

—Se los compré a un chico el otro día —murmuró—. Mencionó que era para un campamento que tenía que hacer con sus amigos y que estaba recolectando dinero. No fue gran cosa. De hecho, estaban deliciosos.

—Lo estaban —asentí muchas veces

Ethan negó

—Ven —tomó mi mano—. Wendy, ¿tienes un botiquín?

—Encima de los estantes, creo. Anda, Mike, vamos a mi habitación.

—No vamos a ningún lado y menos...

—Pero tengo ganas.

—Dios mío —se atoró con su propia tos

Me reí, dejando que Ethan me llevara hacia la cocina, algo lejos de donde estaban por lo que no pude seguir oyendo lo que dijeron. Caí sentada en el taburete.

Ahora entiendo por qué todo me daba vueltas.

Maldición, me drogué y no supe cómo.

Me reí sin razón

Ethan volvió a mí con la caja blanca en sus manos. Me miró, y entonces la abrió para sacar un tarro de alcohol junto con unas venditas

—Genial —susurró

—Suerte que Jonas no vino. ¿Lo imaginas?

—No —llegó a mí. Hizo mi cabello a un lado y se fijó en la herida, poniendo una mueca—. Maldición, Mack. ¿No podías tener más cuidado?

—Lo siento —murmuré

—Descuida —pasó el objeto mojado suavemente por la herida. Arrugué las cejas por el pequeño ardor. Sopló—. Ya está

Me quedé mirándolo

Sí que era muy fácil estar enamorada de él.

—¿Qué hacías con Mike? —le pregunté

—Lo acompañé a comprar algo. Trajimos comida, por cierto.

—Uh, yo quiero —me apresuré a decir

—Quieta —sujetó mi rostro, antes de que saliera de sus brazos rápidamente—. Te traeré lo que quieras, ¿sí? Por ahora déjame curarte.

Se lo permití, concentrándome en él

—¿Te habían dicho que eres... demasiado guapo como para existir?

—No —respondió, dándome una breve mirada. Se volvió a concentrar en su labor—. No me distraigas, por favor.

Volví a sonreír

—Ya no te sonrojas.

—No tanto —carraspeó

—Puedo decirte algo que te sonroje, ¿sabías?

—No lo digas ahora.

Junté su cuerpo al mío, dejándolo entre mis piernas. Mis ojos brillaron con diversión, mientras me aferré a su camisa para tenerlo cerca

—También tengo ganas —susurré

—Jesús —abrió mucho los ojos, carraspeando. Me empecé a reír al notar que cumplí con mi objetivo, dejar su rostro completamente rojo—. Basta.

—Te ves adorable.

—Es por la droga, es por la droga —susurró para sí mismo, no sé cuántas veces

—Lamento esto —murmuré—. No tenía idea de que los brownies tenían esas cosas, lo juro. De haberlo sabido no los hubiese comido.

—Te creo —terminó de limpiar la cortada, para entonces poner una curita sobre ella—. Creo que ya está.

—Bien —tanteé con mis dedos, los retiró suavemente

—Trata de no tocar —guardó todo

Esperé hasta que fue a la cocina y lo dejó dónde estaba, luego volvió a mí

—¿Ahora qué? —ladeé mi cabeza

—Ahora nada —suspiró, recostándose en la pared—. Esperaremos hasta que se te pase. No quiero llevarte así a tu casa o tus padres me prohibirán que vuelva a acercarme a ti.

—¿Y cuándo tardará?

—No lo sé —miró el reloj de su muñeca, justo al lado de la pulsera que le había obsequiado. Eso me hizo sonreír con más ganas—. Quizás una hora o dos.

—¿Y qué hacemos mientras tanto?

—Ahm... procurar que no des más giros mortales.

Reí, haciéndolo sonreír

—Tengo mucha hambre —revelé

Asintió

—Comeremos y hablaremos, ¿te parece? En estos momentos pareces ser más honesta de lo usual.

Entrecerré mis ojos

—¿Acaso te aprovecharás de los profundos secretos que te contaré?

—Sí —contestó simplemente

Suspiré

—Acepto.

❄️

Al anochecer, volví a casa gracias a mi novio. No era muy tarde, por lo que cuando entré a mi vivienda, después de despedirme de Ethan, todos se encontraban despiertos. Mike se quedó un poco más en casa de Wendy, por lo que entré completamente sola.

Me quité mi abrigo, dejándolo colgado en el perchero. Me dolía la cabeza, supongo que por el golpazo que me di y nada más. No tenía muchos recuerdos de lo que había dicho. Al menos, pareció que todo había vuelto a la normalidad

Recordatorio: No confiar en la comida de Wendy.

Nunca más.

Froté mis brazos, acercándome al comedor de donde supongo provenían todas las voces. Al entrar a este, me topé de frente con mis padres y Jonas compartiendo la cena.

¿Mis padres y Jonas?

De acuerdo, no quiero pensar que la droga me hace ver cosas que no son.

Pero no es así.

Sí están ambos aquí. Con mi hermanito. Como una familia.

Mis pasos fueron lentos y calculados. Los tres se callaron y me dieron una mirada tan pronto me acerqué. Les brindé una tensa sonrisa, tomando asiento en mi lugar habitual

—Hola —murmuré

—¿Tienes hambre? —me preguntó mamá

—No... —dudé—. De hecho, comí mucho en casa de Wendy. Pensaba irme a dormir.

—¿Tan temprano? —continuó diciendo

—Sí...

—Quédate un rato —propuso papá—. Comparte algo de tiempo con tu familia.

«Comparte algo de tiempo con tu familia»

Su actitud no me da buena espina.

Ni un poco.

—Estoy algo cansada —revelé, poniéndome de pie con el cuerpo entero alarmado. Salí de mi asiento, dando algunos pasos atrás—. ¿Les parece si hablamos mañana?

Ninguno me respondió, lo tomé como un sí.

Guardé las manos en los bolsillos tarseros en mi pantalón y emprendí mi caminar a pasos lentos, aunque calculados

Quisiera haber ido más rápido, pero no quería que pensaran que oculto algo, por eso intenté ser discreta.

Igualmente, no pareció que me sirvió de mucho, pues no pude salir del todo, cuando su voz me devolvió

—Antes de que te vayas —papá carraspeó—. Me gustaría enseñarte algo.

Volteé, con mi corazón empezando a latir muy rápido

Mamá agachó la cabeza y Jonas fingió entretenerse con su juguete. Eso me hizo saber, que, a pesar de haber más personas en la estancia, sólo estábamos él y yo.

Tragué grueso

De acuerdo, no te desesperes

—¿De qué? —presioné

—Ya que hoy fue el día de entregar obsequios —pareció tomar algo de la silla vacía a su lado—. Quiero darte el mío.

—No es necesario, yo...

—Insisto —me tendió lo que parecía ser un sobre—. Te gustará.

Titubeé en gran medida.

Maldición.

Algo me dijo que no sería un obsequio precisamente. Y lo que mi madre me dio esta mañana fingiendo que lo habían hecho juntos, en realidad no había sido así.

Mis pasos fueron lentos otra vez, tenía las piernas temblando y por más que intentara, no podía ir más rápido. Con suavidad, al terminar de acercarme, recibí el sobre y lo sostuve por unos segundos, sin saber qué hacer

Él se quedó mirándome

—Ábrelo. —animó

Tomé aire, para entonces hacerlo. Mientras rasgaba el papel con suma lentitud, mi padre continuó hablando

—Quise dártelo desde hace varios días ya, pero pensé que sería buena idea esperar hasta el día de navidad especialmente para entregártelo. Después de todo, es la tradición, ¿no?

Encontré un papel doblado. Una especie de carta

No. Puede. Ser

El destinatario era obvio

Oficina de admisiones, universidad de Columbia, Massachusetts

Mierda.

Entreabrí mis labios, balbuceando

—Papá, yo puedo...

—Aún no has visto nada. Quiero que lo abras por completo, tu madre y Jonas deben saber de qué se trata, ¿no te parece?

Sentí mis ojos cristalizándose demasiado rápido.

Por primera vez, estaba conociendo el miedo de verdad

Tomé aire profundamente, a pesar de que mis pulmones no sabían recibirlo

—Mack. Léelo —ordenó

—Ahm... —sorbí mi nariz, pestañeando un par de veces. Mi voz salió temblorosa—. Apreciada aspirante...

—Ajá —animó, cruzando sus manos sobre la mesa

—Mackenzie Anne Blythe —proseguí, soltando el aire con lentitud—. De parte de la facultad de salud de la universidad de Columbia. Nos complace anunciar que ha sido aceptada para cursar la carrera de medicina el próximo semestre. Esperamos su confirmación y...

—¿Qué cosa? —mi madre me miró abruptamente

Cerré mis ojos por un segundo, retomando mi respiración

—Papá, si me dejas explicar...

—Había estado revisando el correo todos los días, a toda hora, a pesar de que estuviera plagado de trabajo, no había día que no lo hiciera, porque sabía que las cartas de admisión no tardarían en llegar y esperaba recibir la tuya.

Negué muchas veces. Una lágrima bajó por mi mejilla sin dejarme procesarlo

—Yo...

—Bien. —asintió—. Ahora vas a sentarte. Y hablaremos. 





*

Nueve caps para el final:)

¡Gracias por leer!

Instagram: mar_.watt

<3

Continue Reading

You'll Also Like

94K 5.2K 10
El laberinto solo fue el comienzo de todo lo demás, ellos creerán estar a salvó pero se enfrentarán a cosas peores. Todo será nuevo y más peligroso p...
7.3K 560 15
Ada llegó a Boston como estudiante de intercambio para encontrar la felicidad y escapar de su vida tormentosa. Ella espera no volver a ser como lo er...
5.6K 309 11
-¿¡8 pecados!?, no eran ¿7? - no, se unió uno más, más bien dicho una más. es la más fuerte de los 8, tenemos que encerrarla - capitán pero si es m...
43.4K 3.1K 34
Dicen que solo hay un paso del odio al amor. Y bueno Amelia y Adrián son la prueba de eso, pero cuidado no todo es tan fácil. Aunque los dos tengan c...