FOREIGNER [Chishiya Shuntaro]

By raughan

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Chishiya Shuntaro, el enigmático jugador maestro, cruza destinos con Iryna Kravets, una ucraniana cuyo pasado... More

INDICE
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FINAL
Extra

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By raughan

—Desde el principio lo supe —expresa la castaña, irradiando orgullo mientras realiza un ademán con la mano durante su caminar. Chishiya, al percatarse, levanta una ceja. —Que ese tipo era la J de corazones

—¿Ah, si?

—Era obvio —comenta con evidente seguridad —. Actuaba de manera excesivamente extraña —explica de manera concisa.

A pesar de no haber dormido en casi quince horas, ella muestra una energía notoria, mientras que el rubio está claramente anhelando una cama.
—Pero fue Banda quien lo descubrió primero.
Con ese comentario, el rubio finalmente despierta por completo de su somnolencia.

—¿Banda? ¿El de la camisa azul? —frunce el ceño.

—Exactamente —asiente ella—. Tiene una intuición sorprendente.

De repente, Chishiya se siente incómodo, no por estar con ella, sino como si estuviera... celoso.

-¿Tiene una intuición sorprendente, dices? —alza una ceja y trata de ocultar su leve incomodidad con una sonrisa interesante.

—Sí, sorprendente. Parece tener un sentido muy agudo. —ella lo observa de reojo, con curiosidad, y entonces nota la extraña mueca en la sonrisa del rubio, como si estuviera sonriendo pero conservara una incomodidad palpable. Ella frunce el ceño —¿Te molesta, verdad?

Cautamente, Chishiya niega con la cabeza, tratando de disimular cualquier rastro de molestia.

—No, no me molesta. Solo me sorprende. No pensé que alguien pudiera superar mi habilidad para detectar cosas.

La castaña suelta un bufido, una mezcla de incredulidad y diversión baila en sus ojos.

—Engreído —sus miradas se entrecruzan brevemente mientras ella, con elegancia, abre la puerta para adentrarse al edificio donde habían dejado sus pertenencias.

Avanzan en silencio hasta la habitación; las primeras luces del amanecer pintan el cielo con tonalidades suaves. Mientras Iryna se deja caer con gracia sobre la cama, Chishiya ocupa el borde y comienza a despojarse de sus zapatos.

—Fue más largo de lo que esperaba —suspira, desprendiéndose de una zapatilla con un gesto casi teatral.

Iryna bosteza, y en cambio, se deshace de las zapatillas sin necesidad de utilizar las manos mientras deja escapar un suspiro.

—Fue el juego más extenso de todos -menciona ella, acomodándose y abrazando la almohada; no tiene intenciones de desvestirse, la fatiga pesa en sus párpados.

—Deberíamos dormir hasta el mediodía —sugiere él, lanzando una mirada de reojo.

—Es justo lo que haré —la cama se siente tan acogedora en ese momento que no puede resistirse a acomodarse un poco más, sumergiéndose en la gratitud de descansar en un colchón decente.

Chishiya sonríe y se quita la campera; ni siquiera se molesta en levantarse para dejarla en la silla, simplemente la deja caer al suelo, quedando vestido solo con sus pantalones y una camiseta negra que resalta los contornos de sus brazos. Iryna lo observa con atención desde su posición, captando cada detalle con una mirada aguda.

—Supongo que lo merecemos después de esa partida.
Con sumo cuidado, el rubio se desliza entre las sábanas, entregándose a la acogedora calidez de la cama. Después de unos momentos de silencio, siente la necesidad de romperlo.

—Buenas noches, Iryna. —se estira ligeramente, relajándose en el confort del colchón.

Iryna le responde con una sonrisa, girándose para darle la espalda.

—Buenas noches, Shuntaro.

Un breve lapso de silencio se instala, como si el pensamiento rondara la mente del rubio. Luego, como si hubiera decidido algo, se desliza suavemente bajo las sábanas y se acerca a la chica, pasando una mano con ternura alrededor de su cintura.

—¿Puedo?

Iryna, sorprendida por la solicitud, abre los ojos por un momento, manteniéndose alerta. Pero después de un instante de tener la respiración contenida, reacciona con rapidez y le devuelve la sonrisa, acurrucándose más contra él.

—No me lo esperaba, pero no me molesta en absoluto. — cierra los ojos, complacida y completamente cómoda, ajustando la cabeza sobre el brazo que Chishiya tiene libre.

Ambos se sumergen en el sueño casi al instante, enredados el uno con el otro, sintiéndose relajados y conectados de una manera especial. Cuando la castaña abre los ojos de nuevo, Chishiya no esta lejos. En lugar de alejarse, como es habitual después de un sueño, está sentado con sobre el respaldo de la cama, leyendo una revista comercial y saboreando una galleta. Aunque está absorto en la lectura, una mano cariñosa descansa con afecto en el cabello de Iryna, reafirmando su cercanía.

—¿Ya es mediodia? —pregunta Iryna sin moverse, apenas abriendo los ojos. La suave luz del día se filtra por la ventana.

Chishiya asiente con la boca llena, observándola desde su posición en la cama.

—Sí, dormiste como un tronco. —Iryna se estira con poca gracia, dejando escapar un bostezo, mientras el rubio vuelve a poner la mano en la revista. El le ofrece el paquete abierto con galletas.

—Intento disfrutar de este momento de paz mientras dure. — ella acepta y saca una galleta de arroz. En la atmósfera tranquila de la habitación, el crujir de la galleta resuena como una melodía de serenidad. Ambos se sienten cómodos, como si el tiempo se hubiera detenido en ese instante.

—Aun tenemos tres dias antes de tener que volver a jugar. — comenta, desviando la vista hacia ella por un momento.

-¿No crees que es mejor acabar con los juegos de las figuras cuanto antes? Así podremos averiguar qué prosigue mucho más rápido.

—Tienes un punto. —señala él. —Además, ya hemos avanzado bastante. —Chishiya asiente mientras termina de comer. La habitación queda en silencio por un momento. —Optaré por uno de diamantes declara, sin sacar la vista de las páginas de la revista. Iryna, a su lado, parece reflexionar un momento.

—Deberíamos dividirnos para agilizar las cosas. Iré por uno de tréboles —dice con la boca llena; él la mira con preocupación. Ella se encoge de hombros. —Me urge corretear un rato, no puedo quedarme quieta por mucho tiempo.

—¿Estarás bien? —los ojos de Chishiya se entrecierran. Ella se cruza de brazos, indignada pero con una expresión burlesca, desafiando la preocupación con una sonrisa desafiante.

—Llegamos hasta aquí, ¿y sigues cuestionando eso?
Él exhala un suspiro: —Solo me aseguro. —Iryna sonríe, revelando la fortaleza que lleva en su mirada, y le da un suave golpe reconfortante en el hombro.
—Soy más fuerte de lo que piensas, Shuntaro.

—Eso ya lo sé —Chishiya le devuelve la sonrisa ladeada. Sus ojos, sin embargo, no pueden ocultar completamente la preocupación que siente. —Solo regresa íntegra, ¿de acuerdo?

—Siempre lo hago. —hace un ademán con la mano mientras le guiña un ojo, pero tras esa expresión juguetona, hay un atisbo de determinación.

Ambos se deslizan con cuidado fuera de la cama, sus movimientos acompañados por el murmullo suave de las sábanas. Mientras el rubio, con determinación, empieza a organizar meticulosamente sus pertenencias en una mochila, Iryna se estira con gracia, dejando que sus músculos se despierten gradualmente. La habitación se llena de la sensación de un nuevo día que comienza.

Iryna, agradecida por estar vestida por completo esta vez, se agacha para buscar sus zapatillas.

—Necesitaré un buen par de zapatos para correr, así que tendré que salir antes del anochecer para buscar algunos — expresa, mientras observa con desdén los tenis poco prácticos que ha llevado desde que llegó a ese lugar. Sus ojos examinan el desgaste.

—Entonces, ¿nos encontraremos aquí al final de la jornada? — él se toma un momento para mirarla, sus ojos evaluando la determinación en los de ella hasta que ella asiente con confianza.

—Exacto.

Ambos se sumergen en un silencio que, como siempre, no es árido ni incómodo, sino más bien envolvente. La habitación parece absorber su presencia, y su mutuo compañerismo en el silencio se vuelve reconfortante. Mientras juntos se preparan para emprender caminos separados, la media tarde comienza a deslizarse hacia el ocaso.

Iryna está tomando el último sorbo de agua, su mirada fija en la ventana, cuando Chishiya decide romper la quietud.

—Antes de que salgamos, hay algo que quiero decirte - anuncia, moviéndose con una lentitud deliberada hacia ella.

Iryna, al escuchar esas palabras, siente un cosquilleo de nerviosismo recorriendo su piel. Nunca le habían agradado ese tipo de preludios.

—¿Hmm? ¿Qué pasa?
El muchacho parece tomarse su tiempo para elegir las palabras adecuadas.

—Durante este tiempo juntos, he llegado a apreciarte de una manera que no esperaba. Eres fuerte, inteligente y, bueno, divertida —ella lo mira con curiosidad, deteniendo sus movimientos para captar cada matiz de sus palabras.

—¿A dónde quieres llegar? —su voz suena expectante, revelando la intriga que sus palabras han suscitado.
—Lo que quiero decir es que... me gusta tenerte a mi lado. —Chishiya hace una pausa momentánea, sus palabras flotan en el aire, impregnadas de un significado profundo. Y estaba pensando en que, si alguna vez regresamos, que me des una oportunidad —sus ojos, intensos, incapaces de apartarse de ella. —Podríamos localizar a tu familia y...

Iryna baja la mirada.

—Mi madre y hermanos están muertos —suelta de golpe. —y mi padre... es probable que él también lo esté —ella niega con la cabeza, la tristeza marcando su expresión. —Ni siquiera tengo donde regresar, la ciudad está reducida a escombros y la ayuda estatal ni siquiera existe.

El rubio sigue mirándola intensamente cuando ella lo vuelve a mirar.

—En ese caso, hay sitio en mi apartamento el tiempo que desees —sugiere detenidamente. —Y tengo un dinero que te pertenece, el que estuve ahorrando durante estos meses para sacarte de las manos de los Yakuzas —confiesa. Iryna frunce el ceño, la sorpresa dibujándose en su rostro. —Todo eso es tuyo, puedes hacer lo que te plazca con eso.

-¿Qué? —suelta una exclamación sorprendida, sus ojos ampliandose en incredulidad, casi sin poder respirar del impacto. —¿Tú... tú ibas a comprarme?

—Lo pensé desde el momento en que te vi en el hospital — confiesa él, sin titubear, sus ojos clavados en ella con determinación. —No sabía cómo, pero quería que tuvieras opciones, que estuvieras a salvo, lejos de problemas y con la posibilidad de reconstruir tu vida. Así que hice lo necesario.

Iryna se encuentra en un breve pero intenso silencio, dejando que las palabras de Chishiya se filtren y tomen forma en su mente. La habitación parece contener el aliento, un compás pausado antes de que la realidad de sus revelaciones desate una serie de emociones en ella. En un parpadeo, se lanza hacia el rubio en un abrazo apretado, como si ese gesto pudiera encapsular toda la gratitud y sorpresa que experimenta en ese momento. Sus brazos rodean con fuerza el cuerpo del muchacho, como si temiera que este instante se desvaneciera.

Los latidos acelerados de su corazón resuenan en sus oídos mientras el temblor recorre su cuerpo, una mezcla de asombro y agradecimiento. Ni siquiera sabe bien cómo debería actuar en este momento de revelación tan significativa. Sus dedos se aferran a la espalda de Chishiya, sus sentimientos expresándose a través de este abrazo apasionado.

—No sé qué decir... -murmura, su voz temblorosa, cuando finalmente se separan. El rubio, con ternura, sostiene su rostro con ambas manos y le otorga un suave beso en la frente.

—No hace falta que digas nada. Solo prométeme que considerarás la oferta. Puedes tomar tu tiempo, no hay prisa.

Ella asiente mientras se separa un poco de sus brazos, sopesando la propuesta con la seriedad que merece.

—Eres increíble. —susurra, rozando sus labios con los de él.

Chishiya sonríe y le acaricia suavemente la mejilla. Se queda contemplando esos ojos profundos por un momento antes de responder.

—Me agrada bastante que ya no me mires como si quisieras estrangularme.

—Bueno, eso depende de la ocasión —dice ella con una sonrisa traviesa, rompiendo la tensión con humor. El rubio se ríe y le da un suave golpe en el hombro una vez que cortan con la cercanía, permitiendo que el ambiente se llene con la ligereza de su intercambio juguetón.

—Siempre manteniendo las cosas interesantes, ¿eh? —Ambos comparten una risa sincera, liberando la tensión acumulada durante la revelación y el afectuoso intercambio. Chishiya le regala a Iryna la última mirada cálida antes de que ella se disponga a partir. —Ahora ve y consigue esos zapatos. Te estaré esperando aquí al final de la noche.

Iryna asiente, con una sonrisa que ilumina su rostro, y luego camina hacia la puerta con determinación.

—Nos vemos luego. —Él levanta una mano en un gesto de despedida.

—Ve con cuidado. —Chishiya la observa salir de la habitación con determinación, dejando que la puerta se cierre detrás de ella. Queda sumido en unos instantes de reflexión, mientras sus pensamientos danzan en la atmósfera cargada de ese momento. —Esta vez, no te volveré a perder, extranjera. — susurra consigo mismo, una promesa sutil pero profunda que se cuela en el silencio de la habitación.

Iryna avanza por las calles desoladas, sus pasos resonando en el silencio casi sepulcral que envuelve la ciudad al atardecer.

El sol, en sus últimos momentos de esplendor, tiñe el horizonte de tonos dorados y rosados, proyectando sombras largas y difuminando los contornos de las edificaciones cubiertas de vegetación.

Las tiendas que encuentra a su paso parecen más reliquias que lugares de comercio. Las vitrinas están tan cubiertas de enredaderas y plantas que apenas logra discernir la verdadera naturaleza de cada establecimiento. Sin embargo, su exploración minuciosa la conduce a una cadena grande de supermercados, donde, en la sección de ropa, descubre una gema entre la decadencia: unos tenis perfectos que podrían ser su mejor aliado en la próxima etapa.
Al abandonar el supermercado, el cielo se despliega sobre ella en una paleta de colores que se desvanecen lentamente.

Iryna alza la vista para escudriñar los únicos dos juegos de teboles que quedan: la J y la Q. La elección de la J se impone, ya que se encuentra mucho más cerca. El lugar al que se dirige se revela como un estadio completo, con gradas que se alzan como testigos silenciosos de un pasado glorioso
Mientras se interna en el estadio, su mirada se eleva hacia el techo altísimo, donde diversas sogas cuelgan en una disposición intrigante. Se toma un momento para contarlas, llegando a la cifra aproximada de cuarenta. La posibilidad de que la prueba implique utilizar estas cuerdas despierta un atisbo de esperanza en su ánimo. Contempla la escena con atención, analizando cada detalle y preparándose mentalmente para lo que vendrá.

La espera junto al resto de los jugadores se convierte en un ejercicio de paciencia. Dos horas se deslizan, marcadas por la ansiedad colectiva que flota en el aire. Finalmente, el altavoz rompe el silencio, anunciando que el registro está completo y dando inicio a la siguiente fase del desafío.

«Juego: La Soga Mortal.
Dificultad: J de Treboles.
Objetivo del Juego: Los participantes deben ascender por las soga que cuelgan en el centro del vasto espacio abierto. Solo aquellos que logren llegar hasta el final de la soga serán declarados ganadores.
Que comience el juego.»

...

Hello hello, ¿cómo están? ¡Por acá todo bien!

Hoy me faltaron las gráficas por que olvidé ponerlas en este capítulo y quedaron en la compu en Argentina, perdón.

Bueno, les comento que quedan solo dos capítulos para terminar la novela (y un extra). Pero dios estoy muy emocionada por que conozcan el final, de verdad.

Y como siempre, gracias por votar y comentar, son ustedes quienes me dan la inspiración todos los días. No se olviden de que l@s amo, y que nos vemos dentro de 3/4 días.

Saludos desde España!

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