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Mina abrió la canilla del agua fría de la ducha y se metió de lleno bajo el chorro, si no se despertaba totalmente en menos de 5 minutos era más que probable que terminara llegando muy tarde al trabajo.
No podía permitirse ese lujo.
Se había quedado dormida plácidamente y solo se despertó cuando sintió a Chaeyoung tirarle del cabello desesperadamente.
¿Cómo había llegado allí? No tenía ni idea, de dos saltos se había encerrado en el baño y seguramente la pequeña moría de hambre, pero ella no tenía tiempo para cuidarla en ese momento.
Salió con una toalla atada a su cintura y, mojando todo el suelo, abrió su placard sacando un conjunto de vestir decente.
No había preparado ni siquiera su maletín, tan concentrada había estado en cuidar a Chaeyoung que no prestó la más mínima atención a todo el trabajo que debía adelantar. Ahora le estaba pasando factura su descuido, claro que sí.
Se vistió rápidamente y corrió a la cocina a servirse algo para tomar y agarró un trozo de pan en el apuro para comer. De un vistazo rápido se aseguró de que llegaba a tomarse el subte y agarrando el saco que había tirado sobre la mesa, tomó su maletín y salió de la casa casi disparada.
Ella jamás se había atrasado con anterioridad, era una mujer responsable con sus obligaciones, por lo que al subirse al subte tuvo que controlar los insultos que amenazaban con escaparse de su boca. Sus horarios iban a terminar de cabeza por culpa de aquel bicho que ella había invitado a vivir a su casa y para el colmo aún no habían ni empezado a buscar alguna solución para el problema de la pequeña.
Si es que había uno.
Se apoyó contra la puerta corrediza cuando el transporte comenzó a funcionar y dejó escapar un suspiro relajado mientras miraba por la ventana. Urgentemente debía reparar su auto para no pasar por ese inconveniente otra vez.
Y urgentemente arreglaría sus horarios para no quedarse dormida otra vez.
Cuando entró en su oficina, luego de verificar que todas las trabajadoras estuvieran en sus puestos y no tuviese ninguna conferencia pendiente, se sentó en la silla frente al escritorio y exhaló mientras dejaba el saco encima de este. El día amenazaba con ser largo, la pila de papeles por revisar frente a ella lo aseguraba y por si fuera poco sentía que su saco favorito le pesaba más que de costumbre. Un día terrible se le venía encima.
Sacó su bolígrafo predilecto y comenzó a leer los contratos en silencio, intentando prestar toda la atención posible, mas su mente traicionera la torturaba con preguntas constantes '¿Y si Chaeyoung no se pudo cocinar?' '¿Y si muere aplastada?' '¿Podrá contestar el teléfono?' Mordió la parte trasera de su lapicera y observó en silencio su saco, pensando en si valía la pena llamarlo, mas notó un bulto en el bolsillo que para nada encajaba allí.
Se acercó frunciendo el ceño y al meter la mano sintió como una cabecita se removía dentro.
Joder.
La calma la inundó para luego ser reemplazada por notable irritación, sacó a la pequeña de su saco y la despertó con suaves golpecitos mientras la sentaba en el escritorio.
Chaeyoung se rascaba la cabeza mientras la miraba en silencio, parecía no entender que había hecho mal y eso era lo peor, no entendía por qué no la dejaba dormir.
— ¿Ya has vuelto del trabajo?— Murmuró Chaeyoung con la vista fija en el rostro de Mina, una gran ventaja a su favor era el poder observar detalladamente todas las imperfecciones de esta y no era necesario invadir demasiado su espacio personal.
Eso de tener mucho sueño le hacía ver a Mina más guapa que de costumbre.
Myoui gruñó acariciándose el puente de la nariz con los dedos y la encaró mientras señalaba el ventanal.
— Te has metido en mi saco y ahora estás en mi oficina, Chaeyoung — Se quejó la mayor con un deje de impaciencia en la voz. Chae giró su cabeza y miró con fascinación aquella sala antes de levantarse y dirigirse de vuelta al saco.
— No molestaré si me dejas dormir en él — Sugirió la pequeña mientras se metía dentro del bolsillo. Mina arqueó las cejas incrédula de la confianza que había tomado la pequeña hacia ella mas no se quejó, dejando que esta cayera dormida en su ropa.
Debía rendirse ante los caprichos de una chica que apenas si llegaba subirse a una silla sin necesidad de dos cajas.
Las horas pasaron rápido y al mediodía su mente estaba tan metida en la pila de papeles frente a ella que solo cuando la pequeña se trepó a su cuello y le tiró del cabello, entendió que era realmente necesario comer.
— Si me hubieses dejado algo para prepararme el desayuno, te dejaría tranquila — Se quejó la pequeña con reproche mientras acariciaba la mejilla de la mayor con sus manos, había notado lo suave que era la piel desde que esta casi quedó dormida frente suyo el día anterior.
Myoui suspiró levantando el teléfono mientras llamaba a su secretaria, pidiéndole que encargara algo de algún restaurante de comida rápida. Más mimos y más formas de consentir al bicho.
Chaeyoung se mostró complacida y apoyó su cabeza contra la del mayor, cayendo dormida sobre su hombro. Mina no se quejó, al contrario, no notó que la pequeña estaba ahí hasta que tuvo que levantarse a buscar la comida a la recepción y esta casi cae al suelo.
Mientras comían en el escritorio, Chaeyoung jugaba con las lapiceras de la mayor.
— Hoy estaba en tu cuarto mientras te cambiabas, pero me tapé los ojos
Se sinceró la pequeña mientras llenaba su boca con un pedazo de la hamburguesa de Mina. Esta la miró con el ceño fruncido dispuesta a quejarse, mas, teniendo en cuenta que Chaeyoung tardaría un siglo en atravesar todo el cuarto para salir de este mientras ella se cambiaba, solo exhaló mientras comía las papas fritas. No se iba a molestar con la pequeña por algo tan simple.
El resto del día pasó bastante rápido, Chaeyoung había encontrado entretenimiento en uno de los adornos de la oficina y cayendo la tarde se había dormido frente a la ventana. Mina apenas si se había movido de su silla, realmente agradecía que la pequeña no fuese una molestia, el trabajo era excesivo en esas fechas.
Recién a las 9 de la noche pudo pararse de su asiento y estirarse, tocaba volver y para estar más cómoda se decidió que volvería en taxi.
Guardando todo en su maletín se dirigió hacia donde se encontraba la pequeña y, con sumo cuidado, la recostó en el bolsillo y se puso el saco con delicadeza, poniendo su mano en este para cuidar de Chaeyoung ante cualquier golpe.
¿Se estaba tomando demasiadas molestias? Sí, pero muy dentro suyo nacía ese sentimiento de protección que no le estaba gustando para nada. Un sentimiento de protección que ella no conocía.
Salió del edificio luego de despedirse de las pocas trabajadoras que quedaban y se tomó un taxi, revisando de a ratos que Chaeyoung siguiera dormida plácidamente. Cosa que no cambió en mucho, la pequeña se aferraba a su pulgar mientras susurraba cosas entre sueños.
Era tan pequeña y tierna.
Llegó a su hogar bastante tarde y apenas si tenía energía para prepararse un té antes de dormir. Sacó a Chaeyoung y la recostó sobre la cama de esta en la caja, llevándola hasta su cuarto, sintiendo que así podría cuidarla mejor.
Se dió una ducha y, luego de apagar las luces, volvió a su cuarto con la taza en mano dispuesta a dormir.
Mas, sin saber por qué, tuvo la tentación de acercarse a Chaeyoung y observar mientras esta dormía, con sus pequeñas manos que se aferraban a la sábana improvisada y Mina no pudo evitar sentirse conmovida por lo indefensa que se veía.
Y, con el mismo cuidado que tendría al tocar algo de cristal, acercó su dedo índice al rostro de Chaeyoung con cuidado y acarició suavemente sus mejillas, subiendo hasta su suave cabello.
Chaeyoung dormida parecía una muñequita.
Mina suspiró antes de tomarse de un sorbo el té y recostarse en su cama en silencio, se sentía agobiada sin saber la razón y su corazón latía desbocado.
Se estaba frustrando demasiado, y muy dentro suyo sabía que Chaeyoung tenía la culpa.
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