Invierno de colores✓

By Mari_p08

187K 15K 6.2K

LIBRO 3. SAGA «COX» Ethan es el prototipo de chico tímido que por lo general no tiene muchos amigos. Mack es... More

SINOPSIS.
UNO
DOS
TRES
CUATRO
CINCO
SEIS
SIETE
OCHO
NUEVE
DIEZ
ONCE
DOCE
TRECE
CATORCE
QUINCE
DIECISEIS
DIECISIETE
DIECIOCHO
DIECINUEVE
VEINTE
VEINTIUNO
VEINTIDOS
VEINTITRES
VEINTICUATRO
VEINTISÉIS
VEINTISIETE
VEINTIOCHO
VEINTINUEVE
TREINTA
TREINTA Y UNO
TREINTA Y DOS
TREINTA Y TRES
TREINTA Y CUATRO
TREINTA Y CINCO
EPÍLOGO

VEINTICINCO

3.3K 319 69
By Mari_p08

25. Nuestro futuro

La cena de navidad sería esta noche.

Y yo estaba muriendo de los nervios.

Cuando pasó lo que pasó, simplemente pude pensar en que la vida era muy corta como para desperdiciarla. Y no sé bien si hice lo correcto. Solo sé que lo hice, y que ahora, sea cual sea la respuesta, eso definirá mi destino.

Me he estado comiendo las uñas, y por más que lo intento, no soy capaz de pensar en otra cosa que no sea aquello que me tiene destilando ansiedad por cada poro de mi piel.

La respuesta de la universidad.

Supongo que una parte de mí intuía que esto iba a suceder. Pues, desde hace tiempo que tenía que haberme inscrito en la universidad de aquí en Londres, pero no lo hice. Y puede que le haya mentido a mi padre al respecto. Porque no quiero ir a esta universidad, sino a la otra de la cual no he tenido respuesta.

¿Eso me hace tonta? Quizás.

Debí haber tenido otra opción por si acaso era un no.

Digamos que no lo pensé.

Y ahora, eso me tiene todavía más nerviosa.

Intenté pensar en cosas positivas. Me paseé hacia la cocina de donde saqué el refresco del refrigerador. Serví otro poco en dos vasos, los puse sobre un plato y caminé con ello de vuelta a la sala donde me esperaban.

Suspiré, esbozando una pequeña sonrisa

—Se supone que la escogerías tú —pronuncié

Eso llamó su atención. Me brindó una sonrisa y se movió un poco hacia un lado. Pude sentarme, dejando lo que sostenía sobre la mesita de vidrio. Una vez liberé mis manos, me recosté por completo en la superficie cómoda.

—Mejor quiero que tú la escojas —murmuró, carraspeando—. Digo, no soy bueno con las películas.

—Claro que lo eres —me reí—. Todo el mundo es bueno con las películas.

—Bueno, no necesariamente si no ves mucha televisión —se rascó la nuca—. Puedes poner lo que quieras. No me molesta.

—Es obvio, Ethan Cox, a ti nunca te molesta nada.

—Nada de lo que me digas.

Volteé a verlo. Me dio una sonrisa más amplia para luego inclinarse un poco hacia mí. Dejó un suave beso en mis labios, pasando ahora a deslizar uno de sus brazos sobre mis hombros

Me junté a su pecho, gustosa. Tomé el aparato y empecé a buscar sin mucho ánimo, de lado a lado, no sé cuántas veces sin obtener un buen resultado. Ethan comió una manotada de palomitas del tazón en su regazo.

—¿En qué piensas? —me preguntó

—En nada, ¿por qué? —me apresuré a responder

—Porque te noto algo distraída —acarició mi brazo con las yemas de sus dedos, delicadamente—. Además, no sé si te has dado cuenta, pero has estado haciendo lo mismo por más de cinco minutos.

Sí, puede que sea raro

Y que me vea como un robot programado.

Le sonreí de boca cerrada. Me acomodé mejor para subir una de mis piernas sobre las suyas. Dejé la mitad de mi cuerpo a su costado e intensifiqué nuestro abrazo, dejando mi rostro cerca de su cuello

—No pienso en nada —susurré—. Oh, bueno, quizás sí, pero no es malo.

—Puedes contarme —suspiró

Pasé saliva

Me tomé la libertad de elevar mi vista, de manera que tuve una visión clara de su perfil cerca del mío. Estaba viendo hacia el frente, concentrado en las palomitas para ser más precisa. Mi mano ascendió hacia su mejilla y la acaricié, eso lo hizo sonreír

—¿Y bueno? —animó

—Ahm... vendrás a mi casa esta noche, ¿verdad?

—¿Ir a tu casa? —volteó a mirarme—. ¿Me invitas a cenar, Mack?

—Sí —respondí, en un asentimiento—. Bueno, es la cena de navidad.

—Eh... ¿y mis abuelos?

—Podrían ir también —propuse, encogiendo mis hombros—. A mis padres les agradan los señores Houston, son los mejores vecinos que hemos tenido. Estoy segura de que la pasaremos bien.

Se lo pensó, torciendo levemente sus labios

—¿Y tu padre? —jugó con los dedos de mi mano

—Mi padre sabe que estamos juntos —le respondí con despreocupación—. Ya te acepta en la familia. Creo que se sentiría más extraño si no vas.

Dejó un beso en el dorso

—Ir a cenar contigo esta noche —repasó—. Esta noche de navidad.

—Sí —sonreí

Asintió, aunque se quedó pensando un momento

—Mi familia vendrá para año nuevo.

Mis cejas se arrugaron un poco por su declaración. Lo dejé continuar

—Quiero que los conozcas —culminó

Sentí mi corazón empezar a latir un poco más rápido

—¿Conocerlos? —repasé

—Sí —movió un mechón de mi cabello detrás de mi oreja—. A todos. Digo, es momento de que sepan que tengo una novia, una... hermosa novia. Conocerías a mis padres y a mis hermanos, ahm... probablemente también a mi cuñada, Elliot quiere que conozca a mis abuelos. Sería como una especie de... presentación grupal.

—Presentación grupal, ¿eh?

—Sí, ya sabes. Tú y Alisson, serían como las homenajeadas. Conocerían a toda la familia. Apuesto a que se llevarán bien.

¿Era normal que eso me hubiese puesto nerviosa?

Hablo de que conocer a sus abuelos fue muy fácil, tal vez porque ya los conocía o quizás porque son sólo dos. Ahora, conocer a sus padres, a sus hermanos y a su cuñada, podría enviarme cierto grado de nerviosismo.

Creo que por fin siento lo que él sintió cuando conoció a mi familia.

—Así que vendrán todos —repasé—. Para año nuevo.

—Sí, hablé con mamá ayer.

—Oh... —lo pensé demasiado rápido—. Apuesto a que Jonas se emocionará por fin de conocer a tu hermanita.

—Probablemente —le restó importancia, estudiando mi rostro con precisión—. Pero quiero saber ¿qué opinas tú?

—¿Qué opino yo? —elevé ambas cejas

—Sí, me refiero a que me gustaría saber si estás de acuerdo —pasó saliva—. No me gustaría que te sintieras presionada.

—Ethan, no me siento presionada —me apresuré a aclarar—. Tú conociste a mis padres, a mi familia, y eso que llevábamos muy poco de estar juntos. Conocer a los tuyos me parece algo normal en una relación.

Pareció quitarse un peso de encima

Soltó una pequeña risa

—¿O sea que sí aceptas?

—Sí —respondí más segura. Le di una sonrisa para tranquilizarlo, al mismo tiempo que tomé su rostro con mis dos manos—. Prepárate para presentarme como tu novia, galán.

—Lo haré con todo el orgullo.

Me reí

Sus labios bajaron en busca de los míos. Le di un pequeño beso, dejando que mi cuerpo entero reaccionara a él. No pasó a mayores. Me separé cuando a una parte de mí se le hizo divertida

—¿Qué? —sonrió

—¿Tengo que llevarle algo a tu madre? —bromeé—. Oh, no, ¿qué tal si no le agrado? ¿Y a tus hermanos? ¿Estás seguro?

Ethan pareció comprender. Rodó los ojos

—Sí, ya entiendo lo que haces —susurró

—No tengo por qué estar nerviosa. Yo no estoy nerviosa, ¿tú lo estás?

—No te burles de mí —pellizcó mi cintura, sacándome otra risa—. No es gracioso, linda.

—¿Recuerdas cuando lo preguntaste como cien veces? Te veías tan adorable haciéndolo.

—Mack —advirtió

—Tranquilo —me incorporé, de modo que mi cuerpo poco a poco se cernió sobre el suyo. Ethan cayó recostado por completo y yo encima. Dejé un beso en sus labios. Movió mi cabello con delicadeza para que no estorbara—. Todo saldrá bien, guapo.

—A decir verdad si me pone nervioso que conozcas a mi familia, pero no por ti sino por ellos. Tú eres asombrosa, y cualquiera querría conocerte.

—Si me sigues dando cumplidos no me pondré nerviosa como se supone que debo ponerme.

—Es imposible no darte cumplidos —susurró sobre mis labios—. Los haces tan visibles.

—¿Me hiciste otro cumplido hablando de cumplidos?

Pareció analizarlo

—Sí, ¿no?

Nos reímos. Mi boca volvió a caer sobre la suya en un suave beso. Me acomodé, sus manos subieron y bajaron por mi cintura en varios movimientos. Hice que el gesto fuese más profundo, me topé con su lengua y chupé sus labios, sujetando su mejilla con una de mis manos para ladearla

Mi cuerpo entero pareció reaccionar, erizando mi piel

Fue algo lento y duradero.

Algo que dejó todos mis sentidos completamente alarmados

Este chico era más que perfecto.

Podría morir besándonos, y me sentiría más que satisfecha.

Quería hacerlo siempre.

La falta de aire nos hizo separarnos. Mi respiración se encontraba acelerada. Nos sonreímos de la misma forma, a la vez. Sus ojos vieron los míos. Y no miento al decir, que noté muchos sentimientos floreciendo en esa pequeña acción.

Soltó un largo suspiro

—Conocer a mi familia es sólo un minúsculo paso, para lo que quiero de nuestra relación en un futuro.

—Me gusta que hables del futuro.

Rozó nuestras narices

—Nuestro futuro —corrigió

—Nuestro futuro —confirmé, sonriente

Sujetó mi cuello suavemente para darme otro beso. Esta vez fue más corto que el anterior. Porque en ese preciso instante, escuchamos unos pasos acercándose. Ethan se separó totalmente alarmado, pero ya era tarde, pues ni siquiera pude moverme mucho cuando sentí la presencia de dos personas entrando a la estancia.

Uno carraspeó

—Lamentamos interrumpir.

Me levanté de un salto, cayendo sentada en el suelo. Ethan también se incorporó, emitiendo un carraspeo que pudo haber sido de vergüenza absoluta. Sentía mi rostro rojo. Me puse de pie rápidamente y sacudí mis jeans sin mucha importancia

—Es... —intenté. Los señores Houston nos observaban al uno y al otro—. No es nada, es que tenía... tenía una pelusa en el ojo, estaba intentando quitársela.

El señor Edward se rio

—Sí, yo también tuve una. Y a los nueve meses nació nuestro primer hijo.

—Oye —la señora lo codeó con advertencia. Sonrió hacia mí—. No hay problema, linda. No vimos nada.

—Gracias, creo —liberé una bocanada de aire

—Ethan —llamó a su nieto—. ¿Podrías ayudarnos a llevar las compras a la cocina?

—No voy a mirar —negó muchas veces, con la cabeza literalmente apuntando hacia el otro lado de la estancia—. No voy a mirarlos porque los conozco. Van a hacer bromas sobre mi sonrojo

El anciano siguió riendo, como si fuese de lo más divertido

—¿Cómo crees que nos burlaríamos de lo que acaba de pasar? No, no, no, antes tengo que felicitarte por haber aprovechado la soledad. Ehm... ¿necesitas más de ya sabes qué?

—Dios mío, ya cállate —se paró rápidamente, viniendo hacia mí. Sujetó mi mano suavemente, así como tomó mi abrigo del sofá—. Mack ya debe irse, ¿sí? Les agradecería mucho si dejan de ser como son por unos diez segundos, ¿vale?

—Es cierto. Debo irme —les di una tensa sonrisa—. Tengo una cena que preparar. Oh, y hablando de eso, espero que asistan. A mi madre le encantó mi idea de invitarlos.

Ella asintió

—Iremos con mucho gusto.

—A las ocho —les confirmé, para después empezar a caminar—. Ahm... adiós, y lamento... lo que pasó. Jesús, no sé qué más decir.

—No te preocupes, linda.

—A la próxima no vamos a interrumpir —siguió el señor

—Abuelo —Ethan lo apuntó de mala gana. Me empujó suavemente por mi cintura hasta que pudimos llegar a la salida.

Negó, al mismo tiempo que me ayudaba a ponerme mi abrigo

—Ethan —llamé, al oírlo quejándose en susurros

—Lamento eso —se rascó la nuca—. Dios, es vergonzoso.

—No te preocupes —sujeté el cuello de su suéter para darle un beso—. A la próxima definitivamente no dejaremos que nos interrumpan.

Su sonrojo volvió aun más si es que se podía

—Eso suena... prometedor —susurró

Volví a besarlo

—Te veo esta noche.

—Esta noche —asintió muchas veces

—Te quiero —abrí la puerta, saliendo

—Yo a ti —me respondió desde el umbral

Bajé los escalones en saltitos y emprendí mi caminar hacia el otro lado de la calle. Apenas llegué, me giré y me despedí con la mano, este me devolvió el gesto.

Entonces, saqué mis llaves e ingresé.

❄️

Me había puesto un vestido blanco. De hecho, era muy bonito. Tenía un pequeño escote en forma de corazón y mangas de tirantes, con una hermosa falda hasta mis rodillas. Si daba algunas vueltas seguro que parecía una princesa.

Dejé mi cabello suelto, lo alisé con mi cepillo y puse dos ganchitos en la parte de arriba para que los mechones no me molestaran el rostro. Del resto, unas zapatillas del mismo blanco con un tacón muy bajo, suaves y cómodas.

Faltando diez minutos para la hora acordada, ya estaba completamente lista.

Suspiré, mirándome en el espejo

—Bueno —dije para mí misma—. No pasará nada fuera de lo común. Ya todos conocen a tu novio, tu novio los conoce. Se llevan bien.

Tenía un buen presentimiento.

Con esos pensamientos, esperé sujetando el móvil en una de mis manos

Quizás debería llamar a Jasmine. No sé bien en qué término está nuestra relación, pero no imagino lo que debe sentir, totalmente sola en un día tan importante como este, a sólo unas horas de ser navidad.

Froté mi pecho con una de mis manos

Asentí muchas veces al pensarlo mejor. Entonces, marqué el número y lo llevé a mi oído, esperando algunos tonos.

Tonos y más tonos. Sin respuesta.

Algo cabizbaja, bajé el aparato otra vez, colgando

Quizás está ocupada. Podría llamar más tarde.

Sin embargo, sí le texteé

Yo: Lamento lo que sucedió.

Yo: ¿Puedes llamarme?

No le llegaron los mensajes, por lo que, ignoré la situación y seguí distrayéndome un momento mientras escuchaba algún movimiento de la casa del frente. Quería ser quien los recibiera.

Por ahora no valía la pena salir.

Fue en ese preciso instante en el que esperaba alguna respuesta por parte de mi hermana, que seguí revisando otra notificación que tenía allí desde esta tarde. Una que no quise mirar por estar preocupada por la cena de esta noche.

Por eso, abrí lo que pareció ser un correo en mi bandeja de entrada

Universidad de Columbia

Respuesta a la solicitud.

Maldita sea.

Mi cuerpo entero comenzó a temblar violentamente. Dejé el aparato a un lado por unos segundos. Necesitaba tranquilizarme si no quería que mis nervios me jugaran una mala pasada.

Di vueltas y vueltas, con mi respiración saliendo cada vez más acelerada. Puse una mano en mi pecho, sintiendo los latidos descontrolados de mi corazón. Mi estómago se retorció y la habitación empezó a dar muchas vueltas a mi alrededor.

Tú puedes. Tú puedes. Tú puedes.

No sé por cuántas veces me lo repetí.

Rogué para mis adentros. No sé bien si me convenía más que fuese un sí o fuese un no. Pero una parte de mí, la mayor parte, suplicaba al cielo que fuese un sí. Mis ojos se llenaron de lágrimas, miré el techo por un momento, rogando en voz baja por una respuesta que fuese positiva.

Lo necesitaba.

Necesitaba saber que haber soñado tanto no había sido en vano.

Necesitaba saber que había nacido para esto.

Bueno. Sea como sea, no hay marcha atrás.

Por esperar más y por negarme a mirar la pantalla, no quiere decir que la respuesta vaya a cambiar. Y alargar el momento sólo hace que la ansiedad sea más difícil de controlar.

Tomé profundas respiraciones una y otra vez

Vamos, ya debe ser la hora.

Dejé de prestarle atención a lo que sucedía a mi alrededor. Dejé de estar al pendiente para cuando viniera Ethan y sus abuelos con tal de saludarlos primero y recibirlos con una sonrisa.

Por ese segundo, todo se me hizo insignificante.

Sólo quería ver...

Y al mismo tiempo no.

Por favor, Mackenzie.

Me convencí a mí misma de que debía verlo sola. Después de todo, esta había sido mi idea. Y no conforme con eso, si es una carta de rechazo no quiero que nadie más lo sepa, sería vergonzoso.

Por eso es el momento ideal.

Convenciéndome de ello, tomé aire profundamente y caminé a pasos lentos y temblorosos hacia mi cama donde había dejado mi teléfono. Lo tomé entre mis manos, titubeando incluso para respirar.

No sé cuántas veces me repetí palabras de aliento.

Solo sé que, antes de que pudiera notarlo, comencé a leer

Apreciada aspirante

De parte de la facultad de salud de la universidad de Columbia, nos complace anunciar que ha sido aceptada para cursar la carrera de medicina en este próximo semestre que inicia...

Mis oídos comenzaron a zumbar

Dice que sí.

Mierda, dice que sí.

Dice que sí, maldición.

Solté el móvil, tomando asiento con tal de recuperar la respiración

Mis ojos se cerraron un momento, mientras una sonrisa se expandía por mis labios. Sentí una lágrima que bajar por mi mejilla que debí limpiar rápidamente.

Intenté con todas mis fuerzas que el aire entrara por mis pulmones.

Un enorme peso se iba de mis hombros.

Sí, nací para esto.

Y sí, haré que valga la pena desde hoy.

Quería saltar, gritar, abrazar a todo el mundo, pero no lo hice porque nadie lo sabía y era mejor que por el momento siguieran sin saberlo.

Mordí mis labios con fuerza, manteniendo las emociones a raya.

Tuve que pestañear muchas veces y limpiar mi rostro las mismas veces con tal de que no se notara lo mucho que había llorado. De la emoción, la felicidad... todo lo que se podía cruzar por mi cabeza.

Me permití seguir soñando.

Porque ahora sabía que es mi destino.

Ser feliz.

Unos toques en la puerta me sacaron un respingo. Caí en cuenta de todo en ese preciso instante

—Mack —escuché la voz de mamá—. ¿Estás lista, hija? Ya llegaron los invitados.

Los invitados. Carajo, lo olvidé.

—En un segundo —carraspeé

—¿Necesitas ayuda con algo?

—¡No! Digo... ya estoy lista, bajo en un segundo, lo prometo.

No me respondió, reconocí sus pasos alejándose. Volví al espejo y me miré, apliqué otro poco de polvos, más rímel para mis pestañas, otro tanto de brillo labial y estuve lista.

Arreglé mi cabello como última medida, y entonces salí.

No quiero que sospechen de algo si no salgo rápido.

Al bajar las escaleras, empecé a reconocer voces de la sala, voces que parecían saludarse.

Mi presencia fue notada por todos cuando continué bajando escalón por escalón. Mis ojos se toparon con los de mi novio, este vistiendo un traje oscuro con una camisa blanca sin corbata.

Suspiré

Se ve grandiosamente irresistible.

Me sonrió apenas me vio, estudiando mi vestimenta

—Buenas noches —me atreví a decir—. Lamento... la tardanza.

—No es tardanza —la señora Nora me sonrió—. Te ves hermosa.

—Gracias —mis mejillas se sonrojaron

—Pasemos al comedor —pidió mamá, señalando

Ella se llevó a los señores, haciéndoles un par de charlas en el camino. Tan pronto quedamos solos, Ethan se acercó a mí, pareciendo flotar en cada paso.

—Hola, galán —sujeté las solapas de su chaleco—. Te ves muy guapo.

—Y tú te ves... como la mujer más linda del mundo —pronunció, haciéndome reír—. Imaginé que ibas a dejarme con la boca abierta y no me equivoqué.

—Te lo agradezco, pero creo que exageras —desvié la vista, mirando un momento hacia donde todos estaban. Sujeté su mano entre la mía—. ¿Vamos?

Ethan se mantuvo en la misma posición. Cuando levanté la cabeza para interrogarle con la mirada, este pareció escudriñar mi rostro, pasando ahora a fruncir levemente el ceño

—¿Qué? —pregunté, confundida

—¿Estuviste llorando? —preguntó directamente

Abrí y cerré mi boca un par de veces

—No, yo...

—¿Pasó algo? —continuó

—No —seguí, negando con la cabeza—. Está todo bien, lo prometo. Muy bien.

Apreté su mano para darle confianza. No pareció muy seguro de ello

—¿Podemos hablar después de la cena? —pidió

Tomé aire, para entonces asentir

Dejó un beso en mi frente, jalándome con suavidad hacia donde todos estaban.

Creo que soy muy evidente.

Eso, o me conoce demasiado bien.

Sorpresivamente, todo pareció ir bien por el momento. Ocupé mi lugar junto a mi madre, y a mi lado estaba mi novio, Mike y Jonas frente a nosotros, los señores Houston junto a ellos, y mi padre como siempre, encabezando la mesa.

Los primeros minutos todo fue en silencio. Al cabo de un rato, la señora Nora hizo un comentario sobre la deliciosa cena y eso pareció eliminar un poco la tensión.

Aunque papá no miraba a nadie.

Eso no pareció ser un impedimento para el señor Edward.

—¿Sabes, John? —le habló a mi padre—. Perdí mi equipo de pesca.

Este pareció salir de sus pensamientos

—Qué trágica noticia —murmuró—. Yo que esperaba pedírselo para este verano, pensé que podríamos ir un rato al lago.

—Sí, es terrible —miró a su esposa Nora—. ¿De quién habrá sido la culpa?

La mayoría se rió

—Ya habrá otra ocasión —continuó mi padre

—Yo creo que sí —respondió mamá—. En fin, ¿les gustaría más aderezo?

Mike le recibió un poco más. Yo no había probado mucho de mi comida y eso fue algo que Ethan notó. Este puso una mano sobre mi rodilla suavemente. Y no sabía que la estaba moviendo tanto hasta que lo hizo.

Le brindé una sonrisa tranquilizadora

—¿Y dónde está su otra hija? —cuestionó la señora Nora

Mi padre se tensó ante la mención

—Volvió a Chicago. Tenía... responsabilidades.

—¿En las fiestas?

—Sí, en las fiestas. Traté de persuadirla de que no se fuera y se quedara con su familia, pero... es testaruda como su madre.

Mi madre esbozó una corta sonrisa

—Sí, es... testaruda.

—En realidad no se fue —mi cuerpo se puso rígido ante el murmullo de Mike—. Lo que pasó fue que...

—Recibió una llamada y se tuvo que ir —cortó mi padre, mordaz—. Gracias por tu humilde aporte, Mike, pero no creo que debas explicar algo que se entiende a la primera.

Mi rubio hermano se quedó helado.

Era la primera vez que le hablaba después de lo que pasó.

Supongo que todos nos quedamos en blanco.

—Es una pena —contestó la señora

—¿Quieren postre? —mi madre se puso de pie—. Lo traeré, ya verán que está delicioso.

Se fue hacia la cocina, dejando la mesa en un silencio neutral

Genial.

Se arruinó la cena de navidad.

La que cuando era niña, veía con emoción.

Ahora no era nada comparado a ello.

Cuando mamá volvió con el postre y le sirvió a cada uno una porción de una especie de pastel de vainilla con glaseado de chocolate todos comieron en completo silencio, sin pronunciar siquiera un susurro.

El ambiente se sentía tan incómodo, que quería ir a mi habitación y no salir en un buen rato.

¿Por qué mi padre tenía que ser como era?

Sin embargo, no todo se perdió. Al terminar, cada quien se levantó. Mi madre y mis hermanos se quedaron recogiendo la cena, los señores Houston fueron a la sala donde mi padre les brindó un poco de vino que aceptaron. Los vi charlar y por primera vez, pensé que no todo podría terminar en desastre.

Por eso, al ver que estaban ocupados, tomé a mi novio de la mano y subí las escaleras lo más rápido que pude sin hacer mucho ruido.

Nos adentré a mi habitación, cerrando la puerta

—Wow —pronunció él, mirando de lado a lado—. Es... todo muy bonito.

—Sí, no hay tiempo para eso —mi corazón iba rápido cuando saqué mi teléfono y busqué lo que me había atormentado desde hace tiempo. Se lo enseñé—. Léelo.

Lo tomó con confusión haciéndolo a toda velocidad

Di muchas vueltas en la habitación, mientras esperaba

—Mack...

—Lo sé —asentí

—Eso es grandioso —me hizo mirarlo. Se encontraba sonriendo—. Es estupendo. Por Dios, Mack, no sabes lo feliz que estoy por ti.

Volví a asentir, con mis ojos cristalizándose

—Estoy muy feliz —pronuncié, negando—. Es sólo eso.

—Joder —sus brazos rodearon mi cintura. Subí los míos a su cuello y nos atraje a ambos en un abrazo que me llenó el corazón de mil formas posibles. Acarició mi espalda de arriba abajo—. Lo lograste...

Lo logré.

Cerré mis ojos, dejándome llevar

Esto era lo que estaba necesitando.

Más que nada.

No sé por cuánto tiempo nos mantuvimos abrazados. Sólo supe que me sentí en paz. Sentí tantas cosas que no sabía cómo describirlas. Como si por fin, estuviera pisando el sendero que tanto había soñado pisar.

Como si ya nada pudiera entrometerse en mi felicidad.

Tenía al hombre del que estoy enamorada junto a mí, era mi novio, me apoyaba, me deseaba lo mejor, me ayudaba cuando lo necesitaba, me escuchaba...

Tenía aquella carta de aceptación, aquella carta que había empezado a forjar mi destino. La posibilidad de ser lo que en verdad quiero ser, de estudiar lo que amo y poder ser quien quiero ser.

La posibilidad de poder hacer las cosas por mí misma.

Por mis propias capacidades.

Tenía todo para sonreír.

A pesar de que me hacía falta algo.

—Mack —susurró en mi oído

—Lo siento —me solté, sorbiendo mi nariz. Limpié bajo mis ojos y volví a darle otra sonrisa—. Sabes lo que significa eso, ¿verdad?

Acarició mi mejilla con delicadeza

—Que serás la mejor doctora que haya pisado este mundo.

Me reí

—Sí —asentí—. Voy a esforzarme porque eso suceda. Voy a esforzarme por ser la mejor de mi clase, por tener las mejores calificaciones, por cumplir mis sueños.

—Y lo conseguirás. Tú más que nadie lo harás.

Tomé su rostro para darle un suave beso

—La universidad de Columbia está a diez minutos de la universidad de Nueva York —susurré en sus labios—. Nos iremos juntos, Ethan Richard Cox.

Suspiró, sonriendo

—Nos iremos juntos —confirmó

Volví a abrazarlo, todavía más emocionada

Quisiera decir que esta es la parte de la historia en la que los protagonistas son felices para siempre.

Pero lo cierto, es que un porcentaje de mí misma, era consciente de que cabía la posibilidad de que ese desenlace no fuese el que todos esperaban.

Aún faltaba lo más importante.

—Tengo que hablar con mi padre. 



*

Oficialmente empieza la cuenta regresiva...

Diez caps para el final:)

¡Gracias por leer!

Instagram: mar_.watt

<3

Continue Reading

You'll Also Like

111K 13.2K 63
Hay muchas cosas que se pueden hablar por los pasillos, tantas historias que rondan por la brisa y yo con estos agudos oídos, no me pierdo nada. En v...
373 146 12
Claudette Bovary es la mejor bailarina de su generación, el ballet ha formado parte de su vida desde que tiene memoria. Para ella es impensable que a...
7.3K 560 15
Ada llegó a Boston como estudiante de intercambio para encontrar la felicidad y escapar de su vida tormentosa. Ella espera no volver a ser como lo er...
82.6K 4.5K 47
Alfred vive en Mallorca con sus mejores amigos Miriam, Cepeda, Aitana y Roi. Lo que no se esperaba era que gracias a uno de ellos la vida le cambiará.