Emoción Versátil

By Mian-Jollel

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Desde el día que decide darle una oportunidad a su madre para acercarse a ella y saber cuál es el motivo por... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capitulo 34
~ Agradecimiento ~

Capítulo 30

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By Mian-Jollel

El camino hasta llegar al hospital había sido  turbado donde pensamientos recorren su mente sin descanso azotando su estado de ánimo.
Preocupada sube hacia la sala de urgencias, donde se encuentra Leonor reunida con los padres de Álvaro sentados a su lado consolándola.
Zara mira directamente hacia su hermana, la cual al verla sale a su encuentro abrazándola sollozando de la misma preocupación.
Zara la mira aterrada con la idea de que pueda ocurrirle algo a su marido.

— ¿Se sabe algo? ¿Cómo está Yassir, han salido los médicos? — Sintiéndose cada vez más asustada hace varias preguntas.

— Venir por favor, tomar asiento y ahora mismo os traigo una bebida. — Propone Amanda llevándose un poco lejos a Zara y su hermana para que se sienten y hablen.

Entre tanto, Leonor habla con los padres de Álvaro sintiéndose más arropada por la preocupación de estos.
Prácticamente se conocen mucho antes de nacer los niños, viene de una amistad de los padres de su ex marido.
Los cuales se han llevado muy bien.
Las horas pasan, Raphael llega nervioso preocupado por su hijo, habla con los padres de Álvaro para después ir a tomar asiento junto a Zara y su hija.

— Zara, ¿Cómo estás? — Pregunta Raphael tomando su mano para consolarla cansando por las horas que había permanecido en el avión.

— Estoy mal, no quiero pensar que algo malo le ocurra a Yassir.

— Confiemos en que nada malo le ocurra, mi hijo es fuerte y podrá salir adelante. — Toma asiento Raphael ante la mirada oscura de Leonor.

Aún así, ella permanece sentada siendo consolada por los padres de Álvaro durante un rato hasta que al fin sale el médico para comentar cómo ha salido la operación.
Oriol se aparta de su compañero y habla en privado con Zara contándole como ha ido la operación y lo que más temen es la recuperación de Yassir.
Deben ser pacientes y esperar para ver su estado y evolución.
De momento, no puede recibir visitas ya que se encuentra en cuidados intensivos.
Su tío le propone que se marche a descansar y él mismo la mantendrá informada avisándole cuando puede visitar a su marido.
A pesar de no quererse ir, Amanda logra convencerla y se marchan juntas.

Zara se la pasa todo el camino y parte de la noche llorando pensando en su marido orando para que nada malo le suceda.
Al día siguiente, no tiene fuerzas para ir a trabajar, quiere estar sola en la cama abrazada a la almohada donde el día anterior durmió con su marido y aún conserva su fragancia.

— Zara, debes de recomponerte, pienso que a Yassir no le gustaría verte así.

— Lo sé, pero no tengo fuerzas Amanda para salir de este cuarto. Quiero salir cuando mi tío me diga que Yassir está bien.

— Pero ya sabes lo que hay, ni tu tío te puede decir nada, ahora mismo Yassir está conectado a una máquina, ni los mismos médicos saben nada sobre su evolución ni cuánto tiempo va permanecer en ese estado.
Dime, ¿Vas a estar encerrada sin salir muerta en vida?

— No, por supuesto que no.

— Entonces, levántate, vístete y si en verdad amas a tu esposo ve a trabajar y sigue haciendo tu vida como la estas haciendo aunque por dentro ardas de sufrimiento.

— Solo quiero que se recupere pronto. Quería separarme de él por un tiempo, pero no de esta manera. Jamás hubiera imaginado que le ocurriera algo similar.
Me siento tan desamparada sin él, tan desolada por no saber con exactitud que va suceder.

— Llora amiga todo lo quieras, pero hazme la promesa de cuando termines de desahogarte, te vas a dar un baño, te vas arreglar y vas a continuar haciendo las cosas como las estabas haciendo antes. — Zara asiente con la cabeza agradecida con el apoyo recibido de su amiga se mete en el baño y se da una larga ducha para comenzar arreglarse para ir hasta el trabajo aunque sea tarde.

Al llegar al hotel, Zara es consciente de cómo los empleados están serios y tristes.
Todos saben sobre el accidente de Yassir, incluso ha salido en los medios de comunicación.
Zara se extraña un poco de la noticia, después entiende que su marido es un hombre conocido y es normal que haya salido en los medios.
Ella habla con sus compañeros presenciando como se preocupan por su jefe, en cierto modo, Yassir es querido por sus empleados por su manera de ayudarles incluso, Zara se entera de la gentileza de Yassir al ayudar a la gente que menos recursos tiene.
Eso hace que se emocione y ame más aún a su marido por su gran corazón.

Sube hacia su puesto y empieza a trabajar. Agradece de no estar Álvaro así podrá trabajar algo más tranquila o eso pensaba hasta que aparece su madre.
Leonor se para enfrente de ella, se quita sus lentes para mostrarle una mirada oscura de una enemiga.

— ¿Qué pretendes con ir hasta el hospital hacer el papel de mujer desolada? — Zara aprieta su mandíbula recordando las palabras de su marido.
« Debes ser más fuerte y demostrarle que no vas a permitirle que te humille cada vez que se le antoja »

— Lo que yo haga o deje de hacer, es mi problema no el tuyo. Además conozco a Yassir y me preocupo por él. ¿Acaso tiene algo de malo? ¿O, te das más coraje que fuera tu ex marido quien estuviera más pendiente de mí que de tí?
Anda, admítelo, te da rabia que tú familia me preste atención, que nos llevemos tan bien estoy segura que te corrompe la envidia.
Pero sabes algo, yo no soy tú. Y tampoco quiero serlo. — Alza su barbilla desafiándola.

— Ya quisieras tú ser como yo. — Responde logrando irritarla.

— Mejor no, no me gustaría tener el corazón lleno de rencor y volcar mi ira en una persona inocente, tampoco quiero aparentar lo que no soy, debe ser agotador estar todo el rato fingiendo.  — Habla con sorna.

— ¡Qué sabrás tú! — Leonor comienza a enojarse.

— Sé toda la verdad de lo que te sucedió y quien es mi padre, a decir verdad lamento lo que te ocurrió, jamás has hablado conmigo sobre eso, tuvo que ser duro y difícil para ti. Aún así, te agradezco que hoy esté enfrente tuya para agradecerte el haber permitido quedarme a tu lado.

— ¿Quién te lo ha contado? — Leonor clava sus uñas en la palma de su mano aguantando la presión en su pecho.

— Eso no importa. Lo más importante es que intentes de cambiar tu actitud conmigo, piensa que soy inocente, no te he hecho nada malo para que me traes así. Soy tú hija, y aunque quieras evitarme nadie y nada va hacer que se borre esa huella que dejamos envueltos en recuerdos ya sean buenos y no tan buenos.
No me merezco tu desplante, pero tampoco te voy a rogar tú cariño.

— No te voy a pedir perdón porque sé que no me lo darás, aún así, seguiré igual, soy así y no voy a cambiar porque tengo en mi cuerpo cicatrices que me recuerdan cada día de mi vida como me las hicieron y porque están marcadas en mi piel.
Llámame como quieras, pero no  pienso abandonar mi vida. — En cierto modo Leonor se siente superior, sigue terca sin admitir lo que le dicen.

— Una vida que tienes a costa del sufrimiento de la madre de Yassir. Tú no tienes corazón, en su lugar tienes una piedra.

Leonor se echa a reír y se va, no si antes avisarle de mantenerse lejos de Yassir porque pronto se va casar con Gresa, sino qué mire en las noticieros de la prensa.

Zara mueve su cabeza indignada, no entiende porqué su madre se empeña en querer casar a Yassir con Gresa.
Toma asiento, abre el navegador y efectivamente, no hay programa o red social que no esté hablando sobre el accidente de Yassir y sobre su compromiso con Gresa.
Irritada, cierra la tapa del ordenador sobresaltada al hablarle Álvaro.

— Tranquila, te asusté.

— Eh... No. ¿Quería algo señor Mayer? — Pregunta ella con profesionalidad dándole el trato de jefe.

— Por favor Zara, llámame Álvaro, y me imagino que estarás así por Yassir. Te avisé Zara, te dije que tuvieras cuidado, después de todo él va casarse con Gresa.

— Yassir me dijo que no la ama. ¿Porqué iba a engañarme? — Estaba decidida a llegar hasta al final para saber qué es lo que ocurre para que haya tanto afán con la boda.

— No me hagas de reír, ¿Eso te dijo? No me extraña viniendo de Yassir, cuando quiere conseguir algo se le da muy bien mentir.

— Creo que estás equivocado Álvaro. Yassir no me mentiría en algo como eso.

— Cree lo que quieras, pero debo decirte que el padre de Yassir ha roto la sociedad se ha llevado sus acciones y su dinero y ha dejado a Yassir en banca rota. Ahora mismo Yassir no tiene nada, depende de la boda con Gresa para posicionarse de nuevo en bolsa y recuperar sus acciones y su dinero.

Zara traga saliva atónita, no sabía nada sobre eso. Aún así, quiere seguir averiguando.

— ¿Y porqué Leonor tiene más interés que el propio novio?

— Esa, Buff, por el dinero hace lo que sea.
Sabe perfectamente que al divorciarse se ha quedado sin nada, salvo con lo que tenga ahorrado, la herencia de Ingrid no la puede tocar y como tiene que ser una mantenida, busca quien lo haga.
Y... Ya te puedes imaginar el resto de la historia.

— Claro, que todo gira en torno al dinero, y los sentimientos no importan. En fin, es lo que hay.

— Zara, hablo en serio, deja a Yassir, aléjate de él ahora que estás a tiempo, cuando él se recupere no querrá saber nada de tí lo conozco muy bien.
Él no va estar contigo porque se avergüenza de tí por ser humilde. Diríamos que le encanta que lo vean rodeado de mujeres hermosas.

Álvaro habla hiriendo a Zara, aunque no puede hablar, guarda su secreto en lo más profundo de se corazón, porque aunque hirientes sean las palabras de Álvaro son la verdad. Y la verdad duele, demasiado como para no poder defenderse por salir a luz sus sospechas.
A solas deja que sea la tristeza quien le advierta de seguir adelante y no venirse abajo.
Luchar por alguien no es de cobardes, aceptar la realidad es caminar sobre lo seguro.
Aunque ame a Yassir, entiende perfectamente que ella no está a su altura.
Y posiblemente su separación fue producida por eso.

Los siguientes días, Zara trabaja duro llamando a su tío para saber de su marido. Sigue angustiada por querer verlo, pero aún no puede recibir visitas. Su tío le dice que pronto podrá verlo o hará lo posible para que lo vea.
Dentro de un túnel de oscuridad la luz se ve y te hace de encontrar la libertad, donde dentro del túnel todo es inseguridad y miedo incluso llegas a sentir que falta aire a tus pulmones cuando crees que los problemas son cada vez mayores y peores.
Al ver luz, Zara sonríe, sabe que sus hombros pueden soportar esos pequeños problemas que provocan su desilusión, su falta de optimismo, hasta pensar en tocar fondo.

Esa misma tarde, cuando se encuentra terminando su trabajo recibe una llamada del empresario árabe anunciándole de querer reunirse con Yassir.
Zara se extraña preguntándose si no se ha enterado del accidente.
Después, piensa que se trata del proyecto que hizo con Yassir, y él mismo le dijo lo importante que era.
Arriesgándose, toma nota de la hora y el lugar quedando en reunirse con el empresario árabe.

Nerviosa, llama Amanda para que le acompañe no quiere ir sola, al vemos si le acompaña y ocurre algo malo, mejor que no le pille sola por no saber qué hacer exactamente.
En cierto modo, Amanda tiene más experiencia sobre hombres y sabe cómo actúan los empresarios.

Había pasado una semana desde su accidente, y al fin puede ver a su marido.
Aunque ha tratado de desviar su mente, ha pensado en mil posibilidades de separarse de él para que sea feliz, aunque quiere hacer oídos sordos a los comentarios, todo le resulta muy difícil sin Yassir.
Él es el único que la entendía, sabía cómo hacerla reír, como llevarle la contraria y convencerla para rectificar o animarle a actuar con determinación cuando alguien le hacía algo sin justificación.
Solo él sabía cómo protegerla, y ahora ella no sabe qué debe hacer, viéndolo ahí tumbado, con sus ojos cerrados conectado a una máquina.
No habido mejoría en los últimos días y los médicos comienzan hablar sobre desconectarlo de la máquina.
Si lo hacen, su vida podría terminar y ella no quiere eso.
Ella quiere que viva, que siga a su lado, le agarra de su mano le ruega que luche, lo ama y lo necesita tanto que hasta el alma le duele.
Besa su frente dejando caer unas gotas en su rostro pidiendo a Dios que lo ayude para vivir.
Al salir, se siente más frustrada por no poder hacer algo para ayudar a su marido.
Camina junto a su tío el cual le explica los resultados de las pruebas, y para su sorpresa, todo está bien, tan solo falta que despierte para hacer una evaluación más específica.
Aunque no es mucha información, a Zara le da esperanzas y alegría de saber que pronto Yassir será el que era.
Se despede de su tío y se marcha hacia su apartamento, al menos tiene cerca a su amiga donde conversan hasta entrada la noche.

Muy temprano, sin aún haber amanecido Zara se levanta, está muy nerviosa por la entrevista con el empresario árabe, quiere lucir bien, dar buena imagen para defender el proyecto de su marido.
Se prepara horas antes, y una vez que está lista se marcha junto a Amanda que aún sigue medio dormida y quejándose incluso cuando van subidas en el auto.

— Zara hazme caso, es una tontería que vayas hablar con ese hombre, te digo de antemano que los hombres árabes no tratan de negocios con las mujeres, son muy machistas. Deja de intentar algo que no vale la pena.

— No pierdo nada con acudir, además ya concerté una cita al menos me presento.

— Ya, y cuando sepa que en vez ir el señor, va la señora. Menuda sorpresa se va llevar. Déjalo de verdad.

En esta ocasión Zara no escucha a su amiga, prefiere hacerle más caso a su intuición siguiendo adelante con su plan.

Llegan al lugar indicado, es un edificio muy hermoso con pocas plantas con cristales de colores.
Aún nerviosa, Zara se da un último retoque al maquillaje, se coloca su atuendo de traje chaqueta con falda y unos tacones nuevos.
Agarra su portafolios, comienza a caminar con paso firme, segura de ella misma con la vista al frente sin miedo a nada porque está decidida a luchar por lo suyo defendiendo sus ideas.

Llegan a un gran recibidor donde hay una hermosa alfombra en el suelo y una decoración sencilla pero atrayente, con lámparas en forma de rombo de colores, colores neutros en las paredes y una iluminación tan perfecta que parece que estuviera de día siempre.

Un señor muy amable vestido con traje chaqueta sale a su encuentro guiándola hacia los ascensores indicándole donde se encuentra la oficina del jefe.

— Vaya, hasta ahora nos atienden muy bien. — Dice Zara mirando risueña a su amiga que sigue con cara seria y con algo de  desconfianza.

— No sé, sigo sin confiar mucho, además fíjate solo trabajan hombres. ¿Dónde están las mujeres? Te estoy avisando amiga, son muy machistas y groseros. Vámonos ahora que estás a tiempo.

— Amanda, no pienso irme sin antes hacerle saber al empresario que estoy aquí, si no quiere hablar conmigo respeto su decisión. Al menos, sé que mi esfuerzo no ha sido en vano. Seguiré adelante.

Zara camina junto Amanda en silencio, todo lo que ve le fascina, incluso el lugar es para ella relajante y hermoso.
Llegan a un pequeño mostrador donde una mujer vestida con traje chaqueta negro les da la bienvenida,  les pide que tomen asiento unos minutos porque el empresario está en una reunión de videoconferencia.
Mientras le pide tomar asiento preguntando que desean para desayunar.

Zara pide un café y Amanda otro.
La muchacha joven sin perder su sonrisa se marcha para traerle el café.

— ¡Vaya, pero si hay mujeres trabajando! — Se mofa Zara de Amanda.

— Sí, ya la he visto. Y lucen muy hermosas todo hay que decirlo.

— Es cierto, apenas llevan maquillaje y van muy elegantes vestidas. La verdad, que me gusta mucho el lugar. Siento mucha paz en estos momentos.

— Yo que tú no me relajaba mucho, más bien, comenzaría a ponerme en modo mujer agresiva. Ya me contarás después porqué te lo digo. Si lo sabré yo.

La muchacha joven llega cargando una gran bandeja con comida deliciosa que le pone en la mesa seguido, le sirve el café diciéndole que el señor Majet, su jefe las recibirá nada más terminen sus desayunos.
Zara le agradece la hospitalidad a la muchacha para empezar a degustar la comida tan deliciosa que le han ofrecido.

— Todo hay decirlo Amanda, pero está todo buenísimo. Los dulces exquisitos y está especie de sopa está más que exquisita. ¿Y a tí no te gusta?

— Estoy en ello, y sí, está todo delicioso. — Amanda habla despacio quedándose sorprendida por el buen recibimiento que están ofreciéndole.

Al terminar su desayuno, la muchacha vuelve a retirar la bandeja para avisarles que pueden entrar a la oficina del señor Majet.
Zara comienza de nuevo a ponerse nerviosa, teme que todo salga mal, mira Amanda para comenzar a caminar hasta la oficina del jefe.

— Verás la sorpresa que se va llevar cuando te vea, vamos yo que tú me iba preparando para el desplante que te vas a llevar. Menudos son los árabes.

Zara toca la puerta y al escuchar una voz profunda masculina entra.
Camina despacio mirando al frente donde ve una gran mesa con varias pantallas y un señor joven vestido con un traje gris, sale a recibirlas.
Zara se queda quieta mirando al señor Majet, a decir verdad, esperaba que fuera más mayor, y no un joven de treinta años, vestido impecable, con un olor a perfume agradable, una fracciones tan masculinas resaltando su barba negra, con su cabello negro y unos ojos grandes marrones con largas pestañas que lo hacen aún más atractivo.
Lo que más hermoso lo hace es su sonrisa y la manera tan afectuosa y respetable de tratar con ellas.

— Bienvenidas, soy Mourad Majet, por favor acompañarme hasta mi sofá, estaremos más cómodos aquí.

— ¿Qué tienen los árabes que son tan bellos? — Dice Amanda siguiendo con la mirada al empresario como camina con elegancia mirando su cuerpo atlético y más de un metro ochenta.

—  Amanda céntrate, y no seas descarada. Ven, siéntate a mi lado.

Los tres se sientan en un sofá blanco, en el centro hay una pequeña mesa adornando con flores secas.
El empresario se dirige a Zara nada más tomar asiento poniendo su tablet y teléfono encima de la mesa.

— Disculpe señor Majet, pero es que el señor Okesty ha sufrido un accidente de tráfico y he venido yo en su lugar. Soy Zara... Castelo su...— Zara habla atropelladamente sin saber cómo seguir la frase.

— Ah, ¿Usted es Zara, la esposa de Yassir? Mucho gusto en conocerla, su marido me ha hablado mucho de usted, de hecho, en varias ocasiones me habló de que el proyecto fue idea suya. — Zara abre los ojos al máximo sin poder creer la manera de cómo su marido habló de ella. Sorprendiéndola más el que haya revelado su parentesco. Una sonrisa aparece de la nada sintiéndose más relajada y emocionada.

— Sí, soy la señora Okesty. Y bueno, yo solo ayudo a mi marido. — Tímidamente habla al recordar a su esposo y las horas en las que dedicaron al proyecto.

— Lamento lo de su marido señora Okesty, si en algo puedo ayudar, por favor hágamelo saber.

— Gracias, bueno, quiero ser franca con usted, mucha idea de negocios no tengo, salvo lo poco que me ha explicado mi marido, pero necesito ayuda temo equivocarme.

— Confíe en mí, su proyecto me ha encantado tanto como cerrar el trato y esta reunión era para eso, para hablar sobre las nuevas construcciones de spa de belleza y hotel con estancias baratas para personas con una salario bajo, las cuales también tiene derecho a disfrutar de unas merecidas vacaciones a costo no muy alto.
Esa idea me cautivó muchísimo y ahora que es usted la protagonista, permítame poder escucharla y poder intercambiar ideas.

— Por supuesto. Zara, dejando a un lado sus inquietudes, enciende su portátil, saca algunas carpetas donde sorprendida con ella misma empieza a explicar el proyecto donde al finalizar el empresario está totalmente feliz con cerrar el trato y ser el socio mayorista junto a ella y su marido.

— Disculpe no entiendo, ¿Porqué me convierte a mi en su socia?

— Yo no la he hecho socia, fue su marido quien fundó la empresa junto a usted, según leo aquí, su marido pone la parte de sus acciones a su nombre quedándose él casi con nada, diríamos que su marido se la juega con la bolsa, pero su fortuna es segura.
Usted en estos momentos es la propietaria de la empresa, decisión de su marido y yo acepto encantado de poder trabajar con ustedes.

Zara mira en dirección a su amiga atónita con lo que recién acaba de enterarse.
Sorprendida le da la mano al que va ser su socio desde ese día, el cual le da la bienvenida quedando en que debe de mantener alguna reunión más con ella, pero antes es mejor que se reúna con un analista para que empiece a estudiar de que trata el mundo empresarial.
Zara acepta encantada, sonríe agradecía con Mourad  aceptando una taza de té.
Mientras toman el té el empresario le explica en qué consta la bolsa, los gráficos etc.
Zara escucha con atención sus explicaciones tomando nota de todo porque ella misma vio hace días un gráfico igual pero con distintos números.
Hace preguntas a Mourad, el cual le dice que esos cambios de cifras se deben a que habido un blanqueo de dinero, donde alguien está mandando el dinero a paraidos fiscales evitando pagar impuestos y eso es delito y puede estar perjudicando a la empresa.
Zara se queda pensativa, asiente con su cabeza y pide que todo sea confidencial, para no levantar sospechas hasta dar con las verdad.
La intuición de Zara la lleva a deducir que alguien puede haber estado engañando a su marido.

Se despide del empresario y se marcha junto con su amiga la cual ha sido nombrada como su  asistente personal.
Amanda le agradece a Zara su confianza y promete no defraudar su amistad.

Ya en el auto de camino hacia el hotel, Zara mira a su amiga lo seria que está.

— Amanda, déjame decirte que te has equivocado con el árabe.

— Es cierto, pero...

— Como diría mi abuela María, no dejes de llevarte por la primera impresión, tampoco juzgues a una persona por su color de piel, su aspecto, por su origen... Después de todo, nadie está libre de pecado y tampoco es que seamos perfectos.
No juzgues a una persona sin haberla conocido, pero juzgarla por lo que tú hayas encontrado en ella, no por los comentarios.

— Llevas razón amiga. En ocasiones hacemos más caso a los comentarios antes de molestarnos en conocer a esa persona para sacar nuestras propias conclusiones.
A día de hoy, seguimos en las ideas de nuestros ancestros, y no hacemos nada por cambiarlas.
Si se habla es por algo, pero para todo hay un porqué, y esa respuesta es un misterio.


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