ENAMORADA DEL DIABLO

Door florenciaJaen

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Halley Roosevelt ingresa a estudiar a un internado gracias a una beca. Al llegar allí lo primero de lo cual e... Meer

Capítulo 1- La llegada
Capítulo 2- Problemas a la orden
Capítulo 3 - En las manos del diablo
Capítulo 4 - Imán de problemas
Capítulo 5 - El héroe anónimo
Capítulo 6 - Incidente inesperado
Capítulo 7 - La debilidad del diablo
Capítulo 8 - Pequeño ruiseñor
Capítulo 9 - Confusión
Capítulo 10 - La verdad oculta
Capítulo 11 - Corazón indeciso
Capítulo 12 - Tú también me gustas
Capítulo 13 - Bésame
Capítulo 14 - Encubriendo la mentira
Capítulo 16 - La novia de Hunter Hayes
Capítulo 17 - Hazme lo que quieras
Capítulo 18 - Irremediablemente
Capítulo 19 - Contratiempo
Capítulo 20 - La tragedia de Halley
Capítulo 21 - Consuelo
Capítulo 22 - Me enamoré de ti

Capítulo 15 - El dolor de la despedida

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Door florenciaJaen

Halley está sorprendida con lo que le acaba de decir su padre sobre regresarse a Ohio.

—¿Qué? ¿Cómo que debo volver a Ohio? —pregunta desconcertada—¿Por qué me dices eso?

—Porque lo he estado pensando y creo que es lo mejor.

—Pero si tú mismo eras quien quería que viniera aquí.

—Sí, y tal vez hice mal. Después de todo, tú me dijiste que no estabas convencida de ir allá.

—Sí, pero eso era antes.

—¿Y qué cambió?

 —Pues... —demora en contestar— Es que me gusta aquí. Me gusta la educación que brindan en este colegio. Además de que he hecho amigos.

—Puedes hacer amigos en otro colegio. O incluso puedes regresar al que estudiabas antes.

—Pero papá. No entiendo por qué ahora quieres eso.

—Porque sí. Es que... me equivoqué. No puedo pagar la otra mitad de tu beca.

Halley se queda en silencio por un momento.

—Entonces es por eso.

—Sí. Mis finanzas no están bien. Lo siento, linda, pero es mejor que vuelvas a Ohio.

Halley agacha la mirada.

Al día siguiente, contrario a sus deseos, había decidido irse a Ohio.

 Su padre le dijo que eran por motivos económicos que no podía pagarle la media beca, así que ella no podía forzarlo a ello.

 Era muy noble y gentil como para hacerle eso a su propio padre. Por ello, al día siguiente, el lunes, hablaría con la directora y se iría del Santa Teresa.

Pero antes de irse quería despedirse de las personas que había conocido allí.

 Busca a James, pero este no se encontraba en el internado. Busca a Alexa y a Thomas, pero también habían salido el fin de semana al igual que Jade.

El único que estaba era Hunter, por ello va a verlo a su habitación. Al llegar toca la puerta.

Este le abre.

 —Hola—le dice ella con una sonrisa —. Sé que no te gusta que te molesten en tu habitación, pero me tomé la libertad de hacerlo.

Él la mira seriamente. Luego sonríe.

—Pasa.

Halley entra. No sabía por dónde empezar. Eso de las despedidas no eran lo suyo.

—Mmm... ¿Qué estás haciendo?—Le pregunta ella.

—Nada importante.

Halley mira un videojuego.

—Oye, ¿y qué tal eso?

—No lo uso casi.

—¿Qué tal si jugamos?

En ese momento estaba tratando de evadir el tema por el cual había ido a ver a Hunter.

—De acuerdo —le responde él.

Se sientan en la alfombra frente a un televisor y se ponen a jugar. Pasan toda la tarde en ello.

—Creo que por hoy fue suficiente-dice él.

Apagan el juego. Se ponen de pie.

Halley se prepara para hablar.

—Yo... quiero decirte algo —dice ella.

—Yo también. Bueno, más bien mostrarte.

Se acerca a uno de sus libros. De él saca un papel.

—Pensaba dártelo mañana en clases, pero ya que estás aquí aprovecharé.

Le entrega el papel.

Halley se sorprende y se llena de maravilla al encontrarse con un dibujo de ella misma.

—¿Te gusta? —le pregunta él.

—Es muy bonito. ¿Por qué lo hiciste?

—Te dije que me gustaba dibujar las cosas que más me gustaban.

Los ojos de ella se empañan, pero Hunter no ve eso ya que había empezado a oscurecer y la luz estaba apagada, puesto que habían usado la luz del televisor, pero este ya estaba apagado.

Hunter se le acerca.

—¿Qué pasa?

Ella agacha la mirada.

—Quiero que sepas algo. Me alegra haberte conocido.

—¿Por qué dices eso?—le cuestiona él.

Ella se limpia los ojos y se encoge de hombros.

—Solo quería que lo supieras.

Él toma su rostro con su mano.

—Pues en ese caso, opino igual.

La besa.

Halley se queda quieta. Luego le responde el beso.

Al separarse lo mira a los ojos, viendo el rostro de Hunter en medio de la poca luz que había.

—Bésame de nuevo —le pide con desespero—. Bésame una vez más, por favor.

 Sin indagar el porqué de su petición, él la vuelve a besar. Su beso esta vez va pasando de tranquilo a intenso.

 Lo mismo pasa con ella. En ese momento no sabía el porqué, pero siente la necesidad de besarlo con más intensidad, como aquel día en la biblioteca.

 Quería más de él, como si quisiera que ese último beso fuera inolvidable. Por ello le enreda los brazos en el cuello.

Hunter la toma de la cintura y la pega a su cuerpo.

 Ella deja caer el dibujo al suelo. Siente que no quiere despegarse de él, ni que es momento termine. Quiere más. Y es ahí cuando lo sabe. Lo quería a él en ese instante. Quería tenerlo, sentir su cuerpo junto al de ella.

 Quería que su primera vez fuera con él, el chico que en un principio le causaba miedo, pero que al final le terminó gustando. Él, el chico que le había besado por primera vez, con el que había tenido su primera cita, y con el que experimentó por primera vez un poco de lo que era el deseo sexual aquella vez en la biblioteca.

 Por eso tenía que ser él con quien tuviera su primera vez, y ya que al día siguiente se iría del internado, tenía que hacerlo en ese momento.

 No le importaba todo aquello de que si era correcto o no hacer aquello. Solo sabía que quería vivir esa experiencia en ese momento, y que fuera con él.

Por ello se separa de él un poco y le habla.

—Hunter...

—¿Qué? —le pregunta él juntando sus frentes.

Halley le mira a los labios.

—Hazme el amor —dice mirándolo a los ojos—. Quiero hacerlo, quiero que estemos juntos.

Hunter se queda callado por un momento, también mirándola a los labios.

—¿De verdad? —le pregunta incrédulo.

Ella asiente.

 Él se separa un poco y la mira. En ese momento fue como si estuviera a merced de lo que ella quisiera, como estuviera listo para obedecerle en lo que ella le pidiera. No le gustaba que le dijeran qué hacer, pero Halley, sin saberlo, tenía el poder de hacer con él lo que ella quisiera.

Por elloHunter no duda en hacer lo que ella le pide.

 Primero se acerca a ella y le quita las gafas y las coloca en una mesa. Luego le pasa un dedo por la mejilla, a lo que ella responde cerrando los ojos. Vuelve a acercar sus bocas para darle otro beso. Después comienza a deslizarle las tirantes del vestido. Le quita este lentamente, hasta hacerlo caer al suelo. La toma de la cintura. Sus manos suben poco a poca hacia el broche de su sostén, el cual suelta.

Cuando le ha quitado la prenda la pone a un lado y se aparta para admirarla.

Ella estaba iluminada por la luz de la luna.

Se veía linda, inocente, y al mismo tiempo sensual. Parecía un ángel.

 Ella se sonroja un poco al tener su mirada ante ella, por lo cual esconde la suya y se tapa el busto con los brazos.

Hunter se acerca a ella y le aparta los brazos.

 —Por favor, no lo hagas. Déjame mirarte —le habla al oído—. Eres demasiado perfecta como para no ver cada parte de ti.

Le empieza a besar el cuello. Luego la hace ir hacia la cama.

Una vez allí se acuesta sobre ella. Después se quita su camiseta.

Besa nuevamente a Halley. Cuando sus partes hacen fricción, ella deja salir un jadeo.

 Hunter toma su pierna y la acaricia. Luego toma sus bragas y las desliza lentamente hasta quitárselas.

 Finalmente, se quita sus pantalones y el resto de su ropa, para después unir su cuerpo al de ella.

 Se mete de poco a poco, pero aun así el dolor es inevitable para ella, quien aprieta los ojos. Se acuesta sobre ella y la besa para distraerla del dolor.

Una vez calmada, ella abre los ojos.

Hunter la mira. Luego se comienza a mover sin quitarle la vista en ningún momento.

Un instante después ella se acostumbra a él, así que se deja llevar por el momento. Sus manos suben lentamente la espalda de Hunter, acariciándolo.

Luego él se sienta, haciendo que ella se siente sobre él.

En esa posición ambos cierran los ojos y tocan y exploran con sus manos el cuerpo del otro.

ÉL pega su nariz al cabello de ella sintiendo su dulce aroma.

Ella acaricia sus hombros y deja un suave beso en estos.

Luego se separan un poco y se vuelven a mirar.

Halley lo besa.

Él la hace acostarse y continúan teniendo relaciones por un rato más.

 Más tarde los dos estaban dormidos. Al despertarse, Halley se percata que ya era un poco tarde y que debía irse.

Mira a Hunter, quien dormía profundamente.

Tal vez debió decirle antes que se iba, pero no tuvo el valor.

Ahora menos podría hacerlo. No podía despedirse de él.

 Por ello en silencio toma sus cosas y se viste. Ve el dibujo que Hunter en el suelo. Lo toma y lo observa.

Luego ve un bolígrafo al lado de sus gafas en la mesa. Toma ambos objetos.

 Se coloca las gafas y después con el bolígrafo escribe tras el dibujo. "Perdóname, pero tenía que irme".

Mira por última vez a Hunter y se marcha.

El lunes a primera hora se encuentra en la oficina de la directora.

 —Señorita Roosevelt, es lamentable esto. Usted es una excelente alumna. Por ello no quisiera que se fuera de este colegio.

 —Le agradezco la oportunidad que me brindó, pero debo irme por motivos que escapan de mis manos.

Omitió el hecho de que se iba por no poder pagar la otra mitad de la beca.

 —Es una pena —se queda pensativa—. Si estás insegura, te daré una semana para que lo pienses antes de darle la media beca a alguien más.

Halley sonríe débilmente.

—Gracias.

Toma sus cosas y sale de la oficina. En el camino se topa con Jacob, pero ella no lo ve.

Él sí la ve, quien sí la ve, entra a la de su madre.

—Hola, mami.

—Jake, te he dicho que aquí soy señora directora. No es correcto que me digas mamá ni mami.

Jacob se acerca a ella, la abraza y le da un beso en la mejilla.

—Mamita.

Su madre pone los ojos en blanco.

—¿A qué se debe tanto afecto?

 —A nada —dice sentándose sobre el escritorio—. Oye, ¿qué hacía Halley aquí? ¿Está metida en problemas?

 —No, no estaba aquí por eso —le da un golpecito en una pierna— Y bájate de allí, que ese no es lugar para posar tus pompas.

Lo baja del escritorio.

—¿Y qué hacía aquí entonces?

—Vino a informar su salida internado. Dejará de estudiar aquí.

Jacob levanta las cejas.

—¿Por?

—No debo darte información de los estudiantes. Además, tengo cosas que hacer y tú debes irte porque las clases pronto inician, así que andando.

Lo conduce hacia la salida.

—De mejores sitios me han corrido —dice él.







 Hunter despertaba en su habitación. Al darse la vuelta espera encontrarse a Halley a su lado, pero tan solo haya el sitio vacío.

 Se sienta en la cama mientras estira su cuerpo. Al mirar hacia su mesita de noche ve una nota escrita en un papel.

Era lo que le había dejado escrito Halley.

No le toma mucha importancia, ya que pensó que ella se refería a irse de la habitación.

Por ello camina hacia el baño para bañarse y luego vestirse e irse a clases.

 Minutos después llega al salón para la primera clase esperando ver a Halley, pero no la encuentra, lo cual le extrañaba, por el hecho de que ella siempre era puntual.

La profesora llega y comienza a impartir la clase, pero Halley nunca aparece.

 Eso le extraña mucho a él, por lo cual saliendo de aquella clase le escribe a Halley, pero no obtiene respuesta.

Se topa a Jacob, quien se le acerca.

—Supongo que ya lo sabes —le dice este.

—¿Saber qué?

—Lo que pasó con tu amiguita de anteojos.

—¿Halley? ¿Qué pasó con ella?

Jacob se queda callado.

—Habla ya.

—Pues... se fue del internado.

—¿Cómo que se fue del internado? ¿A dónde?

—No lo sé; supongo que a su casa.

Hunter se queda pensativo.

 —No me has entendido, ¿cierto? —le dice el rubio—Ella no se fue de irse por una simple salida. Se fue de irse, de dejar de estudiar aquí.

Hunter lo mira incrédulo.

—No, eso no puede ser verdad.

—Mi madre me lo dijo.

Hunter aparta la mirada. Luego camina buscando a Jade.

La encuentra bebiendo agua en una fuente.

—Tú.

Ella se sobresalta al oírlo.

—¿Yo?

—¿Qué sabes de Halley?

Jade se siente confundida ante la inesperada plática de Hunter.

—¿Para qué quieres saber sobre ella?

—Solo dime lo que sepas. Eres su compañera de cuarto, según sé.

—Bueno, sí.

—Entonces habla.

Jade se pone nerviosa, así que él cierra los ojos y respira profundo.

—No te haré nada. Solo quiero que me digas qué pasó con Halley.

 —Halley se fue del internado. Se despidió esta mañana de mí y luego tomó sus pertenencias y se marchó.

La cara de Hunter era la de una persona que se negaba a creer lo que oía.

—¿Y te dijo por qué?

—Simplemente que no podía quedarse.

Hunter no dice más y se va.






 En Ohio, Halley llegaba a su casa y se sentaba en su cama. Miraba todo a su alrededor, como si ese lugar le pareciera extraño. En poco tiempo se había acostumbrado tanto a su habitación en el internado que esta ya le parecía extraña.

 Extrañaría todo, desde el internado en sí, el fútbol, las personas que había conocido, en especial a uno de ellos.

 Definitivamente, extrañaría a aquel chico misterioso de mirada profunda, aquel mismo que le había metido en problemas muchas veces, pero que también le había dado cosas maravillosas, como el hacerle vivir por primera vez las delicias del amor.

 Hunter Hayes siempre quedaría en su memoria como alguien inolvidable que se había metido en su vida por pura casualidad para convertirse en mucho.

Su padre entra a la habitación, interrumpiendo sus pensamientos.

—Lamento que hayas tenido que venir así de repente.

 —Lo entiendo, papá. Entiendo que no puedas pagar mi colegiatura. No te puedo reclamar por eso.

Su padre agacha la mirada con vergüenza.

—No te sientas mal, por ello—le dice ella—. No es tu culpa.

Lo abraza.

 —Mmm... Sí —dice él luciendo incómodo—. Halley, yo... he estado pensando y creo que sería una buena idea, un nuevo comienzo en otro lado.

Ella lo mira un poco confundid.

—¿De qué hablas?

—¿No te gustaría irte a otro estado y comenzar una nueva vida allá?

—¿Qué? ¿Por qué me dices eso?

—No lo sé. Solo he estado pensando en aquello.

Luce un poco nervioso.

—Papá, no entiendo. ¿Acaso huimos de algo?

 —No. Qué cosas dices —suspira—. Solo pensé en que tal vez en otro lugar haya mejores ofertas de empleo y mejores colegios.

 —No entiendo. Creí que tu trabajo aquí era bueno. ¿Qué problemas económicos tan graves tienes como para no quererlo ya?

Frank niega con la cabeza.

—No se trata de eso. Solo... piensa en lo que te dije.

Sale de la habitación.

Halley se queda mirando al suelo, luciendo muy confundida ante la actitud de su padre.

Más tarde habla con Alexa.

 —Es que no puedo creer que te fueras. ¿Por qué? Ni siquiera te despediste. Solo me dejaste una nota simple en mi casillero.

—Porque odio las despedidas. Siento que no puedo con ellas.

—Halley, dime la verdad. ¿Por qué te fuiste? ¿Alguien en el internado te hizo algo malo? Halley

—No, nada de eso.

—¿Entonces?

Halley suspira.

 —Simplemente, se trata de problemas económicos. Mi padre no podía pagarme mi media beca. Por ello tuve que venirme.

—Oye, eso es terrible. Lo siento.

—Descuida, y gracias por llamar.

Luego de hablar con Alexa, baja a la cocina.

 Piensa en que pronto debía escoger otra escuela para continuar sus estudios, una que su padre pudiese costear.

 En caso tal tendría que ayudarlo consiguiendo algún trabajo de medio tiempo, pero lo que no quería era quedarse sin estudios.

Al día siguiente toma un autobús y se va a comprar algunas cosas personales a un pequeño supermercado que estaba cerca al suburbio en donde vivía.

Un rato después vuelve cargando una bolsa con las cosas que había comprado.

 Estaba abriendo la puerta de la casa para entrar en esta, cuando oye pasos tras de ella y una voz.

—Halley —dice Hunter Hayes.

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