Against the world

By ELEVEN_DOP

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Violeta y Chiara se conocen en los castings de Operación Triunfo y conectan al instante. Casi tres años desp... More

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By ELEVEN_DOP

Parpadeó lentamente, tratando de ubicarse y adaptarse a la poca luz que ahora bañaba el salón. Tenía pinta de que había anochecido y había dormido una buena siesta.

Lo primero de lo que se dio cuenta fue de que el plato del sándwich y el yogur ya no estaban en la mesita en la que los había dejado. Lo segundo, que estaba tapada con una manta que ella no recordaba haber cogido. Y, lo tercero, que las notas lejanas del piano de Chiara con las que se había dormido eran ahora acordes suaves de guitarra que sonaban mucho más cerca.

Se frotó los ojos y se estiró un poco. La música dejó de sonar.

- Hey, buenas tardes. - La voz de Chiara, susurrada e íntima, era el sonido más bonito del mundo para los oídos de Violeta. - ¿Te he despertado con la guitarra?

La ex reportera negó con la cabeza, todavía demasiado perezosa para hablar. Buscó a su novia con la mirada por la habitación y la encontró sentada en el suelo con la espalda apoyada contra el mueble de la tele. Justo enfrente de ella, como si se hubiese colocado ahí para cantarle mientras dormía.

La pelirroja sonrió tan amplio que le dolieron las mejillas.

Se fijó en en que la morena se había puesto el pantalón de pijama y llevaba una de sus sudaderas favoritas, notando un pinchazo de felicidad en el pecho. Pasaba el tiempo y seguía sin acostumbrarse a verla con su ropa. Bueno, 'su' ropa por decir algo, porque sentía que estaban llegando al punto de compartir directamente el armario y no saber qué era de una y qué de la otra.

La andaluza dio unos golpes en el sofá, indicándole a la otra chica que se tumbase a su lado. Se recolocó mientras la balear dejaba la guitarra en su sitio y, en cuanto estuvo acomodada frente a ella, la pelirroja la atrajo hacia su cuerpo e inhaló fuerte, volviendo a sonreír. Chiara acarició su nuca con una mano y jugó con la base de su pelo, disfrutando de su proximidad y el silencio cómodo que siempre compartían cuando estaban solas en casa.

Estuvieron así unos minutos, hasta que la menor rompió el hielo primero.

- Siento lo de hoy.

Violeta se separó de ella y la miró con expresión confundida. La morena leyó las dudas en su cara y continúo.

- Sé que esperabas pasar la tarde juntas y yo estuve tocando todo el tiempo, en mi propio mundo. - Explicó. - Pero es que... - Bufó, soltando frustración. - Necesitaba ordenar un poco mi cabeza.

La granadina hizo un puchero y acarició la mejilla de su novia con el pulgar.

- ¿Pero cómo me vas a pedir perdón por necesitar tu propio espacio, Kiki? - Preguntó. - Can you explain it to me? - Añadió en tono de broma.

La británica soltó una pequeña carcajada y la pelirroja se anotó un tanto mental. Nunca iba a cansarse de hacerla reír así.

- No pasa nada, amor. - Insistió, más en serio. - Necesitabas un ratito para ti y yo lo entiendo. - Chiara asintió, cerrando los ojos.

Volvieron a quedarse en silencio y Violeta repasó una por una todas las pecas que cubrían las mejillas de la morena. Parecía tan en paz en ese momento, tan ella misma otra vez, que las dudas que había tenido a lo largo de la tarde le volvieron a la cabeza.

- ¿Kiki? - Tanteó. La aludida abrió los ojos y esbozó un amago de sonrisa, haciéndole saber que la escuchaba. - ¿Puedo preguntarte algo?

- Claro. - Respondió Chiara, sorprendida y alerta ante el tono serio que había usado la pelirroja.

Se miraron durante un instante, mientras Violeta pensaba como sacar el tema.

- ¿Es todo esto... demasiado para ti? - Cuestionó, dibujando patrones abstractos en el brazo de la menorquina para hacerle saber que en el fondo no era nada grave. - ¿Lo estás llevando bien?

La morena relajó el gesto y sonrió un poco, conmovida por la preocupación de la andaluza. Sabía que su novia estaba permanentemente pendiente de que ella estuviese cómoda en todo el proceso y sabía también que si en algún momento ella le decía que no quería seguir, lo pararían todo de inmediato.

Extendió la mano hasta la cintura de la granadina y la acarició por debajo de la sudadera, devolviéndole el contacto físico.

- Está siendo... Diferente a lo que esperaba, la verdad. - Violeta se tensó al momento, deteniendo las caricias y prestándole toda su atención. Chiara amplió la sonrisa. - Pero estoy bien, me estás ayudando muchísimo y no me arrepiento de nada.

La expresión de Violeta se destensó un poco, pero la balear notaba que aun no estaba convencida del todo. La mayor tragó saliva y volvió a preguntar.

- ¿Me prometes que si en algún momento estás incómoda o quieres parar o cambiar algo, me lo vas a decir? ¿Porfi?

Parecía una niña pequeña haciéndole prometer a sus padres que adoptarían un cachorrito por Navidad y a Chiara se le derritió el corazón. Violeta tenía fama de fría y calculadora entre alguna gente, pero en el fondo era una persona vulnerable y, sobre todo, súper adorable. La inglesa sentía la persona más afortunada del mundo por poder vivir esa faceta de la ex periodista en primera persona cada día.

- Te lo prometo, Vivi. - Afirmó en un tono suave pero seguro, tratando de eliminar todas las dudas de la cabeza de su novia. - Te lo juro por Stevie Nicks.

La pelirroja soltó una carcajada sincera y, por primera vez en toda la tarde, volvió a sentir confianza en lo que estaban haciendo.

- Wow, si que vas en serio. - Bromeó entre risas, contagiando a la balear.

- ¿Contigo? Always. - Replicó la otra, guiñándole un ojo y ruborizándola un poco. - Pero, ahora en serio de verdad... - Añadió Chiara. - Sé que hoy me he agobiado y que tengo momentos difíciles, pero estoy disfrutando mucho y me está encantando vivir esta experiencia a tu lado. No lo cambiaría por nada del mundo.

Violeta se mordió el labio para contener la sonrisa que amenazaba con inundarle la cara, pero fracasó. No podía evitarlo, por mucho que quisiera: cuando estaba con Chiara, sonreír era su estado natural.

Se rieron juntas y se abrazaron fuerte, liberadas después de la conversación.

- Gracias por el sándwich, el yogur y la paciencia que tienes conmigo cada día. - Susurró Chiara en su oído mientras la estrujaba entre sus brazos.

- ¿Contigo? Always. - Respondió la pelirroja, copiando la frase anterior y provocando otra carcajada en la balear.

Se quedaron un rato así, abrazadas sin decir nada, con la cara de Violeta encajada en el cuello de Chiara y la respiración de Chiara golpeando directamente contra la oreja de Violeta.

En un momento determinado, el ambiente cambió. De pronto, estaban cerca pero no era suficiente. La granadina se estaba volviendo loca con cada exhalación de la balear y ésta notaba un escalofrío cada vez que los labios de su novia le rozaban la piel al respirar.

Violeta dio el primer paso, tentando el terreno. Dejó un beso ligerísimo en el cuello de la británica, apenas un contacto leve, pero la descarga de electricidad que notó en el cuerpo de su novia le dijo todo lo que necesitaba saber en ese momento.

El primer contacto ligero dio paso a un beso de verdad, provocando que la morena gimiese en su oído al cogerla por sorpresa. A la pelirroja se le erizó la piel de arriba a abajo y volvió a besarla, con más ganas, con más pasión. Chiara giró la cabeza y se apartó el pelo, en un gesto que le dio a Violeta todo el espacio que necesitaba para intensificar sus esfuerzos y ampliar su radio de acción.

La besó desde la oreja hasta la clavícula y viceversa, un par de veces, alternando besos cortos con otros más largos que estaban derribando todo el autocontrol de la menorquina. Chiara se dejó devorar un rato, disfrutando de los labios de su novia sobre su piel, pero cuando la andaluza le mordió un poco, sabiendo el efecto que eso tenía sobre ella, supo que tenía que pasar a la acción si no quería derretirse allí mismo.

Aprovechó que su mano seguía en la cintura de Violeta para agarrarla fuerte y, en un solo movimiento, cambiar sus posiciones y tumbar a la granadina en el sofá, quedándose encima de ella.

La pelirroja abrió los ojos, impresionada.

- Wow, Kiki, no veas como me has agarrado, ¿eh? - Comentó divertida, con la respiración entrecortada pero claramente impresionada con lo que acababa de hacer su novia.

- I like to mandar, ya lo sabes. - Respondió Chiara, guiñándole un ojo y sonriendo orgullosa.

La británica le miró descaradamente la boca, con las pupilas dilatadas y la respiración irregular, pasándose las manos por el pelo. Violeta tuvo que humedecerse los labios, porque de pronto se le hacía la boca agua pensando el rumbo que había cogido la tarde.

Chiara se inclinó sobre la andaluza y besó su mandíbula lentamente, hasta llegar a sus labios. Ahí se paró, haciendo una pausa que a Violeta le pareció de cien años, aproximadamente, y la besó con determinación. Se perdieron durante unos minutos que bien pudieron ser horas, porque olvidaron la noción del tiempo en una danza de besos y manos recorriendo todo lo que abarcaban, hasta que necesitaron separarse y respirar.

Violeta echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos, tratando de recuperar el poco control que le quedaba en el cuerpo. Chiara, por su parte, atacó su cuello, perdiéndose en él y dejándose llevar. Las manos de la pelirroja se enzarzaron en el pelo de la morena, guiándola y disfrutando del tacto sedoso que siempre tenía.

Uno de los muslos de la balear encontró hueco entre las piernas de Violeta, que tuvo que morderse el labio para ahogar un grito. La mano de Chiara que todavía no se había despegado de su cintura empezó a explorar, haciendo que la cabeza de la granadina se nublase por completo. Entre sus besos, su pelo, la presión contra su cuerpo y las caricias en el abdomen que cada vez bajaban más y más... Sentía que iba a explotar en cualquier momento.

Los dedos de la morena jugaron con el elástico de su pantalón, al tiempo que su lengua encontraba el lóbulo de su oreja.

- Chiara... - Advirtió en un susurro, con la voz dos o tres tonos más grave de lo habitual.

Su novia sonrió maliciosamente sobre su piel. Cuando la pelirroja utilizaba su nombre real, en vez de Kiki o cualquier otro apodo, significaba que las cosas estaban a punto de ponerse interesantes. Para ambas.

Se separó de ella y la miró a los ojos, perdiéndose en el mix de sentimientos y lujuria que encontró en ellos. Una de las manos de Violeta encontró la suya bajo la sudadera sin romper el contacto visual. Recorrió suavemente sus dedos, antes de entrelazarlos, y Chiara se relamió los labios ante lo sexy que le había parecido ese simple movimiento. Violeta sonrió, consciente de lo que estaba pensando la morena, y levantó le borde del pantalón para guiar a sus manos unidas hacia donde quería tenerlas.

La balear se inclinó para besarla mientras dejaba que la pelirroja marcase el ritmo y, justo cuando sus bocas se encontraron, el teléfono de Chiara sonó a todo volumen, explotando la burbuja y arruinando el momento.

Las dos se separaron sobresaltadas y desubicadas, tratando de asimilar de dónde venía el ruido.

Chiara se levantó del sofá, enredándose en la manta y tropezando. Gateó como pudo hasta el mueble de la tele, donde había dejado el móvil, pero al llegar la llamada ya se había terminado.

- ¡La madre que lo parió! - Exclamó, bufando frustrada viendo el nombre de Juanjo en la pantalla.

Violeta se había quedando completamente inerte en el sofá, tumbada mirando al techo, tratando de rebajar su frecuencia cardíaca y centrar la mente en algo que no fueran las manos de su novia bajo su pantalón.

- Lo mato. - Seguía protestando la menorquina, que hablaba para sí misma. - Es que lo voy a matar, tiene siempre un sentido de la oportunidad este tío que yo flipo, o sea, es que siempre hace lo mismo. Voy a empezar a llamarlo yo a él cuando sepa que tiene una tarde libre con Martin, a ver si le hace gracia que los interrumpa yo a ellos por una vez...

La pelirroja podía notar la indignación en el tono de voz de su novia desde el lado opuesto de la habitación y eso la devolvió a la realidad. El discurso de Chiara iba cogiendo fuerza y Violeta sentía que tenía que estar a punto de estampar el móvil contra la pared o de empezar a blasfemar en inglés.

- Fucking hell! - Exclamó la británica. 'Ahí está', pensó la granadina.

La morena movía los dedos con furia sobre el teclado de su teléfono, en lo que seguramente era un whatsapp poco agradable para el novio de su mejor amigo. La situación le pareció surrealista y soltó una carcajada fuerte.

Chiara la fulminó con la mirada.

- Lo siento, lo siento. - Dijo, sin parar de reírse. - Es que estás muy cuqui cuando te cabreas.

- ¿Cuqui? - Resopló enfadada. - Cuqui no es precisamente lo que me gustaría estar ahora mismo.

- Perdón, I'm sorry. - Continuó riéndose Violeta. - Es que si lo piensas, la situación es surrealista.

Los hombros de la inglesa se relajaron y, poco a poco, fue contagiándose de la risa de su novia, liberando tensión. Volvió resignada al sofá y se acurrucó al lado de la pelirroja, apoyando la cabeza sobre su pecho, hasta que las dos sintieron que se habían quedado a gusto.

- La amenaza de que lo voy a matar es en serio, ¿lo sabes, no? - Indicó.

Violeta la envolvió entre sus brazos y le dio un beso en la frente.

- Digamos que no me gustaría ser él en este momento.

- Es que yo soy pequeña pero matona. Me da igual lo alto que sea él.

- Oh, si. Lo eres. Yo soy Team Kiki hasta la muerte.

Se sonrieron y se besaron, pero en un mood totalmente distinto al de hacía unos minutos. Este beso era tierno, lento, nada que ver con la pasión que había inundado el salón instantes atrás.

Se separaron y Chiara repasó sus mensajes sin responder, mientras la andaluza jugaba despreocupadamente con su pelo.

- Ay, que monos por favor. - Comentó la británica de repente.

Violeta se detuvo y alzó una ceja.

- Omar se ha aprendido la coreo del nuevo single de Rus y lo ha estado ensayando con ella toda la tarde. - Indicó la morena con un pucherito, mientras le enseñaba el video a Violeta. - Son adorables.

- Tú si que eres adorable. - Señaló la ex reportera, provocando que las mejillas de Chiara se ruborizasen y ganándose un codazo de broma.

- No digas tonterías, anda. - Replicó la menorquina tímidamente. - Ven, vamos a mandarles una foto.

Chiara miró a la cámara y sacó la lengua, mientras Violeta le daba un beso en la mejilla con los ojos cerrados.

- ¿Te gusta? - Preguntó la británica antes de enviarla.

La granadina observó la imagen un instante y sonrió.

- Me encanta. - Respondió.

La morena se la envío a la ucraniana, pero volvió a abrirla para verla de nuevo.

- Si, porque somos adorables. - Comentó, remarcando el 'somos'. - Es muy nosotras.

Violeta se rio tímidamente, pero asintió, porque tenía razón. La foto iba a ir directa a la carpeta que había estado mirando toda la tarde, una más para la colección. Una más para su historia.

Y, entonces, de la nada, se le iluminó la bombilla.

- ¿Kiki? - Preguntó, tratando de contener la emoción. Cuando sus ojos favoritos se encontraron con los suyos, sonrió con hoyuelos incluidos. - Ya sé cómo vamos a hacer el videoclip.

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