—Anthony me invitó a salir con él mañana. —La cara emocionada de mi prima me me hizo sonreír.
—Ya era hora. —La cuestión es que el cumpleaños fue le empujón que Anthony necesitaba para dar el paso. —¿A donde van a ir?
—Me dijo que era sorpresa, que es un lugar muy especial para él. —Ella caminaba por toda la habitación, mientras yo la mirada desde la cama. —No puedo creer que vayamos a tener una cita, ¡Una de verdad!
—Me encanta que esté avanzando lo de ustedes, y con eso se aclara tu duda sobre si le gustas o no.
Ella se acercó y se sentó a mi lado. Sus ojos brillaban.
—No quiero adelantarme a nada. Pero parece que si. —Una risita nerviosa se le escapó.
Quería tanto a esa chica, y por esa razón es que había interceptado a Anthony antes de que se fuera ayer y prácticamente lo amenacé.
—Pienso que eres un buen chico, pero mi prima es de las personas más hermosas de este mundo. —Le había dicho. —Espero que seas concierte de ello y actúes de acuerdo a eso. ¿Soy lo suficientemente clara?
Él había asentido bastante serio.
Así que, ahora que miraba la cara de mi prima solo esperaba que él si lo entendiera y fuera bueno con ella.
—Estás bien embobada, ¿eh?
Ella se arrojó sobre el colchón de espaldas.
—Recuerdo a cierta persona que estaba aún más embobada que yo. —Canturreó ella.
Yo miré al frente.
—¿Así me veía yo?
—Uy, tú estabas peor que yo. Disimulabas bien frente a Levi, pero eras la más obvia.
Yo no supe que decir a eso. La verdad es que yo soñaba con casarme con ese chico y que fuera el padre de mis hijos. Si, esos eran los pensamientos de una niña de once años.
—Me gustaba mucho en ese entonces.
Mi prima me miró.
—¿Ósea que no sentiste nada al volver a verlo?
Sentí de todo al volver a verlo.
—Eso no importa. Al finalizar el verano me iré. Y no sé cuándo vuelva o siquiera si lo haga —Mis palabras sonaron extrañas en mi boca. —Solo complicaría las cosas y ya.
Mi prima me miró desde su posición y suspiró.
—Es como una historia de amor trágica.
Yo me reí.
—Deja de leer tanto romance. Te están volviendo más dramática.
—Quizás.
Yo solo quería dejar de sentirme tan rara.