"Te hacía la cena y tú no llegabas"
Sonreí dejando el plato en la mesa.
Kai y yo nos habíamos ido a vivir juntos hace casi dos meses. Y ya llevábamos ocho meses de relación.
Podía pedir comida a domicilio, como él lo hacía cada vez que llegaba antes que yo, pero me gustabas cocinar y ser detallista.
Miré el reloj en la pared, él debía llegar en unos minutos.
"Todas tus excusas yo te las compraba."
Miré el móvil aburrida, vi la hora nuevamente, habían pasado cuatro horas desde que hice la cena, que no comí.
Y él aún no llegaba.
Ahora estaba en la habitación acostada, eran las diez y yo salía dormirme a las nueve.
Pero no podía dormir ahora.
No lo entendía.
¿Por qué no llegaba?
La puerta de la habitación se abrió, él entró sacándose el saco y tirándolo a un lado sin mirar.
Suspiré.
— Hola — me dijo en cuanto me vio.
Apreté los labios sin disimular.
— No llegaste a cenar — le reclamé mirándolo.
Él enarcó una ceja.
— Tenía trabajo, los chicos querían ensayar más de lo normal, cariño.
No pude evitar sonreír al escuchar la última palabra. Últimamente él no me llamaba así.
_ Está bien — dije restándole importancia.
Él sonrió y se fue cambiar.
Al cabo de los minutos, salió del baño y se acostó en la cama, me jaló levemente hasta él, quedando mi cabeza en su pecho. Sonreí inconscientemente.