¿Guardamos un secreto?

By autoraeva

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¿Qué harías si descubres a tu crush acostándose con tu compañera de piso? Vega dejó su pueblo atrás para pode... More

Personajes + Advertencia
Dedicatoria.
Capítulo 1: Cómo te atreves - Morat
Capítulo 2: Soy yo - Bomba Estéreo
Capítulo 3: Dancin - Aaron Smith. Krono Remix (Official Video) ft. Luvli
Capítulo 4: Me Too - Meghan Trainor
Capítulo 5: Crush - Tessa Violet
Capítulo 6: I Like Me Better - Lauv
Capítulo 8: Good Looking - Suki Waterhouse
Capítulo 9: Only You - The Platters
Capítulo 10: Chachachá - Jósean Log
Capítulo 11: From the Start - Laufey
[+18] Capítulo 12: La noche de anoche- Bad Bunny ft. Rosalía
Capítulo 13: Mirándote - RVFV
Capítulo 14: I Want To Know What Love Is - Foreigner
Capítulo 15: Antes de morirme - C. Tangana ft. Rosalía
Capítulo 16: LLYLM - Rosalía

Capítulo 7: Past Lives - Børns

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By autoraeva

¡Hola! Recuerda dejar tu voto y tu comentario si esta novela te está gustando. De esa forma, me ayudas a que se haga mucho más conocida 😊💖

***

Años atrás...

Era un día de mierda.

Despertarme me había costado un mundo, la gran tarea titánica a la que tuve que enfrentarme aquella mañana. El cuerpo me pesaba y los ojos me escocían, casi ni había dormido en esa horrible noche. No era consciente de cuánto tiempo había pasado sin descansar como era debido, durmiendo del tirón, sin despertarme cada cinco minutos por el dolor de cabeza que me provocaba el malestar.

Miré mi rostro en el espejo, sin preocuparme demasiado las ojeras que se marcaban con ímpetu bajo mis ojos. Tampoco noté el gesto cansado que mostraba mi rostro, porque la realidad era que todo lo de la apariencia había pasado a segundo plano. No me importaba nada. Todo carecía de relevancia para mí.

—Venga, Vega, métete en la ducha. Vamos a llegar tarde, cariño —la voz de mi madre me sacó del trance. Ella agarró la colonia del baño y yo me giré a mirarla, todavía con el pijama puesto.

—¿Es necesario? —pregunté. Sus ojos me enfocaron y me miraron de arriba abajo. Yo también leía en su cara el dolor, la pérdida... pero era muy fuerte. Ella era infinitamente más fuerte que yo.

—Sí, es necesario. Llevas días sin lavarte y no es bueno para ti. Venga, aunque sea una ducha de diez minutos, ya verás que te vendrá bien —habló, a lo que yo miré a la ducha que existía en nuestra casa.

—No me refería a bañarme... digo a ir al instituto —exclamé. Mi madre dejó escapar el aire de sus pulmones, acercándose a mí. Vi la lástima en sus ojos, la pena de verme en tal estado. Ella también estaba apagada, como si algo en su interior se hubiera ido hacía unos días.

—Has faltado mucho. Yo también querría que te quedaras aquí conmigo, pero sabes que debes estudiar. Sé que es difícil, Vega —habló, acercándose a mí y dejando un beso en mi frente—. Solo serán unas horas y estarás de vuelta en casa. Puedes llamarme si lo necesitas e iré a por ti, pero... inténtalo. Por favor.

Asentí. No quería llevarle la contraria. No en ese momento ni en aquella situación.

No recuerdo bien la ropa que me puse aquel día, tampoco la forma en la que llegué al instituto. Algunas partes de aquella jornada están borrosas en mi mente y, para ser sincera, no quiero darles claridad. Solo tengo recuerdos de sensaciones; la calma cuando Laia me cogió de la mano en clase, mientras yo pensaba en a saber qué; el dolor de ver a todo el mundo observarme como si fuera un nuevo fenómeno; la incomodidad de escuchar los cotilleos acerca de cómo era «la chica a la que se le ha muerto la melliza»; el nerviosismo cuando un profesor me preguntó por qué habíamos faltado mi hermana y yo, ya que no se había enterado de la noticia.

Hacía dos semanas que Alma había fallecido y ya nada iba a volver a ser como antes. Un pedazo de mí se había ido con ella, algo se había apagado en el momento en el que la había visto cerrar los ojos y respirar por última vez. Ese recuerdo sí lo tenía grabado a fuego hasta mis últimos días. Era mi melliza, la otra mitad de mi vida. Jamás llegaría a saber expresar el dolor de perderla, no con palabras. Nadie era capaz de meterse en mi piel y saber qué era aquello que había experimentado al verla enfermar, morir poco a poco.

No supe en qué segundo mi cuerpo comenzó a hiperventilar en clase de matemáticas, justo en la única asignatura en la que Laia y yo no íbamos juntas. Pedí permiso para ir al baño y me escabullí por los pasillos vacíos, mareada por notar que el aire no me llegaba a los pulmones. Vi la salida de emergencia a unas escaleras y me dirigí allí como si fuera un salvavidas. Cuando el aire del invierno golpeó mi rostro, cerré los ojos y me apoyé en el muro de piedra que hacía de barandilla, llevando una mano a mi pecho para calmar mi respiración. Pasé allí unos minutos, calmándome, tratando de poner la mente lejos de lo que estaba viviendo. Para cuando fui capaz de abrir mis ojos noté un dolor punzante bajo mis costillas, pero por fin había logrado retomar mi respiración de forma más regular.

—¿Estás bien? —escuchar aquella voz me hizo darme la vuelta, tragando saliva. Lo podía reconocer sin verle. Estaba en tal estado que ni siquiera a mi yo adolescente le importó que él, Marc, me hablara.

—Sí, genial —contesté. Miré hacia los lados, incómoda, a lo que él caminó hasta apoyarse en el muro cerca de donde yo estaba.

—Se te da mal mentir —me dijo, a lo que yo me giré mientras arqueaba las cejas.

—Tú haces preguntas idiotas —contesté. No fui consciente hasta más tarde de que le había insultado, pero él se rio con la boca cerrada, por lo que no le di importancia.

—Supongo que tienes razón. No es muy inteligente preguntar si está bien a alguien a quien le está dando un ataque de pánico —tragué saliva. Recordé que su madre era psicóloga, una gran reconocida en el pueblo (y la única que había más allá de la seguridad social).

—No me voy a tirar, tranquilo —respondí, mirando al vacío. Él alzó las cejas, mirándome. Pareció que mi expresión lo sorprendió, a lo que me sentí bastante avergonzada y solo fui capaz de mirar al suelo mientras respiraba.

—Siento lo de tu hermana. No la conocía, pero... sé que la gente en este instituto no ayuda demasiado —argumenté, mirándome las manos sobre el muro de la escalera. Recordaba los susurros en el pasillo, la crueldad de algunas de las personas que me rodeaban. Juraba haber escuchado musitar a un imbécil que era una pena que hubiera muerto la más guapa de las dos—. Son unos gilipollas.

—Solo quiero dejar esto atrás y no puedo. Siento que las personas me miran con lástima y quiero meter un puñetazo a cada persona que habla de Alma sin conocerla. Ahora le tienen pena cuando antes ni le hablaban. Me dicen que lo superaré, pero van a recordarme esto durante toda mi vida hasta ahogarme —expresé, abriéndome de una forma que no había sido capaz en días. Sentí la angustia recorrerme, de nuevo esa sensación en la que el pecho se me estremecía y me hacía casi hasta encogerme del dolor. Estaba mareada.

—Pues cambia. Haz que no te reconozcan y vuélvete otra persona. O sé fuerte y enfréntales —me giré, mirándolo de frente. Mi cuerpo se irguió ante su respuesta, porque ahí encontré algo que hacía días había perdido: esperanza.

—Claro, qué bonito es decirlo —expresé, disimulando. Haciendo como si no hubiera tocado en mí esa fibra sensible que me hizo darme cuenta— Me vuelvo a clase. Gracias por hablar conmigo —contesté, caminando de nuevo hacia dentro del instituto. Sentí los ojos de aquel joven Marc clavados en mi nuca a través de la puerta transparente, a la vez que caminaba hacia mi aula.

Marc no lo supo, pero él fue quien me dio la clave. Resurgí. Volé lejos en mi interior, hasta casi ni reconocerme. Me tinté el pelo. Me convertí en mi mejor versión.

¡Hola, amores! Aquí Eva de nuevo al habla.

Os tengo que pedir una disculpa por no ser capaz de actualizar más seguido, pero quiero que sepáis que entre el máster y una cosa que estoy tramando entre manos, casi no tengo tiempo ni de respirar. Está siendo un momento muy bonito e inspirador para mí, así que os pido que me enviéis buenos deseos para que todo siga genial.

Por otro lado, quería escribir este pequeño recuerdo de Vega porque sí, es el momento en el que ella y Marc hablan por primera vez. Me parece algo muy bonito, a la vez que nostálgico. 

Espero, de corazón, que el capítulo os haya gustado.

OS AMO CON TODA LA PATATITA. 🧡🧡

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