Tu espacio en la cama sigue intacto, tu almohada mantiene tu aroma, las sábanas son tan frías, nuestras cobijas se sienten distintas y mis amaneceres buscan refugio en tus brazos que no encuentro.
Mis noches son eternas, la melancolía toma posesión de ellas y solamente me hace extrañarte.
¿Cómo dejo de desear que estés aquí? ¿Qué regreses a mis brazos? Solo quiero sacarte de una vez por todas y dejar de amarte.
Pero el corazón no entiende razones, sigue latiendo con fuerza y añoranza.
Quiero olvidar, pero los recuerdos se aferran a mi mente sin piedad.
Intento llenar el vacío con distracciones, pero tu ausencia persiste en mi existencia.
Quizás el tiempo pueda sanar las heridas, pero no sé si podré dejar de amarte un día.