Caminos a Ti.

By Kaos_Salv

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Madison sentía que su vida era bastante común y corriente, al menos, hasta el día en que su novio decide term... More

Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28

Capítulo 1

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By Kaos_Salv

MADISON

Pensé que mi vida cambiaría, pero nunca pensé que sería porque mi novio decidió dejarme para empezar a salir con su secretaria y yo estaba a punto de perder mi empleo por llamar a una desconocida a medianoche.

No era hasta ayer por la mañana en que soñaba que mi vida mejoraría, incluso cuando al llegar a la oficina vi una pila de papeles sobre mi escritorio con los nuevos clientes que me habían designado. Connor, mi jefe, insistía en que me hacía un favor dándome estos casos por tener buenas regalías y al ser la más joven del lugar debía pagar la universidad. No se equivocaba, pero a veces pensaba que lo usaba como excusa para sobrecargarme con casos que nadie más quería mientras el pensar en poder buscar mis clientes y tener mi propia firma se alejaba más y más, entonces mi pesadilla más grande aparecía. Quedarme encerrada en estas oficinas con olor a tabaco impregnado y café barato.

Pero por algo hay que empezar Madison, pasito a pasito, como en la canción.

24 horas antes del desastre de mi vida me encontraba revisando los archivos, eran mayoritariamente casos de custodia y pensiones alimenticias, era casi un trabajo común y corriente en tribunales junto a los divorcios, pero mayoritariamente significaba buscar a los padres que no pagaban ni una libra por sus hijos, mi trabajo soñado. Espero se entienda la ironía, pues cuando decidí que estudiar leyes sería mi camino lo hice mientras veía un caso de La Ley y el Orden: UVE con mi madre en la sala. Claro que pensé que ser fiscal sería mucho más fácil, pero fui una ilusa y ahora sólo me encargaba de casos en los tribunales de familia.

Mientras veía algunas de las carpetas noté que una de las nuevas clientas se llamaba Noah, primero me llamó la atención porque pensé que se llamaba como mi novio y me recordó lo enfadada que estaba porque me había estado ignorando la última semana, pero se me pasó al ver el detalle de la demanda y las regalías que me dejaría.

Fui rápidamente a la oficina de Connor para asegurarme de que no fuera un error y que cuando tuviera todo listo me quitaran el caso.

—Oh, sí. Ese caso te lo dejamos, llevas un año con nosotros y quizás es momento de probarte en un juicio comercial.

—Es mucho dinero.

—Es un regalo de aniversario y para que recuerdes que valoramos tu trabajo. —Él levanto una de sus manos empuñadas para darme ánimos, para ser un viejo que olía a tabaco todo el día y su oficina parecía una librería abandonada, él se preocupaba bastante por su firma. —Además, si lo pierdes nos harás perder mucho dinero. Nadie más quiso tomar el caso porque no entienden estos conceptos de los jóvenes trabajando con marcas y siendo influyentes.

—Influencers. —Corregí y él asintió antes de volver a su silla para seguir con sus papeles.

—Sé que puedes hacerlo, es una chica amable así que procura cuidarla para que siga trabajando con nosotros. Quizás haga algo en redes sociales para promocionarnos si se lo pide una amiga. —Él sonrió. Claro que el viejo me iba a utilizar para su conveniencia, pero no me quejaba si iba a ganar un muy buen dinero.

Volví a mi escritorio sintiendo que mi día empezaba a mejorar, era como si de pronto las cosas empezaran a alinearse en mi vida, quizás no necesitaba estar en medio de un drama policial de crímenes impactantes, solo debía dejar que las cosas fluyeran para que tuvieran sentido las decisiones que había tomado en el pasado.

Noah: Hey, Madi. ¿Te parece que te vaya a buscar al trabajo y vamos a cenar a Joan's?

Pareciera que Dios me sonrió ese día.

Noah: Quiero hablar algo importante contigo

Bien, eso me dio ansiedad.

Madison: Oki, te veo por la tarde. ¿Está todo bien?

Noah: No es algo tan terrible

Madison: Eso no ayuda a mi ansiedad

Noah: Prefiero que lo hablemos en la cena

Noah: Ten un buen día

Hace mucho no me deseaba un buen día, así que supuse que no era algo demasiado serio. La verdad es que él parecía un poco distante desde que lo ascendieron como gerente en su sucursal, quería creer que era el trabajo, aunque Christine insistía en que él era un idiota, pero ella siempre lo dijo desde que lo conoció en la universidad. Christine era su mayor hater, pero nunca me dijo que lo dejara.

Excepto la vez que un hombre de cuarenta años me invitó unas copas en un club, ella insistió en que podría ser mi suggar daddy.

Madison: Falsa alarma, las cosas están bien, iremos cenar a Joan's

Decide tomar un receso del trabajo para avisarle a mi amiga que quizás mis preocupaciones solo eran una creación de mi cerebro.

Christi: ¿Qué te dijo el idiota que tienes como novio?

Madison: Nada, que me pasaría a buscar al trabajo. Hace tiempo no lo hace, así que supongo que las cosas vuelven a ser como antes.

Madison: Y sabes que Joan's en mi lugar favorito.

Christi: Porque fue su primera cita, me lo has dicho

Christi: Odio las cursilerías

Christi: Sobre todo si son de heteros

Christi: Y más si involucra a Noah

Decidí dejar la conversación hasta ahí antes de que me alegara por no responder sus Tiktoks, en mi defensa tenía al menos cincuenta videos en mi casilla de mensajes y en serio era mi mejor amiga, pero no podía ver tantos videos y comentar cada uno de ellos. Además, la mayoría eran sobre sus ships, bandas coreanas y casos de misterio. Los últimos eran los únicos que me interesaban, veía casos de asesinos seriales para relajarme por las noches.

Solo soy una chica.

Ese día tuve bastante trabajo llamando a algunas clientas para avisarles sobre el avance de sus demandas, la mayoría de mis clientas eran mujeres bastante agradables y lo agradecía para tener un trabajo mucho más tranquilo. El resto de los días tendría audiencias así que debía ordenar mis tiempos para estar en la corte familiar y atendar a clientes por la tarde, además debía coordinar con las nuevas personas, y sobre todo empezar con la demanda millonaria de la influencer.

Si ganaba el caso me iría con una buena suma de dinero a mi cuenta del banco, con eso hasta podría comprarle una de esas fuentes de comida robótica a Lana. Mi gato se lleva la mitad de mi dinero y apenas me hace caso.

—Madison. —Mierda, que no sea trabajo extra. Miré a Gillian en la puerta de mi oficina, era el practicante que había adoptado mi jefe hace unas semanas, era el encargado de hacer sus recados y con ello traer la noticia de más trabajo. —Connor preguntaba si el miércoles podrías recibir a la nueva clienta, acaba de llamar y dijo que debía traer papeles que olvidó agregar en la carpeta.

—Tendría que ser por la tarde, en la mañana debo estar en la corte. —Tomé mi bolso antes de que Connor me pidiera algo más. —Dile que estaré para su clienta estrella, que no se preocupe. —Gillian asintió. —Ve a descansar a tu casa, no dejes que ese viejo te explote sin pagarte.

—Debo terminar la universidad, no tengo opciones. —Él sonrió antes de irse a la oficina de mi jefe, Connor básicamente vivía aquí.

Salí de la oficina y miré alrededor para ver si encontraba el auto de Noah, pero no lo veía.

Él llegaba tarde.

¿Es malo estar acostumbrada a eso?

—Lo lamento mucho. —El auto gris se estacionó y lo vi asomarse por la ventana. —Estaba arreglando algo antes de venir, sube.

—Hola, cariño, a ti también. —Solté un suspiro antes de subir al asiento del copiloto.

—Lo siento, estoy con mil cosas en la cabeza. —Me sonrió y no pude evitar disculparlo, siempre lo hacía. Miré al hombre que llevaba su ropa perfectamente ordenada, su pelo castaño iba perfectamente peinado y podías oler esa loción algo fuerte. Noah se veía como el primer día en que lo vi en la universidad cuando él salía de su examen de economía y yo estaba esperando a Maya quien era su compañera de clase. —¿Cómo estuvo tu día?

—No muy atareado, aunque recibí algunos casos nuevos y uno por fin que no me tendrá en la corte familiar.

—Eso es bueno para ti, así ganas experiencia para cuando te independices. —Él seguía insistiendo con eso, como si fuera tan fácil.

—¿Qué era lo que querías hablar? —Quise cambiar el tema antes de que empezara a darme un discurso de cómo crear mi propia firma.

—Esperemos a llegar al restaurante, muero de hambre. Por cierto, también tuve un buen día, hoy recibí a clientes chinos y fue algo chistosa la forma en que hablaban, —Él soltó una pequeña risa. —claro que no me podía reír porque era un trato importante. Lo bueno es que me amaron, y ahora tendremos repuestos más baratos en cuanto a la compra y aumentaremos las ventas. Son de alta gama. —Asentí como si hubiera entendido algo de lo que me dijo. —Si sigo así, en un año podrían pedirme transferirme a Londres a la empresa central, mamá estará muy feliz de verme de vuelta.

—¿En un año?

—Las cosas se mueven rápido cuando eres inteligente en esto.

—Eso suena como muy pronto, significa cambiar muchas cosas. —Dije algo sorprendida. —Además, acabas de comprarte el departamento en el centro.

—Con el dinero que ganaré no será difícil buscar algo en Londres. —Vi su sonrisa crecer. —Mientras tenga una habitación estará bien para mí por un tiempo. —Sentí una mala sensación.

—Bien por ti. —Sonreí. Aunque me sentía algo mal pues pese a llevar siete años juntos, él nunca me había considerado en sus planes y ni siquiera había puesto sobre la mesa el vivir juntos, incluso cuando prácticamente lo hacíamos. —Hace mucho no íbamos a Joan's.

—Pensé que te gustaría cenar ahí hoy. —Cuando iba a decirle algo, él prendió la radio. Miré a través de la ventana el atardecer, el cielo esa tarde se veía precioso. Vi algunos pájaros volar a lo lejos y luego me giré a mirar a Noah preguntándome cómo hacía para mantenerse tan joven, como hacía para parecer feliz con su vida y cómo hacía para llevar ese estilo de vida de levantarse temprano cada mañana, ir al gimnasio, irse al trabajo, visitarme por las tardes y luego volver a su casa a dormir tranquilamente.

Quien pudiera.

Yo apenas despertaba por las mañanas, el alto consumo de café algún día empezaría a afectar alguno de mis órganos y mi departamento estaba lleno de papeles por todos lados por el trabajo que llevaba a casa, creo que la única rutina que tenía era limpiar mi ropa por las mañanas para quitarle los pelos de Lana.

—Un plato de fetuccini con salsa al pesto y una ensalada cesar para mí. —Él pidió apenas la camarera llegó, miré alrededor y había bastante gente, el lugar parecía tal cual como cuando lo visitamos por primera vez. Miré a Noah quien miraba la carta de vinos, a él siempre le gustaron los restaurantes que se veían algo caros. Era un niño rico al final del día. —La carta sigue siendo tan limitada como el primer día. —Se quejó, de nuevo.

—Para mí cualquiera está bien. —Él me miró.

—Buscaba un vino bueno para esta noche. Quería que esta noche lo pasaras bien y te llevaras un buen recuerdo de todo. —Él se levantó y me sonrió. Estaba muy raro, como si planeara algo. —Iré a hablar con la camarera para ver si tienen algo especial fuera de la carta. —Asentí y apenas se marchó tomé mi celular.

Madison: ÉL ME PEDIRÁ MATRIMONIO

Christi: CORRE

Christi: Digo ¡Hurra!

Christi: A menos que quieras correr, puedo ir a buscarte.

Madison: NO IDIOTA, CLARO QUE SI QUIERO

Christi: ¿En serio?

Christi: Digo, claro amiga. Ve a lo tuyo, ¡hurra!

Madison: No tienes para qué fingir.

Madison: Le empezaré a contar primero las cosas a Maya

Christi: Me pierdes

Cambie de chat para buscar a mi otra amiga.

Madison: ÉL ME PEDIRÁ MATRIMONIO.

Maya: Ya pensaba que te quedabas soltera, amiga.

Son mis amigas, recuérdalo, Madison. Son mis amigas.

Maya: Te recuerdo nuestro trato, yo haré la despedida de soltera o Christine nos terminará metiendo a la cárcel.

Madison: Él ya vuelve, te cuento como me fue.

—Si tenían algo especial, ya lo vendrán a dejar. —Él volvió a su silla arreglando su corbata una vez más, siempre lo hacía cuando estaba nervioso. Se veía tan lindo así. Olviden todo lo que dije, él era el hombre indicado. —Es un vino dulce, así que te gustará.

—Te estás preocupando más que nunca.

—¿Cómo?

—Hace mucho no te preocupabas por los detalles. —Sonreí. —Ni me pasabas a buscar al trabajo.

—Claro que no.

—Noah, la última vez fue hace unos cinco meses.

—¿En serio? —Asentí. —Lo siento, no me había dado cuenta. —Él aclaró su garganta. —Sobre lo que teníamos que hablar... —La camarera le interrumpió.

—Su vino. —Ella abrió la botella y nos sirvió, él se detuvo para oler ese vino. No entendía ese gusto que tenía, mientras tenga buen sabor me daba igual el olor y esas cosas. —En seguida traigo su comida.

—¿Decías?

—Es un buen vino. —Él bebió un poco antes de soltar un suspiro. —Diré las cosas de una vez, creo que hará las cosas más fáciles. —Asentí y sentí la emoción crecer en mí. —Madison, —Él volvió a arreglar su corbata. —creo que deberíamos terminar.

—¡Claro que sí! —Esperen.

¿Qué mierda acaba de decir?

—No pensé que reaccionarías así, eso hace todo más fácil. —Él sonrió.

—No, espera. ¿Qué acabas de decir?

—¿No me escuchaste? —Él parecía confundido. —Que creo que deberíamos terminar.

—¿Es por lo de tu trabajo?

—No, claro que no. Bueno, en parte. —Empezó a hablar más rápido. —Creo que nuestras vidas no están en las mismas sintonías en este momento. Mi carrera va en ascenso, y bueno, tú aún estas buscando a padres para que les paguen a sus hijos unas libras. —Aún no podía procesar todo.

—¿Me estás dejando porque no gano tanto dinero como tú?

—Por el contrario, es para que no te límites a más cosas y mejorar tu personalidad, de seguro esto te servirá para que nada te detenga en lo que quieres. —¿Él estaba tratando de manipular la situación a su favor? —Lo que quiero decir, es que siempre puedes contar conmigo cuando quieras tu propia firma, pero me parece que por ahora sólo trataras de seguir mi paso y eso no sería justo.

—Noah, no puedo entenderlo. Me estás dejando por no ganar tanto dinero como tú, eso es más estúpido de lo que puedes ser.

—¿Crees que soy un estúpido?

—No es el punto. —Lo miré directamente a sus ojos. —¿Esto es una broma?, porque no me está gustando para nada. Nadie deja a alguien por eso, además no es algo que a mí me preocupe, me da igual tu dinero y mi dinero es suficiente para mí. Claro que no es el trabajo que siempre soñé, pero tomo las cosas a mi ritmo. No puedo entender porque dices todo esto.

—No estoy listo para un compromiso más grande. —Él pareció ser sincero. —Llevamos siete años juntos, y eres una gran mujer, pero también me quiero divertir un poco, Madison. Por favor, espero lo entiendas. —¿Noah estaba hablando en serio? —No hay nada malo contigo, por el contrario, eres un excelente material de esposa, pero me gustaría conocer un poco más antes de comprometerme un poco más. No eres a quien busco en este momento.

—¿Conociste a alguien más? —Él desvió la mirada.

—Bueno, la verdad es que hace un tiempo he salido algunas veces con Anastasia. —Me tenías que estar jodiendo, era su secretaria. —Pero nunca ha pasado nada.

—Me trajiste al mismo lugar en donde me invitaste a salir por primera vez sólo para terminar conmigo. —Empecé a reír llamando la atención de alguna de las personas.

—Dios, mamá dijo que podrías volver loca. —Lo volví a mirar.

—Que se joda la vieja bruja que tienes como madre. —Su cara cambió completamente. —¿Sabes qué?, eres un imbécil, Noah. Siempre lo fuiste y ahora lo confirmo. Aguanté todo este tiempo esas mierdas machistas que tienes de ideas y tu madre valida porque pensé que en el fondo eras un buen chico, hasta te defendí hasta el día de hoy de Christine y lo sabes. —Tomé un poco del vino que había en mi copa. —Yo perdí siete de años con un idiota, y lo peor es que pese a que eres un imbécil con bajo nivel cognitivo, te amaba y tú decidiste perder esto. —Me levanté cuando los platos llegaron.

—Por favor, Madi. ¿Por qué no hablamos las cosas un poco más calmados?, tampoco quiero que te vayas así de histérica. —Oh, él había dicho la palabra.

—Vete a la mierda, Noah. —Tomé el plato y lo dejé caer sobre su cabeza.

—¡Mi traje! —Tomé mi bolso y empecé a caminar a la salida. —¡Madison, espera! —No me importó, quería estar lejos de él.

Tomé el primer taxi que pasó, agradecía que estos siguieran existiendo para irme dramáticamente, si hubiera pedido un Uber se hubieran demorado unos minutos claves para que él volviera y yo probablemente lo perdonara.

—¿A dónde la llevo señorita?

—A algún bar, alguno que sea barato y no me maten en el proceso. —Él viejo me miró algo raro, pero sólo asintió. Mientras veía los edificios pasar, mi vista se empezó a nublar. No quería llorar por ese hijo de su puta madre.

Miré mi celular y miré mis contactos pensando a quien llamar, temía que Christine me juzgara por tener la razón y Maya era madre, no iba a conseguir una niñera a última hora. El resto de las personas no las consideraba tan cercanas como para contarles cómo me había dejado Noah, sobre todo cuando el resto de mi entorno que no lo conocía demasiado iban a pensar que YO había perdido un buen partido.

Él me había perdido a mí.

Pero yo perdí mi dignidad.

Bajé luego de pagarle al hombre cuando me dejó en un bar que no se veía tan mal, entré mirando a algunas personas que estaban en su mundo viendo un partido en la televisión, yo me senté en la barra y un joven se me acercó.

—¿Qué te sirvo?

—Dame un tequila margarita. —Si iba a llorar en un bar, iba a ser con un poco de finura. Para esto trabajaba. Él joven no tardó demasiado en hacerlo, sabía horrible y supuse que era normal porque la mayoría bebía cervezas.

Christi: ¿Ya contrató por ti a una diseñadora de bodas?

Christi: Estoy segura de él es capaz de elegirte el vestido con tal de que sea su boda perfecta

Christi: Pero estoy feliz por ti, aunque la mayoría de las veces no pareciera.

Los mensajes de mi mejor amiga solo me hicieron volver a llorar mientras pedía mi segundo trago, terminé eligiendo una cerveza o la mañana siguiente iba a despertar intoxicada en algún hospital por un licor de dudosa procedencia. Al menos sabía que podía resistir la cerveza barata, antes siempre la tomaba y sólo porque Noah se enfermaba del estómago empezamos a beber cosas más caras.

Imbécil.

Lo detestaba.

No merecía eso, las chicas como yo no deberían llorar por un hombre.

¿Estaba muy vieja para escuchar a Olivia Rodrigo?

—Creo que es ya suficiente para ti. —El joven me miró algo preocupado.

—No te metas.

—Estas asustando a algunos clientes.

—¿Nunca han visto a una chica linda llorar? —Me quejé. —Sólo sírveme otra. —Había perdido la cuenta de cuantas llevaba, sólo estaba concentrada borrar las fotos de mis redes sociales, bueno las archive por si las moscas. Además, cambie su nombre a "Noah D.", si le quitaba su corazón y ponía la inicial de su apellido se veía más serio, ¿no?

—Bien. —Él suspiró.

Hombres, siempre queriendo controlarme.

Lo peor, es que lo permití tanto tiempo. Noah me debía disculpas públicas por dejarme, sobre todo por empezar con esa maldita excusa del dinero y que él podía estar deteniéndome, lo único que me detenía era el machismo y la pobreza con la crecí para poder alcanzar más, no como él que era un niñito de mamá. Debería haberle dicho lo asqueroso que era besar a su mamá en la boca cuando ya tenías 30.

Debí decirle muchas cosas.

¿Saben qué?, se las diré. Me importaba una mierda.

—Noah. —Dije apenas respondió mi tercera llamada.

—¿Alo? —Escuché una voz femenina al otro lado, pero no me importó.

—Ponme en alta voz, quiero que Noah escuche. —Tome una bocanada de aire. —Escúchame perro malparido, tuviste mucha suerte que una mujer como yo se fijara en un imbécil que no era capaz de hacer algo sin que su mamá se lo permitiera. Siempre me pareció rara tu relación con esa vieja bruja, pero me lo guarde. Además, quiero que sepas que siempre fingí en la cama, por más que te traté de ayudarte nunca supiste hacerlo y yo tenía que poner mucho esfuerzo para poder llegar, así que también eres un inútil en eso. —Vi la mirada del joven de la barra sobre mí, pero no me importaba que el resto supiera lo que hablaba, de igual forma, no me conocían. —Esa pobre niña que tienes como secretaria se va a aburrir de ti y cuando vuelvas llorando por mi te pateare en tus bolas pequeñas. No puedo creer que aguanté todo este tiempo cada estupidez que hacías, hasta te dije que me gustabas más que el príncipe William. Y LO DIJE CUANDO ÉL ESTABA JOVEN. —Sentí las lágrimas de nuevo mientras volvía a tomar un poco de cerveza. —Eres un imbécil, Noah. —Empecé a sollozar.

No recordaba como volví a casa, pero al día siguiente desperté entre las pisadas de Lana sobre mí para que le diera de comer y porque mi teléfono no paraba de sonar. ¿Quién llamaba tan temprano?

—¿Sí?

—Hey, ¿Estás bien? —Una voz de mujer se escuchó al otro lado de la línea. Yo apenas estaba despertando.

—Disculpa, ¿con quién hablo?

—Con Noah, —Me senté rápidamente, ¿Golpeé en las bolas a Noah anoche para tener su voz así? —me pediste que te despertara por la mañana para no perder tu trabajo. —Escuché una pequeña risa al otro lado de la línea.

—Creo que has llamado a un número equivocado.

—Eres Madison, ¿no? —Entonces reaccioné y miré el nombre en la pantalla.

"Noah Dubois"

Mierda.

Mierda.

Mierda.

Era mi clienta.

—¿Qué te parece si vamos por un café antes de irte a la firma? —Mierda. Ella sabía que yo era la abogada, ¿qué hice anoche? —Quiero asegurarme de que no sigas llorando por el idiota que te dejó. Necesito terminar la historia que me contaste anoche sobre la vez que le dijiste que lo querías más que al príncipe William. Debes estar loca para decírselo y llamar a una desconocida a medianoche. —Escondí mi cabeza en las almohadas. —Te envío la dirección, nos vemos.

—Nos vemos.

Luego de una gran ducha, me encontraba en la cafetería pensando en las estupideces que había hecho en menos de 24 horas y cómo acababa de arruinar mi vida, ¿qué le iba a decir?, ¿qué mierda le dije anoche?, no debí beber tanto y debí hacerle caso al chico del bar.

¿Qué iba a hacer si Connor me despedía?, eso no se vería bien en mi contrato y tendría que buscar casos desde cero, no podría pagar mis cuentas.

Dios, estaba arruinada.

—¿Madison? —Una joven rubia estaba frente a mí, la observé y ella me sonreía, se veía como sacada de una revista. —Soy Noah. —Se presentó estirando su mano y yo me levanté rápidamente para tomarla. —Un gusto.

—Un gusto, Noah. —Dije algo nerviosa, debía disculparme con ella y lograr que no se quejara de mí con mi jefe.

—Tenías razón cuando me dijiste que las chicas lindas no debían llorar por tontos. —Ella parecía divertida con la situación, se sentó frente a mí y volví a observarla, se veía tal cual como las chicas que mis sobrinas seguían en sus redes sociales. Casi irreal.

—Yo...lo lamento mucho, fue un acto desvergonzado y fuera de lugar.

—¿Hablas así por ser abogada o por estar nerviosa? —Ella miró la carta que habían dejado momentos antes de que llegara.

—¿Ambas? —Hice una mueca. —Lo lamento, te llamas como mi nov...mi ex. —Eso fue como un balde de agua fría sobre mi resaca.

—Me parece terrible.

—¿El que?

—Llamarme como tu ex, ahora será como una maldición. —Ella sonrió y noté como sus ojos verdes se posaron sobre mí. —Hasta me parece una ofensa, ¿ayudas con los cambios de nombres?

—Si, pero no tienes que hacerlo. —Dije rápidamente.

—Bromeo. —Ella llamó a uno de los chicos que trabajaban como camarero. —Quiero una limonada de frambuesa.

—Y yo un café americano, para llevar.

—¿No es irónico tomar café americano en Inglaterra? —La miré preguntándome si ella lo decía en serio. —Bueno, —Ella arregló su cabello rubio, era naturalmente rubia, podías notarlo por el tono de sus colores. Lo llevaba suelto y tenía algunas ondas, parecían también ser naturales. Diría que todo en ella parecía ser natural, no llevaba mucho maquillaje más que un poco de rubor, pero podía ser por el frío que hacía esa mañana. —no tienes por qué preocuparte por lo de la llamada. Pareces algo tensa, creo que es algo que ha cualquiera le podría pasar. —Se encogió de hombros. —Bien, quizás no a cualquiera, pero no es un problema para mí. Me gusta el chisme, aunque al principio me lo tomé algo personal.

—Lo lamento, tampoco recuerdo lo que te dije anoche.

—Primero no notaste que era yo, luego cuando te explique que me habías llamado de forma equivocada empezaste a contarme de que tu exnovio te había llevado a cenar para decirte que te dejó por tu secretaria, luego empezaste a contarme sobre algunas cosas vergonzosas que hiciste. Como, por ejemplo, la vez que él te pidió jugar al gato y al ratón. —Mis mejillas se tiñeron de rojo. —Seguías llorando hasta que te convencí de que te fueras a tu casa y me hiciste prometerte que tenía que llamarte temprano para que no perdieras tu trabajo. Cuando me contaste de tu trabajo recién me di cuenta de que eres la abogada que llevará mi caso.

—No debo estar dándote una buena impresión.

—En absoluto, hiciste de mi noche algo más divertida. —Miré su cara buscando alguna señal de que ella me estaba tomando el pelo, pero quise creer en su honestidad. —Me alegra saber que te ves un poco mejor a lo que me imaginaba que estarías anoche. Aunque tus ojos están algo hinchados. —Abrí mi cartera para tomar mi espejo de mano, pensé que por el tiempo ya estarían mejor. —Pero no te preocupes, sigues viéndote bien. —Aclaró, aunque ahora si noté que estaba mintiendo. —La verdad es que lamento lo que ha pasado, por lo que pude entenderte anoche, él es un verdadero idiota.

—Si, lo es. —Miré mi vaso de café. —Gracias por aguantar a una ebria desconocida anoche.

—Supongo que, ¿solidaridad femenina? —Ella soltó un suspiro. —Las rupturas son duras, pero con el tiempo te das cuenta de que es para mejor. Él no te merecía.

—No es como si me conocieras.

—Si, pero con lo que me contaste fue suficiente como para saber que nada de eso fue tu culpa. —Sentí mis ojos nuevamente empezando a juntar lágrimas, Dios soy una adulta, no podía volver a llorar en público. Menos frente a quien debía defender en la corte. —Él acaba de tener una perdida que espero sea irreparable, él debería estar llorando como un idiota, además deberías estar preparando una demanda por pensión alimenticia.

—No tenemos un hijo en común. —La miré confundida.

—Lana es como su hija, al menos en la Jueza Judy hubo un caso de demanda por la custodia de un gato. —Hasta le había contado sobre mi gata.

—Lo pensaré. —Limpie la única lagrima que había soltado, no quería arruinar mi maquillaje. —Gracias por esto, prometo que no se repetirá y desde ahora nuestra relación será profesional.

—Claro, aunque me alegra saber que los abogados tienen un poco de humanidad.

—Supongo que algunos lo tienen. —Tomé un poco de café, se me hacía tarde. —Tengo que volver al trabajo, de nuevo, muchas gracias. —Tomé mi cartera para buscar algunos billetes para pagarle, pero ella habló antes de que siquiera pudiera tomar mi billetera.

—Yo invito, ve a trabajar.

—Déjame pagar a mí.

—Hablo en serio, es solo un café. —En verdad lo agradecí, porque ahora que lo pensaba ni siquiera sabía cuánto dinero me quedaba en efectivo y ni siquiera quería ver mi cuenta bancaria luego de la noche que tuve. —Tú solo procura ir a trabajar, confío en que me harás ganar bastante dinero. —Asentí. —Fue un gusto conocerte, Madison.

—El gusto es mío. —Me despedí y al empezar a caminar a la salida noté que algunas personas miraban en dirección a la rubia.

Supuse que ella era famosa, como para ganar lo suficiente de lo que la marca con la que trabajó debía pagarle, pero cuando llegue a mi oficina y la busque en redes sociales no esperaba encontrarme con una chica que tan solo en Instagram tenía más de tres millones de seguidores. Aun no entendía bien las nuevas plataformas, yo me había quedado con Youtube y la mayoría de los creadores de contenido que veía en ese entonces se han retirado o han sido cancelados, no es como si fuera muy vieja, pero entre la universidad y luego el trabajo, poco tiempo me quedaba para siquiera vivir mi vida.

Sobre todo, luego de perder siete malditos años con el imbécil de Noah Davis.

No podía seguir pensando en eso, no quería llegar en la oficina.

—Madison. —Miré Gillian quien entraba con algunas carpetas a mi oficina. —Necesito que firmes algunos de estos papeles. Son de las causas que he ido tomando. —Bien, exactamente lo que necesitaba: Más trabajo. Esperaba que se entendiera la ironía en aquello, nunca me agradaba tener más del trabajo que esperaba, o por el que me pagaran.

—Gillian, sólo ponlos donde haya espacio, luego los reviso. —El joven miró a mi alrededor y solté un suspiro. No había espacio en esa reducida oficina.

¿Esto era lo que me esperaba toda mi vida?

Quizás Noah entre todas las mierdas que dijo tenía razón en algo, yo sólo me había quedado estancada viéndolo como él avanzaba. Era triste admitirlo, sobre todo cuando no estaba segura si a mis 29 años las cosas cambiarían algún día, al menos para mi bien.

Ahora dudaba que las cosas pudieran cambiar.

Démosles la bienvenida oficial a Madison y Noah, espero disfruten de esta nueva historia 💛🧡

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