Emails I can't send | Max Ver...

By walxleclerc

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Addeline es una joven inquieta y con un alma insaciable, pero tiene un pasado trágico que no la deja seguir a... More

-author's note.
-emails i can't send.
-love at first kiss.
-I kissed a fucking driver.
-inside the waves.
-serendipity.
-nightmares of the past.
-under the lights of Degrees.
-night adventures.
-the first email.
-under the stars.
-facing fears.
-campfire and friends.
-memories in a photobooth.
-a great love.
-email II.
-come with me.
-uncertain paths.
-please, Addeline.
-race at home.

-deep conversation.

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By walxleclerc


El sol se sumergía lentamente en el horizonte, pintando el cielo con tonos cálidos mientras las olas rompían en la orilla.

Estábamos de pie al borde del agua, la arena tibia bajo mis pies descalzos, pero mi mente estaba en otro lugar.

Más bien estaba concentrada en una idea tonta que se había formado en mi cabeza mientras veía como Max juntaba caracoles de colores.

Una idea espontánea resonaba en mi cabeza como un eco persistente.

Junto a él, habíamos compartido risas y momentos bajo el sol, y a medida que los días avanzaban, la conexión entre nosotros se volvía más fuerte.

Los mensajes y encuentros casuales en la playa habían tejido un hilo invisible.

Entonces, tal vez no sea tan ridícula la idea que tenía.

Miré a Max, cuya mirada centelleante reflejaba la luz dorada del atardecer.

―Max. ―llamé su atención, mi voz titubeó. ―¿Te gustaría cenar en mi casa esta noche?

Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerlas, de manera torpe pero genuina, y de forma instantánea me arrepentí.

Por un instante, una gran ola de nervios recorrió todo mi cuerpo.

Joder, ¿Qué estaba pensando? ¿Era esto demasiado precipitado?

Mis mejillas se calentaron, y mis ojos se encontraron con los suyos, buscando una señal de su reacción.

Aunque la idea de tener a Max en mi casa me emocionaba, también sentía un nudo de nervios en el estómago. No era solo el hecho de compartir mi espacio personal, sino la anticipación de pasar más tiempo a solas con él.

Mis inseguridades se agitaban como las olas a mi alrededor.

¿Estaría cómodo en mi casa? ¿Le parecería tonta la idea?

Mientras mis pies se hundían en la arena, intentaba no parecer asustada delante de él.

Pero lo estaba, estaba aterrada por su respuesta.

Max, en lugar de sorprenderse o dudar, dejó escapar una risa encantadora. Sus ojos brillaban con entusiasmo, como si la idea le pareciera tan emocionante como a mí.

―Me encantaría, Addie. ―respondió con una sonrisa amplia.

La sonrisa de Max, su entusiasmo genuino, alivió parte de mis preocupaciones. La tensión que había sentido segundos antes se disipó, reemplazada por una oleada de tranquilidad.

Dijo que sí, pensé.

―Perfecto, entonces. Nos vemos esta noche. ―dije, tratando de recuperar mi compostura.

Aunque la idea inicial había sido casi un impulso, ahora me sentía ansiosa por compartir un momento más íntimo con él.

Con la sonrisa todavía en su rostro, asintió y se despidió con una ligera inclinación de cabeza.

Mientras caminaba hacia casa, mi mente estaba llena de pensamientos y emociones contradictorios. La idea de tener a Max en mi hogar, compartiendo risas y confidencias, me llenaba de anticipación y nerviosismo.

Pero también tenía que pensar cómo sacaría, amablemente, a Camille y Oliver de la casa, de su casa.

Regresé a nuestro hogar con el corazón aún acelerado por la invitación que le acababa de hacer a Max.

Al entrar, encontré a Camille en la sala de estar sumergida en su computadora, por lo concentrada que se veía, seguro que estaba trabajando.

Deje las llaves en el desayunador, y ese sonido pareció sacar a Camille de su trance.

Levanto la mirada y sonrió al verme.

—Hola preciosa. ꟷsaludo.

ꟷ¿Sigues trabajando? ꟷpregunte, señalando la computadora.

Ella negó con la cabeza, mientras la apagaba.

ꟷTermine mi horario laboral hace al menos dos horas. ꟷaclaro, antes de dar un largo bostezo. ꟷPero esto de trabajar en casa hace que olvide los horarios.

Camille era una persona muy responsable, y le gustaba cumplir con todo lo que le pedían en su trabajo, aunque eso causara que tuviera que hacer horas extras.

Varias veces le había dicho que era una aduladora y complaciente, que debía empezar a hacer valer más sus esfuerzos.

Pero ella estaba contenta con eso, aunque significara pasar tantas horas detrás de una pantalla.

Alejo la computadora, haciéndome un lugar junto a ella, así que me dejé caer en el sofá, risueña.

ꟷ¿Por qué tan contenta?

—Oh, mi día fue bastante interesante. ꟷcomente, con un brillo juguetón en mis ojos.

Mi amiga arqueó una ceja con curiosidad.

—¿Qué hiciste?

Entre risas nerviosas, comencé a contarle sobre el encuentro en la playa y cómo, casi sin pensarlo, había invitado a Max a cenar.

—¡¿Qué?! —exclamó Camille. —Me estás diciendo que tú, Addeline Loughty Hughes, la persona más introvertida que conozco, ¿Invito a cenar a un piloto de Fórmula 1?

Asentí con la cabeza, un poco apenada.

ꟷMierda, ¡Eso es increíble! ꟷlucia impresionada. ꟷ¿Cuándo viene?

Me mordí el labio inferior.

—Esta noche. —sonreí tímidamente.

ꟷ¿Eso quiere decir que tendré que llamar a Ethan para decirle que me quedare en su casa esta noche?

Asentí de forma lenta con la cabeza, pero la expresión de Camille no parecía molesta, en realidad todo lo contrario, parecía estar disfrutándolo.

ꟷNo puedo creer que me estes echando de mi propia casa. ꟷbromeo, entre risas.

La puerta de entrada interrumpió nuestra conversación, y ambas nos quedamos en silencio, viendo como Oliver entraba.

ꟷ¿Por qué te están echando? ꟷpregunto de forma inocente, intentando unirse a la conversación.

La expresión de su hermana melliza cambió a una mezcla de preocupación y anticipación.

—Hola, Oliver. —saludé, intentando parecer despreocupada.

Oliver levantó una ceja, dedicándonos una mirada curiosa.

—¿Qué sucede? Nunca se quedan calladas cuando llego.

Camille se aclaró la garganta, estaba casi segura de que inventaría cualquier estúpida escusa.

Solía hacer eso, mentirle a su hermano con cosas tontas, pero Oliver era un gran detector de mentiras.

Decidí que nos ahorraríamos mucho tiempo en discusiones si solo le decía la verdad.

—Max vendrá a cenar esta noche. —añadí, intentando sonar casual.

Oliver frunció el ceño, sus ojos revelando una mezcla de sorpresa y desaprobación.

—¿Max Verstappen? ¿A nuestra casa? ꟷpregunto en tono filoso.

—Sí, pensé que sería agradable. —expliqué, notando la creciente tensión.

ꟷ¿El mismo hombre que te metió en un escandalo mediático?

Fruncí la nariz, confundida.

ꟷOliver, yo lo bese. ꟷle recordé. ꟷEn todo caso, yo sola me metí en ese escandalo.

Camille intervino, tratando de suavizar la situación.

—A Addie le gusta, y...

ꟷNo, no me gusta. ꟷaclare rápidamente. ꟷNos estamos conociendo y creí que era una buena idea...

Oliver me interrumpió, su tono más serio.

—No, no creo que sea una buena idea.

—¿Por qué? —preguntó su hermana, mirándolo con extrañeza. ꟷTú has traído a tus citas aquí.

Él se encogió de hombros, pero sus ojos delataban cierta incomodidad.

—No sé, solo creo que es una mala idea invitar y confiar en alguien como él, ¿No crees, Addie?

Me sentí incómoda con la mirada de Oliver sobre mí.

Siempre había actuado un poco sobreprotector, como si fuera una hermana más.

Pero esto ya comenzaba a pasar un poco los limites...

ꟷ¿A alguien como él? ꟷpregunte confundida. ꟷNi siquiera lo conoces, Ollie.

ꟷ¿Y tú sí? ꟷacuso. ꟷApenas lo has visto un par de veces en la playa.

—Bueno, pensé que sería divertido. Max es agradable, y...

—No sé por qué te importa tanto, Oliver. —intervino Camille, cruzando los brazos.

Aunque era su hermana la que le había hablado, el seguía mirándome.

—No es asunto tuyo, Camille.

ꟷ¡Y tampoco es asunto tuyo lo que Addie haga!

Mientras Camille intentaba mediar en la creciente discusión entre Oliver y yo, sentí cómo la tensión en la habitación aumentaba.

Mis pensamientos eran un torbellino de emociones. Quería compartir este momento especial con Max, pero la desaprobación de Oliver me afectaba más de lo que quería admitir.

—Oliver, no entiendo por qué te opones tanto. Max es genial, y solo vamos a cenar en casa. —intenté explicar, buscando una solución pacífica.

Él soltó un suspiro exasperado.

—No sé, Addie. Simplemente creo que no conoces lo suficiente a este chico, ¿Qué sabes de él?

Camille intervino nuevamente.

—Ellos se están conociendo, no veo cuál es el problema.

Él se cruzó de brazos, en su expresión un reflejo de determinación.

—Solo digo que deberías ser más cautelosa, no sabes quién es realmente este tipo.

La discusión se intensificó, y mientras las palabras llenaban la habitación, me sentía atrapada en medio de una tormenta emocional. En el fondo, sabía que parte de la resistencia de Oliver estaba relacionada con algo más que simples preocupaciones de hermano sobreprotector.

Finalmente, di un paso atrás, buscando un momento de calma.

Tal vez, solo tal vez, él tuviera razón y yo estaba actuando como una egoísta...

ꟷ¡No, es suficiente! ꟷgrito Camille, parándose del sofá. ꟷEsta noche Addie cenara aquí con Max, yo me iré con Ethan y tú te conseguirás otro lugar para pasar la noche. ꟷél quiso volver a discutir, pero ella no se lo permitió. ꟷNo, no seguiremos discutiendo sobre esto.

Agarro sus cosas y se fue a su habitación.

Mientras el sonido de la puerta de la habitación se cerraba con un clic, la atmósfera en la sala se volvió más densa. Oliver aún mantenía esa mirada intensa, como si estuviera tratando de descifrar algo en mi expresión.

ꟷ¿Estás segura de esto? —preguntó con cautela.

Asentí, pero mi confianza se tambaleaba.

El impulso de seguir adelante con la cena se mezclaba con una sensación de culpabilidad. Camille había tomado una decisión firme, pero la brecha entre Oliver y yo parecía haberse ensanchado.

—Aprecio tu preocupación, pero no puedo vivir mi vida temiendo lo peor. ꟷadmití, frustrada. ꟷQuiero salir de mi zona de confort y... —mi voz titubeó ante el peso de sus ojos escrutadores.

Él suspiró, y por un momento, pensé que iba a decir algo para detenerme.

ꟷSolo no olvides que te lo advertí.

Y se retiró hacia su habitación sin añadir una palabra más.

La incertidumbre flotaba en el aire, y mientras me dirigía a mi cuarto, me pregunté cómo afectaría esta decisión a la dinámica en casa. ¿Cómo podríamos reconciliarnos después de esto?

La mezcla de emociones seguía resonando en mi interior, desde la emoción anticipada hasta la duda persistente.

Con la noche cayendo lentamente, con cada paso que daba hacia mi habitación, el silencio en la casa se volvía más ensordecedor.

Cambié rápidamente de ropa, tratando de despejar mi mente.

Mientras terminaba de arreglarme, el sonido de un mensaje de texto en mi teléfono rompió la quietud.

Era un mensaje de Camille.

"Buena suerte esta noche, preciosa. Espero que todo salga bien. Disfruta tu cena y no te preocupes por Oliver. Le tomará un tiempo entenderlo, pero lo hará."

Sonreí ante las palabras alentadoras de Camille, agradecida por su apoyo.

El timbre sonó, así que respiré hondo y me dirigí hacia la puerta.

Cuando la puerta se abrió, me encontré con Max sosteniendo un pequeño ramo de flores coloridas en una mano y en la otra una botella de vino, su rostro estaba brillando ante una gran sonrisa.

Su presencia inmediatamente disipó parte de la tensión que había estado sintiendo.

ꟷHola. ꟷmurmure, hechizada bajo sus penetrantes ojos azules.

ꟷHola, Addie. ꟷsonrió, dejando ver unos pequeños hoyuelos a los lados de sus mejillas.

Max entró, y mientras cerraba la puerta, mis ojos lo recorrieron de arriba a abajo, intentando no perderme ningún detalle, vestía una camisa casual y jeans, luciendo relajado pero elegante.

Se veía malditamente atractivo, no pude evitar sonreír ante el pensamiento.

—Tienes un lugar encantador, Addie. —comentó mientras miraba a su alrededor.

El ambiente estaba decorado con un montón de cachivaches que a Camille y a mi nos encantaban, nos habíamos apropiado de la casa por completo. Oliver solía quejarse, pero en el fondo sabía que le encantaba.

—Gracias, pero en realidad no es mío. ꟷmurmure, mientras nos guiaba hacia la sala de estar y el área del comedor. ꟷVivo con unos amigos, la casa es de ellos.

Durante la cena, la conversación fluyó tan naturalmente como si nos conociéramos desde siempre. Max compartió algunas anécdotas divertidas sobre sus carreras, y yo le conté historias sobre mi vida cotidiana.

Nos reímos de anécdotas divertidas, compartimos historias y descubrimos pequeñas cosas que teníamos en común. Fue como si las palabras no necesitaran un filtro y pudieran surgir sin esfuerzo.

La atmosfera pasó de ser tensa a cómoda en solo segundos, y me di cuenta de que, a pesar de las preocupaciones iniciales, Oliver podría haber juzgado apresuradamente a Max.

Se sentía cómodo estar con él, salía del típico estereotipo que tenía en mi cabeza sobre los pilotos, y eso me había sorprendido bastante.

Después de la cena, nos dirigimos a la terraza trasera, donde las luces tenues iluminaban nuestros rostros con destellos suaves, creando una atmósfera acogedora mientras disfrutábamos de la brisa fresca y el mar nocturno.

Habíamos compartido risas y confidencias, pero ahora, en la penumbra, la conversación tomó un giro más serio.

ꟷ¿Y porque elegiste esta ciudad? —preguntó Max con genuino interés. ꟷ¿Tan mala era la vida en Londres?

ꟷSiempre había querido viajar...

Dude, replanteándome la idea de mentirle con la misma historia que le contaba a todo el mundo.

Era fácil esa historia, de tanto contarla ya comenzaba a sentirla real.

Pero sus intensos ojos azules me decían que podía confiar en él, que no me juzgaría por mis decisiones.

Cuando noto mi incertidumbre, se acercó y tomó suavemente mi mano.

No hubo palabras, solo una conexión silenciosa entre nosotros.

ꟷMi padre murió en un accidente automovilístico hace dos años y todo se derrumbó luego de eso. ꟷsentí como apretó mi mano con cariño. ꟷÉl es... era, todo para mí. ꟷconfesé, buscando sus ojos compresivos. ꟷDespués de eso todo se volvió muy difícil, vivir sin él se volvió difícil.

Él se quedó en silencio, respetando mi vulnerabilidad.

Una brisa suave acariciaba mi rostro, y la quietud del momento permitía que las palabras resonaran con mayor profundidad.

ꟷApenas cumplí la mayoría de edad, me escapé de mi casa. —él asintió con la cabeza, para que continuara. ꟷNi siquiera me despedí de mi madre, mucho menos de mi hermana.

Me sentí libre al compartir mi historia con él, como si esas palabras guardadas por tanto tiempo encontraran finalmente un lugar donde descansar.

—Vine aquí buscando algo diferente, un escape de los recuerdos dolorosos y la presión constante. ꟷsuspire. ꟷEsperance se convirtió en un lugar para empezar de nuevo sin la sombra constante del pasado.

Max apretó mi mano con suavidad, transmitiendo un apoyo silencioso.

No había juicio en sus ojos, solo compasión.

—Lo siento, Addie. No puedo ni imaginar lo que has pasado.

Le di media sonrisa, agradecida de tener alguien con el que ser sincera.

—Y tú, Max, ¿Cómo fue crecer para ti? —pregunté, curiosa por explorar los rincones de su propia historia y por cambiar el foco de atención.

Max pareció contemplar la pregunta por un momento antes de responder.

—Mi infancia fue un poco complicada, mis padres se separaron cuando era muy joven, y mi relación con mi padre nunca fue fácil. ꟷsus ojos se perdieron en el horizonte, recordando un pasado que parecía lejano. ꟷSiempre estaba ausente. A veces, me pregunto si me ve como su hijo o solo como a un competidor más.

La tristeza en sus ojos era palpable, pero no había resentimiento. Solo la aceptación de una realidad que lo había moldeado.

—Creo que eso me llevó a buscar validación y éxito en las pistas. ꟷse mordió el labio inferior y yo no pude dejar pasar ese pequeño gesto. ꟷQuería demostrarle a mi padre y a mí mismo que era capaz, que podía ser el mejor.

Max sonrió, pero esa sonrisa llevaba consigo el peso de experiencias difíciles.

ꟷY lo hiciste.

Él soltó una pequeña risa.

ꟷAlgo así, pero aprendí que el éxito no llena todos los vacíos.

Asentí, absorbiendo sus palabras.

A pesar de nuestras diferencias, nuestras historias tenían similitudes notables.

Ambos habíamos lidiado con las complicaciones de las relaciones familiares y habíamos buscado en nuestras respectivas pasiones una forma de encontrar significado.

La conversación fluyó naturalmente, sin necesidad de filtros ni formalidades. Hablamos de sueños, de miedos, de lo inesperado que puede ser la vida.

Le expliqué sobre mis dos trabajos, seguí contándole sobre la decisión de mudarme en busca de tranquilidad y cómo cada día descubro algo nuevo en esta pequeña ciudad costera. Max escuchó atentamente, asintiendo de vez en cuando. Luego el me conto sobre su paso en el automovilismo y otras cosas que le gustaban, aunque en su mayoría eran los autos.

En esta noche compartimos más que palabras, compartimos partes de nosotros mismos que raramente revelábamos con otros.

Sus ojos azules se volvieron a encontrar con los míos, y el silencio entre nosotros comenzó a hablar un lenguaje propio.

Era el tipo de momento que cambia el curso de las cosas.

Era ese momento.

Max se inclinó hacia mí, podía sentir el calor de su cuerpo y el olor de su colonia inundo mis sentidos.

Sin embargo, justo cuando la distancia entre nosotros se reducía y el momento estaba a punto de culminar en un beso, el sonido de la puerta abriendo rompió la magia.

La figura de Oliver emergió, interrumpiendo el momento efímero.

—¿Qué están haciendo aquí fuera? —inquirió Oliver con tono serio, su mirada fija en nosotros.

Fruncí el rostro, confundida.

Max retrocedió con respeto, y yo me sentí atrapada en la tensión entre los dos.

Era como si el tiempo se hubiera detenido, y la atmósfera pasó de ser íntima a incómoda en un instante.

—Estábamos simplemente charlando, Ollie. Nada más. —traté de explicar, aunque sabía que las palabras no podían capturar la esencia del momento que estábamos compartiendo. ꟷ¿Qué haces aquí?

Oliver frunció el ceño, escéptico, como si su presencia allí fuera más que una simple casualidad.

La conexión rota y el instante perdido dejaron un rastro de frustración, pero no había nada que pudiera hacer para cambiar lo que ya había sucedido.

—Es tarde. —sentenció Oliver antes de girarse y dirigirse nuevamente dentro de la casa.

Max me lanzó una mirada apenada, como si compartiera la decepción del momento interrumpido.

ꟷ¿Tu compañero?

Asentí con la cabeza, avergonzada por su actitud.

ꟷOliver.

Nos dirigimos hacia la casa en silencio, llevándonos con nosotros la chispa de lo que podría haber sido y las preguntas sin respuesta suspendidas en el aire.

Después de entrar a la casa, Max miró hacia Oliver, quien seguía en actitud desaprobatoria. Aunque la tensión era palpable, el piloto intentó mantener su sonrisa.

—Gracias por la cena, realmente la pasé bien. —dijo, sin perder su sonrisa. ꟷEspero que podamos repetirlo pronto.

Inclinándose levemente hacia Oliver, extendió su mano en un gesto de respeto.

—Fue un placer conocerte, Oliver. Espero que podamos charlar más en otra ocasión. —añadió con sinceridad.

Aunque escéptico, estrechó la mano de Max con una mirada evaluadora.

Después de intercambiar un par de palabras de cortesía, Max se volvió hacia mí.

—Buenas noches, Addie. —dijo con una sonrisa suave.

Mientras se despedía, sus ojos encontraron con los míos, revelando una chispa de complicidad que prometía más encuentros.

Luego, con un gesto de despedida, se retiró hacia la noche, dejándome con un nudo en la garganta y la esperanza de que este no fuera un último capítulo. 

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