Herederos de sangre y hierro...

By af_cardenas

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Los dragones y los humanos han estados unidos en una tradición de hierro y sangre durante siglos. Dos príncip... More

La princesa
La princesa 1
La princesa 2
La espada
La espada 2
La espada 3
El dragón
El Mago
El Mago 2
El Mago 3
Parte 2
La rosa 2
La rosa 3
La rosa 4
La rosa 5
La rosa 6
La rosa 7
La rosa 8
La rosa 9
El herrero

El dragón

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By af_cardenas

Si había algo en el reino que podía ponerme de mal humor son los pequeños. Corrían de un lado a otro sin frenos y le prendían fuego a todo cuanto se cruzaban en su camino, incluyéndonos. Aunque hoy estaba de mal humor por otro motivo: el nacimiento de un nuevo cazador. Bufé. Todavía insistían en llamar así a la generación de un asesino. Un cobarde que asesino sin compasión a uno de nuestros más legendarios dragones y escapó a su castillo, donde lo recibieron con vítores.

-Pareces a punto de incendiar todo el reino -me dijo Calttia, una dragona de color ámbar y ojos azules. Tan claros, que bajo la luz del sol parecían blancos. Perfectos. Hermosos. La contemplé con total admiración, Calttia era la última de su especie. Sus grandes cuernos torneados de cuarzo reflejaron la luz del sol creando un pequeño arcoíris.

-A veces pienso que lo mejor es incendiar todo el reino y acabar con la plaga que se extiende por estas tierras -respondí. Di con la cola en el suelo para ahuyentar a los tres pequeños dragones que intentaban morderla.

Calttia odiaba a los humanos tanto como yo, o podría decir más. Se limpió los dientes con la garra, al parecer había estado cazando fuera del territorio.

-No somos las bestias que nos creen.

Asentí. Aunque precisamente nos tildaban de bestias temperamentales escupidores de fuego cuando quienes vienen a clavarnos una espada en el corazón son ellos. Los dragones habían confiado en una raza débil una vez y pagaron bien caro el precio. Calttia sonrió cuando un dragoncito negro con las escamas del lomo rojizas me mordió la cola.

-Es idéntico a ti -sonrió. Sí, Vall era una copia de mí a excepción de las escamas en su lomo que tenían el tono rojizo de su madre. Sus largos cuernos torneados de marfil algún día tendrían mi tamaño y si el nido lo decidía, sería el siguiente líder de los dragones.

Solté un gruñido para ahuyentar a mi hijo y a los otros lejos de nosotros. Tenía un tema importante que tratar con la dragona.

-¿Qué sucede? -preguntó.

-Han nacido.

Calttia soltó humo por la nariz.

-No importa, todos los que han venido han encontrado su muerte -replicó.

-Esta vez es diferente, ha crecido una rosa blanca en lo alto de la montaña. Es una señal.

La dragona lanzó un rugido adolorido.

-Ella nunca debió confiarles nuestro secreto a ellos -sollozó, consumida por la tristeza y la rabia-. Por su debilidad, ahora estamos atados a este ciclo que parece nunca acabarse.

-La profecía no se cumplirá -le aseguré-. Mataré a cada uno de ellos hasta el último humano sobre esta tierra.

Calttia miró a la cima como si pudiera ver a la rosa allí. Eran tan pocas las que crecían que solo podían significar una cosa: los vientos estaban cambiando. Solo esperaba que esta vez pudiéramos tomar venganza contra quienes corrompieron la magia.

Mis fosas nasales se ensancharon ante un olor familiar. Su presencia y el brote de la rosa confirmaban mis sospechas. Esta sería la última batalla, podía sentirlo en cada una de mis escamas.

-Cuida a los más pequeños y aleja a todos de la cima, no queremos que se preocupen antes de tiempo -le ordene-. Tengo un asunto que atender.

Espere a que Calttia alzara el vuelo para atravesar los árboles en busca de mi insólito visitante. Nadie podía saber la identidad de aquel que se atrevía a poner un pie en la montaña Dragón cada siglo.

-Viejo amigo -saludó el mago. Vestía una túnica tan negra como mis escamas y su cabello se había vuelto blanco-. Es bueno ver que cada año aumentas de tamaño.

-Es bueno ver que te estás quedando calvo -respondí desde los árboles. Acercarme a él no era prudente, los otros podían olerlo-. ¿A qué se debe tu visita?

Él clavó el báculo en el suelo.

-Temo que traigo malas noticias.

-Tus noticias las ha soplado el viento: un nuevo cazador ha nacido.

-Un cazador de ojos rojos -añadió el mago y eso fue todo para que mi fuego hiciera un círculo de llamas a nuestro alrededor-. Cálmate, por favor.

-Esta tierra es nuestra -rugí-. Lo ha sido desde tiempos inmemoriales y lo era cuando el primero de ellos llegó. No me importa que tenga sus ojos, protegeré esta tierra hasta el último aliento.

-Hay una opción, Obsidian -intervino el mago.

-La única opción es que dejen su orgullo a un lado y acepten la verdad.

-Han nacido en una mentira, saber la verdad no cambiará nada. No quieren admitir lo que hizo su ancestro.

Di con la cola en suelo, levantando algunas llamas. Galem se protegió con su magia.

-Entonces ve como caen uno tras otros como moscas -gruñí.

-Eso no detendrá la profecía, de algún modo u otro será.

Di un paso hacia al frente y bajé la cabeza al mago frente a mí. Sus ojos habían sido un regalo de los primeros dragones. Nunca otorgado antes a un humano. La raza de los magos estaba tan extinta como la nuestra. Ambos eliminados por un enemigo en común.

-Tengo un hijo y no quiero que cargue con el peso de una profecía que no le corresponde.

-Entonces ayúdame a detenerla -suplicó-. Es nuestra última oportunidad.

Estiré las alas, preparándome para el vuelo.

-Pídeselo a quien la inició. Eres tan culpable en esta historia como ellos.

-Escúchame, por favor, podemos...

Salí volando hacia el nido, dejándolo solo. Galem siempre había apoyado a los humanos. Mi hijo hizo una voltereta en el aire al verme. Por primera vez en siglos la tierra estaba lo suficientemente sana para eclosionar los huevos. Éramos tan antiguos como las rocas y tener descendencia era tan valorado como la vida misma. Habían nacido cinco dragones este año en el nido, todo un tesoro para una población envejecida. Haría lo que fuese por protegerlos a todos, como era el deber del líder.

-¿Quieres ver como doy vueltas en el aire? -me preguntó Vall. Lo nombramos igual que su abuelo para que tuviera su fuerza. Vall era mi primer hijo después de siglos de vida y nada me arrebataría la oportunidad de verlo crecer.

-Ve a jugar, hijo -le pedí-. Más tarde te llevaré a volar a un sitio especial.

Vall asintió y salió medio volando medio caminando hacia los otros nidos. Este era su momento para ser libres, más tarde, se preocuparían por el peso de la sangre y la profecía que nos unía a los humanos con ojos de rubí.

Empuje con la cabeza a la gran dragona carmesí que dormía fuera del nido como si el sueño la hubiese vencido allí mismo. Sus fosas nasales se abrieron y al olerme, abrió unos preciosos ojos de Citrino. Rugió, regañándome por despertarla. Últimamente, tenía más mal humor que yo, y esa era mucho que decir.

-¿Por qué tienes esa cara? -preguntó Gema, sin apenas moverse.

Me acomodé a su lado, buscando su calor. Ella movió la cola para unirla con la mía. Me consideré el más suertudo de los dragones por tenerla a mi lado.

-Cosas del nido -mentí, no quería preocuparla.

Gema bostezó, dejando escapar un círculo de humo.

-Obsidian, no sabes mentir.

Le lamí la cara, obligándola a despertar. Ella sonrió.

-En otro momento -le aseguré-. Hoy solo quiero que seamos nosotros y no una profecía en el medio.

Froté mi lomo contra el de ella, buscándola. Gema sonrió al entender mis intenciones.

-Me temo que ahora mismo no somos solo nosotros -murmuró.

Abrí los ojos, sorprendido. Mi compañera se levantó, mostrando su pronunciada panza. En los nidos alrededor comenzaron los dragones a cantar cuando su olor se esparció. Nos unimos a ellos, cantando por un futuro. Ahora tenía otra razón para detener esto y poder ver a mis hijos crecer. Esa noche soñé como hace siglos no hacía. Me levanté a mi mitad de la noche y vi a mi compañera y a mi hijo durmiendo junto a mí. Le juré al cielo que ningún dragón más moriría a manos de un humano.

***🏔***

N/A: Cómo seguro lo notarón los nombres de los personajes están inspirados en nombres de minerales. Si puedes identificar alguno dejamelo saber en los comentarios. ¡Gracias por ser parte de esta historia!

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