—Bueno... por lo menos nos vemos bien —halagó ladeando la cabeza, terminó de leer y la dejó de nuevo en el escritorio.
—¿Me estás jodiendo? —Taehyung suspiró pesadamente.
—Mira Tae, creo que la gente ya debe de empezar a saber que tengo omega...
—Ni siquiera lo estás cortejando así que cállate.
—¿Quién te dijo que no lo tengo en mente?
—Si por supuesto, pero estás olvidando el tema principal por el cual viniste —se cruzó de brazos por encima de la mesa.
—Por el momento dejaremos esto así, no aparecerá ahora que saben que la están buscando, relájate Taehyung nada va a pasar —dijo serenamente, pero en el fondo tenía cierta preocupación.
🌼
Jimin llegó con minutos de sobra al trabajo, su jefe cuando lo vio solo le hizo señas para que se pusiera a trabajar.
—Empiecen por acá, Lisa, Jimin irán a las mesas ocho y diez —indicó el jefe posando su vista en el lugar y luego en ellos—. Los demás limpiarán mesas... la clientela está bajando, ¿saben lo que significa eso?
Claro que lo sabían, clientela baja, sueldo bajo.
Asintieron todos al mismo tiempo, sin nada más que decir cada quien se fue a sus respectivas actividades. La campanilla de la entrada sonó, después el lugar se inundó de molestosas voces asiendo eco en el lugar, oh no, de nuevo los molestosos universitarios.
Jimin miró rápidamente a Lisa que estaba a un lado de él limpiando la mesa que había sido desocupada hace unos momentos, se encogió de hombros volteando los ojos furiosamente, eran un grupo de alfas tontos, siempre soltando obscenidades y faltándole al respeto a los demás que trabajaban en el lugar. Jimin tampoco se libraba.
—Solo los atenderemos rápido —le murmuró Jimin.
—Quiero tirarle encima un café caliente al güerito, no deja de verme el trasero —caminaron juntos sin ganas de llegar.
—Buenos días, ¿qué se les ofrece? —pusieron su mejor sonrisa que parecía más una mueca.
—Bueno yo quiero... tenerte en mi cama... ¿se podrá? —dijo uno de ellos haciendo que el grupo entero se riera.
—Si le sigues faltando el respeto te castraré maldito bastardo de mierda —Lisa le tiró la libreta encima la cual cayó en su rostro.
El alfa se paró golpeando la mesa, les gruñó a los dos, el único que reaccionó fue Jimin que bajó la cabeza sumisamente, en cambio Lisa lo miró retándolo.
—No me gruñas como perro, ¡lárguense de aquí ahora!
Todos se pararon de la mesa tirando las sillas a su paso, los demás omegas estaban temblando y los betas solo miraban la escena en estado de shock.
Lisa se volteó hacia Jimin que seguía en la misma pose, lo abrazó y le susurró tranquilizándolo.
—A veces creo que eres alfa —dijo después de un rato, tranquilizó su respiración y le sonrió.
—No me voy a dejar de ningún alfa que se crea superior a mi, jamás.
Entre todos recogieron el lugar dejándolo de nuevo limpio. Jimin estaba cansado de lo mismo de siempre, recibían los peores tratos y su jefe nunca hacía nada, lo dejaba pasar como si no importara, en sus planes estaba buscar otro trabajo para poder mantenerse bien, pero nadie quería contratar a omegas.
Al salir a las seis en punto, después de soportar los gritos del jefe, los cuales fueron callados por Lisa que le gritó que era un inservible, por un momento pensó que lo correría o que le gritaría de igual forma, todos los miraban con caras de horror, al final se fue diciendo que ya podían irse, y por segunda vez en el día, Lisa gana.
Al otro lado de la calle estaban sus amigos esperándolo, Namjoon como de costumbre fumaba mientras se recargaba en la puerta y Jin estaba siendo solo él, comiendo al parecer una bolsa de gomitas. Saldrían al centro comercial a comprar algunas cosas que les hacían falta, como buenos amigos iban los tres juntos.
Los saludó en un abrazo de tres, los apachurró en sus bracitos y les dio un beso en la mejilla a cada uno. En el camino lo único que se escuchaba era la música de la radio, Namjoon lo cambiaba cuando la canción que quería no le gustaba, todavía no empezaba y ya estaba cambiándole.
Con ayuda del alfa bajaron de la camioneta, entraron por las grandes puertas de cristal, Jimin sacó su móvil donde tenía apuntado algunas cosas que compraría en esta ocasión. No tenía mucho dinero para gastar, por eso solo anotó lo necesario. Los dos omegas entraron a un tienda de ropa, tenía el cincuenta por ciento de descuento, no eran de una marca cara, y por supuesto que no se daría el lujo de gastar tanto en una camisa.
Minutos después de escoger las cosas la pancita de Jimin rugió por comida así que optaron por ir a comer, Namjoon cargaba las bolsas de todos mientras escuchaba la platica de los omegas.
—¿Te acostaste con él? —Jin abrió los ojos en grande llevando una mano a su boca.
—Que... ¡NO! —dio un brinco completamente avergonzado—. Solo dormimos en la misma cama, no pasó nada.
—¿Cómo te fue en la cena? —preguntó Namjoon abriéndoles la puerta del local para poder entrar.
—Bien, conocí a la familia de Jungkook, no son muy agradables que digamos —se sentó en la silla recargando sus codos en la mesa, Jin a un lado de él y Namjoon enfrente de ellos.
—¿A qué te refieres? —la curiosidad lo carcomía por completo.
—Su padre es un grosero, su madre es... de ella no tengo mucho que hablar, pero su hermano es raro, me da miedo —el mesero se acercó dejando tres vasos de agua por cuenta de la casa frente de ellos, ordenaron y luego se fue.
—Cuéntanos como es su hermano, soy todo oídos.
El omega le dio un trago a su vaso, frunció el ceño para voltear a ver a Jin.
—Es parecido a Jungkook, solo que sus facciones son más toscas, en todo momento tenía cara de enojado —concluyó bebiendo el último sorbo de agua.
Después de eso ya no tocaron el tema, solo se dedicaron a comer y hablar de ellos, Namjoon comentó que había conocido a alguien en un bar anoche después de mucho tiempo, decía todo con una sonrisa en el rostro mientras picaba su comida con el tenedor.
Namjoon había confesado que tenía un gusto por los alfas tiempo después de lo qué pasó entre Jimin y él. A veces se sentía mal por sus gustos, porque la gente veía mal eso, había intentando salir con algunos omegas para ver si era solo una mala jugada de su mente, pero había salido muy mal.
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Jimin estaba en la casa del alfa, lo había invitado porque quería que conociera a alguien importante. El omega aceptó gustoso pero estaba claramente nervioso, no quería que fuera como la cena, eso había sido incómodo.
Mandaba algunos mensajes rápidos en su móvil para avisarles a sus amigos que no estaba en su apartamento pero podrían quedarse, como quiera entraban con su propia llave. Jungkook bajó por la escaleras y le sonrió, se acercó a él para rodear su cintura entre su brazos, besó sonoramente su mejilla causándole risa a Jimin.
—La persona que quiero que conozcas ya viene en camino —acarició su cabello rojo haciéndolo hacia atrás para ver sus ojitos que eran tapados por este—. Eres muy lindo omega.
Jimin escondió su rostro en el pecho del alfa completamente avergonzado, lo apachurró más en sus brazos sin lastimarlo, recargó su barbilla en su hombro sintiendo a su lobo aullar de felicidad. El sonido de un flash los hizo separarse, Chiyo sonrió a su móvil después de ver la linda foto que tomó hace unos segundos.
Jungkook sonrió separándose del omega, dejó un beso en su frente y caminó hacia ella.
—Te extrañé demasiado —la abrazó con cariño besando su mejilla.
—Mi niño estás muy grande, mira tu cabello está más largo —tomó un mechón entre sus dedos riendo de la emoción de ver a su niño de nuevo.
—Mira Nana, él es Jimin —presentó llegando hacia el omega que les sonreía amablemente.
—Hola, mucho gusto —le extendió la mano pero esta fue jalada para ser abrazado por la mujer.
Las mejillas de Jimin fueron apachurradas tiernamente después de dejar besos ruidosos. Chiyo arrastró a Jimin a la cocina donde platicaron cómodamente dejando a Jungkook solo, se cruzó de brazos con el ceño levemente fruncido, quería atención él también.
Preguntaba sobre él, donde trabajaba, de donde era, cómo se conocieron, si Jungkook estaba siendo amable con él, mirando de vez en cuando al alfa celoso, contestó todo.
—Mira Jimin, si este alfa —apuntó a Jungkook con el dedo amenazante—. Te llega a hacer algo, solo dime a mi y yo le jalo las orejas.
Rió ocultando su risa en la palma de su mano.
—Nana —murmuró con los dientes apretados.
—A mi me hablas bien, cachorro grosero.
Chiyo había llegado desde que era un cachorro de cinco años, desde ese entonces lo ha cuidado junto con Jongsuk, aunque él siempre fue más alejado de ellos. Ella era como la madre que nunca tuvo, su verdadera madre nunca le puso atención, todos los días trabajaba y llegaba tarde sin preocuparse si sus cachorros comieron, tenían fiebre o si iban mal en la escuela. En el primer celo de Jungkook su madre nunca se enteró que se había presentado como alfa y de Jongsuk mucho menos. Jungkook nunca la vio de pequeño, no tiene ningún recuerdo feliz con ella, siempre fue gritos y peleas al igual que con su padre.
Tiempo después su madre quiso recuperar el tiempo perdido pero ya era tarde, los dos eran mayores de edad y ya sabían cómo sobrevivir sin ayuda de 'sus padres'. Su madre al ver la conexión que tenía con Chiyo la dejó sin trabajo dejándola fuera de la casa, pero tiempo después Jungkook la buscó y la llevó a su casa.
Él permite que ella le diga como quiera, a veces a Jungkook se le salía decirle mamá sin retractarse cuando se daba cuenta. Habían formado un lazo de madre e hijo, aunque no fueran de la misma sangre.