Afton? (+18)

By AxelAxxxel

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William Afton, degenerado, obsceno y lujurioso Afton. More

"El comienzo" (1/3)

"El encuentro" 2/3 (18+)

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By AxelAxxxel

Parte 2/3 (18+)

TW: escenas sexuales, escenas violentas, escenas que pueden resultar chocantes para algunos lectores, se recomienda discreción.

+18 William Afton x lectora

(...)

William.

Depresivo, ansioso, y degenerado William.

A esas características que lo definían a la perfección había que agregarle una más: obsesivo.

Jodido obsesivo hijo de perra.

Su mente no paro de pensar en ___, e idealizar los escenarios más perturbadora mente románticos.

Simples horas habían pasado desde que fue a la gasolinera, y ya estaba yendo nuevamente, sólo para taladrar su mente con los momentos en los que lo atendió ___.

Entró al 24 horas, completamente disociado, haciendo sonar la campanita en la puerta de vidrio, sin mirar a quién estaba atendiendo.

-¡Hola!, ¿qué estaba buscando?

Su corazón latió fuertemente contra su pecho, y sintió que el alma se escapaba de su cuerpo como agua entre los dedos.

-___.- susurró mirando estupefacto a la muchacha.

Al sacarle unos casi 20 centímetros en altura, tuvo que encorvarse ligeramente.

-Si... así me llamo.- contestó con una sonrisa fingida la linda muchacha.

Una sonrisa torcida apareció en el rostro del mayor, ahora la chica llevaba el cartel con su precioso nombre.

-Si, lo he leído en tu camiseta, antes no lo llevabas.

La muchacha se sonrojó ligeramente, era cierto, siempre olvidaba abrochar el pequeño cartel con su nombre en la prenda.

Observó al hombre que caminó despacio hasta las heladeras.

Delgado pero con musculatura suficiente como para definir bien su espalda y brazos a través de la blanca camisa.

Cabello castaño, algo largo, que acentuaba sus facciones a la perfección; ojos claros, cejas pobladas, nariz recta, labios carnosos, y una barba de un par de días sin rebajar.

El hombre sacó unas latas de cerveza, y un par de cigarros del costado y se dirigió a la caja nuevamente.

-Sólo eso, por favor señorita ___.

La nombrada asintió, sintiendo un escalofrío ante la ronca y pausada voz diciendo su nombre junto a la plegaria.

William por su parte, observó con sumo disimulo cada mínimo detalle de la chica. Cada lunar, cada parte de piel sin cubrir por tela, cada ínfima hebra de cabello que no cubría la gorra, absolutamente todo lo grabó en su mente, una vez más.

Está vez la fémina no traía el labial rojo con el que Afton la vió por primera vez, pero de todas formas esa exquisita boca resaltaba en aquel angelical rostro.

-Serian $5.40

William asintió, sacando su billetera, y colocando diez dólares arriba del mostrador.

-Tu compañero dijo que trabajarías sólo fines de semana.- soltó William encendiendo uno de los cigarros recién comprados con el encendedor para todo público a un lado de la caja.

-Si, pero encontraron a Kathy esnifando coca en el baño, así que la despidieron y ahora me toca cubrir su turno.

Ambos chocaron sus miradas, y a pesar de que (por suerte) ___ no podía leer la mente de William, pudo observar un brillo en aquellas funestas pupilas...brillo que no supo identificar bien.

La fémina inevitablemente apartó la mirada, algo nerviosa.

-¿Eso es...todo?

William tiró el humo hacia un costado, evitando que le llegue a ___. Y a pesar de que quería decirle mil y un cosas(una peor que la otra), sólo se dedicó a decir lo que su boca pudo soltar.

-Si, gracias.

Caminó hacia la entrada luego de recibir su vuelto.

-Nos vemos, señorita ___, que tenga una linda noche.

Pronunció con aquella rasposa voz, mirando de reojo a la nombrada.

-Nos vemos señor...- respondió intentando que el mayor dijera su nombre, y así fue.

El ojeroso giró ligeramente su cabeza para verla frente a frente antes de responder.

-William.

-Nos vemos, señor Wiliam.- completó la oración con una pequeña sonrisa, haciendo estremecer al nombrado.

Al quedar completamente sola, la linda muchacha sólo pudo quedar pensando en el rostro de aquel hombre.

Aquellos ojos vacíos, cargados de melancolía; melancolía disfrazada de lo que podía describir como deseo.

En aquella lugubre mirada había lascivia, de la más palpable.

-Señor William...lo he visto antes.

Y no se refería a las veces anteriores en las que el mayor fue a comprar, por supuesto que no, aquel rostro lo tenía en la memoria desde antes.

Se sentó, y se dedicó a buscar alguna película en HBO, de todas formas casi nadie iba al 24 horas de la gasolinera a esas horas de la madrugada.

-Ya la ví...ya la ví...no la ví pero no la veré....y....hey ésta puede ser.

Dirigió el mouse hasta la película del género de terror, sobre animatrónicos diabólicamente satánicos de Satanás.

-El diablo.- pronunció para sí misma, clickeándola.

Y así pasaron sus horas laborales, hasta ver los créditos.

-Una hora de mí vida probablemente desperdiciada...no me arrepiento.

Cómo nunca lo hacía, se puso a leer los créditos, sólo porque quería saber quién interpretaba a Foxy, ya que, éste mismo había despertado un nuevo bizarro fetiche en la fémina.

Si, ___ tenía gustos particulares cuando estaba caliente.

Sus ojos se entrecerraron al leer que en dirección y guión había un tal William.

-Joder, como el William deprimido que viene aquí.

Decidió buscar el nombre en instagram: 'William Afton', encontrando usuarios de ¿fans?: @WilliamAftonLovers, @Afton'sWhor3, @Williamchokeme, @Th1ckDickAfton y...

-No me jodas.

Abrió sus ojos como platos al ver que era el mismo William que compraba seguido en el local, pero...se veía más feliz, como si no estuviese al borde de pegarse un tiro en la sien.

Su curiosidad llego a otro nivel, ella sabía que lo conocía de algún sitio.

Buscó el nombre en Google, y pudo leer en wikifans la fatídica y decadente historia de aquel hombre que no estaba en el rubro cinematográfico desde hacía más de 7 años.

Lo último que se sabía de él según los portales de noticias, era que al incrementar su abuso de drogas, perder a su hijo pequeño, y divorciarse de su esposa, se desapareció por completo.

Nadie sabía nada de él.

A excepción de ella.

Unos golpes en la puerta de vidrio la asustaron, haciéndola salir de su burbuja de estupefacción absoluta.

Dirigió su vista hasta el origen de los golpes: era Bob, uno de sus compañeros de trabajo.

___ soltó un suspiro de alivio al ver que no se trataba de Carlos: el adicto que iba a veces a lanzar sus heces contra la vidriera.

-¿Cómo estás, cariño?- cuestionó pasando, haciendo sonar la campana arriba de la puerta.

-Algo cansada, Bob.

-¿Quíeres un poco de amor?

___ asintió, recibiendo al instante una de las barritas energéticas caseras que hacía Bob con su pareja.

-Hechas con amor.- dijo sonriendo Bob -Ahora cariño, ve a casa, son las 3:30am, ya terminó tu linda jornada laboral.

La fémina asintió despidiendo al robusto hombre de 35 años con dos besos en las mejillas.

-¡Cuidate, corazón!

Luego de responder recíprocamente a la despedida, ___ caminó bajo las farolas de las vacías calles que dirigían hacia la gasolinera.

Comiendo su barrita de cereal, con el frío viento colapsando contra su cuerpo, y la calle rodeada de árboles que parecían querer devorar a todo el que pase solo por allí.

Los moteles estaban a un kilómetro; y medio kilómetro más alejado, estaba el pueblo donde residía la linda ___.

Su uniforme consistente en un shorts deportivos y una camiseta roja con amarillo no abrigaba mucho a esas horas de la madrugada.

La mayoría de postes de luz estaban rotos, y los pocos que otorgaban iluminación parecían estar a punto de apagarse por completo.

El sonido de las hojas de los frondosos árboles moviéndose con el viento, los nocturnos insectos, y uno que otro búho hacían el ambiente más tétrico de lo que ya era para la muchacha.

Siempre volvía sola, pero ésta vez, ésta específica vez, sentía a su voz interior decirle que algo saldría mal, muy mal.

Mal presentimiento decían por ahí.

-Joder...necesito comprar un auto, o una moto, o una bicicleta.

A quién engañaba, no le alcanzaba ni para un jodido skate usado con su salario mínimo.

-O una navaja.

Percibió una escalofriante sensación de una mirada clavada en ella, rápidamente volteó, y a pesar de no ver a nadie, apuro los pasos de igual manera.

Al volver su vista al frente chocó de frente con Carlos, el disociado Carlos

-¿Tienes algún billete?- cuestionó como pudo con su dentadura prácticamente derroida por la droga

Sus anchas y agujereadas prendas, junto con sus ojos inyectados en un carmesí vibrante harían temblar a cualquiera, sumado al rasqueteo violento que se hacía en el cuello, desgarrando su carne con sus largas uñas.

-N-no.- tembló la voz de la muchacha que se alejó discretamente del hombre.

-¿Segura?- cuestionó sin parpadear en todo ese lapso de tiempo.

-Segura, no traigo mí billetera conmigo.

-¿No tienes nada valioso?- preguntó relamiendo sus partidos labios.

-No.

Carlos asintió y se quedó estático mirando fijamente a la muchacha.

El cuerpo de ___ estaba en completa alerta, en cualquier momento echaría a correr.

-Adiós.- dijo Carlos finalmente, dándose media vuelta y caminando a paso rápido hacia el pueblo.

La joven suspiró pesadamente, soltando todo el aire contenido en sus pulmones, con su corazón aún a mil por hora.

-Mierda, casi me orino del sus- fue interrumpida al instante por una tela en su boca y nariz.

Alguien la había abrazado por detrás, y colocado un pañuelo en su rostro.

Pataleó y golpeó todo lo que pudo, más fue en vano.

Su vista fue oscureciendose poco a poco, y sus fuerzas se tornaban nulas.

(...)

La linda ___ despertó en un lugar oscuro, muy oscuro, sobre un colchón viejo y algo húmedo.

Amordazada con una tela vieja, completamente desnuda, y con sus manos atadas detrás de su espalda.

Con la luz de la luna entrando por una ventana sumamente alta, pudo intuir que se encontraba en una especie de depósito, lleno de herramientas en una esquina,

Las paredes con pintura casi derroida por el tiempo y manchada de salpicaduras secas de algún líquido oscuro.

Gritó, pero sintió su garganta desgarrarse, dando paso a su saliva que se mezclo con su sangre.

Las lágrimas comenzaron a caer por montones, y su desesperación se incrementó al igual del latido de su corazón

Su llanto llamó la atención de aquel que la llevó ahí: un hombre que abrió con nula dificultad la única gran puerta de madera, notablemente pesada.

Pudo ver en la silueta de aquel hombre, parado en el marco, colocándose bien unos negros guantes, para proceder a acomodar mejor su corbata.

-¡Al fin ha despertado la bella señorita!, creí que me había pasado con el cloroformo.- dijo con una voz ronca y rasposa, soltando una risa corta.

La vista borrosa debido a las lágrimas le impidió ver bien que clase de máscara llevaba aquel extraño, pero al parecer por la figura era de un conejo: dos grandes orejas, una casi a la mitad, al parecer arrancada a medias.

La linda ___ lo insultó en mil idiomas diferentes en medio de su agobiado llanto, siendo imposible deducir lo que decía debido a la mordaza.

-Hey, hey...tranquila.- pronunció el sujeto, cerrando la puerta y encendiendo unas velas que había en una pequeña mesa al lado de él, iluminando el ambiente lo suficiente.

Vestido con camisa, y pantalones de vestir, bastante elegante se acercó hasta la muchacha, y colocándose en cuclillas llevó una de sus manos cubierta por negros guantes hasta la mojada mejilla de la mujer, limpiando con su pulgar las lágrimas mientras le susurraba que pare de llorar.

___ se movió en su lugar, intentando que no la toque, pero él insistió colocando su mano libre en el atado muslo, apretando suavemente la carne para impedir que se alejase más.

La respiración pesada podía traspasar la máscara de conejo a centímetros del sollozante rostro.

___ murmuró algo que no se pudo entender, a lo que el hombre rió, y se acerca a su cuello para olerla.

-Incluso a través de esto puedo sentir tu aroma...cuánto terror, cuánta agonía...me fascina.

La sádica oración hizo estremecer a ___, no sabía que más hacer, estaba completamente inmovilizada, y no podía parar de llorar, aún sentía sus piernas adormecidas.

-___...dulce y éxtasiante ___.

Empujó a la nombrada, dejándola con su espalda pegada al colchón, deleitándose con los gritos ahogados y el llanto incesante. Su cuerpo sentía el escalofrío de la más pura excitación, hace tanto no sentía algo tan delicioso.

-Tranquila querida, no te lastimaré...aún.- soltó una carcajada al decir lo último, preocupando más a la fémina.

Con ambas manos quitó la máscara, manteniéndola entre sus guantes negros.

___ abrió sus aguados ojos a más no poder, era William.

-¿Sorprendida?

Las marcadas y oscuras ojeras contrataban con el brillo de felicidad abismal que portaban sus cuencas, una macabra sonrisa de oreja a oreja dejando ver sus blancos dientes, y una ligera barba de un par de días.

Las lágrimas caían por montones de sus bellos ojos marrones.

—Esto es incómodo aunque no lo parezca, creo que será mejor que se la coloquemos a nuestro amigo.

La confusión de ___ no duró demasiado, ya que William se puso de pie, y a paso lento y elegante se alejó de ella, caminando hacia una esquina del viejo cuarto.

Iluminado por la luz de la luna que se colaba por la ventana y de la tenue iluminación de las velas pudo divisar a alguien sentado contra la pared a metros de ella.

Alguien inerte.

El grito de horror ahogado por las telas en su babeante boca dejó fue música para los oídos del trastornado William.

Rió mientras se puso de cuclillas frente al cadáver de la esquina: Carlos.

—Se te acercó demasiado, ¿Sabes?, y yo, bueno ___, soy un hombre celoso de sus posesiones.

Colocó la máscara de conejo en el degollado Carlos, y se acercó a la fémina mientras ésta se pegaba contra la mohosa pared intentando alejarse inútilmente de Afton.

Se puso de rodillas, contra el borde del oloroso y viejo colchón, y firmemente con sus manos tomó los tobillos atados y los atrajo hacia él, acostando bruscamente a la chica contra la humedad debajo de ella.

Sus ojos no podían evitar observar con horror absoluto el cadáver de Carlos(ahora con la máscara de conejo colocada en su cabeza) a simples metros, sentado sobre su propia sangre.

Relamió sus labios ante la desnuda e inmovilizada muchacha que era iluminada tenuemente, aquella expresión del más puro terror eran más que excitantes, producían que su corazón latiera con fuerza, una sensación tan exquisita que creía ya extinta en él.

-He fantaseado demasiado con este momento.— admitió sonriente.— Así que, con tu permiso.

Dicho eso rompió las sogas de los tobillos con un pequeño pero afilado cuchillo teñido en carmesí, que llevaba en su bolsillo del negro pantalón. Y antes de que ___ pudiese reaccionar(a pesar de tener sus extremidades dormidas aún), afirmó con fuerza sus manos en cada tobillo, abriendo las largas piernas de par en par.

Sus ojos se posaron en el sexo desnudo frente a sus ojos.

Sonrió como auténtico maníaco, mientras sus dilatadas pupilas podían ser apreciadas por el claro color natural de sus iris.

-Que preciosa sorpresa tenemos aquí, es más divertido con público presente, ¿a qué si?

Relamió sus labios y acercando su rostro a la intimidad, observó de reojo el afligido rostro de la fémina que no paraba de llorar y de ver cada mínima acción que él realizaba.

-Voy a devorarte entera, ___.

Pronunció ronco, brindando cortos besos en el interior de los muslos, dejando que sus cálidos labios quemasen la fría piel de la fémina a su paso.

Su rostro a simples y escasos centímetros de aquella intimidad, aspiró el aroma cerrando sus ojos, deleitando sus más profundos morbos, grabando la esencia en su psique.

Casi sin demorar ni un segundo más, pegó su boca contra el sexo de la fémina, permitiendole sentir el calor y humedad de su boca.

Se alejó mínimamente para escupir, dejando que su saliva recorriese lentamente desde el clítoris hasta la entrada vaginal.

Soltando un gruñido bajo y provocando un escalofrío en el cuerpo ajeno, deslizó su larga y mojada lengua entre los labios, lentamente degustando cada centímetro de desnuda piel.

Posicionó su miembro bucal justo en el punto exacto, haciendo suaves y lentos círculos, volviendo a escupir obscenamente para absorber ligeramente y seguir con la estimulación que provocó un gemido bajo en la chica.

Dirigió su mano derecha desde el tobillo hasta el muslo, otorgando un golpe a mano abierta al mismo tiempo en el que su lengua penetró a la muchacha, probando el interior húmedo.

___ balbuceó con la mordaza en la boca, y por inercia movió sus caderas de arriba abajo en cuanto el hombre comenzó a mover su cabeza acompañando los movimientos para que su lengua se friccionase de manera exquisita en la intimidad.

De arriba a abajo, mezclando fluidos, causando un cosquilleo éxtasiante.

-Sabes mejor de lo que me esperaba, ___.- pronunció ronco- Mucho mejor.

Soltó una ronca risa y movió su cabeza de lado a lado, pegando sus labios lo máximo posible al clítoris, estimulando de una manera exquisita.

El sonido lascivo llenaba aquel oscuro y sucio espacio donde se encontraban, sumado a los susurros incoherentes y la pesada respiración del sujeto.

___ sentía una mezcla de emociones sumamente fuertes, la cálida lengua saboreando su sexo de manera tan obscena mientras sus fluidos eran absorbidos con pura devoción la hacían temblar.

El miedo que sentía y la exquisita sensación en su zona baja la hacían delirar.

El dedo mayor de William entró lentamente en ella, mientras el trabajo oral seguía en su clítoris.

William soltó un suspiro pesado y sonrió al sentir la calidez del interior contra su falange.

—Mira como prácticamente has absorbido mí dedo.— rió a carcajadas— ¿Quíeres otro, mi pequeña pervertida?, al parecer uno no te está llenando como mereces.

Se levantó de su sitio, aún de rodillas entre las piernas de ___ y moviendo su dedo corazón lentamente entre las paredes, acariciando el interior de la chica.

Con su mano libre desabrochó el pantalón de vestir y dejó salir su dura y gruesa erección, comenzando a masturbarse con la increíble vista que tenía.

Sacó su dedo de repente, confundiendo a la muchacha que soltó un lloriqueo inconsciente.

—No me has mostrado ninguna señal.— pronunció llevando dos dedos a su boca para lamerlos lentamente ante la mirada ajena— ¿Los quíeres o no?

___ asintió repetidamente abriendo más sus piernas, provocando un escalofrío éxtasiante por la columna de William.

Antes de introducir sus húmedos dígitos en ella, se inclinó hasta aquella deliciosa boca, quedando sus rostros a simples centímetros.

___ pudo observar con suma claridad el brillo de puro deseo y lujuria en aquellos ojos normalmente cansados de la vida.

Las dilatadas pupilas de William eran más que evidentes debido a sus claros iris.

Afton rozó su boca contra la tela llena de saliva que amordazada a ___, para escupir sobre esta y pasar su lengua lentamente, sin perder el exquisito contacto visual que tenían en esos momentos; y al instante, introdujo sus dos dedos en la muchacha, hasta el jodido nudillo, comenzando a masturbarla.

Movía sus falanges permitiendo que sus temas golpetearan una y otra vez en el punto exacto de la chica que temblaba bajo suyo.

—Escucha el sonido.— ordenó William ronco— Estás chorreando en mi mano, cariño.

Los ojos de ___ se voltearon al sentir un tercer dedo en su interior, las yemas golpeando fuertemente contra su punto dulce, provocando que  la humedad llegase hasta el colchón debajo de ellos y embarrando la mano de William con sus fluidos.

Afton, no soportó más y dejó de masturbarse con su mano izquierda, tomando el cuchillo, y acercándolo al rostro de la fémina que permitió que la excitación y el terror se mezclasen en su ser de una manera orgásmica.

El mayor escupió el rostro de la fémina mientras movía su brazo de arriba a abajo a una velocidad precisa, sin quitar los dígitos del sexo empapado.

—Quiero que te corras, ____. Hazme un hombre feliz y acábame en los dedos pequeña puta.

Con la cuchilla cortó la mordaza, dañando la mejilla de ___ en el proceso, pero el dolor casi ni se presentó.

Escupió la mordaza a un costado y la boca de Afton tomó posesión de la suya mientras ahogaba sus gemidos en el beso cargado de obscenidad.

Movió sus caderas con fuerza contra los largos dedos ajenos, y mordió a William, arrancándole un ronco gemido al sentir como la carne de sus labios se separaba ligeramente, sangrando directo en la boca de la jadeante fémina.

Afton río, y justo cuando ___ estaba llegando a su preciado orgasmo, sacó sus dedos de aquel chorreante sexo, llevando su mano hasta el lindo rostro para abofetearla fuertemente.

—¿Te gusta jugar rudo, ___?

Soltó una risa ronca para escupir la sangre que brotaba de sus labios justo en el medio de la linda cara frente suyo.

—Que...te...jodan.— susurró ___, con su adrenalina al mil por ciento, devolviendo el escupitajo, dando justo en el ojo del mayor.

William se carcajeó quitando la saliva en sus pestañas y esparciendolas con sus mojados dedos en la linda carita de la joven.

—Juguemos.— pronunció con un tono que podría hacer temblar a cualquiera.

Era un jodido viejo loco, ¿Quién sabe que podría hacer?

Rápidamente se alejó de la fémina, y la dió vuelta, dejándola sobre sus rodillas y su rostro pegado al colchón, teniendo una perfecta vista de sus manos atadas chocando con su espalda baja y de su intimidad en popa.

—Que linda te ves de perrito.

Elogió vulgarmente ante la divina vista.

—Ladra.—continuó.

—Vete a-¡Joder!— una fuerte nalgada interrumpió su insulto.

—Ladra.

—¡Eres un hijo de puta!

Gritó viéndolo como de reojo se acercaba a las velas a un costado de la puerta, tomando una y acercándose a paso lento hacia ella.

De cuclillas, justo entre sus piernas abiertas, manoseando la carne de sus glúteos y muslos, se permitió dar otro azote, dejando un picor y un color rojizo en la zona.

—___, cariño...la paciencia no es mí virtud.

—Asqueroso hijo de pu-¡Mierda!

La cera caliente de la vela cayó directo en su espalda baja, deslizándose hasta su nuca por la inclinación de su torso, quemando la piel a su paso.

Las lágrimas de dolor comenzaron a salir.

—Ladra.

Ordenó brindando un beso en los glúteos, para morder con delicadeza, mientras los dedos de su mano libre se paseaban lentamente entre los mojados labios vaginales.

—"guau".— susurró con la humillación brotando de sus poros.

Afton metió poco a poco su pulgar en la entrada, metiendo y sacando con lentitud y facilidad por la lubricación, para seguidamente estimular en círculos lentos el clítoris.

—No te he oído.— dijo ronco y pausado, besando suave la piel que ahora tenía su mano marcada.

___ iba a susurrar nuevamente, hasta que sintió las gotas cayendo y quemando nuevamente su espalda, temblando y jadeando cuando ese dolor se mezclo con el goce de sentir como William metía su pulgar y movía con gentileza estimulandola de forma grata.

—Por favor ___, ladra.— animó con amabilidad.

La nombrada imitó el sonido de un perro, sacándole una leve risa a William.

—No era tan difícil, ¿Ves?

La lenta masturbación era agonizantemente placentera, hasta que el pulgar salió del todo de su sexo.

—Quiero que pidas por favor, los modales son primordiales a veces ____.

—Por favor una mierda Wi- calló sus palabras al sentir una húmeda dureza paseando de arriba a abajo en su sexo, lentamente.

El calor del grueso miembro frotándose entre sus labios, y brindando leves golpecitos al llegar a su clítoris la hicieron jadear y temblar.

El mojado glande se frotaba de forma éxtasiante contra su sexo, una fricción lenta, provocando suspiros en ambos.

Se daba el lujo de deslizar su cálida carne de arriba a abajo, presionando levemente cuando llegaba a la entrada vaginal de ___, introduciendo menos de la punta, para volver con el vaivén lento y húmedo.

—¿Sabes qué?, vas a contar.

Las caderas de ___ se movían de arriba a abajo pausadamente, acompañando la fricción tan delirante que producía un cosquilleo inigualable.

—¿Contar...qué?— cuestionó en un ligero jadeo disfrutando de la sensación en su sexo.

William gruñó bajo y rió levemente, tirando la cera caliente en su propio tórax, justo donde los botones de su camisa no estaban abrochados.

—Te meteré la polla sólo cinco veces y si no acabas con eso, es tu problema mí linda ___.

—¿Qué coño dices Wil-...oh dios— sus ojos se voltearon al sentir como el grueso falo se abría paso entre sus mojadas paredes con una lentitud agonizante.

Deslizando su carne con paciencia, aliviando de forma casi nula la necesidad que ambos tenían.

Hundió todo la longitud, hasta la base, sintiendo tocar el puto edén al estar dentro de la fémina por fin.

—Joder, William.— jadeó contra el colchón.

—Cuenta.

—Uno.

William sacó su miembro, más que mojado, observando un plano más que excitante. No lo sacó por completo, dejó solo el glande siendo abrazado por las paredes y nuevamente empujó su pelvis de forma lenta, introduciendo nuevamente toda su extensión.

—Dos.— jadeó ___ mientras sentía como una de sus manos atadas, ubicadas en su espalda baja era entrelazada entre los dedos de una de las manos de Afton.

Repitió el lento proceso, sacando su miembro con lentitud, pero ésta vez se introdujo con fuerza, deslizándose con suma facilidad.

Un susurró incoherente salió de la boca del mayor ante las sensaciones, mientras ___ sólo podía respirar agitadamente al sentir el cosquilleo éxtasiante en su sexo.

—Tres.

Ésta vez al realizar la otra embestida parecida a la tercera, tiró la cera en la espalda y manos de la fémina, arrancándole un gemido de dolor y satisfacción.

Al embestir tocó el punto dulce, eso sumado a la quemazón que produjo la cera fue más que gratificante, haciendola temblar por completo.

—Cuatro.— susurró.

Y en la quinta, justo en la quinta embestida, dejó todo su grosor en el interior para inclinarse, apoyando su pecho en la espalda ajena.

Su pesada respiración chocó contra el oído de la fémina.

—Saca la lengua, querida.

___ con el mar de sensaciones al sentir la palpitante carne en ella, obedeció al instante, sintiendo como Afton apagaba la vela en su miembro bucal.

—Buena chica.— halagó para arrojar la vela a un costado.

Los restos de cera invadieron un poco la boca de la jadeante chica, que vió de reojo como William buscaba con su mano, ahora libre, la cuchilla.

Tomó el metal entre sus dedos y otorgando otra embestida lenta y dura, la colocó en el cuello ajeno.

___ tembló al sentir el frío metal en su piel.

—Podria degollarte ahora mismo, ¿debería hacerlo?

___ gimió alto su nombre(mientras su perfil estaba pegado al colchón, permitiendose ver a Afton de reojo)cuando sintió el empuje de caderas ajeno, provocando aquel obsceno sonido debido a la humedad. El golpe iba directo a su punto exacto.

—Pero haré algo mejor.

Afirmó escupiendo la mejilla, para pasar su lengua lentamente, degustando su propia esencia.

Colocó la cuchilla en la espalda alta, justo por debajo de la nuca, y lentamente comenzó a cortar la carne.

El dolor de sentir como su piel se separaba a medida que el mayor grababa sus iniciales.

"W.A", grabados a base de cortes, justo entre los omóplatos.

—¿Sientes el dolor?, ese sublime picor...tan delirante.

___ asintió lentamente, estremeciendose cuando sintió la calidez de la lengua ajena pasar su lengua sobre las líneas que botaban el carmesí líquido.

—Que sangre tan exquisita...¡Qué deleite!— gruñó embistiendo con fuerza.

—William...yo...— balbuceó la muchacha volteando sus ojos.

—____...tú...¿Qué?— cuestionó en el oído.— quiero ver ese lindo rostro.

Salió del interior de la muchacha y la dió media vuelta, para tomarla por el cabello y dejarla de rodillas frente a su gruesa erección.

Tomó entre sus manos su polla, delineando los labios de la chica.

Escupió directo al rostro de ésta, y observando aquel precioso rostro, continuó.

—Quiero que la chupes como si tu vida dependiera de ello.— al cabo de unos segundos rió— Bueno, en realidad así es.

(...)

Próximos días parte 3/3, Con contenido violento y xxx (porno dea)

Gracias por leerme, Axel.

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