Ahora que Jennie pedía más tiempo a solas, Rosé tenía libertad de ir a dónde quisiera, pero ese día lo aprovecharía en ir a la tienda de Jisoo y estar con ella. Pero al ingresar a la tienda, no recibió la tan alegre frase que siempre decía, simplemente la ignoró y siguió desayunando.
_Hola - Rosé caminó a ella, intentó darle un beso pero Jisoo desvío su rostro.
_Estoy comiendo - fue cortante.
_Entiendo - asintió algo incómoda - ¿Puedo recostarme dentro? Caminar hasta aquí cansa.
_Está bien.
_¿No te recuestas conmigo? - pidió con timidez.
_Estoy comiendo.
Rosé notó su extraño comportamiento.
_¿Por qué actúas así?
Jisoo sonrió sin alguna gracia.
_Me sorprende que no lo sepas, debe ser algo común en tí.
_Sería más sencillo solucionar un problema si lo dices - respondió a la defensiva - no soy una adivina, Jisoo.
_No soy tu madre para decirte cada error que cometas - su voz fue dura - no fue algo simple como una pequeña equivocacion para que digas que no lo sabes. Vuelvo a decirlo, debe ser algo común en tí.
Rosé se mostró pensativa, trataba de recordar lo que había hecho. Recordó la noche anterior y las expresiones de Jisoo llegaron a su memoria. Cuando se despidieron Jisoo se veía molesta, minutos antes no había estado así.
_¿Es porque te grité? - preguntó con temor a equivocarse. Jisoo la ignoraba - Jisoo...debes entender que debo hacer respetar a la princesa. Y solo te dí la orden de irnos porque-
_No fue una orden, fuiste violenta.
_Es que debes entenderme que lo que dijo esa mujer me molestó mucho.
_¿Debo soportar ese trato cada vez que te enojas? Porque si es así, no es lo que busco.
_¿Te vas a ir a ese extremo?
Jisoo volvió a mantener silencio. En sus pensamientos solo estaba su madre, recordaba sus frases y sus excusas estúpidas hacia su padre.
"Es que estaba molesto"
"Ese es su humor"
"Él es así"
"No es malo, jamás me a golpeado"
Hasta que llegó ese día, solo tenía doce años cuando vió la golpiza que su madre recibió frente a ella. Nuevamente lo excuso con que estaba estresado, al día siguiente su padre actuaba amoroso y muy arrepentido. Su madre se veía felíz por su cariño.
Pero volvió a suceder, lamentablemente un mal golpe mató a su madre, todo frente a sus ojos. Lo mejor que pudo hacer la reina es llevarlo al calabozo y ahorcarlo al día siguiente frente a todo el pueblo. Sus ojos cristalinos y con su alma rota por la perdida de su madre, veía con remordimiento a su padre ir muriendo.
Ella no pondría excusas a nada, porque eso es como regar a una planta, va creciendo con el tiempo.
_Jisoo, está bien, lo siento, me equivoqué, pero debes entender que-
_Una disculpa excusandote - interrumpió - no es una disculpa sincera. Solo lo haces para sentirte mejor - seguía sin dirigirle la mirada.
_¿Entonces qué quieres que haga? - preguntó con frustración.
_Que te disculpes por tratarme así - la observó sobre su hombro - que te disculpes sin alguna excusa y aceptes realmente que te equivocaste y que no lo volverás a hacer.
"Lo siento por golpearte, hija. Pero es que estaba estresado, entiéndeme, la economía ahora no está bien y tengo mucho trabajo que pierdo la paciencia muy rápido"
"Lo siento por herirte, pero..."
"Perdón por gritarte, pero..."
"No quise hacerlo, pero..."
_Lo siento...- pronunció Rosé - me equivoqué - asentía - realmente no debí actuar ni gritarte así. Ahora que recuerdo cómo te grité, estoy segura que te hice sentir menos, ¿Verdad? - Jisoo desvío la mirada, entristecida - Jisoo - se inclinó a ella, realmente se veía arrepentida. Sí había visto el enojo de Jisoo, pero no se había detenido realmente en pensar lo que ella habrá sentido hasta ahora - perdóname, por favor.
_Soy a ser sincera - pronunció por lo bajo - pasé por muchas cosas...y tú realmente me gustas. Yo puedo perdonar esto hoy, y lo haré, pero créeme...si vuelve a pasar, por más que me gustes, soy capaz de alejarme y hacer como si no existieras. Y si esto te parece extremista, entonces no somos la indicada.
Jisoo estaba lista para recibir una negativa por parte de Rosé, pero ella simplemente sonrió.
_No tengas miedo de pedir que no te lastimen.
Jisoo fue abrazada suavemente, la pelinegra no esperaba ese trato, pensaba que se iba a enojar e irse, como siempre había sido.
_Gracias por perdonarme - pronunció Rosé de manera sincera - y ofrecerte una disculpa no basta, te lo recompensaré - se separó, mostrando una sonrisa - tengo toda una semana libre, puedo quedarme aquí y ayudarte.
_¿Una semana? - Rosé asintió - ¿Y la princesa?
_Acaba de salir de viaje con la dama Lisa.
***
_¿Ya llegamos? - preguntó Lisa.
_Aún no - respondió Jennie, estaban dentro del carruaje real.
_Me aburro. ¿Cuánto tiempo pasó?
_El sol ya salió por completo, debe haber pasado como dos horas.
_Debe existir un aparato que te diga la hora, yo lo pondría en la muñeca - se recostaba con aburrimiento.
_¿Por qué en la muñeca?
_Solo levantarías la mano y ya - Jennie sonrió ante su idea tan elocuente - ¿No te cansa estar sentada así?
_Es como una princesa debe sentarse, espalda recta y piernas juntas. Es lo ideal para notar la educación de- Lisa la jaló directo a ella, haciendo que se recueste sobre su hombro.
_Así es más cómodo - Jennie rió levemente, pero se quedó recostada en ella y la abrazó de la cintura - ¿Creés que Pan esté bien? Fue difícil hacer que confíe en la cocinera. ¿Y si se les olvida?
_Tranquila, lo cuidarán perfectamente.
_¿Cómo estás tan segura?
_Porque yo misma mandé a que limpien los canastos donde irán sus cabezas si le llego a encontrar un solo rasguñó a Pan.
En el palacio, Pan caminaba con la frente en alta y con total confianza frente a los sirvientes y soldados que se inclinaban ante él. La mayoría caminaba detrás con preocupación, nerviosos en todo lo que hacía. Las miradas fueron a él cuando saltó en el trono principal de rey y giró ante ellos, su sonrisa de maldad aparecía tan lentamente que generó temor en los sirvientes.
_¿Se está riendo? - susurró uno de los sirvientes al ver a Pan chillar con la mirada al techo - esa rata no es normal.
***
Lisa bajó del carruaje, ni siquiera le importó saludar a los pueblerinos quienes se inclinaron ante ellas al verlas llegar. Jennie notó curiosa a Lisa caminar a pasos rápidos en medio de la calle, buscaba algo con desesperación.
Lisa aumentó sus pasos, comenzando a correr, se hizo paso entre muchas personas, quería llegar a su antigüo hogar. No sabía si estaba ya habitado, no sabía si estaba abandonado, solo deseaba volver a ver su hogar, aquél lugar que guardaba los borroso recuerdos.
Giró en la siguiente calle y sus pasos fueron frenando, su respiración era agitada y sus ojos comenzaron a cristalizarse, su hogar estaba polvoriento, maderas desgastadas y la hierva al rededor había crecido mucho.
Corrió hacia la puerta, fue quitando las tablas clavadas a ella, los tiraba con enojo, y al haber pasado tantos años, eran fáciles de quitar. Abrió la puerta y sus sentimientos la abordaron, todo estaba como ella lo recordaba.
Observó a sus pies la muñeca que sus padres le habían hecho, se inclinó a recogerlo y al observarlo más de cerca, la primera lágrima resbaló por su mejilla.
Caminó a pasos lentos, observando con nostalgia cada detalle. La cocina de mamá estaba allí, echa de solo adobe y piedra. La rueda de cocer de su padre, a la espera de terminar aquel pequeño vestido rosa que descansaba a un lado en su silla.
Giró su rostro a su habitación, la puerta estaba abierta. Ingresó lentamente, los recuerdos de su madre contándole cuentos llegó a ella al ver su cama. Los juguetes de madera estaban en su caja, cubiertos de polvo. Cada juguete lo había hecho su padre con sus propias manos. La sonrisa de su padre terminando de darle los últimos detalles a los juguetes, regresó a su memoria y una sonrisa triste se reflejó en sus labios. Había olvidado esa sonrisa, ahora puede mantener el recuerdo un poco más.
Se sentó sobre su cama y suspiró, apoyó sus codos en sus rodillas y veía la muñeca. Sus lágrimas no dejaban de caer. Había sospechado que sus padres se había ido del reino, pero muy en el fondo tenía la esperanza de que ellos seguirían allí. Pero era muy tonto, ¿Por qué la dejarían en un lugar donde podría volver con tan solo un viaje? ¿Seguramente la dejaron en ese pueblo al creer que estando los reyes cerca la cuidarían?
_Que idiotez...- murmuró, nada tenía sentido.
Un brillo se asomó en el borde del vestido de la muñeca. Sin mostrar algún interés, simplemente buscó en el borde del cuello y sacó una cadena. Siguió tirando y notó que era un collar dorado, era de un escudo. Su gesto fue cambiando a confusión al reconocer ese escudo, era del reino. Leyó las pequeñas letras y se mostró más confundida.
"Consejera real: L.K"
_¿L.K? - pronunció para sí misma - no conozco a nadie con esas iniciales...
Se preguntaba de quién era ese collar, parecía ser de oro y su familia no tenía los recursos para tener algo tan caro.
_¿Aquí vivías? - levantó la mirada, Jennie la veía con empatía al notar sus lágrimas. Lisa asintió y decidió guardar el collar en su bolsillo - me pregunto porqué mi padre prohibió habitar esta casa - se sentó a su lado - pero en cierta parte es bueno, ¿No crees?
_¿Por qué?
_Puedes volver a tenerlo, cuando nos casemos puedo romper esa prohibición y que esta casa vuelva a ser tuya.
_No sé si quiera tenerlo...- su voz era apagada - solo me trae tristes recuerdos...
_Si algún día lo deseas...- tomó su mano - esta casa será tuya.
Lisa sonrió levemente al recibir un beso en mejilla. Su sonrisa creció al recibir más besos.
_Jennie - comenzaba a reír.
_Quiero besarte - la castaña sonreía - déjate querer.
Lisa rió cuando Jennie la hizo acostarse, sus labios besaban su mejilla, su mandíbula, sonriendo al posar sus labios en la piel de su cuello.
_No sabes consolar, ¿Verdad?
_No - Jennie acercó su rostro a ella - ¿Pero esto ayuda?
_Mucho - ambas sonrieron.
***
El trabajo físico era algo nuevo para Moonbyul, pero el haber recibido un fuerte y agresivo entrenamiento desde niña, lo hacía más fácil. El peso de eso costales no era casi nada a comparación de pelear casi las veinticuatro horas sin algo de comida y agua.
Al menos allí tenía horarios para comer y solo trabajaba en las mañanas, en las tardes iría junto a Iu a trabajar el campo para nuevas cosechas por el cambio de clima.
Ese era su segundo día y aunque extrañara su privacidad en su habitación, tener de compañera a Iu era muy agradable. Ahora la esperaba en la casa, estaba tan concentrada en girar aquel huevo del sartén para que no se rompa.
_¡Lo hice! - Iu ingresó con alegría - ¡Cancelé mi boda! ¡Ya no me voy a casar con ese idiota! - corrió a Moonbyul y se lanzó a ella. Iu la abrazó con euforia, riendo, se sentó sobre ella, tomó sus mejillas mientras sacudía su rostro por la emoción y acercó su cara a ella - ¡Todo gracias a tí! ¡Me salvaste! - volvió a abrazarla.
El rostro de Moonbyul se volvía cada vez más rojo, ni sabía cómo reaccionar. No recordaba un abrazo así en su vida, es más, parece que el único abrazo que recibió fue el que Solar le correspondió cuando se despidieron.
_Eh...- tragó nerviosa - de nada - intentaba alejarla con timidez - señorita, creo que esto es muy...comprometedor.
_¿Por qué lo dices? - volvió a sentarse encima.
_Porque...puedo verle la pierna...- comentó sonrojada.
Iu abrió los ojos con sorpresa y al bajar la mirada, su pierna, de la rodilla para abajo, estaba visible para la princesa, cuando ni siquiera eran nada.
_¡Lo siento! - se levantó de inmediato, su rostro se llenó de rojo por la vergüenza. Pensará que es una ofrecida - ¡No quise...yo! - Moonbyul se ponía de pie, trataba de no verla - ¡Ah! - corrió a su habitación y se encerró.
No importa que igualmente Moonbyul entraría a la habitación para dormir, aquello había sido muy revelador y necesitaba hundirse en la vergüenza un momento hasta que la princesa lo olvide. Moonbyul suspiró nerviosa, ¿Por qué hacía tanto calor?
_¡Huele a quemado! - avisó Iu desde el cuarto.
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