The Brother Complex {Kagehina...

By eridayishere

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Tobio era aún un niño cuando experimentó su primer amor. Shoyo era tan hermoso, tan maravilloso. Pero había... More

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¡Epílogo!
¡Side Note!

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By eridayishere

Habían reglas, como todo en la casa de Hinata, tenían reglas.

Bueno, solo dos.
No podían haber muestras de afecto en público y Tobio tenía que esperar las reacciones de Hinata.
Era muy simple y ambas tenían un origen que Kageyama conocía.

Se habían vuelto... ¿Pareja? El cariño era recíproco y tras las confesiones de ambos, eso sería lo normal, pero había algo... Una especie de barrera que los dejaba en ese límite incómodo de un amigo y un novio.

-¿Cuántos novios... O novias has tenido, Hinata?- Preguntó el azabache.
-Solo dos, Akiteru y Ushijima. Aunque salí algunas veces con los hermanos Miya, pero nada más.- Dijo el pelirrojo, ambos trataban de conocerse de manera más romántica.
-¿Y tú?-
-Yo solo he tenido una n-novia... No soy muy romántico que digamos...- Se sentía avergonzado, era normal que Shoyo haya tenido más contacto romántico, por ser mayor y haber vivido en diferentes lugares desde hace casi diez años.

Ambos quedaron en un silencio incómodo, sin saber de qué manera avanzar hacia el otro. Se reconocían el uno al otro como su pareja, pero, ¿Cómo debían ejecutar eso? ¿Qué clase de avanze debería haber entre ellos dos?

Sabiendo que Kageyama era un Alfa dominante, lo tradicional es que él hiciera el primer movimiento, pero ¡Estaba nervioso! ¡Durante catorce años ha estado enamorado de él y de pronto eran pareja! ¡Medio tiempo, medio tiempo!

La mano de Hinata se posó sobre la suya, haciendo leves movimientos circulares sobre sus nudillos.
-Podemos ser pacientes, podemos ser... Lentos.- Le dijo con cierta dulzura en su voz que causó una corriente eléctrica recorrer su espina dorsal.
-S-sí...- El azabache tenía toda la cara sonrojada y sus manos temblaban levemente.

Si, las primeras dos semanas fue extraño, ambos se buscaban inconscientemente pero no sabían como acercarse, pero más pronto que tarde, era tan natural como respirar el uno para el otro, era natural para Kageyama sentarse junto a Shoyo en el sofá y abrazarlo por la cintura, era natural para Hinata besar la frente de Tobio antes de irse con su equipo, era natural para ambos entrelazar sus meñiques sutilmente al salir con Morita.

Lo que definitivamente no era natural para ninguno, fueron las regulares llamadas de Miwa a Hinata.

El pelirrojo no contestaba, inseguro de qué hacer respecto a las llamadas. Tobio tenía los números de sus padres bloqueados, al igual que el número de su hermana, por lo que asumían, había tratado de contactar a Tobio antes. El azabache estaba ansioso, nervioso y asustado. Shoyo no estaba mejor. ¿Qué tal si Miwa venía a llevarse a Kageyama a Miyagi? ¿Qué tal que venía a amenazar a Hinata por ocultar a su hermanito? ¿Qué tal si trataban de separarlos por el extraño contexto en que ambos se reconocieron?

-No contestes.- Dijo Atsumu al ver el teléfono de Shoyo vibrando por cuarta vez entre sus manos.
-P-pero...- Shoyo se empezaba a sentir presionado, tal vez realmente buscaba a su hermano por motivos completamente diferentes a los que asumía él, tal vez estaba siendo un inconveniente para la relación entre hermanos de Miwa y Tobio.
-Pero nada, Shoyo.- Tomó el teléfono entre sus manos y rechazó la llamada que no había sido respondida.
-Ahora no necesitas una distracción. Tú.- Puso su dedo sobre la nariz del pelirrojo antes de continuar.
-Estás en tu mejor momento, no necesitas que algo así se robe tu energía, energía útil en la cancha, ¿Bien?- Dijo el rubio, tratando de motivar al menor.
-Pero Tobio...-
-Kageyama está en un punto clave ¿Sabes cuantos patrocinadores están interesados en él? ¡Apenas va a hacer un año becado en unos meses! Y tú mejor que nadie sabes lo importante que es no defraudar a los patrocinadores, ¿Qué habrías hecho tú sin Kozume?- Declaró el Alfa, apoyando su brazo sobre los hombros de Hinata.

-Relájate un poco, ¿Sí? Si esto tiene solución, ¿Para qué te preocupas? Y si no tiene solución, ¿Para qué te preocupas?- Una suave risa salió de los labios del más bajo.
-Gracias, Tsumu... ¿Puedes, ya sabes, quitar tu brazo?-
-Ah, sí, se me olvidaba.- Lo soltó avergonzado, recibiendo una risilla de parte del menor.

Miwa había regresado a Miyagi, sin saber dónde estaban su hermano y Hinata, realmente se empezaba a preocupar. Sabía en qué equipos jugaban respectivamente, pero, evidentemente, no iban a dar información personal de sus jugadores, así como ella, al no ser personal, no tenía autorización de entrar a sus entrenamientos ni al gimnasio.
Soles quedaba una opción: esperar.

Esperar el momento que fuera un partido de cualquiera de los dos. Solo eso podía hacer ella.

Un mes. Un mes desde que se habían vuelto... Algo.

Un mes y a Tobio le seguía dando vergüenza mirar a los ojos a Hinata por más de unos segundos.

El pelirrojo tampoco era... Atrevido.
Respondía bien a su toque, sin embargo, rara vez lo iniciaba, siendo que antes era el pelirrojo quien demostraba afecto a través de cada poro de su ser.
Tal vez debía esperar más, es decir, ya esperó catorce años, ¿Qué son unos días más?

El azabache regresaba de correr en la mañana de vuelta al departamento, viendo a su pareja preparando la correa de su perro.
-Ya llegué.- Dijo seria y tímidamente.
-Mhm. Nosotros ya nos vamos.- Shoyo caminó al lado de Tobio. Fueron necesarios unos segundos de distracción en el menor, cuando recibió un beso superficial de parte de Shoyo.

Duró poco, unos dos segundos. Dos segundos bastaron para que ambos sintieran su mundo tambalearse.

-Ah.- Dijo el menor. El Omega puso su mano sobre sus propios labios al separarse.
-¡Ah!- Respondió él. Ambos sintieron la temperatura de sus rostros subir.

-¡Y-ya nos tenemos que ir, ¿Verdad, Morita?! ¡Ad-adiós, Tobio!- Se apresuró el pelirrojo a excusarse y salir del departamento a zancadas, junto a su mascota que estaba feliz de la actividad de parte del Omega.
-¡Adi-adiós!- Respondió en un grito ahogado cuando el mayor ya había desaparecido por la puerta. Se dejó caer al suelo mientras su cara seguía roja y trataba de procesar la situación.

¡Su primer beso con el mayor había durado dos segundos en una mañana cualquiera, sin nada romántico de por medio! 

Para cuando ambos volvieron a mirarse, era ya de noche. Cuando Hinata volvió de su paseo con Morita, Kageyama ya se había ido al gimnasio, y cuando Kageyama regresó, ahora era Hinata quien se había ido, estando solamente el perro dormido boca arriba en la cama del azabache.

Apenas la mirada de Tobio se cruzó con la mirada ambárica de Shoyo, sus rostros explotaron en rojo.

-¡H-hola, T-Tobio!- Dijo el mayor, con evidentes nervios y vergüenza en su hablar.
-H-hola...- Respondió el dominante, escondiendo su rostro detrás de sus manos mientras Shoyo se deshacía de sus zapatos.
-¿Cómo te fue h-hoy?- Quiso ignorar la vergüenza de sus propias acciones de la mañana con una plática casual.
-B-bien, como siempre... ¿Y-y a tí?- Respondió sencillamente.
-Lo mismo...- La vergüenza se apoderaba de ambos en ese momento, escondiéndolos en un silencio sepulcral.

-¡T-tobio!-
-¡S-sí!-
-¡Perdón por lo de la mañana!- Se inclinó en una reverencia de noventa grados casi perfecta. Nuevamente el silencio reinó en el departamento.

-N-no te tienes que disculpar por n-nada...- Dijo el menor.
-¿No te puse... Incómodo?- Externó su verdadera preocupación.
-Algo... ¡P-pero no por algo malo! Es solo... Me dió... Pena...- Dijo aún más avergonzado el dominante. No parecía un Alfa dominante, parecía un niño confesándose a su primer amor. ¿Bueno, eso era?

-Es-es que... Lo imaginaba... Más romántico...- Confesó nuevamente el más alto, Shoyo sonrió y se dirigió a Tobio, aún sintiendo cada nervio de su cuerpo temblando, se animó a posar su mano sobre la mejilla del menor.
-Lo podemos repetir... S-si tu quieres....- Dijo el más bajo.

Kageyama sintió su alma salir de su cuerpo, dar una vuelta a la cuadra y volver en cuestión de segundos, antes de asentir repetidamente, recibiendo una risilla del Omega.

Hinata tomó sutilmente la mandíbula del Alfa y lo dirigió a sus labios, siendo un toque superficial que duró más que el anterior. En cuanto el pelirrojo iba a separar sus labios de los ajenos, Tobio pasó su mano entre el pelo del pelirrojo, enredando sus dedos entre sus hebras y profundizando el beso un poco más.

Una vez se separaron, se envolvieron en un silencio profundo nuevamente, hasta que el mayor habló.
-¿No que no eras romántico?- El azabache se tapó la cara con ambas manos por la vergüenza mientras Shoyo reía superficialmente de la reacción del menor.

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