Harry apretó los ojos con fuerza mientras yacía sentado en el suelo de la ducha y el agua caía sobre él. Pasó las manos por su rostro un tanto desesperado y se dejó caer contra la pared, respirando agitadamente. Sus músculos estaban tensos. Dejó que sus antebrazos descansaran sobre sus rodillas. Su pecho subía y bajaba con fuerza. Estaba pasando otra vez. Estaba sufriendo un cuadro ansioso.
<<Solo respira, maldita sea>>
Llevaba quince minutos en la ducha tratando de tranquilizarse. La noche anterior había soñado con Jesse, más específicamente, con el día de su muerte. Hace mucho que no le pasaba. En otro intento por nivelar su respiración, trató de concentrarse en las gotas de agua fría que golpeaban su rostro. Podía sentir como pequeños canales de agua se formaban en su frente y mejillas para conectarse entre sí y caer escurridizas por su nariz y mandíbula. Luego empezó a contar despacio cuantas gotas caían de su labio inferior. Poco a poco sintió como su cuerpo empezó a relajarse bajo el agua. Estiró las piernas y se inclinó hacia adelante, dejando que las gotas ahora golpearan su nuca.
Harry permaneció sentado en su lugar unos minutos más y cuando sintió la presión en su pecho desvanecerse casi por completo, se puso de pie. Pasó las manos por su cabello, tirando de él hacia atrás y cerro la ducha. Amarró una toalla alrededor de su cintura y vio su reflejo en el gran espejo frente a él. Algunas gotas aún caían por su definido cuerpo. Sus ojos fueron a parar sobre el tatuaje de un corazón humano que tenía en el brazo izquierdo y un veloz recuerdo cruzo su mente.
[10 años atrás]
—¡Esos hijos de puta no pueden con nosotros!
Las puertas se abrieron de golpe dejando ver a Steven Gallagher con un fajo de billetes en la mano y un cigarrillo entre los labios. Jesse Styles ingresó junto a él mientras reía por lo bajo. Los muchachos que se encontraban en la habitación voltearon verlos, incluyendo a Harry, quien yacía sentado sobre un sillón de cuero reclinable y recibía un tatuaje.
—¿Qué pasó?—Harry les preguntó mientras se enderezaba sobre su asiento. La persona que lo tatuaba se apartó un momento.
—Oh... Voy a decirte lo que pasó—Steven dijo mientras dejaba caer con fuerza el dinero sobre la mesa de centro. Todos los miraron expectantes—Nos encontramos a Daniel y sus estúpidos amigos en la licorería...—les dejó saber.
Jesse se sentó sobre el brazo de uno de los muebles y esperó a que mejor amigo continuase.
—Nos estaban dando problemas, así que decidimos solucionar las cosas como mejor sabemos hacerlo—Steven les contó. Los muchachos a su alrededor de inmediato comprendieron hacia donde iba y algunos dejaron escapar una risilla—¡Jesse les partió el culo, no estuvieron ni cerca! —gritó eufórico.
Todos en la habitación celebraron y se pusieron de pie para acercarse a Jesse. Harry observó la escena y, con una media sonrisa, volvió a acomodarse sobre su asiento para que la persona junto a él continuase con su tatuaje.
Una vez más, Jesse había ganado una carrera clandestina. Su hermano mayor obtuvo el respeto de muchos en muy poco tiempo al ser uno de los mejores conductores ilegales en el centro de la ciudad de Londres. Pero lo que había empezado como un juego, poco a poco dejaba de serlo. Jesse ahora movía grandes sumas de dinero y más de uno tenía problemas con ello. Por más de que el muchacho ganase las carreras limpiamente, sus rivales no siempre estaban dispuestos a pagar la ridícula suma de dinero que en inicio prometían. Es ahí cuando venían los problemas y los amigos de Jesse intervenían. En un inicio, eran solo peleas callejeras y amenazas tontas, pero luego empezaron a ser encuentros más violentos y tiroteos que salían en los periódicos locales.
Jesse aseguraba tener en claro que tan pronto como las cosas se salieran de control, daría un paso al costado, al menos así se lo había prometido a Harry. Pero ese momento aún no había llegado. Mientras, disfrutaba del dinero que ganaba y su hermano menor lo acompañaba cada tanto en sus aventuras.
—Listo—el moreno junto a él le dijo mientras alzaba la pistola de tinta y pasaba un pañuelo húmedo sobre su nuevo tatuaje para limpiar los residuos.
—Gracias Sal, se ve increíble—el castaño le dijo mientras bebía lo que quedaba de su lata de cerveza y observaba detenidamente su brazo. Sal solo asintió en respuesta, era un hombre de pocas palabras.
El castaño analizó cada trazo de su nuevo tatuaje. Se trataba de un corazón humano. Tenía una reciente fascinación con poner tinta sobre su piel, así que Jesse ofreció regalarle aquel tatuaje por su cumpleaños número 18.
—Bueno, me largo a casa—dijo el moreno mientras empezaba a recoger sus cosas. Harry se fijó en la hora que marcaba un viejo reloj digital sobre la pared frente a él y perezosamente se puso de pie.
—Nos vemos—le dijo el castaño mientras depositaba un par de palmadas sobre su hombro antes de caminar en dirección al pasillo.
De repente se detuvo en el marco de la sala y miro alrededor buscando a alguien.
—¿Han visto a Jesse? —les preguntó a los muchachos que yacían ebrios sobre el mueble. Estos se negaron entre balbuceos casi inaudibles.
Harry enarcó una ceja al notar el estado en el que algunos se encontraban y continuó su camino a través del corredor. Las luces estaban apagadas en casi toda la casa, a excepción de la sala de donde provenía y la cocina. Harry miró de reojo en algunas habitaciones que tenían las puertas entreabiertas, pero al no ver a nadie, se dispuso a dar media vuelta y salir de ahí para ir casa.
Una risa proveniente de una de las habitaciones lo detuvo en su lugar e hizo que volteara en dirección a la última puerta situada en el lado izquierdo del pasillo. Harry escuchó murmullos y entonces camino despacio hacia ella. Las voces provenientes de aquel cuarto se hicieron más audibles mientras se acercaba. Al llegar junto a la puerta se detuvo y al darse cuenta de que esta no estaba del todo cerrada, la empujo despacio. A través de la delgada apertura ahora pudo divisar a Steven, quien yacía sentado sobre una cama, reclinado contra el respaldar con los ojos cerrados. Harry empujó la puerta un poco más y divisó a Jesse, de espaldas al otro lado de la habitación, sentado sobre una butaca y con la cabeza gacha. Estaban a oscuras en aquella habitación, pero la luz de la luna ingresaba por la gran ventana, iluminando el espacio. Harry los miró extrañados y de repente escuchó la inhalación fuerte de Jesse. Su hermano mayor tiró la cabeza para atrás y removió su nariz mientras se pasaba una mano por la misma.
—Harry...—la voz vacilante de Steven lo sobresaltó. Jesse volteo de inmediato—¿Qué haces ahí? Pasa...—le dijo, totalmente despreocupado y cruzado de brazos.
Harry empujó un poco más la puerta, dejándose ver por completo.
—Te estaba buscando...—se dirigió hacia su hermano mayor—Me voy a casa—le dijo. Jesse y él se miraron a los ojos por un momento. Su hermano mayor asintió despacio, notablemente preocupado por lo que Harry acababa de ver. Al no obtener respuesta alguna, Harry se dispuso a cerrar la puerta para salir de ahí.
En ese momento, Jesse se puso de pie y salió tras él.
—Hey...—lo llamó con voz baja. Harry perezosamente detuvo su andar y volteó a verlo— ¿Cuánto tiempo llevabas ahí?—preguntó, tratando de parecer calmado.
Harry lo miró y enarcó una ceja, sin dar respuesta.
—Escucha, lo que viste... No es nada, solo he estado bajo mucho estrés últimamente—trató de explicar. Sus pupilas notablemente dilatadas por la cocaína. Harry se cruzó de brazos, analizando el estado de su hermano.
¿Era esa su primera línea de la noche?
—Si lo entiendes, ¿verdad? —Jesse le preguntó. Harry continuaba sin decir nada—No es tan malo como parece—agregó, un poco más relajado—Vamos, di algo...—animó al percatarse del inexpresivo semblante de su hermano.
—No lo entenderá, Jesse—Steven apareció detrás de la puerta de la habitación, con un cigarro entre los labios. Los ojos de Harry fueron a parar sobre él, con una mirada aún más dura—Harry sigue siendo un niño—agregó burlonamente y procedió a tratar de encender su cigarro.
—Sí, uno que va a partirte la cara—Harry contestó con enojo mientras se acercaba a él. Steven, levantó la cabeza y entrecerró los ojos.
—Hazlo—lo retó mientras quitaba el cigarro de sus labios. Jesse los observó desde un lado.
Harry no tardó en tomarlo por el cuello y estrellar su cuerpo contra la pared más cercana con fuerza. No sería la primera vez que ambos se enfrentaban. Steven y él no habían tenido la mejor relación en los últimos meses. Consideraba a Harry como un estorbo cada que quería divertirse con su mejor amigo, pues Jesse se abstenía a sobrepasar los límites cuando estaban juntos.
—Hijo de...—el rubio gruñó entre dientes mientras trataba de liberarse del agarre de Harry, quien para su sorpresa, era mucho más fuerte.
—Steven, es suficiente—Jesse tranquilamente intervino. Luego miró a su hermano e hizo un gesto con la cabeza para que lo soltara.
Steven volteó a verlo y después miró a Harry. Ambos muchachos se fulminaron con la mirada y al cabo de unos segundos, el castaño finalmente lo soltó.
—Déjanos a solas—Jesse duramente pidió. Sonó como una orden.
Steven acomodó su camisa con brusquedad y, tras mirar a Harry por última vez, se dispuso a caminar por el pasillo. Jesse empujó la puerta del cuarto en el que se encontraba previamente e invitó a su hermano a pasar.
—Es un maldito idiota—Harry dijo entre dientes. Jesse cerró la puerta a sus espaldas.
—Lo sé—dijo y se sentó sobre la butaca donde anteriormente estaba.
Jesse miró a su hermano y lo invitó a sentarse en la butaca junto a él. Harry lo hizo y se percató que sobre la pequeña mesa frente a ellos había restos de polvo blanco y una línea intacta de cocaína.
—Eres mi hermano, Harry—le dijo. Cogió un cigarro que yacía sobre la mesa y lo coloco entre sus labios—No voy a ocultarte nada—agregó.
Harry lo miró fijamente y luego a la mesa.
—¿Desde cuándo...—su hermano menor quiso preguntar.
—Algunos meses—contestó con simpleza, refiriéndose a su consumo de la droga—No lo hago seguido—aclaró mientras colocaba una mano alrededor de su encendedor para proteger la llama de fuego que nacía.
Harry asintió despacio. Se inclinó ligeramente hacia adelante para apoyar los brazos sobre sus piernas con las manos entrelazadas.
—Tarde o temprano lo harás también—le dijo. Harry de inmediato volteo a verlo, confundido. Jesse inhaló de su cigarro y se acomodó mejor para mirar a su hermano— Solo quiero que cuando pase, sepas parar—dijo con seriedad.
Harry entreabrió los labios, pero no dijo nada. Llevo los ojos nuevamente hacia la línea frente a él y de regreso hacia su hermano.
—Y si vas a hacerlo, asegúrate de que yo esté ahí—le dijo. El ceño caído de Harry se atenuó para abrir los ojos con sorpresa frente a ello—Al menos la primera vez—agregó y exhaló el humo de su cigarro por la boca con los ojos puestos en la línea frente a ellos.
Harry pareció ir y venir por un momento. Miró a su hermano y este lo miró también. Nunca se había drogado con nada que no fuese hierba, pero esto parecía ser una clara invitación para hacerlo. El joven se mostró indeciso, pero de repente estiró una mano para tomar la pequeña pajilla de papel que descansaba sobre la mesa.
—No tienes que hacerlo—Jesse advirtió e inhaló de su cigarro nuevamente—Solo decía—le aclaró.
Harry se detuvo por un momento y pareció cuestionarse a sí mismo lo que haría a continuación. Jesse lo miró intrigado. Entonces, Harry se inclinó hacia la mesa y con la pajilla de papel, inhalo la línea de cocaína frente a él.
[***]
Los golpes en la puerta lo sacaron abruptamente de sus pensamientos.
—¿Ya casi terminas, Harry? —Chad preguntó del otro lado de la puerta.
—¡Sí, dame un segundo! —contesto el castaño.
Harry miró el reflejo de su tatuaje frente al espejo una vez más antes de recoger su ropa del suelo del baño y abrir la puerta.
***
Gracias por leer! Las amo<3 Pensando seriamente en hacer una maratón navideña... Las cosas se pondrán más intensas de ahora en adelante!