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Su cuerpo estaba nervioso aún porque su mente tampoco terminaba de procesar lo que había sucedido y lo que ella había elegido hacer. Sabía que todo era para mejor, para seguir sanando su mente y corazón, pero de todas formas era doloroso dejar ir tantas cosas.. Las cosas de su pequeña bebe, su angelito. Dolía pero tenía que ser fuerte por ambas.
—¿Todo en orden?—Pregunto Deckard apoyándose en el marco de la puerta del cuarto que en algún momento le había pertenecido a su pequeña niña.—¿Te sientes bien?—Consulto en un tono suave al no haber obtenido una respuesta inmediata por parte de la pelinegra que lucía pensativa.
—Si, es lo mejor. La señora Evans lo dijo, nos hará bien dejar ir.—Murmuro sin mirarlo intentando convencerse de que era verdad.—¿Tú estas bien?—Pregunto, ahora si, mirándolo.
Él asintió.—Si, mientras tú estés bien yo lo estaré. Sabes.. en el fondo sabía que esto era necesario para poder seguir avanzando con nuestras vidas sin que duela tanto, esto no quiere decir que la vayamos a olvidar pero hará todo un poco más fácil.
—Si, seguro.. será un proceso.
—¿Vamos? Mamá debe estar esperándonos.—Murmuro suavemente llamando su atención nuevamente. Ella asintió con una sutil sonrisa, tomando su mano para abandonar juntos aquella habitación.
Un nuevo capítulo estaba por comenzar en sus vidas y debían estar preparados para afrontarlo.
Ver a la madre de Deckard siempre era un placer para la pelinegra porque le tenía un cariño sobrehumano a aquella mujer que siempre la había apoyado y cuidado en todos los momentos de su vida desde que la conocío. Era casi como una madre para Cindy y su vínculo era muy especial, Shaw hasta celos sentía de dicho vínculo.
La ojiverde salió totalmente feliz de aquella prisión después de charlar durante un largo rato con su ahora nuevamente suegra. Al salir, se toparon con un hombre que intento hablar con Deckard, pero fue totalmente ignorado por el británico y Cindy ni siquiera se freno a verlo a la cara, solo se subió al auto y cuando Deckard imito su acción, el hombre apoyo una foto de Hattie sobre el parabrisas del auto ganándose la atención de Shaw.
El británico miró la foto y acto seguido, miró a su mujer. La joven asintió, dándole a entender que bajase del auto y escuchara lo que tenía para decir aquel hombre de nombre desconocido.
—Robo un arma.—Informó.—El arma que robo no se parece a ninguna otra, es algo que nunca vimos. Se trata de una enfermedad programable que ataca a cualquier secuencia de ADN y tiene una taza de mortalidad del cien por ciento en setenta y dos horas.
La pelinegra se mantuvo apartada, pero lo suficientemente cerca como para escuchar la conversación. Estaba apoyada en el auto observando como Deckard no dejaba de ver la foto de su hermana, sabía que estaba siendo una información difícil de procesar para él.
—Si el MI6 la encuentra, la tratarán como una traidora, pero si nos ayudan y nos traen el virus, le daremos inmunidad. Tenemos una central aquí en Londres, tendrá todo lo que necesitan para la investigación y aparte, traeremos alguien de los estados unidos para que los ayude en esto.—Informó seriamente.
Ahora tenía sentido el hecho de que Hattie nunca llego a su casa, ni se comunicó con ellos para avisar que no iría a estar con Cindy.
—No necesitamos ayuda.
Aclaró.
—Nos vendrá bien mientras sepa hacer su trabajo, no traigan a un incompetente como lo son todos ustedes.—Murmuro seriamente la ojiverde acercándose a donde estaban ellos.
Deckard la miro, pero no dijo nada.
—Haré unas llamadas.—Aviso al escucharla y se alejo de ellos, dándoles privacidad.
—Sin ayuda.
—Decks, a veces es necesario tener un poco de ayuda extra, porque no sabemos a lo que nos vamos a enfrentar.—Intento hacerlo entrar en razón como siempre.—Solo debemos darle una oportunidad, tal vez nos ayude.
Suspiro resignado.—Bien, tal vez tengas un poco de razón.
—Así es, asíque relájate.
—Esta bien..
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Volvimosss ✨️